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Tu absurda infidelidad

Relato enviado por : Anonymous el 19/09/2013. Lecturas: 5863

etiquetas relato Tu absurda infidelidad   Infidelidades .
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Resumen
Es difícil explicar lo que se siente ser engañado, espero lograr hacerlo en este relato.


Relato
Es difícil explicar lo que se siente ser engañado, lo que sientes ver a tu mujer como en tus narices te engaña con otro, lo que sufre tu corazón al ser traicionado, y lo que se nublan tus sentimientos al afrontar una experiencia semejante.

Todo engaño deja huellas casi imposibles de borrar, y las heridas tardan mucho en dejar de sangrar, y cuando lo hacen, las cicatrices quedan para siempre y te aseguro que son muy profundas y visibles.

Que me llame Rubén, es un dato que te doy para que vayas armando el rompecabezas de mi desgracia, pero es una sola pieza.

Que mi esposa se llame Flor, que tenga 29 años, que sea de cabellos lacios castaño oscuro, que mida 1,50 mts. de altura, que tenga buenos pechos y una cola preciosa, parada, gordita y bien redonda, son unas de las piezas principales que necesitarás para darle forma.

El resto, te lo relato, y arma tú el cuadro de la infidelidad, de la desgracia, del dolor.

Dirás al final "Pobre idiota", "pobre tipo", o lo que pienses, pero solo si viviste algo parecido entenderás.

Solo un enfermo entiende a otro enfermo, el hambriento a otro hambriento, el engañado a otro engañado.

Bueno, mi introducción fue para que comiences a idealizar mi historia, para que trates de entender lo que puede significar en tu vida algo así, ahora te cuento, las conclusiones te las dejo a ti.

Teníamos una vida feliz. Yo con mi trabajo aguantaba bien mi hogar, dejando a Flor las tareas de la casa.

Ella cumplía con alegría sus tareas y demostraba su felicidad constantemente. ¿Qué le pasó?, creo que ni ella todavía lo sabe.

Todos los fines de semana íbamos al club, era nuestra diversión, nuestro descanso, luego sería nuestra separación.

A mí me encantaba hacer el asado, teníamos conocidos con los cuales compartíamos diálogos, alegrías, juegos.

Todo estaba bien, esperábamos ese fin de semana para ir, preparábamos todo y pedíamos que haga buen tiempo, fuimos y comenzó todo.

Cerca del lugar donde estaba nuestra mesa, aparecieron dos tipos enormes, luego me enteré que eran ex basquetbolistas, uno de ellos era morocho, de 2,05 mts. por lo que me dijeron más adelante, de unos 45 años. El otro era de estatura similar pero no viene al caso pues no tuvo nada que ver.

Ni bien se ubicaron, el tipo que describí comenzó a mirar a flor, que estaba con una bikini.

Le fijaba la vista en el hermoso culo a mi señora, cuando ella daba la espalda allí.

Flor no se había dado cuenta todavía que era detenida y lujuriosamente observada.

Yo me di cuenta enseguida, pero como un tonto, me daba orgullo de que miren a mi mujer, y me causaba gracia que un tipo de 2,05 mts. se fijara en una mujer de 1,50 mts., algo tan desproporcionado, tan absurdo.

Cuando comenzamos a comer, me olvidé de todo eso, y disfrutamos de un buen asado.

A media tarde, mientras estaba sentado leyendo el diario, levanté instintivamente la vista, y me pareció ver a Flor, que estaba sentada a mi lado con una revista, mirar al tipo.

Pensé que era casualidad, que estaría mirando para ese lado pero no a nadie en espacial, por eso volví a concentrarme en la lectura.

Al rato volví a levantar la vista, y esta vez si los vi mirándose, fijo, delante mío.

Giré los ojos para ver a Flor, y le vi en su boca una mueca de sonrisa, la mirada fija en él, concentrada.

Lo miré a él, siempre girando los ojos y también tenía una sonrisa, la miraba fijo, embelesado, ¿Qué era esto?, ¿Qué mierda pasa aquí?, pensé ya preocupado por esta situación.

No obstante mi preocupación, decidí mantenerme al margen, no interferir, como para no ver fantasmas donde no los habría.

Pero era real, seguían las miradas y las sonrisas disimuladas.

Nos fuimos a casa, y yo no podía dejar de pensar en eso que sucedió en el club. Le iba a decir a Flor lo que vi, pero, luego de pensarlo mucho, decidí guardármelo. No tenía sentido comenzar una discusión si ella sentía algo por él, igual haría lo que deseare mientras yo no estuviera, y era mejor pasar por distraído y seguir enterándome del juego.

Pasó toda la semana y llegó el día de ir al club.

Noté a Flor más acelerada que de costumbre, eligiendo una preciosa bikini negra, que extrañamente compró, algo inhabitual en ella.

Llegamos y allí estaba la mole humana sentado, como esperándola.

De entrada se miraron, pero él se mostró incómodo, lanzando un suspiro al aire, cuando Flor quedó solo con la bikini nueva.

Esos cachetes del precioso culo de mi esposa lo alteraron, .Se cubrió la zona baja apoyando una toalla ahí, tapando lo que sería una erección.

Pasaron dos horas y ellos se miraban, fijo o de reojo, según la ocasión. Yo simulaba leer, o buscaba hablar con alguien para no interferir.

Vino un vecino de mesa y me invitó a jugar al fútbol, algo que a pesar de no ser un crack, me defiendo. Mi esposa insistía que vaya, que me divierta, que me haría bien. Lo que omitió decirme era que mejor le haría a ella.

Fui, viendo que de la cancha, seguiría observando todo.

Ni sabía por dónde andaba la pelota, hasta me putearon por mi desconcentración.

Pero en un momento de concentrarme en el juego, miré a mi mesa y ella no estaba, miré a la mesa del tipo, y él tampoco estaba. Dije que iba al baño y corriendo comencé la búsqueda.

Luego de recorrer varios lugares, los vi en la parte posterior del restaurante que había allí.

Estaban hablando, como presentándose, hacían gestos. Una imagen que si no hubiera sido mi mujer, me hubiera dado risa, pues ella le llegaba al pecho al tipo, la diferencia era graciosa, pero era ella, mi esposa.

No podía acercarme a escuchar, pues me verían seguro, por eso me resigné a seguir mirando.

Risas, acercamientos, el tipo hablando y hablando, haciéndole el verso para conquistarla, cada tanto una tocadita en el hombro a ella, miradas, y comenzaron a volver.

Volví rápido a la cancha, soportando diversos reproches por mi tardanza, paro no estaba para jugar a nada, estaban jugando conmigo.

Una vez en la mesa, comimos, hablamos, y dije que estaba cansado, por lo tanto iba a dormir un poco en la reposera, a lo que Flor enseguida aprobó.

Cuando simulaba tan bien estar dormido, sentí que mi señora se levantaba, y le decía a una vecina que si yo me despertaba, me diga que fue a caminar.

Abrí los ojos para ver al tipo, pues lo ubicaba sin moverme, y no estaba allí.

Al ratito me levanté y la vecina me dijo que Flor fue a caminar. Le dije que iría al baño, y salí a la búsqueda.

No estaban en el mismo lugar, pero los vi contra la pared de los vestuarios.

Ahora sí, entrando podría escuchar de la ventana, y allí fui.

Esta vez, no veía tan bien, solo parte de sus cuerpos, pero escuchaba perfecto.

El tipo le estaba metiendo un verso terrible y ella lo escuchaba embobada.

Mientras se reía él le tomó la cintura, ella quiso como esquivar, pero él insistió.

"No, te confundís, no es así, soy casada", dijo Flor pero sin dejar de sonreír.

"Está bien, tomate tu tiempo, conozcámonos más", le contestó él.

Hablaron un buen rato y decidieron volver.

Salí aprisa pero tranquilo, sabiendo que llegaría primero sin ser visto.

En la mesa le dije "¿Dónde estabas Flor?", "Fui a caminar, a hacer ejercicio, mucho tiempo sentada me cansa", me dijo con una sonrisa y besándome la mejilla.

Paso otra semana y ya en el club, las cosas se empezaron a acelerar.

Flor insistía en que vaya al gimnasio para hacer aparatos, pues estaba engordando un poco y no hacía ejercicio. Yo sabiendo de donde venía su preocupación por mí, accedí.

Fui, entre, mire adentro del gimnasio y salí. Por supuesto, en las mesas no estaban, el asunto era descubrir donde sería el romántico encuentro.

Los divisé camino a la arboleda, caminando casi pegados.

Los seguí, estando tranquilo una vez entre los árboles, allí no me verían seguro.

Otra vez mas tenía buena visión, pero nada de escucha.

Veía gestos, risas, hasta que él se encorvó (Recuerden la diferencia de altura), la tomó de la cintura y le dio un beso en la boca.

Ella para mi asombro y amargura, contestó su beso, agarrando la cintura de él. Largo rato se besaron y se acariciaban, hasta que como era de esperar, la mano del tipo bajó al gordito y parado culo de Flor.

Primero ella intentó sacarla, pero el tipo la miró, le hizo un gesto de no con su cabeza, la volvió a besar y a tocarle el culo.

Ella, con su mano quiso detenerlo, agarrando el brazo que le tocaba el culo, pero él le sacó la mano y hablando fuerte, que escuché bajo, pero oí le dijo "Basta Flor, por favor, Basta, déjame".

Ella lo miró, lo besó y él esta vez tuvo ese culo a su disposición.

Lo frotó y le metió bien la mano por debajo de la bikini, tocándolo desnudo.

Ella, ahora excitada, lo abrazaba como podía por la diferencia de estatura, y él le acariciaba con dos dedos la raya de ese culo tan hermoso y tentador.

Al rato, ella le dijo algo y emprendieron el regreso.

Cuando llegó, me vio que yo venía del gimnasio, y me preguntó "¿Y, como te fue?", "Bien, pero muy cansado, te molesta si nos vamos?".

"No, vamos", me contestó ella confundida.

Toda la semana pensé en maquinar algo, para que concreten. A esta altura, sabía el desenlace de la historia, y sabía con dolor, depresión, como terminaríamos nosotros.

Entonces se me ocurrió una idea. Hablé con un compañero de trabajo, y le dije que si Flor le hablaba tendría que decir que el sábado tendría que ir a trabajar para reemplazarlo.

Mi compañero estaba confundido, pero entendió enseguida, cuando le mentí que tenía una cita con una chica y no la quería desperdiciar.

A Flor, le conté lo del sábado, y como suponía hasta se mostró contenta, para luego disimular diciendo que me extrañaría.

Le dije que fuera al club, que ella estaría bien, que era seguro, pero que el auto lo llevaría yo.

Accedió enseguida, y yo sabía lo que vendría.

El sábado salí temprano y me senté en un bar a esperar.

La vi salir con el bolso y tomarse un taxi.

El asunto era ir al club y pasar desapercibido, pues mucha gente nos conocía.

Pero para todo problema hay una solución. Me acordé del sector de los jóvenes, donde a pesar de mis 32 años, nadie me diría nada y no me conocían, pues nunca íbamos allí.

De allí, se veía un poco lejos, pero se veía al fin.

Dejé el auto en la playa de estacionamiento del club que está atrás del nuestro, y luego de darle una buena propina al encargado no hubo problemas.

Entré a nuestro club y fui derecho al sector joven, allí me senté en un banco mirando al sector nuestro.

La vi a Flor hablando con la mujer de al lado, y al tipo sentado en la mesa de él.

Al cabo de dos horas, el tipo se levantó, le hizo un gesto, y se fue. A los 15 minutos se fue ella.

Caminé paralelo a ella en el sector que estaba, mirándola permanentemente.

Se encontró con él en la puerta del restaurante, y caminaron a hablar con uno de los encargados de las instalaciones.

Yo me acercaba, pero lo suficiente como para no ser visto.

Vi que el tipo le daba plata al encargado, y éste los acompañó a una especie de pieza vacía cerca del gimnasio, abrió la puerta, le dio la llave al tipo y se fue mientras ellos entraban.

No conocía ese lugar, a pesar de haberlo visto no sabía que había allí, pero se veía que había como tres piezas.

Como el encargado ese no nos conocía, decidí agarrarlo.

"Perdón, esa pareja que vi que entró a la pieza que usted abrió, son conocidos míos. El hombre ese es mi amigo y me apostó que se encamaría con esa chica. Quedamos que yo tendría que verlo para pagarle, pero me las tenía que ingeniar para espiar. Yo le doy a usted buen dinero, si me dice de dónde puedo espiar y escuchar, pero no diga nada por la chica", le dije jugándome...

Saqué un billete grande, el tipo lo miró, y riéndose dijo "Que buena apuesta. Yo lo voy a ayudar pero usted no diga nada, porque a ese lugar no puede pasar nadie.", dijo con cara de cómplice y tomando rápidamente el dinero.

Me llevó a una puerta de atrás, entramos en una especie de depósito, y entramos en una pieza llena de bebidas, con una ventanita que comunicaba a la pieza donde estaban ellos.

El tipo me dijo al oído "De acá va a ver todo y a escuchar. No haga ruido, y cuidado con las botellas, suerte", y se fue en silencio.

Me acomodé con mucho cuidado, y me acerqué a la semitapada ventanita.

Ya comencé a escuchar gemidos y cuando espié los vi abrazados, él con su mano en el culo de ella, tocándolo, bajándole la bikini, ella besándole el pecho, apretando con sus manos los brazos de él.

Ella, ya estaba desnuda y él chupaba sus tetas mientras le tocaba la concha y el culo con sus manos.

Pero lo trágico fue cuando se desnudó él. Salió un terrible aparato gigante, enorme. Flor lo miró desorbitada, con pánico y le dijo "¿Vos estás loco?, ni soñar con meterme eso, olvídate querido, hasta acá llegamos. ¿Cuánto mide esa cosa?, no puede ser esto".

"Mide 29x8 mi amor, y no me vas a dejar así. No tengas miedo y confía en vos, bien despacio seremos felices los dos", la tomó de la cintura, la apretó contra él, y la besaba apasionadamente.

Flor se corrió y le dijo otra vez que no, pero él le tomó las manos y le dijo imperativo "Basta Flor, no vinimos aquí para hablar, tu sabías las reglas del juego. Te pido que te calmes y no hagas chiquilinadas. Vamos a coger si o si, entendiste?".

Ella se quería resistir, pero él estaba muy caliente. Flor sabía bien que mi pija era casi la tercera parte más chica que eso y estaba asustada en serio.

Pero él la aferró de nuevo fuerte de las muñecas y le dijo "Flor, basta. Por última vez, basta, se acabó. Por las buenas o por las malas, estoy muy caliente para sujetarme ahora, tranquila, quieta, vamos a gozar".

La tomó de la cintura mirándola fijo a los ojos, y la apoyó contra su terrible pedazo, ella se quejó pero enseguida él le dijo "Bueno, ya está, quieta". Por la diferencia de altura, si no se agachaba, le frotaba el pedazo casi en el pecho de ella, pero se las ingenió, para frotárselo bien en la concha.

Ella se quejaba por lo bajo, con visible cara de miedo, pero él la hacía callar chistándole.

El tipo gemía mientras el pedazo se refregaba por la velluda e hinchada concha de Flor, y ella, todavía presa del pánico por lo que esa arma representaba, lo tenía de los brazos.

El tipo le hizo chupar su enorme pija, pero ante la dificultad por la pequeña boca de flor, le pasó bien su lengua por la cabeza, el tronco, los huevos, mientras el gigante gemía de placer.

Luego fue él, quien comenzó a chuparle los pezones con fuerte succión, Flor gemía acariciándole la cabeza, pero sabía que el tipo la rompería en el momento de la penetración, y eso la tenía más que preocupada.

El tipo bajo a la peluda e hinchada concha de Flor, le daba besos, le pasaba la lengua, le hablaba, le tiraba con los labios los abundantes vellos, le metía dos dedos, tratando de que se comience a lubricar para recibir a un monumental visitante que seguro la haría sufrir.

Luego de casi 45 minutos de chupar y manosear la concha y el culo de mi esposa, la colocó en un colchón que allí había, sobre el piso, y la preparó para penetrarla.

Ella intentó por última vez frenar lo que se veía venir, una lucha perdida antes de comenzar.

Era inútil, el tipo estallaba de calentura y no admitía marcha atrás, estaba dispuesto hasta por la fuerza a destrozar a esa pequeña mujer que tenía en sus garras.

La colocó boca arriba, le abrió bien sus piernas, la sujetó de los hombros para abajo, y comenzó a hacer fuerza para meterle el ariete en la pobre concha de mi señora.

Fue impresionante, desgarrador, lastimoso, ver a Flor gritando como nunca imaginé que podía hacerlo, y retorcerse para arriba, contorsionar su cuerpo como poseído, y mojarse su rostro en el acto de lágrimas.

El tipo colocó su mano en la boca de ella, pues el grito debería haberse escuchado en todo el club, y siguió colocando esa titánica pija dentro de la concha de Flor que ya casi no se podía expandir más para recibirla.

La pija entró, no sin desgarrar una concha ya en proceso de destrucción, en abertura forzada.

Ver a mi mujer en ese estado, por un momento me dio mucha lástima, estaba más que suplicante, ahogada, como poseída por mil demonios y moviendo su cabeza que parecía que se desprendería del cuerpo, desgarrada, destruida, mares de lágrimas por su cara, una mano libre que desesperada trataba de frenar el edificio que se había caído sobre su cuerpo, las piernas parecían que no respondían a su cerebro y se agitaban en movimientos indescriptibles. Pero ella había buscado eso, mí lástima de golpe se transformó en placer, de ver tener su merecido por su actitud. Nada de todo eso quitaría de mí el dolor, la angustia de apreciar como mi matrimonio se estaba acabando de esa manera.

La penetración continuaba, lenta pero firme, y su concha ya no podía casi alojar esa pija anormal en su interior.

La comenzó a bombear, y para Flor fue el tiro de gracia en su cuerpo ya destruido, roto, inerme. Ya no podía parar esa matanza que había comenzado.

Metía y sacaba lento, pero aumentando muy lentamente el ritmo. Creo que no podía bombear bien dado el estrecho espacio que tenía la pija para moverse. Lo hacía como atorada, como demasiado apretada, para tener el movimiento deseado.

Flor era en ese momento, la imagen de un cadáver, ya a punto de ser enterrado.

La mano se movía automáticamente para frenarlo, las piernas estaban bien abiertas y dobladas por sus rodillas hacia adentro, y su cara reflejaba un dolor superador, algo jamás pensado que se podría sufrir.

No sé cuánto duró esa carnicería, pero fue lo suficiente para partirla en dos.

No creo que entrara toda esa pija adentro, pero penetró lo suficiente para sacar casi una concha de circulación.

Acabó dentro de ella con un gemido de placer y triunfo por anotarse otra concha rota en su haber.

Se quedó a su lado, mirándola. Viendo a una mujer que ya no se movía, solo lloraba sin hablar, que solo imaginaba que su cuerpo no sería jamás el mismo.

El hijo de puta, por un momento la puso boca abajo, como quien mueve una bolsa de papas. Era un cuerpo muerto, y se la puso en el culo que él tanto ansió desde un principio.

No encontró resistencia en ella que ya parecía muerta, salvo por algún movimiento reflejo que hacía y el llanto, que nunca paró.

Le metió la cabeza y parte del tronco, y bombeó a un culo ya en proceso de rotura, ante Flor que nuevamente vio al dolor golpeándola, visitándola, llevándola,

El tipo se quejaba porque no podía meter toda la pija en ese culo hermoso, gordito y parado.

Pero ese culo, no resistía ni por asomo eso, se abrió de tal manera que ya estaba para deformarse, y Flor volvió a las contorsiones reflejas y a emitir un grito ya sin fuerza.

La bombeó y siempre puteando por no llegar a destrozarla como él quería, que a esta altura, supongo sería la muerte de ella, porque más desastre no se podía pedir.

Al rato volvió a descargarse dentro de ella y saco su pija manchada con sangre y todo lo que encontró a su paso y arrastró.

El tipo estuvo casi dos horas esperando que ella se levante, y cuando lo hizo, la tenía agarrada, pues sino se caía.

Yo me fui, no me importaba como haría ella para volver a casa, lo tenía merecido, fue su castigo justo por su actitud, ella buscó que ella aguante.

Cuando volvió a casa yo estaba sentado en el comedor.

La vi entrar rengueando, con las piernas abiertas al caminar, cuando me vio, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.

Antes que diga nada le dije "No digas nada Flor, lo vi todo. No sabes ni sabrás nunca lo que siento. Jamás te darás cuenta de lo que realmente me hiciste, porque no tienes alma. En el fondo me alegro de verte así, lo mereces. Pero me mortifica pensar en lo que será de mí, me has quitado ilusiones y anhelos. Me has arrancado parte de mi vida para jugar con ella. Me has destrozado, peor que lo que tú estás. Piensa Flor como vamos a terminar esto, tratemos que sea de la mejor manera posible, no por ti, que ya no me interesas, pero lo digo por mí, pues no quiero agregar más dolor al que tengo. Ahora, junta tus cosas y vete a lo de tu madre, esta casa es mía de soltero, por eso tú no tienes parte y te juro que si intentas reclamar algo, todo seguirá peor de lo que está. Chau Flor, te deseo lo peor.".

Y seguí leyendo. Ella lloraba a mares, lo única que me dijo que estaba arrepentida, a lo que no presté atención.

Juntó sus cosas y se fue.

Ya armaste el rompecabezas, saca tus conclusiones, pero no olvides, antes de una opinión, que te puede pasar a ti, no existe inmunidad contra la infidelidad, solo deseo de una de las partes.


relatosmilord@hotmail.com
http://relatosgusbecker.blogspot.com

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:43) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

turulato (10 de October de 2013 a las 00:35) dice: Está de sentimientos encontrados... en ambos casos me excitó mucho. jugaste con los dos caminos y en los dos saliste bien, muy emocionante, lo leí 2 veces...


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