Apenas salí del funeral de mi esposo, en el mismo cementerio le comuniqué a mi cuñado Esteban, que pensaba pasar por la pequeña finca que era propiedad de mi esposo y mía, para ver qué decisión tomaba, si la vendía o la conservaba. Justo en el instante en que se lo decía, a la conversación se integró Ramirito, un sobrino mío de unos 18 años, hijo de mi hermana que se me acercó a darme el pésame.
Relato
Esteban me propuso que me acompañaría, para que no me sintiera tan sola, al mismo tiempo que Ramiro me preguntó si también podía ir, a lo que a los dos les dije que sí. Por lo que los tres quedamos en salir juntos para la pequeña finca durante el fin de semana.
La verdad es que todo se desarrolló de lo más normal, durante el viaje nos detuvimos en el camino, almorzamos, charlamos, recordamos algunas cosas del que había sido mi esposo, en fin la pasamos de lo más agradable. Hasta que finalmente llegamos a la finca ya cuando comenzaba anochecer.
La vieja casa aun mi esposo y yo la usábamos ocasionalmente, por lo que tenía todos los servicios. Lo que yo desconocía por completo era que mi difunto Javier, mantenía un alambique casero en lo que era el establo. Fue mi sobrino quien lo descubrió, y cuando mi cuñado Esteban, y yo entramos al potrero donde Javier tenía oculto su pequeña destilería, quedamos asombrados.
No tan solo tenía el alambique, sino que una gran cantidad de botellas llenas de aguardiente. No sé cómo será en otros lados, pero aquí mientras que no lo vendas, no es delito. Ya que para venderlo de manera legal, hay que sacar un sinfín de permisos.
Esteban mi cuñado, nos propuso probarlo, a ver qué gusto tenía. Por lo que entre los tres agarramos varias botellas, y como ya íbamos a cenar, las llevamos para la casa. Yo por mi parte como me sentía algo acalorada con el traje negro de luto que cargaba puesto, después de preparar la cena, y antes de servirla, me di una ducha, con la idea de refrescarme algo, fue cuando me acordé que una semana antes del accidente y fallecimiento de Javier, me había llevado toda mi ropa a casa. Por lo que lo único que se me ocurrió hacer para andar más fresca fue quédame en pantis, y sostén bajo la bata de baño, mientras servía la cena.
Mi cuñado y mi sobrino, mientras tanto estuvieron organizando las botellas, ya que mi difunto esposo no tan solo preparaba el aguardiente, sino que dentro de cada botella ponía algunas frutas a macerar. Por lo que había algunas botellas con piña, otras con ciruela, otras con tela fresca de coco, algunas con manzanas, en fin de todo tipo de frutas.
Yo terminé de servir la mesa, cuando me disponía a llamar a mi cuñado y mi sobrino, para que vinieran a cenar. Por lo que me acerqué donde los dos se encontraban, pero al estar cerca, no pude evitar el escuchar que ambos hablaban de mí. Mi cuñado por su parte le dijo a mi sobrino, que yo tenía un buen cuerpo, mientras que de esa manera me enteré que mi sobrino, siempre ha vivido enamorado de mí. Así los dos siguieron hablando, y yo escuchando sin que se dieran cuenta.
Esteban le comentó a mi sobrino, que de no ser porque su hermano había recién muerto, se atrevería a proponerme que me acostase con él. A lo que mi sobrino riéndose le dijo que de no ser porque yo era su tía predilecta, hacía tiempo que hubiera tratado de acostarse con migo. Yo no podía creer lo que los dos decían. Me asombré realmente, máxime cuando mientras preparaba la mesa para cenar, me acorde de mi difunto esposo, y me decía a mi misma ¿ahora quien me hará sentir tan feliz en la cama como él lo hacía?
Me retiré, un poco e hice algo de ruido mientras los llamé para cenar, pensando que lo mejor era que no me diera por enterada de los ocultos deseos de mi cuñado, y mi sobrino. Durante la cena, Estaban propuso que probásemos algunas de las bebidas que había dejado preparadas Javier antes de fallecer.
De inmediato Ramiro mi sobrino lo secundó, y yo por no llevar la contraria, les dije que sí. Así que a medida que fuimos comiendo, fuimos probando alguna de las botellas. Yo no soy una bebedora experta, pero cada una de las diferentes bebidas sabía exquisita. Tanto que aun y después de terminar de cenar, seguimos abriendo y probando otras botellas.
Quizás ya eran las diez de la noche, cuando sintiéndome algo alegremente mareada, me dio por poner algo de música, con la excusa de que no quería sentirme triste por el fallecimiento de mi esposo. Casi de inmediato Esteban mi serio cuñado me invitó a bailar, a lo que apoyado por Ramiro, diciéndome. Si tía baila para que te sientas mejor, por lo que no me quedó más remedio que aceptar.
De bailar con Esteban comencé a bailar con Ramiro, y así estuvimos durante un largo rato, pero a medida que seguí bailando con ellos dos, me di cuenta de que en cada pieza de baile, ambos como que se tomaban mayores libertades.
Ya que a medida que seguimos bailando, y bebiendo las ricas bebidas que había preparado mi difunto esposo. Tanto Esteban mi cuñado, como Ramiro mi sobrino, acariciaban suavemente mi cuerpo, y hasta de manera discreta me plantaban un pequeño beso en mis cachetes cada vez más cerca de mi boca.
Yo por mi parte, como los había escuchado hablar, comencé a pensar como sería el acostarme con uno ellos dos, pero también pensé, ¿y si el otro se molestaba, que pasaría? ¿Se pondrían a pelear? Por lo que no sabía qué hacer, al tiempo que mientras bailaba con alguno de los dos, dejaba que comenzaran a manosear mis nalgas.
Así seguimos bebiendo, y bailando, cuando Esteban me preguntó si no sentía calor, a lo que yo inocentemente le respondí que sí, y de inmediato mí sobrino Ramiro me dijo, bueno tía si tienes tanto calor como el que tío Esteban, y yo sentimos, ¿por qué no te quitas esa calurosa bata? Y al tiempo que él dijo ese tanto mi sobrino como mi cuñado se quitaron las camisas.
Yo bien pude haberles dicho que no, pero seguramente ni lo pensé, ya que cuando los vi a los dos descamisados. De inmediato me provocó dejar caer la bata en el medio de la sala, quedándome en pantis, y sostén ante mi cuñado, y el hijo de mi hermana.
Apenas la bata tocó el piso, los dos de inmediato comenzaron a decirme lo bello que era mi cuerpo, lo bien que me conservaba, que mis senos eran hermosos, que no darían por tocarlos, en fin me abrumaron diciéndome tantas cosas bonitas sobre mí, que a medida que continuaron alagándome, se me fueron acercando los dos. Yo solamente sin saber que responderles me senté en el sofá.
Casi de inmediato ambos tomaron asiento a mi lado, y sin dejar de decirme lo mucho que yo les gustaba, y lo felices que yo los haría si les permitiesen acostarse conmigo, no supe cómo decirles que no. Al tiempo que tanto Ramiro como Esteban continuaban alagando mi cuerpo, sus manos se deslizaban por sobre toda mi piel. Comencé a sentir sus labios sobre mi boca, mis senos, y hasta entre mis muslos. En mi vida había ni tan siquiera soñado, o fantaseado que algo así me pudiera pasar a mí.
En cierto momento yo misma agarré una de las tantas botellas, y a pico de botella me di un buen trago, pero al bajar la vista encontré a Ramiro mi sobrino, tras quitarme las pantis, su rostro metido entre mis piernas, yo las separé más mis piernas, y de inmediato comencé a sentir como ese jovencito de apenas 18 años enterraba su rostro entre mis muslos, y con su boca hacía unas tremendas delicias a mi desnudo coño.
Por su parte Esteban casi de inmediato comenzó a besarme en la boca al tiempo que acariciaba divinamente mis tetas, y de manera casi mágica me quitó el sostén, al tiempo que sentí como su lengua jugaba con la mía, dentro de mi propia boca. Yo estaba súper deseosa de sentir sus vergas dentro de mi coño, pero el placer que Ramiro me proporcionaba era algo único, en mi vida mi marido nunca me había ni tan siquiera llegado a lamer mi coño. Por lo que al sentir como su lengua lamía mi inflamado clítoris, y sus dientes me lo mordisqueaba sabrosamente, hizo que disfrutase de un salvaje orgasmo como nunca antes lo había disfrutado.
Con mis manos restregaba la cabeza de mi sobrino contra mi coño, mientras que mi cuñado sin dejar de besarme salvajemente, fue deslizando sus dedos hasta mis apretadas nalgas, al tiempo que comenzó acariciarlas. Pude sentir alguno de sus gruesos dedos, cuando me los fue introduciendo por el culo.
Me di cuenta de que por lo visto, a mi cuñado al igual que mi difunto esposo le encanta ese tipo de relación, por lo que no fue nada raro para mi, al poco rato de estar sintiendo sus dedos, el comenzar a sentir como me enterraba su verga entera entre mis nalgas.
Yo sé bien que estaba algo bebida, por no decir que bien borracha, pero me acuerdo de casi todo lo que entre los tres hicimos. Ya que luego de que Ramiro me hizo disfrutar de yo no sé cuantos orgasmos, mamando mi coño. Al rato de que Esteban ya había comenzado a clavarme su verga por el culo, mi sobrino quitándose los pantalones, dirigió la suya directamente a mi coño. Yo chillaba de placer a medida que ellos dos me seguían haciendo de todo.
El resto de la noche, y gran parte de la madrugada, tanto Esteban como Ramiro mi sobrino, hicieron conmigo lo que les dio la gana. Ya que aparte de darme por el culo, y el coño las veces que se les antojó, también en un sin número de ocasiones les mamé sus vergas.
A la mañana siguiente cuando me desperté tirada en el balcón de la casa, completamente desnuda, al principio no tenía ni idea de lo que había pasado. Pero al poco rato mientras me dirigía a mi habitación y vi tanto a Ramiro como a Esteban durmiendo desnudos cada uno en uno de los sillones de la casa, recordé todo en gran parte. Estaba que me moría de la vergüenza, y cuando salí de la ducha y me los encontré a los dos, no dijeron nada.
Así seguimos sin hablarnos, hasta que llegamos a la ciudad, fue cuando les dije que se habían aprovechado de mí, de lo mucho que yo había bebido. Mi sobrino quiso decirme algo, pero lo mandé a callar, diciéndole. Después habló contigo. Pero antes de que me dejen en casa, quiero que sepan que la próxima semana pienso volver a la finca, así que los dos están invitados para que me ayuden a limpiar.
Desde luego que tanto mi cuñado como mi sobrino me volvieron acompañar….
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 309821 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:37) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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