Una organización que recurre al secuestro de mujeres bellas para el comercio sexual.
Relato
Una organización que recurre al secuestro de mujeres bellas para el comercio sexual.
Eran las 2 de la tarde de un jueves. Caminaba en las cercanias de la estacion del metro en busca de un taxi que me llevara de regreso a casa, ubicada en la calle de Alcalá.
Caminaba con elegancia, convencida de que a mis 20 años, con mi figura, resaltada por una diminuta minifalda y una blusa de escote profundo, atraía las miradas de todos los transeúntes. Especialmente de algunos. Un grupo de delincuentes, dedicado a secuestrar jóvenes bellas para obligarlas a participar en orgías, me había seleccionado previamente y me estaba siguiendo.
Estaba en ese amplio boulevard que hay al frente de la estación, cuando dos hombres salieron a mi encuentro y, tras amenazarme con una pistola, en segundos me obligaron a subir a un coche de modelo reciente.
Me amordazaron, me vendaron los ojos y me tiraron al piso del coche. Luego me advirtieron que no intentara nada estúpido porque podía ganarme un tiro y que además tenían ubicada a toda mi familia. Era verdad. Sabían todo de mi. Dónde vivía mi familia y hasta mi mejor amiga.
No me cansaba de repetir que no me fueran a hacer daño, perdi la noción del tiempo. Cuando sali del impacto inicial no supe si llevaba cinco minutos o varias horas dentro de ese coche. Por eso nunca supe que ese mismo día me habían sacado de la ciudad.
Un poco más tarde un ataque de histeria se apoderó de mi. Pataleaba y manoteaba con fuerza. Una bofetada y el poder que da una navaja en la garganta me trajo de nuevo a la realidad. Pronto me inyectaron un sedante que me adormeció. Algunas horas después, desperte en un cuartucho oscuro y encadenada a una cama de hierro que estaba empotrada en el piso.
El lugar era limpio pero estrecho. Ya era de noche. intente llegar hasta la puerta, pero la cadena que tenía en uno de mis pies me lo impidió.
Resignada a soportar mi tragedia me acurruque en un rincón y me dedique a elucubrar por qué me habían secuestrado. No encontre explicación. Lo que ganaba como promotora en una agencia de viajes apenas le daría para unos pocos días vacaciones en el verano próximo. No era entonces por dinero.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de una llave entrando en la cerradura de la puerta. "Ahí tiene su comida", me dijo con insolencia mi guardián. No quise probar bocado por temor a que me drogaran nuevamente.
El frío de la madrugada me obligó a meterme debajo de una manta no muy gruesa. con hambre y frío, me sumi en un sueño profundo que me llevó hasta muy temprano de la mañana del día siguiente. Parecía que estaba en las afueras de la ciudad. No se escuchaba ni un solo carro. Solo el susurro de la brisa y el trinar de algunos pájaros.
La puerta se volvió a abrir y otro hombre, también encapuchado como el primero me dijo que me alistara, que me llevarían de viaje. Me vendaron los ojos y me montaron a otro coche. Viajamos un rato por carretera pavimentada y luego por un camino descubierto hasta detenernos ante una reja y a alguien le gritaron que abriera.
Era una casa campestre de apariencia muy lujosa. Una mujer cincuentona, bien vestida y cubierta con un antifaz me dio como bienvenida una sarta de advertencias. No se te ocurra escapar; estamos muy lejos de la ciudad y los guardias tienen orden de disparar. Además, esta casa está rodeada de mastines italianos de alta peligrosidad. Piensa, además, que de ti depende el bienestar de tu familia.
Reaccione con docilidad y sin mediar palabra me deje conducir hacia el interior de la casa. A cada paso me sorprendía más y más con la belleza y los lujos de la mansión. Parecía un resort de cinco estrellas, como los que promocionaba en la agencia de viajes a través de los catálogos. La decoración era muy moderna, las habitaciones muy amplias y lujosas, tenía una piscina ovalada a la que caía una pequeña cascada, unos jardines preciosos y muy bien cuidados.
En el primer piso y sentada en una poltrona de cuero negro, Espere a ver que nueva sorpresa me deparaba el día. En eso bajaron del segundo piso un hombre y otra mujer que escondían también su identidad detrás de un antifaz. Era gente muy bien vestida, elegante y bien hablada. Me dijeron que antes de hacer cualquier pregunta lo mejor era que tomara una ducha y desayunara.
Me duche y cambie mi minifalda por un vestido de dos piezas en raso color marfil, que me habían ordenado que me pusiera. Al salir, la mujer del antifaz, no mayor de 40 años, me llevó hasta el comedor donde habían servido un desayuno espléndido.
El hambre me obligó a comer. Luego, aprovechando que sólo me vigilaba la mujer, tímidamente le pregunte por qué estaba allí. Con los modales propios de una dama de alcurnia me dijo que no me preocupara, que si colaboraba, muy pronto estaría de nuevo en casa.
"Muy sencillo. Debido a tu belleza fuiste escogida para participar de unas fiestas que tenemos programadas para personas muy destacadas de aquí y del exterior. Tú serás dama de compañía y por ello serás recompensada". Intente hacer una nueva pregunta, pero la mujer me paró en seco. "No más preguntas. Limítate a seguir las instrucciones".
La primera instrucción consistió en conocer mi cuarto. Era una habitación de lujo, ubicada en el segundo piso de la mansión. Tenía su propio baño, con jacuzzi incluido; una cama doble, tocador de madera, televisor, equipo de sonido, videocasetera, nevera con licores y bebidas... y grandes espejos que se activaban eléctricamente. En un "walking closet" descubri muchos vestidos nuevos de mi talla, zapatos y ropa interior nuevos que estaban ahí para mi. Luego abri un cofre que contenía una variedad de bisutería fina y de buen diseño que tendría que lucir para los invitados, según la ocasión.
Quería hacer muchas preguntas sobre las extrañas fiestas a las que debería asistir, pero la advertencia de la cuarentona, los guardas armados y los perros que rodeaban la casa, me recordaron que mejor era seguir las instrucciones.
Después de un refinado almuerzo, la mujer me condujo a una sala privada de la casa y me presentó a Alex, un hombre de rasgos y ademanes femeninos, que en adelante sería el encargado de manejar mi apariencia y enseñarme lo básico del modelaje y del glamour, como preparación previa a las fiestas anunciadas. Lo primero que me dijo fue: "Hazle caso a esta gente, si quieres salir del infierno que te espera."
Llegó la noche y, con ella, media docena de coches caros último modelo, que se estacionaron al frente de la mansión. ya estaba en la sala, vestida con un traje de chiffon, estampado, de entalle sinuoso, la espalda desnuda y con un maquillaje perfecto. Me acompañaban otras cinco muchachas de mi misma edad y que como yo habían recibido esta última instrucción: "Complazcan en todo a los visitantes".
Al principio me tocó lidiar inicialmente con un extranjero que hablaba muy mal el español. Era alemán. Luego aparecieron los meseros ofreciendo una variedad de finos licores, cócteles y entremeses.
Al son de música disco, de los primeros tragos y dosis de éxtasis, los visitantes comenzaron a besar y acariciar a sus bellas acompañantes. El alemán me tapó los ojos con una venda negra y me obligó a situarme como a dos metros de distancia, inclinada sobre el espaldar de un gran sillón de cuero, sin bragas, con la falda subida sobre la espalda y las piernas bien separadas. Mis nalgas y mi concha quedaron expuestas en todo su esplendor. Se acercó por detrás y con una larga espátula de madera me pegó en las nalgas y en los muslos. Cuando me quejaba, se acercaba y me acariciaba mi concha y mi culo con la lengua. Luego me volteó y me puso de rodillas frente a él y me obligó a que le chupara la pija que ya empezaba a gotear semen. Enseguida me colocó un collar de perra en el cuello y con la cadena que halaba de él me condujo a una de las habitaciones. Al llegar a la cama, me hizo inclinar y apoyar mis manos sobre el colchón, separó mis nalgas, y me metió su polla por el ano sin contemplación alguna. Era la primera vez que me enculaban. Gritóe de dolor. Mis nalgas se movían. El alemán quería que me doliera así que me sacaba y clavaba la polla con fuerza, sin miramientos. Me sacó la polla del culo y me hizo acostarme en la cama boca arriba. Me desvistió y quitó la venda. El alemán me chupaba los pechos y me lamía los muslos. Llegó luego a mi sexo, me abrió las piernas y metió su lengua en mi conchita. Tomó su verga dura y erecta con una mano, me separo aún más las piernas y clavo su verga entera hasta el fondo de mi concha que ya estaba toda mojada. El alemán se movía hacia delante y hacia atrás dentro de mi. yo gritaba, ahora un placer total me invadía, le pedía que me cogiera fuerte, mas fuerte y duro, hasta que un orgasmo nos alcanzó a los dos. Nos tomamos un trago y después de un breve descanso, el alemán me bajó al primer piso, desnuda y atada al collar. Me entregó a sus compañeros de juerga que me contemplaban en toda mi bella desnudez. Los hombres se acercaron y me sometieron a sus deseos y me intercambiaron con otros hombres y mujeres del grupo. A la madrugada, los visitantes abandonaron presurosamente el lugar. yo y las demás mujeres nos fuimos exhaustas y borrachas a nuestras respectivas habitaciones. Había terminado la primera fiesta.
Llegó el sábado. Me desperte como a las diez de la mañana con el firme propósito de escapar. Pero desisti luego de ver por la ventana a los guardas armados acompañados de perros.
Vino el desayuno buffet, pero ni la cuarentona ni las otras muchachas estaban por ahí. Ya en horas de la tarde apareció el hombre del antifaz. "Pórtale igual que anoche y mañana mismo estarás en tu casa ".
Con la oscuridad comenzaron a llegar nuevos coches. Esta vez los visitantes eran sudamericanos de ademanes toscos. Eso fue peor. Todos eran traficantes de drogas, con las manos enjoyadas y con aire de perdona vidas. Al ritmo de salsa, merengue, ríos de licor y sexo duro de toda clase, los sórdidos visitantes emborracharon hasta a los guardas.
En medio de la bacanal, aproveche para hablar con una muchacha de acento andaluz. Me sorprendió saber que ella no había sido secuestrada, sino que ese era su trabajo desde hacía más de un año, cuando la contrataron en una disco.
La andaluza, pasada de copas, Me contó que esas fiestas clandestinas las preparaba una organización muy poderosa, que gana mucho dinero por conseguirles mujeres bonitas a traficantes de drogas y a turistas extranjeros y que, incluso, muchas veces las fiestas se efectuaban en el exterior. "Pagan muy bien, pero cuando hay escasez de mujeres o no quieren gastar ni un euro, las secuestran y las traen a la fuerza", Me dijo la andaluza.
Tal fue el consumo de licor y de drogas que hasta los guardaespaldas de los narcotraficantes también se emborracharon y se durmieron. Me di cuenta de la situación y retome mi idea de escapar de ese cautiverio. La oportunidad parecía estar lista. Los perros estaban enjaulados. No me iba a esperar a averiguar si era cierto que me iban a dejar en libertad o no y por eso emprendi la fuga como a las cuatro de la mañana del domingo.
Sali por entre los coches estacionados frente a la casa y alcance la muralla que la rodeaba. Trepe y salte cayendo en la carretera destapada. La cruze y me interne por un bosque incipiente que me separaba del camino principal. Camine cerca de una hora, siempre escondida entre la maleza, hasta encontrar un autobús que iba para Toledo y al llegar allí tomó un tren que me llevó a casa.
Hacia las diez de la mañana, ya estaba otra vez en la ciudad. Y sin pérdida de tiempo, abandone la capital y busque refugio donde unos parientes que tenía. El resto de mis familiares cercanos se me fueron uniendo después o se desparramaron por el pais. yo y mi familia guardamos silencio. Era mejor tratar de olvidar y no enfrentarnos a los tentáculos de la Organización.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247198 veces
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Comentarios enviados para este relato
Brutal Hards
(26 de January de 2012 a las 01:24) dice:
A mi me parece horrible ke te mantengan cautiva, y te obliguen a complacer gente ojala esto algun dia se termine lucia ramirez
(23 de November de 2011 a las 21:20) dice:
wauuu que lindas fiestas jiji green-19
(22 de November de 2011 a las 04:25) dice:
me gusto katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:28) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF carlosalfredo
(16 de March de 2012 a las 05:43) dice:
excelente relato pero muy detestable lo que la gente hace por dinero
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