Hola mi nombre es Alba (ese no es mi verdadero nombre) y hace unos pocos días, Magda (tampoco es su verdadero nombre) mi mejor amiga y vecina, me acompaño al municipio de Cabo Rojo, aquí en Puerto Rico. En principio nuestros respectivos esposos nos pensaban acompañar, pero como los dos son miembros de la Guardia Nacional, nos enteramos a última hora que habían sido activados justo ese fin de semana largo, lo que posteriormente resultó ser falso, pero de eso les hablaré luego. Ya que fue lo que nos provocó a mi amiga y a mí disfrutar de una larga y sabrosa venganza.
Relato
Como ya Nepomuceno (desde luego que no es su verdadero nombre) mi marido, había hecho la reservación, de una cabaña para las dos parejas, y tanto Magda como yo estábamos tan ilusionadas con ver eso de la laguna fosforescente, fue idea de Usmail (adivinen, aja, tampoco es su verdadero nombre) el marido de Magda, que las dos nos fuéramos a disfrutar de ese fin de semana juntas a Cabo Rojo. Mientras ellos dos sacrificadamente estaban y que de maniobras. Bueno como ni Magda ni yo somos, o mejor dicho no éramos, mal pensadas, decidimos aceptar su propuesta, ya que todo estaba listo, incluso, tanto ella como yo habíamos comprado nuevos juegos de trajes de baño, estilo hilo dental brasileros, es más, habíamos hecho los arreglos para alquilar, los servicios de un guía con su bote, para ir a la bahía luminiscente.
El viernes en la tarde cuando mi amiga y yo ya íbamos por carretera, al pagar el peaje de la salida Caguas, vi a un oficial de la policía que fue novio mío, y cuando se lo dije a Magda, ella no me creyó, ya que el tipo es alto, con cuerpo de atleta, piel color canela, en fin tremendo muñeco. Así que decidí detener el auto para presentárselo, cuando Carlos vio que me bajé del auto, enseguida se me acercó y tomándome entre sus brazos, me dio un soberano beso, que me dejó toda loca, para después preguntarme por mi marido, ya que lo conoce. Cuando le comenté que estaba de maniobras con la Guardia Nacional, me dijo que eso era un cuento chino, ya que él pertenece a la misma unidad, y no tienen maniobras hasta la semana próxima. A todas estas Magda también se bajó del auto y vio como Carlos me planto tremendo beso, pero también escucho todo, sus ojos se pusieron como los de una loca y casi de inmediato buscó el teléfono celular para llamar a su marido Usmail. Pero al parecer el teléfono de su marido estaba apagado. Yo aproveché y le presenté a Carlos a mi amiga, que trató de disimular la incomodidad que sentía, al enterarse que nuestros maridos nos habían mentido. Después de otro profundo y tremendo beso así como de un buen agarrón de nalgas, me despedí de mi ex novio, y ya en el auto a Magda le dio por querer regresar a casa, por lo que le dije, que si ellos nos estaban engañando, bien podíamos aprovechar la ocasión nosotras, para engañarlos también, aunque por dentro me moría de la rabia, pero sabía que nada ganaríamos con irnos a la casa, y esperar todo el fin de semana que el par de sinvergüenzas regresaran.
Magda finalmente, aceptó mi propuesta, pero de inmediato y de manera bien indiscreta, me preguntó por Carlos. Le conté que cuando estábamos recién casados, en una ocasión discutimos, porque criticó mi manera de cocinar, el alboroto que armé y como de paso le rajé la cabeza con un plato, una vecina llamó a la policía, pensando que era él quien me pegaba, el oficial que atendió el caso fue Carlos. Nepu terminó arrestado, por la ley 54, y yo terminé acostándome con Carlos. Y así lo estuvimos haciendo por varios meses, hasta que la juez nos envió a un consejero matrimonial, después de lo cual Carlos y yo decidimos dejar de vernos.
Magda se quedó sorprendida por la confesión que le hice, y fue cuando ella me confesó a la vez, que en unas cuantas de ocasiones, ella se había acostado con varios compañeros de trabajo, desde luego sin que su marido se enterase. Fue cuando las dos nos pusimos a reír como un par de locas, y decidimos realmente vengarnos de nuestros maridos, pero de manera especial. El resto del viaje, nos paramos a comer, y finalmente llegamos a la cabaña que habíamos alquilado, donde ya una vez instaladas, descaradamente me quité las pantis y las colgué al lado de la puerta de la cabaña, cuando Magda vio eso le dije, es un tipo de mensaje que solo lo entenderá aquella persona a quien va dirigido, y de inmediato ella me imitó haciendo lo mismo y colocando su panti al lado de la mía.
Como era algo tarde cerca de las nueve de la noche, después de casi cuatro horas de estar manejando, mi amiga y yo decidimos descansar, así que abrimos un par de cervezas y se le ocurrió a Magda que nos pusiéramos los trajes de baños que habíamos comprado, para ver como se nos veían. Lo cierto es, que tanto los dos que ella compró, como los tres que yo compré, no dejaban nada a la imaginación. Me acuerdo que cuando los compramos en la tienda, no nos parecieron ser tan indiscretamente reveladores, pero ya en la cabaña tanto a Magda, como a mí, nos parecían extremadamente desvergonzados. Mientras seguimos probándonos los trajes de baños, seguimos bebiendo cerveza, yo le mostraba mis nalgas y senos a ella y ella, me mostraba los suyos a mí de manera seductora, pero al darnos vuelta, en cierto momento mi amiga me hizo notar, pasándome su dedo medio de la mano derecha, por sobre la piel de mis muslos, diciéndome, que se me notaban mucho los pelos de mi coño, eso me hizo sentir algo entre avergonzada y algo sabrosamente raro, el que ella casi hubiese tocado mí coño. Un poco pasmada, le hice la misma observación, pero sin llegar a tocarla. Pero de inmediato reaccioné, diciendo que eso tenía remedio y que yo estaba preparada para eso, Magda se me quedó viendo, mientras yo sacaba de mí maleta, la crema depilatoria y un par de maquinillas para depilar, además de una pequeña tijera.
Así que abriendo otro par de cervezas, le dije a mi amiga que lo mejor era que ambas nos depilásemos, si al fin y al cabo lo que se van a comer los gusanos, que lo disfruten los humanos. Eso le causó gracia a Magda y al igual que yo sin vergüenza alguna nos despojamos de las pantis de de los trajes de baños, y una frente a la otra nos sentamos a untarnos la crema depilatoria. Yo deseaba hacerme una especie de corazón con mi monte de Venus, mientras que Magda en un dos por tres dejó su vulva completamente calva. Lo cierto es que quizás por falta de práctica, lo que yo quería que fuera un corazón, parecía de todo menos eso, hasta que mi amiga me dijo que ella me podía ayudar, a lo que yo le respondí sencillamente que sí.
Magda recortó primero con la tijera todos los largos vellos de mi coño, pero cuando volvió a tocar mi piel con sus dedos sentí esa sabrosa sensación nuevamente, casi de inmediato sentí sus dedos regando la crema por sobre mi piel, haciéndome sentir algo nuevo y diferente, yo procurando controlarme simplemente me di otro trago de cerveza, y me recosté sobre el sofá donde nos encontrábamos sentadas, dejando mis piernas bien separadas. Sus dedos recorrían prácticamente todo el exterior de mi coño, haciéndome suspirar profundamente, hasta que finalmente me dijo, que había terminado de darle forma al corazón y que me limpiaría con una toalla húmeda, yo esperaba que se limitase a limpiar por donde había recortado, pero cuando sentí, la toalla y sus dedos dentro de mi coño, casi me da un ataque, pero de alegría.
Tanto ella como yo ya nos habíamos tomado varias cervezas, así que cuando me dijo que había terminado y después de darme unos cuantos golpecitos casi sobre mi clítoris, sentí sus labios que besaban ligeramente mi coño, no pude aguantarme más y sentándome nuevamente frente a ella, mientras la miraba fijamente a los ojos, la tomé por la cabeza y uní mis labios a los de ella. Magda no ofreció resistencia alguna a mis besos, ambas como que en medio de todo nos encontrábamos completamente de acuerdo, yo me quité el sostén de mi traje de baño, al igual que ella lo hizo, y como un par de desenfrenadas salvajes nos comenzamos a besar intensamente, nuestras manos mutuamente recorrían todos nuestros cuerpos, sentía el suave contacto de su piel contra la mía, nuestros aromas se confundían, el calor de su cuerpo me volvía loca, en fin las dos dimos rienda suelta al placer de estar la una con la otra íntimamente.
Para mí era la primera vez, con otra mujer, y quien mejor sino, que mi mejor amiga, con la que ya no tenía secreto alguno. Entre los besos y caricias, las dos nos fuimos acomodando sobre el sofá, hasta que algo me llevó, a colocar mi boca sobre su ya depilado coño, quería hacerla sentir inmensamente feliz, así que comencé a chupar su inflamado clítoris y a lamer profundamente todo su mojado coño, mientras que Magda no dejaba de gemir y suspirar profundamente, y de decirme casi sin aliento, que continuase.
Ambas continuamos besándonos y acariciándonos, hasta por aquellos los lugares que mi esposo respetaba. Su lengua, su boca, dedos y en fin, todo su cuerpo, me hicieron sentir delicias que en mi vida había ni soñado que pudiera disfrutar. Las dos completamente desnudas, nos fuimos a una de las camas y continuamos besándonos y restregando nuestras vulvas la una contra la otra, hasta que ambas quedamos exhaustamente satisfechas, tras disfrutar de un sin número de orgasmos como nunca antes los había sentido y disfrutado.
Cuando nos despertamos al día siguiente, las dos estábamos abrazadas, me desperté algo avergonzada, sin saber que decir, fue cuando Magda tomándome entre sus brazos me volvió a besar para después darme las gracias por haberla hecho tan feliz, y justo en ese instante yo rompí a llorar como una tonta, ya que sentía lo mismo, y no sabía ni cómo expresarlo de la manera tan linda que mi amiga me lo había dicho. En esos momentos Magda me confesó, que algunas de las personas, con quien se acostaba en su trabajo, eran mujeres, pero que también lo había hecho con dos de sus jefes, que eran hombres.
Yo me quedé sorprendida, por lo que ella me había dicho, la verdad es que nunca llegué a pensar que Magda hiciera eso, ya que siempre ha sido la más seria de las dos. Pero me quedé callada, y de inmediato la invité a que nos pusiéramos nuestros tangas y saliéramos a joder, después de que desayunásemos. Tanto el tanga de Magda como el mío, nos quedaron ni que pintados, por donde pasábamos nos decían cosas, algunas que llegaban hacer que nos ruborizáramos de verdad, otras nos hicieron sentir incomodas, pero la mayoría valía la pena escucharlas. Sobre todo cuando tu marido no te dice nada, así pasamos todo el día del sábado metiéndonos en la playa y tomando sol, y viendo posibles prospectos. Pero en realidad en esos momentos, era lo menos nos llamaba la atención, tanto a mi amiga como a mí, quizás sería porque como me sentía tan bien y tan bien, en su compañía y pienso que ella en la mía, que no estábamos pensando en machos.
Después de cenar en la cabaña y volver a jugar un rato entre nosotras, nos dirigimos al muelle para tomar la lancha y ver el fenómeno de la bahía bio luminiscente. Como hacía bastante calor ambas fuimos en tanga, con apenas una bata playera por aquello de si nos daba algo de frio, además llevamos una neverita llena de cerveza, para refrescarnos. Al llegar rápidamente encontramos la lancha que habíamos contratado, y resultó ser más grande de lo que yo esperaba, además en lugar de un guía nos acompañaron dos, realmente eran un par de jovencitos, que apenas y comenzaban a salirle pelos en la cara.
Desde que Magda y yo abordamos la lancha me di cuenta de la forma y manera en que ellos nos devoraban con la vista, nos miraban el culo y las tetas, de una manera única, era como si los dos estuvieran hipnotizados, por nuestras partes. Por aquello de reírnos un poco entre nosotras, le propuse a Magda que le hiciéramos una pequeña maldad, a los muchachos. Al ella preguntarme cómo, le indiqué a mi amiga que al igual que yo, se quitase la bata de playa, y con toda intención los dejase ver sus nalgas y sus tetas, ya que al fin y al cabo, lo que se van a comer los gusanos, que lo disfruten los humanos, aunque tan solo, fueran un par de chicos viéndonos el trasero. El efecto fue inmediato y bien gracioso, por lo menos para nosotras dos, uno de ellos apenas y podía ocultar su erección torpemente con sus manos, mientras trataba de ir señalándonos los nombres de las áreas por donde pasaba la lancha, mientras que el otro, no se atrevía a moverse de detrás del pequeño timón, ¿quién sabe por qué?
La cosa es que apenas abandonamos el muelle, yo abrí un par de latas de cerveza, entregándole una a Magda y quedándome yo con la otra, y por aquello de ser cortes, aunque se trataba de unos chicos, les pregunté si deseaban darse una cervecita para refrescarse, y los dos al unisonó me respondieron que no gracias, por lo que yo no insistí, pero al igual que yo, Magda se tomó la suya como si fuera agua, y así seguimos bebiendo varias cervezas, hasta que llegamos a la zona luminiscente.
El más joven de los chicos, de inmediato nos comenzó a contar sobre los dinoflagelados, que son los animalitos o bacterias que generan ese efecto en el agua, nos pidió que diéramos un vistazo a la parte trasera del bote, y nos hizo notar la gran estela brillante, que había quedado, explicándonos qué eso es la bio luminiscencia, y mientras nos seguía hablando del tema, se dio un chapuzón, generando una gran gama de colores luminiscentes, tanto a en las aguas a su alrededor, así como sobre su propio cuerpo.
Yo me comencé a sentir un poquito suelta y sin pensarlo mucho me tiré tras él al agua, y quizás por la manera en que caí, se me soltó el sostén, y sin darme cuenta quedé con mis tetas al aire, hasta que Magda riéndose como una tonta, me hizo ver en la condición en que me encontraba. De inmediato el jovencito, buscó el sostén y me lo iba a entregar nerviosamente, cuando viéndolo a los ojos, le dije de manera picara, creo que eso no fue lo único que se me cayó.
Al tiempo que lo decía con una de mis manos solté con toda intención la parte baja del traje de baño, quedando del todo desnuda dentro del agua, en ese momento me sentí bien libre y comencé a nadar alrededor de la lancha, viendo como mi cuerpo brillaba en la oscuridad de la noche, fue cuando de momento guiñándole un ojo, le dije que me acompañase a la orilla del mangle cercano, y que para que me ayudase a ponerme las dos piezas, de inmediato comencé a salir del agua a medida que me retiraba del bote, y me acercaba a la orilla.
Sentí como el barro negro del mangle se pegaba a mí piel, a eso lo llaman babote, y es de un fuerte olor a metano, producido por la materia vegetal descompuesta. Al llegar a la orilla sentía casi todo mi cuerpo cubierto por eso, pero no le di mayor importancia, es más hasta me hacía sentir más excitada, mi único interés era el de acostarme en la isleta del manglar con ese chico, quien me seguía cual perrito faldero, cargando en sus manos mi traje de baño. Cuando llegó a mi lado, no tuve necesidad alguna de decir nada, simplemente le bajé los pantalones, y emergió su erecto miembro.
En ese instante dirigí mi mirada al bote, que se encontraba anclado a unos 30 pies de nosotros, también me di cuenta, de que mi amiga y el otro chico habían encontrado ya en que divertirse.
Así que sin preocuparme más por Magda, tomé el miembro del joven y sin perder el tiempo, me dispuse a mamárselo por un corto instante, ya que deseaba sentirlo dentro de mi coño. Me recosté completamente sobre el húmedo y blando barró negro, mi acompañante sin pérdida de tiempo, al ver mis piernas bien abiertas, no dudó ni por un segundo, en que era lo que le correspondía hacer.
Cuando comencé a sentir como su miembro se abría paso dentro de mi coño, en ese instante me convertí en la mujer más feliz del mundo, el chico se pegó a una de mis tetas y la estuvo mamando deliciosamente por un buen rato, mientras que yo moviendo mis caderas disfrutaba de sus profundas penetraciones, pero en cierto momento le dije que deseaba que de la misma manera que me mamaba las tetas me mamase el coño, y sin necesidad de repetírselo dos veces, retiró su cuerpo del mío y de rodillas ante mí, se dedicó a mamar coño de manera bien salvaje, provocando que yo disfrutase de un tremendo orgasmo. Tras lo cual dándome la vuelta le mostré mis nalgas llenas de babote y lo invité a que continuase metiéndome su miembro, pienso que al verme mis nalgas paradas pensó que me lo enterraría por el culo, pero no fue así yo misma dirigí su caliente verga nuevamente dentro de mi coño, y él comenzó a cabalgarme divinamente, hasta que al poco rato se vino dentro de mí.
Cuando los dos nos pusimos de pie, todo mi cuerpo y cabello apestaba y estaba lleno de ese babote, así que volví a meterme al agua y como si me estuviese bañando en la tina de mi casa logré sacarme casí todo lo que se me había pegado, mientras que mi acompañante hacía lo mismo, fue cuando abriendo mis piernas descaradamente me dedique ante sus ojos a medio lavar mi coño, y expulsar lo que él había dejado dentro.
Luego volví a voltear para ver a mi amiga en el bote, al igual que yo ya había terminado, después me enteré porque me lo dijo ella, que nada más se dedicó a mamar la verga de su acompañante con su juego. Así que agarré las dos piezas de mi traje de baño y regresé al bote que se encontraba más cerca de la orilla. De regreso nadie dijo nada, yo por mi parte seguí bebiendo cerveza, mientras que Magda, no dejaba de besarse con su pareja. Hasta que llegamos al muelle, me puse mi bata encima, sin ponerme el bañador, bajándome del bote apenas toco el muelle, Magda se despidió de los chicos mientras que yo me encaminé a mi auto, pero al llegar le pedí a mi amiga que manejase, ya que como yo estaba muy bebida, no me sentía en condiciones de manejar. Pero como ella, a pesar de estar tomada es bien responsable, me dijo que nos quedaríamos en el auto hasta que nos bajase la borrachera.
No pasaron unos cinco minutos, cuando a la puerta del lado del conductor toco la ventana un policía estatal, preguntándonos si nos encontrábamos bien. Magda de manera responsable, le dijo que habíamos tomado algo, y que hasta que no se nos bajase el mareo, no continuaríamos a nuestra cabaña. Además el vehículo no estaba circulando. El oficial le dijo de manera cortes, usted tiene toda la razón, el vehículo no está circulando, además está bien estacionado, pero, si usted lo prefiere, puede pasarse para el asiento trasero, mientras que yo conduzco el auto hasta las cabañas, así es más seguro para ustedes.
Magda no lo pensó dos veces, y le respondió que sí. Mientras que yo estaba casi dormida, en el asiento de enfrente, con apenas la bata de playa tapando mi cuerpo. El Agente de policía se retiró, a su patrulla y le dijo a su acompañante, que lo siguiera explicándole que era lo que iba hacer, y regresó a nuestro carro. Ya en el auto, apenas Magda tomó asiento atrás y él arrancó, yo dejé que mi brazo izquierdo se moviera de manera aparentemente involuntaria, dejando ante la vista del policía, mi cuerpo parcialmente desnudo, bajo la bata de playa, yo lo observaba por el rabito del ojo, haciéndome la dormida, fue cuando él de manera discretas le comunicó a mi amiga que la bata se me había corrido, dejándome ver casi todo.
Magda supuso que era otra de mis pequeñas maldades como yo les llamaba, y le dijo al guardia, no se preocupe por ella, que de seguro está bien dormida y si trato de acomodarle la bata, es posible que en medio de su sueño ella termine por quitársela toda, además no lleva nada abajo porque el traje de baño se le ensució con el babote, y se lo quitó en el baño del puerto a ver si lo podía lavar en el lavamanos pero como no se le salió la mancha, decidió ponerse la bata y seguir así para la cabaña.
Después de esa tremenda e inventada explicación, el oficial ocasionalmente me daba una fugaz mirada, hasta que como a unos diez minutos de la cabaña, al pasar sobre un hueco de la carretera, me acomodé de manera tal que me quedé mostrando mis desnudas nalgas por completo. Así permanecí hasta que llegamos a nuestra cabaña, el otro agente de la policía apenas detuvo la patrulla, se acercó a nuestro auto y ayudó a Magda a bajar, mientras que el conductor de mi auto, después de bajarse me abrió la puerta y como si yo fuera una hoja de papel me sacó del auto, cargada.
Ya en la cabaña, me colocó sobre el sofá y el mismo procuró medio taparme con mi bata de playa, y cuando justo ya lo había logrado, yo me acomodé sobre el sofá, y quedé completamente descubierta, a lo que Magda el verme le dijo. No se preocupe, mejor la deja así. Y dándole las gracias despidió a los dos agentes de policía, no sin antes decirles que cuando gustasen pasaran a tomarse un café u otra cosa con nosotras que nos quedaríamos hasta el lunes al medio día.
Apenas arrancó la patrulla me levanté muerta de la risa, y Magda me dijo, ya sabía yo que estabas jodiendo. El pobre policía casi se le salían los ojos viéndote el culo, después de eso nos fuimos a duchar y después en la cama tanto ella como yo nos contamos lo que hizo cada una durante mi paseo por el mangle. Pero a medida que yo le fui relatando como me acosté sobre el babote con el joven que me acompañaba, Magda me fue acariciando las piernas hasta que sus manos llegaron hasta mi coño, después de eso tanto ella como yo nos dedicamos hacer feliz la una a la otra.
El día domingo nos levantamos algo tarde cerca del medio día, pero francamente ni ganas de cocinar teníamos, así que las dos nos dirigimos a uno de los restaurantes cercanos al muelle y disfrutamos de un sabroso almuerzo, casi todo a base de pescados y mariscos. Al salir nos encontramos con un par de hombres que nos miraban de manera bien insistente, los que yo no dejaba de pensar que por lo menos a uno de ellos dos lo había visto anteriormente, fue cuando ese tipo se me acercó, y de manera agradable me preguntó cómo me sentía. Fue Magda la que de inmediato reconoció a los dos policías que durante la noche anterior nos habían prestado ayuda. En ese momento realmente me sentí avergonzada, por las locuras que hice tanto en el auto, como en la cabaña, pero eso no me duró mucho, es más nos dijeron que en ese momento estaban trabajando, pero que si nosotras queríamos a la noche les gustaría invitarnos a bailar, lo que desde luego aceptamos gustosas las dos.
El resto del día domingo nos dedicamos a pasear por las distintas playas cercanas, fuimos a las salinas, y hasta nos llevamos cada una, una buena piedra de sal marina. Ya cuando se acercaba la noche regresamos a la cabaña nos dimos una buena ducha, ambas retocamos nuestros coños, dejándolos como la primera vez que los recortamos. Nos vestimos, maquillamos y perfumamos dispuesta a ir a dar una buena batalla. Nuestros dos amigos los policías, llegaron como a eso de las ocho de la noche, y nos invitaron a cenar, en uno de los hoteles que tiene además de pista de baile un show cómico, bastante gracioso. Ya desde el momento de la cena tanto Carlos, el oficial que me acompañaba a mí, como el que acompañaba a Magda, nos dijeron a la soltada que eran casados, y que lo que buscaban con nosotras dos era pasar el rato. Cosa que lejos de molestarnos nos agrado a Magda y a mí, así no habría falsas expectativas y era justo lo que nosotras dos buscábamos, diversión sin compromiso.
Después de que disfrutamos del Show de un viejo que le dicen el Casanova, no sé por qué. Nuestras parejas nos sacaron a bailar. Ya en la pista de baile con unos cuantos tragos encima, Carlos comenzó a besarme y acariciar descaradamente todo mi cuerpo en medio de la pista. Mientras que mi amiga algo más recatada, se quedó en la mesa, quizás haciendo lo mismo, pero sin que la llegasen a ver todos los presentes. Yo por mi parte dejé que Carlos metiera sus manos por debajo de la mini falda que usaba y sin vergüenza alguna me agarrase las nalgas y hasta el coño en ciertos momentos. En cierto momento cuando el conjunto que se encontraba tocando, tomo un descanso, Carlos me invitó al balcón que daba al mar, y en ese sitió me siguió besando y acariciando descaradamente, aunque había otras parejas, para nosotros era como si estuviéramos a solas, tanto así que en cierto momento sin que él me lo llegase a pedir, me agaché tranquilamente frente a él, extraje su verga, del pantalón y como si no hubiera más nadie me puse a mamársela.
Pero no llegó a venirse, ya que cuando comenzó nuevamente la música, dejé de mamar y regresamos a la pista a bailar. Como a eso de las tres de la madrugada, todos nos fuimos a la cabaña, y ya dentro, nada más puse los pies dentro me quité toda la ropa sin vergüenza alguna, Carlos no perdió tiempo y de inmediato se me tiró encima hiendo los dos a dar sobre el sofá de la sala, mientras que Magda y el otro agente entraron de manera más recatada a una de las habitaciones. Mientras me besaba y acariciaba nuevamente todo mi cuerpo, Carlos sin pelos en la lengua me dijo. Hay que ver Alba que tu sí que eres puta, como te gusta una verga, a lo que yo le respondí una sola no me gusta tenerlas de tres o cuatro, pero eso lo dije en ese instante para calentar más a mi momentáneo amante. Ël abriendo mis piernas y sin consideración alguna como me gusta a mí me enterró de un solo viaje dentro de mi coño todo su instrumento, mientras que yo chillaba como una cerda de placer. Así duramos un buen rato hasta que cambiamos de posición y yo de salida le decía que me diera más y más duro, fue cuando Carlos me dijo que me pusiera en cuatro para romperme el culo, cosa que por más que tratase iba a ser imposible, ya que bastantes veces que se lo he dado a otros y eso nunca me ha pasado. Pero por complacerlo me puse en cuatro y recibí por entre mis nalgas su caliente verga, mientras que con una de sus manos me agarró el coño, divinamente me lo apretaba haciéndome disfrutar como una loca. En esos momentos agarró su teléfono celular y llamó a alguien, lo que alcancé a escuchar fue algo así como. Fulano dile al novato que se vengan a la cabaña XXX, que aquí estoy con una puta que quiere recibir verga. Sus palabras lejos de ofenderme me hicieron sentir mucho mejor, en medio de todo era la mejor venganza que podía hacerle a mi marido, el muy hijo de la gran puta.
No pasó mucho tiempo realmente, Carlos aun me daba sabrosamente por el culo cuando entraron a la cabaña dos uniformados que sin demora alguna, sacaron sus vergas, y mientras uno me la acomodaba en la boca, sin decir palabra, el otro se las arregló para incrustarme su verga dentro de mí ya abierto y lubricado coño. Fue un sueño hecho realidad, el ser poseída por tres hombres a la vez, mientras que Carlos me seguía diciendo lo puta que yo era, los dos recién llegados no dejaban de decirme lo bien que mamaba y me movía. Así pasamos casi toda la madrugada, cada uno de ellos hizo conmigo lo que se les antojó, hasta que finalmente me quedé completamente agotada llena de leche por todas partes, pero más que satisfecha.
Al despertar el lunes, Magda ya había recogido todas nuestras cosas, y solo faltaba que yo me diera un buen baño y desayunásemos para regresar a casa. Lo que hicimos sin hablar una sola palabra, de lo que yo me había atrevido hacer. Llegando a casa, Magda revisó su celular, tenía una llamada de su esposo, y yo también tenía una llamada perdida de mi marido, nos habían dejado un mensaje, que se encontraban detenidos en el cuartel de la policía, por un mal entendido. Que buscásemos un abogado para que los fiara. Al llegar al cuartel, en compañía de un vecino nuestro que es abogado, nos enteramos que el par de imbéciles, fueron detenidos desde el viernes en la noche, en una discoteca gay, acompañando a un par de chicas, de esas que tienen una verga en lugar de coño entre sus piernas. Al parecer mi marido, en medio de la fiesta a donde fueron llevados por esas chicas, quiso agarrarle el coño a su acompañante, y cuando sintió esa cosa dura y caliente, le tiró un golpe y se armó la de San Quintín, llegó la policía, los arrestaron a todos y finalmente nosotras los fuimos a sacar. De lo que Magda y yo hicimos no se habló nada, pero de lo que ellos hicieron, nos dio pie para que por un buen tiempo se quedasen sin tener relaciones con nosotras. Por lo menos hasta que no se hicieran todos los exámenes médicos habidos y por haber. Y eso que nos jurarón que nunca se llegaron a costar con ellas.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513552 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299792 veces
Si te ha gustado Una larga y sabrosa venganza... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Una larga y sabrosa venganza....
Narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
domingo15
(23 de October de 2009 a las 07:31) dice:
A LA VERDAD QUE LAS BORICUAS SON PUTASSSSSSSS johndow
(19 de October de 2009 a las 21:12) dice:
Wao, excelente historia de sexo, la verdad que se la pasaron de lo mejor. Felicidades y espero que sigan gozando entre uds. 2 . saludos cordiales y haste siempre...................bye bye katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:28) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF coronelwinston
(18 de October de 2009 a las 20:42) dice:
Entretenida historia Narrador. Fín de semana completo. Desde lésbicos hasta orgías pasando por los tríos. Y de postre una de transexuales. Completito tu relato. Salvando ciertos vocablos que aún no entiendo, pues soy europeo, te felicito por que comprendí perfectamente esta historia. Bien narrada y con orden. Felicidades Narrador. Bianca
(13 de August de 2010 a las 16:39) dice:
Me gusto tu relato Narrador,además te felicito por algunos otros tuyos que he leído.
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