Una tarde de verano con la amiga de mi madre

Yo había salido a dar una vuelta y me encontré con Rosa, una amiga de mi madre que hacía mucho que no veía pero aún así me acordaba de ella y de lo buena que está.

Debe de tener unos 50 años pero un cuerpo precioso unas largas piernas, un culo muy bien definido, unas tetas enormes y una carita muy sensual y una cabellera castaña muy lisa que me pone durísimo.

Cuando la fui a saludar ella en principio no cayó quien era yo pero después de decirle que era Jose el hijo de tal y cual, se dio cuenta, me dio dos besos en las mejillas y me dijo que estaba muy guapo. Yo sonreí y le dije que ella también era guapísima.

Ella me dio las gracias y me dijo que iba para su casa que estaba unas calles más abajo que si quería acompañarla, no me lo pensé y allí fui.

Por el camino fuimos hablando de tonterías y pronto llegamos a su portal y subimos a su piso, allí me llevó al salón me sentó en el sofá y ella se sentó muy arrimada a mi, estuvimos hablando y riendo un buen rato y no muy disimuladamente nuestras bocas se acercaban e incluso hubo tres veces en que nuestras bocas se juntaban “accidentalmente”, al separarlas sonreíamos mutuamente y reculábamos un poco pero pronto volvíamos a lo de antes, estuvimos en ese plan como unas dos horas.

Me dijo si quería algo de tomar ella iba a buscar el agua ya que esa tarde de verano, hacía mucho calor, yo le respondí que el agua estaba bien, que trajera también un vaso para mi.

Se fue a la cocina a buscar el agua pero trajo solo la botella, dijo que le gustaba más beber a morro, si a mi no me importaba.

Yo le dije que al igual que a ella no le importaría, que hacía rato nos diéramos tres picos y me gustaron mucho y que tampoco me importaba compartir otra clase de fluidos con ella.

Se sentó a mi lado otra vez, le dio un chopo a la botella, me la pasó a mí, le di yo un chopo y después cogió la botella, la cerro y me dijo que ahora íbamos a compartir esa otra clase de fluidos.

Se sentó encima de mí y comenzamos a besarnos apasionadamente durante un buen rato, en el que nos quitamos ambos la parte de arriba y sus preciosos y turgentes senos se juntaban con mi pecho, se los agarraba con mis manos, le comía esos pezones que tenía como dos puntas de flecha y ella gemía de placer.

Se agachó, me desabrochó los pantalones y cuando bajó mis calzoncillos, mi polla salió como un muelle que ella empezó a saborear gustosamente, me lamia el capullo, me daba lengüetazos desde la base hasta la punta del pene, se metía mi polla hasta la garganta y así estuvo un buen rato, primero muy despacio y luego más rápido hasta que acabé corriéndome en su boca.

Después se levantó elle, se quitó los zapatos y los pantalones y se acomodó a mi lado en el sofá y me dijo: - Ahora te toca a ti hacerme disfrutar. Yo sin pensarlo mucho, me descalcé, me quité los pantalones y los calzoncillos y me agaché hacia su preciosa conchita, que estaba rasurada de hacía dos días, como ella me dijo.

Aparté muy suavemente el hilo de su tanga que estaba medio hundido dentro de esa panochiña que estaba ya muy húmeda y pegué un largo y lento lengüetazo por toda ella, repetí y después de la segunda pasada, dio un grito de placer enorme, me dijo que siguiera así muy despacio.

Estuve un buen rato así y empecé a meter primero uno y después dos dedos y ella solo sentía más y más placer y me decía que quería sentir mi polla dentro de ella. Entonces me levanté y me dispuse a metérsela, ya que volvía a estar como una estaca, le introduje lentamente la punta, la tuve dentro quieta unos segundos y luego empecé un suave movimiento que fui acelerando hasta encontrar un ritmo en el que los dos disfrutábamos, lo mantuve unos 20 minutos, ella emitió un grito de placer ensordecedor y empezaron a emanar flujos de su vagina, que me chorreaban por los güevos y las piernas y me daba un placer enorme que esos flujos calentitos se deslizaran por mis partes tan despacio, yo me corrí dentro de ella a los dos minutos de eso.

Nos dimos un beso largo y apasionado y al separarnos, fue a darse una ducha y me preguntó si quería ir con ella…yo acepté encantado de pensar en sobar su cuerpo un poco más al enjabonarla y que ella sobara el mío cuando hiciera lo propio conmigo.