Trío con mi esposa y Jorge (Continuación)

Aprovechando que se llegaban las fechas de fin de año Luisa le sugirió a nuestro amigo Jorge (el taxista) que nos ayudara a pintar la casa y él nos comentó que no podía porque estaba buscando donde mudarse y casi sin pensarlo Luisa le dijo que mientras nos ayudaba con la pintura se podía quedar en nuestra casa, él sin dudarlo aceptó sabiendo de antemano lo que iba a disfrutar dándole verga a esa chucha grande y rica que tiene mi esposa.

Al día siguiente Jorge llegó con una maleta y lo instalamos en el cuarto de huespedes. Apenas se instaló se puso un pantalón corto y comenzó con la faena de pintar la casa. Luisa fue muy atenta con él hasta el punto que, como ella me comentaría después, cuando pasaba cerca de Jorge sin que yo me diera cuenta le pasaba la mano por arriba del pantalón y le sobaba la verga. Esto mantuvo exitada todo el día a Luisa y a Jorge que ansiaban el momento de gozar el uno del otro. Cuando terminó la faena del día eran casi las 9:00 de la noche.

Desués de darse un baño, Jorge se dirigió a su cuarto. Luisa aprovechó que yo estaba en mi dormitorio viendo la televisión para meter la mano entre la toalla y agarrarle la verga que a pesar del agua fría la tenía bien parada y dura. Luego luisa se agachó y le dió una pequeña mamada dejándolo más arrecho de lo que estaba. Jorge que no quería hacer nada sin mi consentimiento la levantó por los brazos y le dijo que me pidiera permiso luego le metió la mano en el pantalón corto a luisa y pudo comprobar lo arrecha que estaba cuando le deslizó un dedo dentro de la chucha que por cierto la tenía bien mojada. Eso la puso a mil y sin pensarlo le cogió la pinga se bajó el pantalón hasta las rodillas y se enfiló la verga de Jorge justo a la entrada de la chucha. La tenía tan mojada que no tuvo ningún problema en meterselo todo lo que pudo en esa pose. Mientras se la culiaba en el pasillo le dijo al oído que no quería problemas con su marido y que me fuera a pedir permiso, que si se lo daba la haría gozar como nunca.
Luisa entró a nuestro dormitorio bien arrecha y mojada de los jugos de ella y de Jorge y me contó lo que había pasado y me pidió que comprobara lo arrecha que la había puesto Jorge. Le pasé el dedo por su rajita y me di cuenta lo mojada que estaba. Entonces le pregunté si aguantaría culiar con los dos esa noche y ella sin pensarlo respondió que si.

Aproveché para planterle las reglas del juego. Le dije que quería con palabras la descripción de todo lo que Jorge le hacía, también le dije que no quería que se reprimiera en lo absoluto; quería oírla gemir, gritar y pedir verga además le pedí que me llevara al cuarto la chucha abierta y chorreando la leche de ella y la de Jorge. Luisa aceptó todas las condiciones con tal de seguir con la culiada que ya le habían empezado a dar.

Empecé a desnudarla ya que quería que se paseara por el pasillo completamente desnuda. La abrazé de espalda poniendo mi verga dura en su culo y le agarré las tetas dandole pequeños masajes en los pezones con la punta de los dedos y mientras lo hacía le dije al oído que las dos vergas eran para ella esa noche, que la disfrutara y que se comportara como una verdadera puta. Después me aparté un poco de Luisa y la agarré por las nalgas y se las apreté, luego le abrí la puerta del dormitorio y le dí una nalgada y le dije: perra ve a culiar y a tragar verga, gózalo zorra.

Luisa caminó balanceando sus nalgas por todo el pasillo hacia el cuarto de huespedes, entró y cerró la puerta. Inmediatamente caminé y me coloqué fuera del cuarto para escuchar.

Pasaron como cinco minutos y no se escuchaba nada. De pronto comencé a escuchar los gemidos entrecortados de Jorge y al rato la voz de Luisa que le decía: "¿te gusta?", "que verga más rica tienes papi", mmmm que cabeza mas rica tienes. Al rato los gemidos de Jorge cesaron y se escucharon movimientos en la cama.

Yo me metí al baño ya que no quería que Jorge se enterara que yo los escuchaba. Mientras esperaba para ver si la puerta se abría escuché los suspiros de Luisa que poco a poco se convirtieron en gemidos y aproveché para colocarme nuevamente donde estaba.

Esta vez Luisa le decía: "mmmmm que rico mamas", "sigue papi asíiiiiii", chúpame el pirigallo. De nuevo escuche moviemientos en la cama pero esta vez no me moví. Luego escuche como se intensificaban y aceleraban los gemidos de Luisa. Pasó del "mmm" "mmm" "mmm" al "haj" "haj" "haj". Estos gemidos iban acompañados del sonido que emitían las nalgas de Luisa al soportar las embestidas que Jorge le estaba dando.Me imaginé que la tenían en cuatro metiendole la verga y que los golpes de nalga que escuchaba eran los cojones de Jorge cuando chocaban con las nalgas y el pirigallo de mi esposa.

No pude resistir las ganas de sacarme la verga del pantalón y menearmela mientras escuchaba como Jorge se culeaba a mi esposa.

Mientras me masturbaba Luisa comenzó a describir lo que le hacían. Decía: "que verga más rica tienes" "dame, dame" "asiiii" "rómpeme la chucha a vergaso papi" "méteme los huevos papi" "qué rico culeas" " que vergota mas grante tienes papi" "agarrame las nalgas y dame duro papi" "dame duro" "más más" "asiii" "dame pinga" y después de un rato de estar prácticamente gritando y pidiendo pinga ella comenzó a gritar: "hay papi me corro" " no pares" "sigue así papi" "que rica leche" "tíramela toda dentro papi" "que rica se siente esa leche papi" "llénamela toda" "asíiiiiiii"

Luisa y Jorger siguieron culiando como dos minutos más y luego fueron cesando los gemidos y los golpes de nalgas. Así supe que habían terminado. Luego me dirigí a mi dormitorio a esperar a Luisa y como a los cinco minutos escuche que se abría la puerta y Luisa salió y cerró.

La esperé mientras caminaba por el pasillo llena de leche como quería y apenas entró a nuestro dormitorio cerré la puerta y enseguida escuche la puerta del cuarto donde estaba Jorge abrirse y meterse al baño para ducharse. Aproveché para encender el interruptor de la luz para revisarle la chucha a Luisa y la tenía como yo quería; todavía guardaba la forma circular de la Verga de Jorge y de esos labios goteaba el semen de Jorge mezclado con los jugos de la corrida de Luisa. Eso me gustó tanto que le agarré de la mano, le dí un beso en la chucha y le pregunté si le había gustado como le había dejado la chucha y si lo había disfrutado ella me dijo que lo había gozado mucho y que quería que lo hicieramos lo más seguido posible para que aprovecharamos mientras Jorge pintaba. Luisa me preguntó si me gustaba como le habían pintado la chucha y que si el rosado intenso producto del roce de la verga de Jorge mezclado con lo blanco de la leche que le salía de la chucha se le veía bién y yo le respondí que muy bién. Eso me puso tan arrecho que la agarré de la mano me acosté y le pedí a Luisa que se parara justo arriba de mi cara. Luego le pedí que se agachara de forma tal que la chucha me quedó en toda la boca.

Con la lengua empezé a limpiarla y a lamerle todos esos jugos que brotaban de esa chuchota recien culiada. Luego que se la limpié con la lengua aproveche para pasarme esa chucha por toda la cara y embarrarme de sexo. Le dí una tremenda mamada y la puse arrecha nuevamente. Ella comenzo a gemir tan fuerte que dudo que Jorge no nos escuchara desde su cuarto. Luego le hize acostarse boca arriba, le coloqué ambos pies en cada uno de sus senos y le metí la pinga hasta el fondo de la chucha y con mucha fuerza. Luego empezé a metersela y a sacarsela y a golpear sus nalgas con mis huevos lo más fuerte que pudiera para que Jorge escuchara como gemía y como le sonaba ese culo a mi esposa.

Después de correrse varias veces y de yo correrme dos veces y mezclar mi leche con la del Jorge, Luisa se levantó con la chucha llena de leche y se fue para el cuarto de él. Al rato se comenzaron a escuchar nuevamente los gemidos de ella y las embestidas que le estaba dando jorge. Esta vez yo me quedé en el cuarto ya que los podía escuchar culiando sin ningún tipo de taujo con la confianza que yo les había dado. Esa noche ella no regresó al dormitorio. Luego me contaría que lo último que paso fue que ella se durmió sobre él con la pinga adentro y que en la mañana lo que la despertó fue el roce de la verga de Jorge cuando se abría paso en la chucha de ella para empezar otro culeo matutino. Esa noche lo volvimos a repetir con unos ligeros cambios que después les contaré.