Un jefe muy duro

Mi primera experiencia sexual fue con un hombre de 28 años. Yo tenía 14 y los dos años que pasé con él fueron fabulosos pues él me enseñó muchas cosas. A los 16 supe que lo habían apresado pues lo detuvieron con mariguana y más porque la vendía. Me decepcioné porque cuando lo fui a ver al penal de Allende estaba otra mujer que tenía una relación con él. Lo dejé para siempre. En esas fechas mi padre murió y yo anduve muy desubicada.
Casi odié a los hombres y como tuve que terminar el bachillerato a esa edad pues me atrasé un año, me propuse andar con muchos chicos. En un año me fajé como a 50 aunque no tuve sexo con ninguno, no pasaba de fajes, besos, lamidas de senos, dedazos y mamadas de pene hasta que se venían en mi boca pero jamás me acosté con ninguno. Era obvio que para muchas compañeras yo era una zorra y tenían razón, para qué negarlo.
Como en casa no había mucho dinero, comencé a trabajar por las tardes en una unidad deportiva y mi jefe directo era un maestro de educación física que ya tenía sus años, quizá unos 60 pero era muy exigente pero cuando llegaba con sus copas era muy simpático. Era casado y su esposa era maestra de escuela.
Un día, el profesor me invitó a comer y tomar unas cerezas y no me pude negar pues temía perder el trabajo. Me preguntó si era estudiante, le dije que sí, pero me sorprendió cuando me preguntó si había tenido sexo. Le respondí que sí y eso lo excitó, pero no me dijo nada sino hasta que estábamos en el auto. Cuando pasamos por la zona de moteles en Boca del Río el se desvió y dio vuelta en "U" y entró a un motel llamado "Miraflores". Yo hice una mueca y analicé la situación pues no quería perder mi trabajo. Entramos y él me pidió que me desnudara y lo hice. Casi babeó cuando vio mis piernas, mi culo y mi tanguita. Me acercó hacia él y acarició mi culo. También frotó mi vulva y eso lo encendió. me pidió que me sentara en la cama y entonces se quitó su playera deportiva y luego se bajó el pants. Me pidió que le bajara el calzoncillo y pude ver su pito. En realidad parecía una macana, dura y grande. Se lo chupé y casi me lo quería meter hasta la garganta pero se llevó una gran sorpresa pues una de mis cualidades es que mamo muy rico y eso lo prendió. Se abalanzó hacia mí y me penetró con ese garrote duro y lo disfruté mucho. Me hizo gritar de placer y logró una venida sensacional en mis pechos.
Para mi sorpresa se volvió a erectar y me volvió a coger y después una tercera vez. Fue sexo fantástico de una persona que yo consideraba anciana pero quizá su fortaleza se basaba en que era deportista. A partir de allí ya no fuimos a moteles. Me cogió casi un año y en su oficina, ya de noche cuando todos se había ido y en muchas ocasiones me dio dinero extra para que me arreglara para él. Ya murió pero me quedó un buen recuerdo de mi jefe, un jefe muy duro.