La vida da vueltas, las personas cambian y lo que antes decíamos que no nos agradaba sucede que con el tiempo nos vuelve locas. Asi fue que luego de varios años me reencontré con un compañero de prepa, Aquí les describo nuestro evento.
Relato
Buen día a tod@s, esto me sucedió hace unos meses, no sé por dónde empezar pero siempre me ha gustado ser un poco voyerista, me atrae el tratar de espiar a las personas, mi ex dice que es ser metiche pero me causa curiosidad el saber secretos de las personas. Sucedió que mi amiga "Liz", me invitó a pasar un fin de semana a su casa de Cuernavaca y como no tenía algo interesante qué hacer, acepté ir con ella y con su familia, creí que encontraría algo de acción que ver o vivir pero no fue así. Además, como iban los niños de ellos y unos sobrinos, el tiempo se fue en descansar y en comprar chucherías.
Veníamos de regreso y a causa de la bajada del camino, la camioneta de mi amiga venía con problemas en los frenos hasta que entrando a San Pedro Mártir, decidimos detenernos en un taller mecánico para revisarlos. Ahí preguntamos y nos dijeron de fuéramos a otro taller, al otro lado de la carretera. Al llegar, vimos que estaba cerrado, entonces buscamos otro y allí sí había servicio, de manera que mientras el mecánico la revisaba, me acerqué a un negocio de al lado, donde vi que vendían agua, así que compré una botella y el joven que atendía me pareció conocido.
Noté que al verme, también se extrañó algo, luego me retiré al taller y pasados unos minutos, le pregunté al mecánico por el nombre de su vecino; al decírmelo, recordé de quién se trataba, sucedía que en la preparatoria siempre hay chicos que casi no hablan y son algo tímidos, éste era algo así. Recuerdo que en una ocasión, nos burlábamos entre compañeras de los chicos pero de él casi no porque una de mis amigas siempre lo defendía por algo.
En eso, uno de los niños le dijo a mi amiga que tenía sed, entonces le dieron un billete pero en ese instante, le llamaron a ella por teléfono celular, así que me ofrecí a llevarlo a comprarse su agua. Al pagarle, el joven me dijo que no tenía cambio, que luego podíamos pagarle y sonriendo, le dije que lo conseguiría pero me insistió que no me preocupara y que si necesitaba más agua, no había problema. Ese gesto me agradó, enseguida le pregunté cómo había estado y sorprendido, me contestó que muy bien, luego le pregunté si me recordaba pero solo me comentó que le era familiar mi rostro pero no sabía en dónde nos conocimos, entonces le di unas pistas y se alegró de verme.
Quedamos de vernos el domingo, cuando platicamos como tres horas y cómo había cambiado, ahora era expresivo, decía algunas cosas interesantes y escuchaba mis ideas, luego nos fuimos a comer y al terminar, me llevó a mi casa, nos despedimos y se fue. La verdad, si me hubiera insinuado algo de irnos a coger, hubiera aceptado sin pensarlo pero fue caballeroso y atento, siempre ha sido así. Luego, decidí ir a verlo a su negocio entre semana, así que llegué pero no estaba, al parecer había salido un momento, lo esperé como 10 minutos y cuando vi que llegó, nos saludamos y me invitó a pasar a su negocio, se sentía fresco y cómodo.
Enseguida, me dio agua y en broma, le pregunté si no tenía cerveza, me contestó que no pero que si quería, me traería una, le dije que no y platicamos. Al cabo de cinco minutos, llegó un joven con una pizza y unas cervezas, las había encargado por teléfono y me sentí como una reina, eso me gustó, luego llegaban clientes, todos le platicaban cosas, su trato era como el de un familiar de ellos, siempre atento y servicial, eso me estaba poniendo cachonda y me dije que me lo cogería esa tarde.
Llegó la hora de cerrar y creo que por el efecto de la cerveza, me sentía algo cachonda y en lo que cerraba, me senté subiéndome mi falda un poco más de lo normal y cada vez que pasaba junto a mí, sentía cómo me veía las piernas. De pronto, se agachó a levantar unas cosas del piso y le dije que le ayudaba, al mismo tiempo que me ponía de pie, abriendo sutilmente las piernas, luego me agaché frente a él y le ayudaba a levantar lo que había tirado en el piso; además, gateaba provocativamente, recogiendo las tapas tiradas y le permití verme por el escote y por estar en cuatro, viéndome las nalgas a placer.
Después, nos levantamos y me volví a sentar en el sillón, ahora cruzando las piernas, luego terminó de cerrar y se ofreció a llevarme a mi casa, finamente acepté el aventón y hasta compré unos panes para la merienda en el camino. Llegamos a mi casa y lo invité a pasar, él aceptó luego de mi insistencia, enseguida prendió la televisión y preparé café para tomárnoslo con el pan; mientras se calentaba el agua, fui a cambiarme de ropa y salí con un short pequeño, de esos de resorte en la cintura, con una blusa delgada y unas sandalias. Al verme, noté que me miraba con un poco de deseo pero lo disimulaba muy bien, luego me pidió pasar al baño, a donde lo llevé y decidí espiarlo por la cerradura, la que ya había preparado para ocasiones así.
Entonces, vi que se arrodilló junto al WC para orinar y no salpicar, entonces le quise ver su pene pero como estaba de espalda, no lo logré, luego noté que ya iba a salir y me retiré pronto. A los pocos segundos, él volvió y le pregunté si el café le gustaba muy dulce, o medio dulce, luego se lo di y me di cuenta que mis pezones estaban paraditos, entonces le pregunté si le había ido bien en el amor, me contestó que sí, pues trataba de complacer siempre a su mujer.
Obviamente, también me preguntó por mis amoríos, le respondí que siempre buscaba que me complacieran pero que en esta ocasión, quería complacer a alguien, haciéndose un silencio de varios segundos, eso me prendió más. Cuando él se terminó su café, me dijo que debía retirarse, agradeciéndome el café y el pan, enseguida le reclamé cómo se iba a ir sin terminar y mientras le decía eso, estiré mi mano y casi por accidente, tiré un vaso de leche que estaba en la mesa, salpicándole el pantalón. Al momento, me disculpé y rápidamente tomé algunas servilletas, para limpiarlo, pasándoselas por la pierna y luego por la otra pero me decía que estaba bien así, que no había problema.
Luego, acerqué mis manos hacia su bulto con la servilleta pero me decía que no, aunque seguía limpiándolo, incluso me tomó de la mano y me la retiraba pero seguí limpiándolo con la otra mano mientras se quería hacer para atrás pero no podía. Entonces, me le acerqué más y le acaricié el pene ya directamente sobre el pantalón, las servilletas las había dejado a un lado y mis pezones brotaban sobre la tela de mi blusa; por su parte, él se quedó quieto y sin decir palabra alguna, le señalé que esta vez, yo lo iba a complacer.
De inmediato, me le acerqué a su cuello y le di unos besos suaves mientras mis manos seguían recorriendo sus piernas, luego me levanté y me senté sobre sus piernas, enseguida me abrazó por mi cintura y le pregunté si le gustaba, me contestó que siempre le había gustado y soñaba con un momento así desde hacía mucho. Luego, me paré frente a él y mis senos quedaron a la altura de su rostro, me veía con deseo, entonces me retiré la blusa dejándole verme mis senos desnudos a su merced, entonces se me acercó y me los besó de forma delicada y suave.
Al momento, me recorrió un cosquilleo y lo besé temblorosamente en los labios mientras él me acariciaba las nalgas sobre el short, luego le desabroché su camisa y traté con su cinturón pero no dejábamos de besarnos. Por fin, pude alcanzar su pene ya erecto, estaba muy caliente, entonces se lo recorrí con mi mano y se lo saqué del pantalón, empezando a acariciárselo con ambas manos, al tiempo que me acariciaba la espalda y mis senos, luego le susurré al oído que me lo iba a coger muy rico.
Para entonces, mi short ya estaba mojándose con mis jugos vaginales, incluso me toqué sobre el short y lo deslicé hacia abajo de un lado, luego del otro lado y mis nalgas ya estaban descubiertas mientras él me ayudaba a bajármelo totalmente hasta que me lo zafé y abrí mis piernas para montarlo, ofreciéndole mi sexo a su pene. Por su parte, él me tocó la vulva con su mano pero le dije que no, enseguida la retiró y comencé a buscar su pene con mi panochita mojada, eso no me costó trabajo pues estaba muy excitada y se lo recorrí a lo largo con mi clítoris hasta que en un momento, logramos fundirnos en una penetración hasta el fondo.
En esa posición, él me decía que mi panochita estaba muy caliente, luego nos besamos y comencé con el sube y baja muy rico, aunque el cierre de su pantalón me raspaba un poco pero no me importó. Así cogimos unos pocos minutos, ya me tenía desnuda, a su disposición, entonces le pregunté si quería ir a mi cama, él aceptó y nos levantamos del comedor, tomándolo de la mano y lo jalé a mi cuarto; para esto, ya había preparado mi computadora para grabar el encuentro cachondo y como la cámara tiene sensor de movimiento, graba al instante de sentirlo.
Así pues, entramos y prendí la luz, enseguida nos besamos de pie y nos acariciamos como novios de esquina, luego lo acosté y le besé el pecho, bajando poco a poco hasta llegar a su pene y se lo mamé un ratito, su sabor con el mío era delicioso, también le besé los huevos y se los succionaba. Luego, me preguntó si me gustaba el “69” y sin responderle, subí mis piernas a la cama, acomodándome para esa posición y cuando me metió su lengua a mi vulva, sentí ganas de venirme, traté de aguantarme pero a los tres minutos, tuve mi primer orgasmo, tenía mucho que no hacía un “69” y me lo hacía muy bien.
Posteriormente, me puse de “a perrito” me cogia deliciosamente, me dijo que se me veía un anito delicioso, rosadito y jugosito, me lo empezó a frotar con su dedo y me lo metio un poco, yo aceleraba los movimientos y chocaban biestros cuerpos deliciosamente. Despues lo acosté boca arriba y me monte sobre el, nos besábamos y me agarraba los senos, me cogia rápidamente, sentía muy rico, luego sentí mis senos algo irritados, en verdad me succionaba delicioso asi que me di vuelta, seguía montándolo pero ahora con mi cara viendo hacia sus pies, le ofrecia una vista deliciosa, me agarraba las nalgas y me acariciaba el anito, fue allí que me metio su dedo y me hizo sentir en verdad una puta, me gustaba mucho. al cabo de un rato cambiamos de posición, fue de misionero, cogimos durante más de una hora, quedando con ganas de repetirlo lo abrazaba con mi piernas, nos besábamos en la boca y fue allí donde termine con un orgasmo muy rico, le pedi que se viniera, al eyacular me echo su lechita afuera de mi vagina, decía que para no correr riesgos de embarazo, quedamos abrazados unos minutos, platicábamos de varias cosas y surgio el tema de hacer un trio después, pero esto se los contare después. bye.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513656 veces