Al despertar al otro día ella me solicita silencio de lo acontecido, le juro guardar silencio siempre que lo repitamos otro día, me dice Hugo toda la semana estará de turno por la noche, ya sabes donde vivo te esperaré.Maria entre mis brazos, sus senos clavados en mi pecho, apretados contra mi pecho, su vagina apretada contra uno de mis muslo....
Relato
Me quedo por esa noche en casa de un amigo Hugo quien me dice es muy tarde quédate mejor a mi me pasaran a buscar para ir a la usina por que tengo turno de 23 horas hasta las 7 de la mañana llego como a las 8 horas ahí te vas así acompañas a mi señora que es miedosa a los truenos y relámpagos la desquician, me dice y esta noche dicen que caerá una tormenta eléctrica.
Acepto, cercano a la media noche, después de conversar y de beber unos tragos con Maria su señora y de manosearla mientras bailábamos y bebíamos, me retiro excitado a mi dormitorio.
En esa noche hubieron temporales de truenos relámpagos y granizadas, Maria miedosa lloraba de susto, estaba sola su marido estaba en turno, se acurruco a mi lado en mi cama despertándome, en cada trueno se apretaba a mi, imagínense que hubieron como 20 truenos, para que no se enfriara la metí debajo de las frazadas y tapas, mas truenos mas se acurrucaba en mis brazos, bueno yo no soy un buen samaritano y tanto agarrar a Maria entre mis brazos, sus senos clavados en mi pecho, apretados contra mi pecho, su vagina apretada contra uno de mis muslo, y excitado como me había acostado, mi verga acumuló presión y comenzó su despertar apuntando hacia el cielo y Maria sintió que al abrazarse a mi cuerpo algo grueso se situaba entre sus piernas a la altura de su vagina, y engruesaba, bajo sus manos y acarició mi pene, me mira sorprendida, comienzo a acariciar su vagina ingresando mis dedos en ella y casi sin darnos cuenta comenzamos un juego carnal comenzando ella a abrirse de piernas, succiono sus labios vaginales con mi boca, beso su cuerpo, succiono sus pechos, sus pezones crecen al ser mamados, los dos últimos truenos no los sintió Maria, estaba abierta de piernas entre las sabanas con mi pene entrando y saliendo de su caverna erótica y gimiendo, llorando, vibrando de emoción ante las penetraciones de mi miembro en su vagina que le llegaban hasta el útero, solo clamaba mas…, quiero mas, hasta la llegada de un fabuloso orgasmo la hace estremecerse, se excita con tanta fogosidad, meneando su cuerpo amorosamente, sus movimientos eran exagerados y hasta perturbados, se meneaba indecentemente para ser una mujer casada y con una hija, mis testículos no pueden soportar la pasión y la inundo con mi semen sus órganos genitales inundando su matriz.
Al despertar al otro día ella me solicita silencio de lo acontecido, le juro guardar silencio siempre que lo repitamos otro día, me dice Hugo toda la semana estará de turno por la noche, ya sabes donde vivo te esperaré.
Dos noches volví a esa casa a consolar a Maria de su soledad siendo siempre recompensado con unas sabrosas horas de placer.
Me había gustado los meneos de placer que me entregaba esta hembra a mis exigencias de placer y por mas de ocho meses fue mi amante, en ese tiempo queda preñada y no sabe quien la fecundo si su marido o fueron mis espermios depositados en su matriz dos veces a la semana en los horario que Hugo estaba de turno que la embarazaron, total me dice solo se que yo seré su madre.
La empresa que trabajábamos ambos pronto m envía como encargado de una planta en el sur, no era una gran planta, pero empezaba a ser reconocido por la empresa lo malo que me alejaron de Maria y cuando la vi, dos años después no quiso reanudar nuestros encuentros diciéndome, eres muy peligroso, la nena que parí es igual a ti en tus ojos y pelo, imagínate quien es el que fecundo.