Hace unos años, cuando Ricardo mi esposo, me dijo que él, y sus amigos iban a celebrar mi cumpleaños, y ver el partido de la Champions. Ni tan siquiera invité a alguna de mis amigas. Ya que por experiencia, cuando se ponen a ver los partidos de la Champions sé que lo único que hacen es ponerse a beber, y a decir estupideces.
Relato
Me imaginé que ganase, o perdiera el equipo a los que todos ellos iban, de toda manera lo iban a festejar, sin importarles si yo cumplía años o no. Por lo que ese día desde temprano, me puse a preparar un sin número de tapas, mientras que Ricardo se dedicó a ir comprando varias cajas de cervezas, las que puso a enfriar, junto con otras bebidas. Por mi parte, les diré que nunca me ha interesado el futbol, no lo entiendo, y pienso que es un deporte extremadamente violento, por lo que realmente ni atención le pongo. Pero apenas comenzó el partido, y todos ellos comenzaron a beber, yo al principio me dediqué a ir sirviendo las tapas, pero de cuando en cuando, me tomaba una que otra cerveza, por aquello de pasar el rato. Yo la verdad que a cada rato los escuchaba gritar, y decir un montón de tonterías, como si ellos estuvieran dirigiendo a su equipo. Mientras que yo seguía bebiendo una que otra cerveza, a medida que iba trayendo las tapas de la cocina. Por su parte, ya antes de que finalizara el partido, la gran mayoría de ellos se encontraban bastante bebidos, siendo Ricardo el que más, con el cuento de que no tenía que manejar para llegar a casa, y que no tenía que ir a trabajar al día siguiente, sin llegar a ser exagerada, pienso que mi esposo se debió beber, el solo, por lo menos más de dos cajas de cervezas. Ya que en todo momento, tenía una en la mano, y ahora que lo pienso, después de un rato yo también. Fue en una de esas, que mientras que yo les estaba sirviendo, que él tropezó conmigo, y derramó sobre mi vestido, un tazón de salsa. Por lo que aunque me incomodó, no le di mucha importancia, y después de recoger, y limpiar todo ese reguero de salsa, me fui a cambiar de ropa. Lo primero que hice fue quitarme el vestido, y el sostén, y juntos ponerlos en agua con jabón, para que no se le pegasen las manchas de la salsa. Al abrir mi guardarropa, la verdad es que me dio flojera ponerme otro vestido, así que lo que hice fue ponerme lo que consideré más cómodo una de mis batas caseras, sin preocuparme por ponerme otro sostén, ya que me pareció que no me hacía falta. Luego regresé a la sala de casa, y seguí recogiendo el resto del desorden que había hecho mi marido. No fue hasta que regresé, donde estaban todos ellos, parados frente al televisor. Que por la manera en que más de uno se me quedó viendo, que me puse a pensar que yo era la única mujer presente. Aunque después de pensarlo, no le presté mucha atención, y seguí bebiendo cerveza, y haciendo lo mío, mientras que el juego ya había finalizado, ganando el equipo al que ellos iban. Por lo que la gritería, los abrazos, y el alboroto fue mucho mayor. Tanto que Ricardo de lo alegre, que se encontraba, me abrazó, y comenzó a dar vueltas de alegría conmigo entre sus brazos. Solo que al soltarme, yo que ya me encontraba algo mareada, caí sentada sobre el sofá con mis piernas abiertas, sin darme cuenta de que algunos de los botones de mi bata se habían abierto. Por lo que al mismo tiempo, que mis tetas quedaron al aire, también mi coño quedó expuesto, ya que las translucidas pantis que estaba usando, permitían que todos los presentes, sin mucho esfuerzo de su parte me vieran. Por un rato yo me quedé sentada, sin percatarme realmente de lo que sucedía. En ese momento uno de los invitados de mi esposo, me dio un trago seco de no sé qué, la cosa es que me lo bebí de inmediato sin detenerme a pensar, en cómo me iba afectar. Mientras que inocentemente, permanecía mostrándoles tanto mi coño, como mis tetas, a todos. La verdad es que no se en que estaba pensando Ricardo, ya que cuando me vio así sentada, en lugar de decirme algo, o advertirme que se me vía todo. Se me acercó, y de lo más tranquilo, y calmado, tomo asiento a mi lado en el sofá. Ya había terminado de tomarme aquel fuerte trago, casi de un solo golpe, cuando él de inmediato me dio otro, y sonriendo, me dijo. Estoy tan feliz, que quiero que celebremos tu cumpleaños haciendo una locura. Lo cierto es que no entendí lo que él me quería decir con eso, pero apenas me tomé gran parte del trago que Ricardo me había dado, mi marido frente a todos los presentes, comenzó a besarme y acariciarme intensamente. Ya no me encontraba mareada, sino más bien borracha, por tantas cervezas y esos fuertes tragos que me había bebido, ya que en lugar de decirle que se detuviera. Como si no me importase que sus amigos nos estuvieran viendo como nos besándonos, de la manera tan fogosa, que mi marido me besaba y acariciaba, frente a todos ellos. De algo que si me di cuenta, fue de cuando, él soltó el único botón de la bata que aún permanecía abotonado. Lo que realmente, en esos momentos no me importó un bledo, que mi bata estuviera completamente abierta, y que el resto de los presentes me viera casi desnuda. Ricardo no continuó tan solo besándome y acariciando todo mi cuerpo frente a sus amigos, sino que ya en cierto momento comenzó a bajar mis pequeñas pantis, sin que yo me opusiera en lo más mínimo, hasta que me las quitó del todo, mientras que sus amigos que hicieron un círculo alrededor del sofá donde nos encontrábamos recostados nosotros dos. Todos ellos no dejaban de aplaudir, y de dar vítores, como si el juego de futbol continuara. Para serles franca, en ese momento lo único que yo deseaba era que Ricardo me penetrase, sin importarme quien nos estuviera viendo. Así que mientras seguíamos besándonos mutuamente, yo me terminé de quitar la bata, y al quedarme totalmente desnuda, separando mis piernas, mostrándole todo mi coño bien abierto, le dije a mí esposo. Riqui métemelo, pero ya mismo. Sus amigos además de que continuaron con los aplausos, y vítores. Algunos de ellos no paraban decirme, entre otras cosas, lo buena que yo estaba, y sin vergüenza varios de ellos, también decirme. Que les gustaría darme por el culo. Ya en esos momentos mi marido acercaba su verga a mi coño, y apenas me lo comenzó meter, yo quizás por la morbosa situación en que me encontraba frente a todos ellos, gimiendo de placer, comencé a mover mis caderas, disfrutando intensamente de todo lo que estaba sucediendo. A medida que mi marido continuaba enterrándome toda su verga, frente a todos. Yo que me encontraba recostada boca arriba sobre el sofá, en cierto momento al abrir mis ojos, veo a pocos centímetros de mi boca, a unos de sus amigos que sujetaba su verga. Con cara de asombro le dirigí una rápida mirada a Ricardo, que continuaba metiendo, y sacando divinamente todo su erecto miembro de mi coño, y al ver un gesto de aprobación en sus ojos, simplemente abrí mi boca, y a medida que mi marido continuaba haciéndome feliz, me dediqué a mamar la verga de ese amigo de él, frente al resto, sin importarme tres carajos. A los pocos segundo de yo comenzar a mamar, y mientras Ricardo continuaba dándome placer, comencé a sentir por todo mi desnudo cuerpo, un sin número de manos acariciándome toda. Mis tetas, mis nalgas, mis muslos. En fin por todas partes me estaban agarrando, lo que hizo que yo, disfrutase de uno de los orgasmos más ardientes de mi vida. Por la posición en que me encontraba, al que yo le estaba mamando la verga, cuando se vino dentro de mi boca, para no ahogarme, no me quedó de otra que tragarme toda su leche, al tiempo que Ricardo, como cosa rara, en lugar de venirse dentro de mi coño, sacó su verga regando con su leche todo mi vientre. Yo que me encontraba satisfecha, al abrir mis ojos, y encontrarme con que todos los presentes, tenían sus vergas afuera, lo que desee de inmediato fue probarlas todas. Y sin decir una sola palabra, mientras que Ricardo se levantaba, yo permanecí recostada sobre el sofá, con mis piernas bien abiertas, sonriendo. A los pocos segundos, entre varios de ellos me agarraron, y mientras que uno se las arregló para darme sabrosamente por el culo, otro sin perder tiempo, fui sintiendo como me iba penetrando por el coño, mientras que un tercero, colocaba su verga frente a mis labios, y un cuarto, hizo que lo comenzara a masturbar al tiempo que sus amigos me penetraban. Ricardo a todas estas, tomó asiento en un sillón, y mientras sus amigos me hacían increíblemente feliz, él me miraba con una satisfactoria sonrisa dibujada en su cara, mientras se tomaba otra cerveza. Esa noche perdí la cuenta del número de orgasmos que disfruté, así como del número de vergas que me enterraron por el culo, por mi coño, y las que me pusieron a mamar. Cuando me desperté, en el sofá de la sala, completamente desnuda, y con todo mi cuerpo lleno de semen por todas partes, y con algo de dolor de cabeza, seguramente por lo mucho que había bebido. Ya eran más de las doce del día, dando tumbos, como pude me fui a la ducha, donde me recosté en la tina, y por un largo rato permanecí bajo ducha, recordando todo lo sucedido. Ya serían como las tres de la tarde cuando, sentí que Ricardo regresó a casa, ni idea tenía donde él se encontraba, así que me puse mi bata de baño, y sin decir nada lo fui a recibir. Como si nada extraordinario hubiera sucedido, apenas me vio toda mojada, me dio un beso, me preguntándome cómo me sentía. Yo le dije que me había dolido algo la cabeza, y no le dije más nada esperando que fuera él quien comenzara la conversación sobre lo sucedido. Lo primero, que me dijo fue. Anoche bebimos demasiado, es por eso que te duele la cabeza, pero ya se te pasará. Por lo que nos sucedió anoche, acuérdate que te dije. Quería que celebráramos tu cumpleaños haciendo una locura. Bueno eso fue lo que hicimos. Pero si no quieres que se repita, me lo dices, si no te gusto, me lo dices, si quieres mayores explicaciones, sencillamente te diré que fue algo que pasó, quizás por lo mucho que bebimos. Pero que no se va a volver a repetir, a menos que tú así lo quieras. Les diré, no le dije. Que no quería que se volviera a repetir. No le dije. Que no me gustó. Pero, lo que si le dije fue, que se aproximaba mi santo, y que me gustaría mucho que se repitiera la sorpresa….
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203948 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 156563 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135890 veces