Cuando al fin tuve sexo, todo salio mal, y quede lastimada, pero un medico amoros me curo
Relato
Tratamiento Médico
Estaba realmente triste y deprimido o, mejor deprimida. Después de mucho tiempo de buscar había encontrado lo que deseaba, es que en algún momento de mi vida, pasandolos 50, volvió en mi un deseo que había tenido en la adolescencia y luego quedó dormido en un rincón de mí. Comencé entonces a vestirme de mujer, y conectarme por interne mostrándome de ese modo y viendo como los hombres se excitaban y masturbaban por mi. Era una crossdresser de closet. Al fin había conseguido alguien que se veía interesado un hombre, bien mayor, porque yo también soy mayor, que quisiera hacerme sentir mujer, que tuviera un lugar íntimo donde poder encontrarnos y que deseara tener sexo conmigo, aceptando que yo solo asumiera el papel pasivo, ah, y además, algo que también me preocupaba, que quisiera tener sexo seguro, utilizando el preservativo.-
Todo había empezado bien, le había gustado cuando salí de su baño vestida con mis medias, mi mini, mi tanga, mi peluca, y con los labios pintados. Estuvimos abrazándonos y besando, el se fue desnudando, y cuando estuvo por completo sin ropa, me hizo volver loca, verlo desnudo y ese grueso miembro que se estaba poniendo cada vez más durito. No podía creer en mi suerte, y la alegría me colmaba, sin darme cuenta del peligro que se cernía. Lo primero que hizo fue meter su pija en la boca y de tal forma tuve el placer de chuparle la pija a alguien, por primera vez. Me encantaba hacerlo, era mi primera vez, pero estaba muy feliz y trataba de darle el mayor placer posible, y quedé muy, pero muy contenta cuando el me llamo putita, y me dijo que se la estaba chupando muy bien.-
Esto siguió así hasta el momento de la penetración en mi ano. Yo la esperaba ansiosa, el momento de sentir la pija de un hombre prenetrando y cogiéndome como a una mujer, pero… ahí pasó lo terrible. Mi ano, no hubo caso, no pudo adaptarse al tamaño de la gorda pija de mi amante. Yo me lubriqué bien, para facilitar la penetración, para poder sentirme llena de la pija de un hombre, pero no pude. Traté de relajarme lo más posible pero no pude lograr que mi hombre me la pudiera meter, y como contrapartida, comencé a sentir un dolor terrible. Fue horrible, un tremendo fracaso y el momento más horrible que pasé. Al final, mi hombre se cansó, se frustro y, por cierto se enojó. Salí de su departamento, triste, fracasada y terriblemente dolorida.
La total tristeza se tradujo en depresión, sobre todo al comprobar que mi colita estaba totalmente lastimada y me sangraba cada vez que iba al baño. No me quedó más alternativa que ir a un médico especialista, un proctólogo.-
Yo le relate que tenía el ano lastimado, pero, por supuesto, no le dije como me había ocurrido aquello. Él me condujo a la camilla de su consultorio, y me hizo recostar en la misma, pidiendo que me bajara los pantalones. Así lo hice, y él me empezá a revisar, hasta que dijo:
.- mmmmmmmhhhhhhh, esta lastimadura no tiene nada que ver con la función normal de su ano.-
Avergonzado, hice silencio, entonces el agregó:
.- Si piensa seguir haciendo estas cosas va a tener que tener más cuidado, evidentemente intentó albergar más de lo que su ano podía, ¿no es cierto?.-
.- Sí doctor.-
.- Bien, con usted hay que hacer un tratamiento especial, entonces –dijo él.-
De que está hablando este tipo, me pregunté. El fue a un armario y vino con una caja, esta es una crema que usted se va a poner dos veces por día, para curar la herida. Mientras tanto, le voy a hacer un tratamiento para tratar de evitar que le pasen estas cosas.-
.- Si doctor, ya entendía la lección, no tengo que hacer estas cosas, le juro que fue mi primera vez.- le dije yo, casi tratando de justificarme. Sin embargo, el no me hizo caso y luego de darme la crema me dijo, mejor dicho me ordenó:
.- Desnúdese.-
.- Pero, doctor –protesté yo- porque me hace sacar todo, si ya me revisó donde estoy lastimado.-
.- Hágame caso, yo soy su doctor, desnúdese.-
.- Sintiéndome un tanto humillado, lo que me provocaba un lejano cosquillero de gusto, comencé a quitarme la ropa.-
.- No así no –volvió a ser imperativo- párese, no se saque la ropa en la camilla, desnúdese aquí de pie.-
La imperatividad del médico, y el sentirme humillado me impulsaron a cumplir con los requerimientos así que me desnudé por completo. Cuando lo hice, lo primero que hizó el galeno fue decir:
.- Ah, muy bien, estás toda depilada, estás un poco gordita, pero con razón te pasó esto, ¿te encanta jugar a la putita, no es cierto? –yo asentí con la cabeza- Claro y terminas así como estás, a ver, date vuelta –yo le hice caso poniéndome de espaldas a él- ahhhh, ya veo, tenés una cola hecha para satisfacer a los hombres, con razón se te dio por hacer eso, esperaste demasiado, es un buen culito.-
.- Gracias –le dije yo.
.- Bien –habló el médico siempre con tono imperativo- vamos a empezar tu tratamiento, acostate en la camilla, boca abajo y abrí las piernas.-
Yo cumplí con la exigencia del médico. El se colocó al costado de la camilla y comenzó a masajearme las nalgas, de un modo absolutamente sexual. A pesar de la lastimadura y el dolor, me sentí excitada. Luego de esos masajes, que hicieron que sintiera calientes mis nalgas, su dedo comenzó a marcar el circulo de mi ano. Posteriormente el médico se puso crema en uno de sus dedos, el del medio por cierto, el más largo y me la puso en la entrada de mi orificio, tanto donde estaba lastimado, como todo alrededor, y luego fue metiendome ese dedo, hasta tenerlo todo adentro mientras me ponía gran cantidad de la crema que trasmitía calor a la zona, supongo que sirviendo como dilatador. El médico, una vez metido todo su dedo lo removió y yo no pude evitar suspirar.-
.- mmmm, se ve que te gusta, tuve varios casos antes, pero no recuerdo alguno que se comportara tan putita como vos, ¿Por qué te gusta, no es cierto?.-
.- Siii doctor.-
.- Bien, entonces vamos a hacer este tratamiento para dilatarte el ano, vas a tener que venir cada dos semanas, estas dispuesta.-
La utilización del femenino me provocó cosquilleo en el estómago, todavía no me había curado de mi problema anterior, y ya me estaba calentando de nuevo.-
.- Si doctor, voy a venir cuando usted me diga.-
.- Bien, eso es bueno, ahora me vas a tener que decir algo.-
.- ¿Qué doctor?
.- Antes de tener este problema, al amante que te lastimó ¿se la chupaste?.-
.- ¿Y cuando estuviste con él, como estabas vestida?
.- Con ropa de mujer, doctor.-
.- ¿Y el que te dijo de cómo se la chupabas?
.- Me dijo que le gustaba y que se la chupaba bien, a pesar de que era mi primera vez.-
.- Y a vos ¿te gustó chupársela?
.- Si doctor.-
.- ¿Cuánto? Vamos contame no seas tímida, decímelo con todas las letras.-
.- Me encantó chuparle la pija.-
.- ¿Y que decís de este dedo?
.- Que me encanta también.-
.- Bueno, muy bien, ahora vamos a seguir la siguiente parte del tratamiento –dijo mientras me sacaba el dedo- ¿te dolió? –me preguntó.-
.- No doctor, para nada, y me gustó.-
.- Muy bien, y tampoco te ha sangrado la herida, eso es bueno. La próxima etapa del tratamiento será que vas a ir a ese closet que está ahí. Ahí está la ropa de mi enfermera, que hoy no viene. Te las vas a poner y vas a venir aquí y me vas a chupar la pija.-
.- Pero doctor! ¿eso que tiene que ver con mi tratamiento?.-
.- No me discutas, todo lo que te mando es para que te cures, y tenés que estar dispuesta a hacerlo.-
.- Es que no tengo mi peluca, ni mis aros de abrochar.
.- No importa, con que te vistas de enfermera me basta.-
Obediente entré en el closet. No encontré ropa interior femenina, pero sí unas pantymedias blancas que me puse, quedándome bien ajustaditas. Encontré en una caja unos viejos maquillajes, lo suficiente para adornar un poco mi cara, sobre todo pintar mis labios, algo que me encantaba. Luego me coloqúe el vestido de enfermera, no sin dificultad, evidentemente su dueña era mas chica y más delgada, pero al fin me lo puse, también debería ser más baja, porque me quedaba cortito, pero eso me gustaba. Encontré el gorrito y me lo puse, apenas pude agarrarmelo con un brocue a mi escaso pelo masculino, pero lo logre. Finalmente, unos zapatos blancos, también apretados, pero con esfuerzo me pude poner. Tenián taco, de 5 centímetros pero taco al fin. Eso también me gustaba.-
Una vez vestida, salí del closet. Mi médico me esperaba de pie, recostado sobre el escritorio, totalmente desnudo, y con la pija ya dura, ¡estaba divino! Me dieron ganas de correr a abrazarlo y acariciar su cuerpo masculino y velludito, pero me contuve, porque la relación que el me imponía era más de dominación. De todas formas, para mi alegría, me dedicó un piropo.-
.- Ahhh, pero que buena estás, que linda enfermera puta que sos, ¿como te llamás?.-
.- Hola –le dijo yo- soy Mónica.-
.- Bueno Mónica, ahora te toca chuparme bien la pija, vení para aca, y arrodillate ante tu médico.-
.- Lo que pasa es que si me arrodillo voy a ensuciar las medias de su enfermera, doctor, y hasta se pueden romper.-
.- No te hagas problema, le compro nuevas, el uniforme se lo proveo yo.-
Entonces fui delante de él y me puse de rodillas, sin que me pidiera ni me dijera más, tomé con la mano su verga, sintiendo su suavidad, su tibieza, y sus latidos y luego comencé mi tarea. Primero le di besitos, después se la lamí toda, también lamí sus huevos, y finalmente me puse la cabeza en la boca y chupé con verdaderas ganas y pasión. El me fue diciendo que le gustaba y que le gustaba mucho y me ordenaba seguir chupándolo. Continué mi labor, con toda mi dedicación hasta que, sin que me avisara nada, sentí que en mi boca se derramaba un chorro de un líquido espeso y sumamente salado. ¡Estaba acabándome en la boca! No iba a cejar en mi labor, así que seguí chupándola y dejando que su leche masculina (la primera que recibía allí) me llenara la boca, hasta que en un momento tenía demasiada y debía ponerla en algún lado, y entendí que ese lado debía ser mi pancita y se la comencé a beber. Seguí haciéndolo hasta que sentí que su pija se ponía flácida, y dejaba de echarme leche en la boca.-
Cuando terminé mi labor, lo miré a los ojos y ví la aprobación en su rostro. Eso me puso muy contenta, por primera vez desde mi fallida penetración.-
Mi visita terminó. Volvía al closet a cambiarme, me vestí como hombre, cuando salí el también estaba vestido y me dijo cuando tenía que volver, luego me abrió la puerta y yo me despedía, ya saliendo a la sala de espera, donde se habían juntado varias personas, y al despedirme le dije:
.-¡Gracias por todo doctor!
Durante varias semanas, me tocó el tratamiento que consistía siempre en que el médico primero me introdujera dulcemente y satisfactoriamente para mi su dedo con la crema dilatadora para luego vestirme como mujer, el médico me aportaba distinta ropita que le interesaba que me pusiera, salvo las tangas que las llevaba yo, así como la peluca y mis aros. La consulta, simpre terminaba con mi ración de leche salido del pene de mi médico que yo bebía en su homenaje.-
A la cuarta o quinta vez, hubo un pequeño cambio. El médico me puso la crema y el dedo hasta el fondo como siempre, pero luego me metió un instrumento.-
.- Vas a sentir frio al principio, pero después va a pasar.
Este instrumento era, por cierto más grueso que el dedo, pero no tuve dificultad de recibirlo. Una vez que lo tuve metido, me explicó que lo que me estaba poniendo era un instrumento ginecológico que se ponia en la conchita de las mujeres y las dilataba, para explorar dentro. Que en mi caso, iba a ir abriéndolo de a poco, en varias sesiones, para que mi cola se acostumbrara a recibir un tamaño más grueso dentro. El hecho de que mi tratamiento incluyera un instrumento de ginecología me calentó más aun. Ese día creo que se la chupe más apasionadamente que nunca, y recuerdo que lo dejé agitado, respirando con dificultad una vez que acabó, llenándome también como nunca la panza con su leche.-
Con este tratamiento estuvimos un buen tiempo. Por lo menos dos meses más. Yo siempre iba feliz al médico, porque sabía que me iba a hacer chupársela y eso me gustaba.-
Pasado ese tiempo el médico me citó un día sábado. Fue raro, porque entendía que ese día no atendía, y me costó explicarle a mi familia, a quien escondía mi condición de hombre que le gustaba disfrazarse de mujer y que la trataran como tal, el motivo por el cual tenía que ir al médico un día sábado.-
Cuando llegue al edificio toqué el portero eléctrico y quien me atendió fue el mismo médico. Me franquó la entrada y al llegar al consultorio también él mismo me abrió la puerta. Pude constatar que, por supuesto, allí no había nadie, solo mi médico. Me hizo pasar y me alcanzó una bolsa en la que habia cierta ropa femenina, que no se de donde la habría sacado. Me dijo:
.- Quiero que te pongas esto, antes de hacer el tratamiento porque hoy vamos a ir a otro a lugar, al consultorio de ginecología que está vacio.
No entendía porque, pero, ya saben, me gustaba estar con él y hacerle eso que el siempre me pedía, es decir chuparlo hasta que acabara en mi boca.-
Fuimos al otro consultorio y allí me envió al baño para que me vistiera. De mi bolso saqué mi tanga, medias negras con puño de encaje, la peluca y el lapiz labial. Abrí la bolsa y me encontré con un vestidito, que estaba ¡hermoso! Y era de colores muy alegres, me encantó que me dejara esa ropa y además, había un par de zapatos, nuevo, ¡de mi número! Y con tacos altos para mi, de 10 cm.
Me vestí y salí tratando de estar lo más seductora posible, tenía un cosquilleo extraño en el estómago, algún presagio quizá.-
.- Ah, muy bien, -me dijo mi dominante médico- hoy el tratamiento lo vas a hacer como una verdadera mujer en la camilla ginecológica, así que sacate la bombachita y acostate acá –me indicó la camilla con estribos para poner abiertas y elevadas las piernas.-
Me levanté el vestido, dándole un instante para lucir ante el mi tanga, recién comprada.-
.- Que linda –me dijo.-
.- Gracias –le contesté yo y me comencé a basar la tanga. Al inclinarme hacia delante para quitármela, el vino de atrás y me dio un manotón y una linda caricia en el trasero.-
.- Ah, que culo hermoso tenés, este culo debe ser preparado para darle placer a los hombres.-
Y me dedico una suave y hermosa caricia sobre las nalgas, por encima de la tela del vestido. Yo pensaba que ojalá lograra lo que decía, aunque con mi actividad de petera del médico me sentía muy cómoda. Después me indicó que me tenía que acostar en la camilla, en la forma correspondiente, con las piernas sobre el estribo, levantándome el vestido hasta la cintura para permitirle hacerme el tratamiento, inclusive me prohibió sacarme los zapatos encima de los cuales me sentía muy bien.-
Haciéndome inclinar un poco más en la camilla, dejó mi ano al descubierto. La verdad que en ese elemento me sentía muy abierta, además de excitada porque mi médico antes de iniciar su tarea también le dedicó una caricia a mis muslos diciéndome
.- También tenes buenas piernas putita.-
.- Gracias doctor –conteste bien educada.-
Luego empezó con el tratamiento tradicional. Me colocó crema lubricante en el ano, trajo el instrumento ginecológico y me lo introdujo, suavemente en el culito. Luego empezó a hacerlo funcionar dilatándome el ano. Ya no se percibía dificultad que me lo abriera, y me dejó así un rato. Luego de un tiempo me sacó el instrumento,lo dejó sobre un lugar y ¡empezó a desnudarse!. Ahhhh, me encantaba verlo desnudo y me preparé para chuparle con todo mi amor la pija. Intenté bajarme de la camilla, pero me lo prohibió ordenándome que me quedara alli. Completamente desnudo caminó hacía mi, pero no en dirección a mi golosa boquita sino que se fue ubicando entre mis piernas apoyadas en los estribos de la camilla. Su pija estaba bien paradita, y realmente no entendía que estaba haciendo. Vio el interrogante en mi rostro y entonces me dijo:
.- Es el momento de ver la efectividad del tratamiento, como tu médico estoy obligado a ser quien pruebe la elasticidad de tu ano para recibir la pija de un hombre.-
¡Me la quería meter! Apoyó sus manos en mis muslos, hasta la mitad enfundados en las medias, y ¡colocó la punta de su pija en la entrada de mi culito! Con mucha suavidad me la fue metiendo, con tremendo placer fui sintiendo como su pija estiraba mis esfínteres y se introducía profundamente en mi. ¡¡¡¡¡Siiiiiii!!!!! ¡¡¡¡¡¡me estaban cogiendo, al fin!!!!!!
.-ay doctor, me esta cogiendo!
.- Siiii, ¿que te parece?
.- Me gusta, doctor… Muchoooo!!!!, ahhhh, ahhhhh –no podía parar se suspirar al momento se sentir que estaba completamente llena con toda la verga de mi médico.-
.- Ay doctor, pero me esta cogiendo sin protección, no se puede enfermar.- dije, más mimosa que otra forma, me encantaba sentirle la pija desnudo bien, pero bien metida en mi culito
.- No importa, es mi sacrificio de médico –dijo y comenzó a moverse cogiéndome decididamente. Mi culito lo recibía sin dolor, solo sentía placer, más y más placer, sentía las piernas flojas, menos mal que las tenía apoyadas en los estribos. En un momento de súbito amor elevé mis manos y mi complací de acariciar el pecho con vello del hombre que me estaba haciendo mujer al fin, el debe haber tenido el mismo sentimiento porque se inclinó sobre mí y ¡comenzó a besarme en la boca! No lo podía creer, me estaba besando apasionadamente con un hombre, acariciándole femeninamente la nuca, mientras por debajo el metía y sacaba con bastante velocidad ya su pija de mi agradecido ano, toda yo estaba agradecida. Mas lo estube cuando después de un tiempo de tal goce, sentí claramente que la pija dentro mio se engrosaba más, entonces el empujó como un desesperado, haciéndome sentir los testículos a la entrada de mi culito y luego comenzó a sacudirse, al tiempo que yo sentía claramente el líquido cálido que me invadía. Ese fue el momento de mayor placer sexual que recuerdo en ya mis muchos años, aunque no eyaculé. Una vez que acabó por completo, llenándome con su adorada leche, cayo exausto sobre mi cuerpo. Yo lo abracé y acaricie y le di las gracias por el tratamiento, y por haberme cogido tan rico. Recibí, en retribución un besito dulce en mi boca, mientras sentía por debajo que su pene se achicaba y terminó salido de mi. Hubiera deseado que se quedara una o dos horas más adentro, pero claro era imposible. Cuando nos recuperamos, yo me levanté, y al estar parada sobre mis tacos, sentí claramente que un líquido chorreaba de mi agujero y se deslizaba por mis muslos. Me puso contesta sentir su leche en mi.
El se limpió con un tisú y comenzó a vestirse. Yo fui al baño, a hacer pipi, sentada, como corresponde, y luego limpiarme un poco la colita, para vestirme de hombre. Antes de hacerlo el me anunció que se iba, que yo podía salir sola, o ya como hombre solo, así no veía mi fea transformación me dijo. Le contesté que lo entendía. Y entonces el me dijo lo que estaba esperando. Que el tratamiento no había terminado y que debía concurrir a control una vez por mes. Religiosamente cumplo con su orden médica, ya casi no ve nunca como hombre.-
Ese día volvía mi casa contento y feliz, no pude a ocultarle a mi familia eso y cuando me preguntaron que me pasaba tuve que decirles que estaba contento porque el médico me había dicho que el tratamiento me había curado, claro, que igual tenía que seguir yendo a control.-
Un beso a todos, espero les guste mi cuento. Cualquier cosa que me quieran decir, mi mail es monica.ramires@ymail.com
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120862 veces