Les contaré una historia real. Es la historia de cómo le rompí el culito a mi novia en nuestro primer día de sexo.
Hacia solo unos días que estábamos de novios cuando la invite a salir por primera vez. Ella era delgada, de pelo rizado de color rojizo, con unos pechos fenomenales, grandes y duros, sus pezones color marrón muy bien definidos son una delicia. Imaginaba como sería cogerla por primera vez.
Relato
Un día muy especial.
Les contaré una historia real. Es la historia de cómo le rompí el culito a mi novia en nuestro primer día de sexo.
Hacia solo unos días que estábamos de novios cuando la invite a salir por primera vez. Ella era delgada, de pelo rizado de color rojizo, con unos pechos fenomenales, grandes y duros, sus pezones color marrón muy bien definidos son una delicia. Imaginaba como sería cogerla por primera vez.
Llegamos a la habitación y comenzamos a acariciarnos con timidez, debo decirles que ya ella había tenido sexo, pero nunca había experimentado un orgasmo y eso me tenía loco. Nos acariciamos suavemente y fui desabotonando su blusa hasta que comencé a ver sus hombros y los tirantes de su sostenedor, seguí bajando lentamente y la despojé de ella mientras su mano acariciaba mi bulto por encima de mi pantalón. Con calma fue zafando mi cinto y desabotonó el pantalón colocando su mano encima de mi calzoncillo, acariciando mi verga que estaba durísima e inmensa. Debo decirles que mi verga mide unos 20 cm y ella estaba asombrada solo de tocarla.
Su pantalón comenzó a descender y vi su tanga y el vello púbico que sobresalía por sus lados entonces coloqué mi mano detrás de su cuello y la obligué a descender hacia mi pene que estaba loco por salir, cuando ella lo sacó fue como mirar un cañón y comprendió que la batalla sería dura, lo tomó en sus manos y de forma inexperta comenzó a chuparlo, casi lo mordisqueaba y poco a poco le fue dando gusto, su lengua recorría mis cojónes de arriba hacia abajo y lamía sin cesar mis huevos, sus manos rozaban mis nalgas y se abrazaban a mi intensamente.
Ya desnuda, la coloque con las piernas abiertas delante de mí y observaba como se ruborizaba de pena, pero sus labios vaginales me invitaban, separé más sus piernas y me coloqué entre ellas, besé sus labios y comencé a bajar lentamente por su cuello mientras sus manos acariciaban de nuevo mi pene, sentía su pecho agitado y el calor de su abdomen. Recorrí con mi lengua sus pezones, los mordí hasta ponerlos duros como canicas y entonces a esa altura ya mi pene rozaba las paredes de su vagina.
Se lo coloqué en la entrada y presioné, entró muy bien y sentí entonces la estrechez de su vagina, era como algo nuevo y delicado, casi virgen, bien lubricada e hirviente, cerró sus piernas y entonces comenzamos un movimiento rítmico suave hasta que mis últimos centímetros de carne estuvieron dentro de ella. Me acariciaba la espalda y gemía, en su vergüenza sentía que le gustaba aquello, ser cogida así, estaba siendo mamada de arriba abajo, sus pezones eran mi juguete y mis manos por debajo comenzaban a explorar su zona más prohibida, la única zona virgen de su cuerpo, su ano. Ese era mi objetivo final y mientras la clavaba me pedía más y más, metémelaaaaaaa, asíiiiiiii papi, asiiiiiiiiiiiiiiiiiii, hasta el fondo, que pinga más rica y grande mi amor y gemía y gemía. Entonces le pedí que se volteará y obedeció con la inocencia de la primera vez, no sabía lo que le esperaba, entonces apoyé mis rodillas en el colchón y comencé a masturbarla suavemente, mis dedos se hundían en sus jugos vaginales y su vello acariciaba mis dedos y los enredaba suavemente, fui acercando mi pecho hacia ella mientras mi pinga comenzaba de nuevo a penetrarla, estaba tan dura que sentía que se reventaba y mis deseos de partirle el culo no me dejaban pensar con claridad.
De nuevo la clavé por la vagina y sus gemidos aumentaban en intensidad fui calentándola aún más y entonces mientras ella volaba clavada como un cartel a mi pinga se la saqué rápidamente y la puse en su culito virgen, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy fue su primera expresión, sácamela por favor, no aguantooooo, me has roto el culo papi, me decía mientras yo afirmaba mi pinga contra su esfínter ya dañado, no la solté y entonces presioné más mi carne dentro de ella y sentía como rasgaba su esfínter y las paredes de su intestino se abrían violentamente al paso de mi inmensa pinga, ella se quejaba y gritaba mientras yo partía su rico culo. La clavé hasta el final y entonces, suavemente, con dificultad comenzó a moverse lentamente mientras que por debajo mis manos acariciaban su vagina, metía uno tras otro mis dedos y la clavaba aún más por el culo. Su jadeo era más intenso, se había convertido en un ronroneo de felino herido, su culo sangraba y mi pinga no disminuía su tamaño seguí dándole por el culo y en mi interior sentía el cosquilleo de mi leche loca por salir, iba a tener una venida exquisita en su ano mientras la sacaba y metía le daba de mamar mis dedos, chupaba sus labios y estiraba sus pezones duros. Al fin un río de leche entró por su culo, desbordándolo al unirse con su sangre y sus fluidos, se meneaba muy bien y mi leche lubricaba su dañado esfínter, me vine deliciosamente mientras mi novia alcanzaba su primer orgasmo anal. Aún hoy en día se preocupa cuando le pido que se volteé para hincarla por su culo.
A mis 12 años, con unas chavas de 12 13 y 14, algo nuevo para mi, mi iniciacion hacia el sexo, practicamente una orgia con ellas y con mis amigos, simplemente algo que recordare por el resto de mis dias.
Relato erótico enviado por Anonymous el 08 de June de 2004 a las 09:55:40 - Relato porno leído 465075 veces
La lleve a su recamara dentro los aposentos de la iglesia, ella repetía que era una locura pero también ya estaba caliente, lo note por su humedad que tenía ya en su vagina, ella me dijo que nunca había estado con un hombre y que no sabía ni como se hacía el sexo más yo le dije, “No te preocupes mamacita yo te guio” le subí totalmente su vestido y le abrí sus sexys piernas.
Relato erótico enviado por reycolegial el 07 de September de 2009 a las 16:44:00 - Relato porno leído 201047 veces