Una dueña de casa 1

Por mi trabajo técnico superior eléctrico mecánico debo visitar algunas casa que solicitan una revisión de sus instalaciones, llego a un domicilio y me recibe una señora diciéndome que no me puede recibir por que no esta su marido, le comento que deseo ver el problema eléctrico no su marido, pero igual se aferra a sus palabras. Dos días después el marido me reclama que no he ido a su casa y le comento que si y lo dicho por su señora, venga me dice, dejaré instrucciones en casa.
Vuelvo a esa casa y ahora encuentro a la señora recién salida de su cama apenas cubierta con una frazada y muy arrepentida y abatida me recibe. El problema está en su dormitorio y ella trata de entrar primero, pero le gano, al ingresar veo una cama desarmada y sobre la cama un consolador de regular tamaño…, sorprendido miro a la señora y esta apesadumbrada me mira y mordiéndose los labios lo coge guardándolo en un cajón del velador…, ella sigue tapada por su frazada, no se por que se la quito y ¡oh! admiración de mi parte esta desnuda, llorosa y suplicante me dice usted nada ha visto, mi marido es muy escrupuloso y antiguo en sus fundamentos y las mujeres servimos para procrear y nada mas, por lo que no me acaricia ni me consuela cuando llegan mis días de agitación erótico en el mes y debo calmarme con este instrumento, estoy en pleno período de fogosidad erótica y soy joven, me dice, veía a una mujer de unos 30 años desnuda con sus senos duros y sus pezones irritados por la pasión acumulada en sus estimulado cuerpo de físico agradable, desnuda se veía una vagina bien rasurada y cuidada destilando fluidos por su excitación…, la abrazo y ella retrocede asustada, caemos sobre su cama, aprovecho de introducirle entre sus piernas mi mano y mis dedos ingresan en esa vagina bien cuidada, la mujer se sacude y gime angustiada, a mis caricias responde excitada y ansiosa…, espera me dice sabe lo que vendrá y no se opone, espera me dice mis hijos están en su pieza, se levanta cierra con cerrojo la puerta y me permite abrazarla ya me había desnudado de mis ropas así que ambos desnudos nos abrazamos, sabía ella lo que vendría y me dice con cuidado mi marido es un hombre maduro lo hace reposado y su pene no es grande…, tú eres joven y vigoroso me vas a traspasar desmembrándome, hazlo con cuidado y se acomoda en la cama, me ubico entre sus piernas toma mi pene y exclama ¡caracoles! Es grande, duro y gordo, me vas a destrozar, ten cuidado y lleva mi pene a su vagina comienzo a abrir ese conducto sintiendo como se dilatan sus pliegues vaginales, se estremece adolorida con la entrada de este nuevo miembro que se clava en su vagina dilatándola al doble de cómo lo hace al entrar en ella su marido y gime revolcándose adolorida y embutida por mi pene, suspira entrecortada a medida que mi pene la penetra, espera me dice es tremendo no me va a entrar, gime adolorida y pesarosa sintiendo como mi pene abría su vagina casi partiéndola, solloza y suspira angustiada.., mi pene en una dura y profunda entrada la penetra totalmente y ella grita adolorida… ¡ay!, es grande me rompes…, luego dice quieto, quieto… me detengo unos minutos para que esa vagina se adapte a mi pene y comienzo un suave entre y sale que voy acelerando poco a poco, cinco minutos después ella clama rómpeme dámelo todo, ¡ah…,oh…, soy tuya!..., rómpeme…, a continuación ella mueve locamente sus caderas es extravagante como se estremece con mi pene en su matriz, desenfrenadamente, obscenamente se menea lujuriosamente diciéndome años que no gozaba…, años que no me satisfacían como hoy, penétrame, dame duro , ¡ah …oh…tuya…!, a continuación se enrosca y arquea desesperada entregándome sus orgasmos entre gritos y gemidos de placer y gozo.., sus líquidos suavizan mis roces contra su vagina y puedo entrar y salir con mayor facilidad ella agotada y satisfecha se relaja dejándome poseerla a mi gusto hasta llenar sus entrañas con mi semen… ¡Oh! me dice, como me inundas me estas preñando…, estos días de excitación voluptuosas amorosas me viene cuando estoy en mis días fértiles…, así que con toda la leche que me echaste en mi matriz quede embarazada de seguro.
En eso suena el teléfono y era su marido quien preguntaba si estaba el técnico ella miente diciendo…, vino miro el problema y dijo que volvería mañana a repararlo por que ya descubrió que era. El marido le pregunta por que esta tan agitada su respiración y ella miente diciéndole cuando sonó el estaba en la cocina y corrí al teléfono para no detestar a los niños…, ah…ah, dice el marido anunciándole a la tarde llegaré después de las ocho.
Ella me mira y me dice te quedas o tienes que irte, tengo que trabajar le digo vuelvo a la tarde eso de cinco así tenemos tres horas antes de que llegue tu marido…, ella sonríe y me dice me creerás puta, pero años que no gozaba relajándome con un coito te espero a las cuatro.
Salgo y vuelvo en la tarde llego tipo cuatro, le pregunto por sus hijos y me contesta están jugando en el patio de la vecina con los hijos de esta. Estamos solos en la casa. Que me dijeron, la tome entre mis brazos subí sus vestidos estaba sin calzones, saco su blusa y estaba sin corpiño, estaba preparada para un encuentro sexual conmigo, la llevo a la cama y sin autorización la penetro de un golpe hasta el fondo de sus entrañas, como gemía y gritaba para luego de ensartada se mueve en un desesperado y desenfrenada lujuria de apareamiento mientras se quejaba y gemía ardiente por ese pene que la enloquecía .llegando a una deliciosa relajación de sus hormonas al entregar al amo que en esos momentos riega sus entrañas con ríos de semen su matriz.
Al otro día reparo la tierra de la casa que fallaba y luego me encierro en su dormitorio con Romina, como gemía, gritaba y sollozaba siendo penetrada y entre estos entregaba sus orgasmos de placer y gozaba como una perra en jauría canina, como gozaba y se meneaba exquisita entregándome sus orgasmos le conté tres. Esta mujer, Romina era una distinguida dama entregada al amor, se erguía licenciosamente movía sus caderas indecentemente buscando saciar sus necesidades carnales, era una dueña de casa ardiente de pasión y placeres con un marido que no la comprendía ni la sabia descargar de sus discernimientos voluptuosos, necesitaba un macho que la compensara y ahora tenía uno el cual ella no dejaría escapar amaba a su marido padre de sus hijos pero deseaba a este semental que la tenía en esos días preñada y entregaría a su marido un hijo fecundado por su nuevo semental y amante.
Cada semana visito esta casa en horas que el marido trabaja y sus hijos duermen, ella no se hace de rogar y con gran felicidad me acompaña a su dormitorio, ya imaginaran lo que allí sucede se recuesta en su cama sube sus polleras saca sus ropas interiores y con un gran abrazo de placer me recibe sobre su cuerpo y su mano guía mi pene hacia su matriz allí juego con su vagina mientras la acaricio y beso, recorriendo mis manos su cuerpo ardiente de pasión y de entregarse a una delicada copula con su semental joven que la recompensa de todos sus sufrimientos carnales gimiendo, resoplando, saciándose de sus alborotadas hormonas entregando sus orgasmos a quien divinamente la disfruta y consuela .moviendo extravagantemente sus caderas al meneo de su amante que la goza con placer llevándola al limbo de las lujuria saciando sus necesidades.
Hoy cumplimos ocho meses de placenteros encuentros carnales. No fue muy agradable para Romina este encuentro amoroso, su vientre dilatado por el bebé que tenia adentro le dolía…piensa entonces que tiene dos problemas a solucionar su abultado vientre no le permite saciar a su amante Leo y su vecina que ya curiosea cuando le encarga sus hijos diciendo parece que estamos en conquista, recuerda que eres casada… tu ves como yo me muerdo de sentirme placenteramente saciada y debo callar mis hormonas por no ser pillada por mi marido en malos , bueno para él, para mí buenos , pasos entregándome a un semental meditado para liberarme de mis antojos.
Conversa con su semental Leo sus problemas que tiene con Ruth su vecina y este le dice cítala mañana por la tarde eso de las tres, llegaré y la haré mi mujer como sea, necesito que este aquí y sin preocupaciones no se que harás con los niños…
Yo me la arreglo dice Romina… (leer “Una dueña de casa” 2)