me encanta viajar y siempre llevo mi ropa de chica en la maleta
Relato
paula anakena: Me encanta viajar y cuando voy a un destino que me parece interesante, llevo en mi maleta mi ropa de chica. Así estoy siempre preparada por si la situación lo amerita a transformarme en la mujer que me encanta ser. Llevo conmigo medias caladas, ligas, colaless, minis varias, algunos petos transparentes, rellenos para mis senos, pelucas, y algo para ponerme encima. Por lo ge...neral busco hoteles en que no sea complicado entrar de chico y salir de chica. A veces es mejor quedarse en los suburbios y no en el centro, allí circula generalmente más gente y es difícil salir cuando quieras... Lo mejor de todo se dio en Buenos Aires. La segunda noche allí, tomé un taxi y le pregunté al chofer si había algún barrio de travestis, él me dijo que lo mejor era Constitución. Le pedí que me llevara y partimos. Al llegar vi que en cada esquina habían 20 o más chicas, todas ellas vestidas muy putas. Recorrimos el sitio y finalmente nos quedamos en una esquina donde había una que me había llamado mucho la atención en la primera pasada. Le pagué al chofer y bajé del auto. Me dirigí a la chica que me gustaba, hablé con ella y me llevó a una hermosa casa donde vivía. En el techo habían un par de cuartos y entramos al suyo. Nos besamos y acariciamos excitadísimos, nos desvestimos mutuamente y después de chuparle sus pequeños senos, su pene chiquito, la penetré con pasión, ella hizo lo mismo conmigo y terminamos juntos, yo sobre mi vientre y ella en mi interior. Le conté que me travestía regularmente, que a veces salía a la calle a pasear de chica y tenía sexo con chicos que me gustaban, que no lo hacía por dinero sino solo por placer, que me fascinaba vestirme muy sexy y sentir que los hombres se excitaban al verme y me deseaban. También le dije que como travesti era lesbiana y moderna y me había enamorado de su belleza y que mi sueño de siempre era estar un par de semanas en un burdel, que podría hacer todo lo que las otras chicas hacían pero que dejaría todo el dinero que ganara para la casa. Me contestó que a la vuelta de la casa había uno que era de una chica travesti de salta, que era su amiga y podía preguntarle. Fuimos a verla, hice mi propuesta y la aceptó. Me dijo que tenía un cuarto libre y que podía quedarme allí. Llamó a las chicas de la casa y me las presentó, les explicó que no tenía mucha experiencia, que me enseñaran y cuidaran. Inmediatamente tomé un taxi hasta mi hotel, recogí mis cosas de chica y volví al burdel. Al llegar allá todas me desvistieron y comenzaron a arreglarme, me maquillaron y quedé preciosa. Lo primero que hicimos fue salir a pasear por el barrio para que me acostumbrara a hacerlo, me presentaron otras chicas. Me sentía muy feliz, estaba cumpliendo un sueño. Me veía muy sexy y de todos los autos que pasaban me miraban sonrientes. Volvimos a la casa y las chicas decidieron que no era bueno que saliera a la esquina esa noche. Me dijeron que esperara allí y que ellas verían que si algún chico quería estar con varias a la vez me avisarían. Me quedé con la dueña y charlamos. De pronto entra una de las chicas y me avisa que hay un chico para nosotras. Fui al cuarto más grande de la casa, en este habían varias camas y muchas veces ellas tenían sexo al mismo tiempo con varios hombres. Era muy oscuro y difícil de verse, pero los clientes se excitaban al sentir a otros teniendo sexo cerca de ellos. La chica ya le había sacado el pene y se lo chupaba entero. Lo abracé y comencé a besar y a acariciar, lo desnudé suavemente, le chupaba sus tetillas mordiéndolas suavecito y en un momento, él tomó la cabeza de la otra chica, la levantó y me hizo bajar a su pene, se lo chupé entero y ya sentía que iba a terminar en mi boca. En ese momento puso a la otra chica sobre la cama y la penetró. Yo le tocaba sus testículos y lamía su cuerpo. El hombre se vino en mi amiga. Lo ayudamos a vestirse mientras recorríamos su cuerpo con nuestras lenguas. Al salir del burdel le pagó a la chica y le dijo que había sido maravilloso y que volvería a culearme a mí. La chica volvió, me entregó el dinero mío, se lo entregué y le dije que por eso me lo metiera y acabara en mí. Estaba tan excitada que mi culo se había dilatado tanto que a la chica le costó acabar. Volví al cuarto de la dueña y le conté. Esa noche tuve 4 clientes más. La dueña estaba feliz y yo también.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120861 veces