Mi vecino. Que guapo es mi vecino. En más de una ocasión he podido notar cierto nerviosismo cuando nuestras miradas se cruzan y también, en su escasa platica, una sutil picardía cuando está solo.
-“Se fue de vacaciones con los niños, yo les iba alcanzar hoy pero, tuve que quedarme a hacer unos pendientes y ya no puedo ir.
Relato
Mi vecino. Que guapo es mi vecino.
Vivo en una casa arrendada, allí vivimos varias personas. Hace un par de años me mudé a esta localidad.
Yo suelo llevarme de manera cordial con todos mis vecinos. Con la mayoría entablo una relación cordial y respetuosa pero, sin profundizar más. A dos casas de la mía, vive una familia, papá, mamá e hijos. Ellos son una pareja joven, ella debe estar entre los 30 y 32 años, él quizás tenga 35 años a lo mucho. Es una familia muy guapa, ambos están bastante guapos y sus hijos por ende también son unos niños muy bonitos. Ella es güera, ojos claros, delgada, facciones menuditas y se le aprecia un bonito cuerpo, además tiene un carácter algo fuerte pero es agradable. Él es de tez blanca, ojos claros y grandes, tiene una mirada muy tierna, alto, algo embarnecido pero eso no le resta en absoluto su atractivo, al contrario, le otorga apariencia de fornido. Él es más jovial y tranquilo que su mujer, tiene un aire de ser serio pero bonachón. Desde que los conocí he ponderado la belleza de los dos.
Por ser vecinos que viven bastante cerca, suelo tener un trato más frecuente. Más con ella, suele ser amable y casi siempre es ella la que me está buscando la plática, él es más serio pero educado. Sin embargo, en más de una ocasión he podido notar cierto nerviosismo cuando nuestras miradas se cruzan y también, en su escasa platica, una sutil picardía cuando está solo. Lo cual me causaba bastante curiosidad e incredulidad porque si bien no considero que estoy nada mal aun así, me sorprende un poco sus destellos de coquetería al tener una mujer tan guapa como la que tiene.
Yo soy diferente, soy morena clara, tengo bonita cara y aunque me gustan mucho las proporciones de mi cuerpo, yo soy una mujer más voluptuosa. Por muy delgada que yo esté, mi cuerpo siempre se ve voluptuoso. Tengo pechos grandes, caderas amplias, glúteos grandes, las piernas y pantorrillas igual. Tengo 23 años. Repito no me considero mal en absoluto pero, estoy consciente que la mujer (Nayeli) me supera en belleza.
Debo aceptar que él tipo (José) si me atrae bastante, empero, mi trato nunca cambió con ninguno de los dos. Además no quería faltarle el respeto a Nayeli.
Todo marchaba igual hasta que un domingo, cayó una tormenta muy fuerte en la ciudad, yo iba llegando a la casa y noté que se me habían olvidado las llaves. Le marqué a mi arrendadora pero estaba fuera de la ciudad y no había nadie en la casa. Como pude me cubrí bajo el toldo de la casa de junto. Sin más que hacer decidí esperar un rato a que llegara algún compañero de casa pero, al paso de 5 minutos, comenzó a granizar violentamente. Yo ya comenzaba a preocuparme porque el toldo ya no me servía para evitar la golpiza aérea.
Voltee hacia la casa de los vecinos guapos y decidí tocar el timbre pues, necesitaba guarecerme en algún lugar.
Toqué un par de veces y al paso de 2 minutos, José abrió la puerta.
-“Hola vecino, discúlpeme la molestia. Me podría dejar pasar en lo que se calma un poco el clima. Es que estoy aquí afuera y no puedo entrar a la casa.”
-“Si claro, pásale. ” – Me recibió con una sonrisa muy noble.
Al entrar a la casa yo me quedé en el recibidor. Él se fue unos momentos y regresó con un par de toallas grandes. Yo estaba empapada y muerta del frio. Una toalla me la ofreció para que me secara y la otra, la envolvió alrededor de mí.
-“Toma, para que te tapes. Debes estar muriendo de frio”.
-“¡Ay qué pena! De verdad, se me cae la cara de vergüenza”.
-“No te preocupes a todos nos puede pasar, para eso estamos los vecinos”. Terminó la frase con una sonrisa de oreja a oreja. Que no pude dejar de admirar. Para no ponerme nerviosa, le comencé a hacer plática.
-“Y Nayeli… ¿Dónde está?”
-“Se fue de vacaciones con los niños, yo les iba alcanzar hoy pero, tuve que quedarme a hacer unos pendientes y ya no puedo ir.”
Eso último que dijo, en cualquier idioma, en cualquier país, en cualquier cultura, hace que se erice la piel.
-“Bueno, estaba preparando algo de comer antes de que tocaras el timbre. ¿Gustas comer?”
-“Pues, la verdad si me muero de hambre jeje. Hoy si soy una damnificada de verdad”.
-“Jajajajaja no digas eso, menos mal que siempre estamos tus vecinos para ayudarte en lo que se pueda”. Me da unas palmaditas en el hombro.
Le ayudé a acomodar y servir la comida. Comimos una buena porción de espagueti a la boloñesa acompañándole con un buen vino. La verdad, nos la estábamos pasando muy bien. Era muy divertido y alegre. Seguíamos tomando un poco de vino. En ese momento yo empecé a estornudar.
-“Ay, creo que te hará daño el haberte mojado así. Mmmm, si quieres puedes ducharte con toda confianza”.
- “Ehhh, no tengo ropa seca. Jajaja”.
-“Ya sé, hay ropa de Nayeli que ya no usa, si quieres puedes usarla pero, que no se entere porque me mata”.
-“Ok, está bien”.
Me trajo una blusa, un pantalón y una chamarra delgadita. Acto seguido, me metí a bañar. Yo ya me sentía bastante nerviosa, las circunstancias me provocaban mucha tentación. Traté de relajarme con la ducha y de evitar los malos pensamientos. Estaba surgiendo efecto. Cuando de pronto se abre el cancel repentinamente.
Allí estaba él, el hombre que me ha atraído tanto todo este tiempo, desnudo frente a mí. En cuanto abrió el cancel, se me abalanzó a mi boca, me besó tan efusivamente que no pude reaccionar. Y cuando pude hacerlo, ya me encontraba correspondiendo los besos apasionados.
Me tomó de las manos y me aprisionó contra la pared de la regadera, con una mano sujetaba mis dos manos y con la otra recorría sensualmente mi cuerpo de arriba abajo. Acariciando mis pechos, mi cintura, mis caderas, mis piernas, sentía mucha pasión destilando de él con cada beso y caricia que me daba.
Para ese momento su miembro ya se encontraba erecto, lo rozaba contra mi vientre, me estaba causando mucha excitación.
En un arrebato me cargó, colocando mis piernas alrededor de su vientre y me llevó así hasta su habitación. Me recostó en la cama y secó mi cuerpo meticulosamente con su toalla. Observaba detalladamente cada parte de mi cuerpo y hacía gestos como si no creyera que estuviese pasando de verdad. ¡Pfff! La incrédula era yo.
Me besaba el cuello, los pechos, el vientre, las piernas. Recorría todo mi cuerpo con sus labios pero siempre se esmeraba en comerme los senos. Se quedaba un rato allí. Los dos nos estábamos prendiendo. Se colocó boca arriba en la cama y ahora era mi turno de disfrutarlo. Besé sus labios ahora si con el deseo liberado, besos tranquilos pero sensuales, un poco picaros, un poco juguetones.
Fui recorriendo su rostro hasta llegar a la oreja, la cual disfrute besándola, lamiéndola, mordiéndola hasta que su respiración comenzó a agitarse un poco más. De allí, bajé por su cuello sensualmente, quería disfrutarlo. Fui bajando de tal manera que yo quede en diagonal, con la cabeza cerca de la pelvis y mis caderas a la altura de sus hombros. Bajé hasta su miembro y empecé a lamerlo. Lamí su glande, lo cual ocasionó que se le erizara la piel. Poco a poco iba disfrutando de su miembro con mi boca, lengua, manos. El comenzaba a gemir fuerte. Estuve así un rato hasta que se le alocaron las hormonas y de un impulso, tomó mis caderas al mismo tiempo que se incorporaba un poco de tal manera que yo quedé inclinada de cabeza, él sólo rodeó con un brazo mi cadera y comenzó a comerme la vagina. La lamía de un extremo a otro, chupaba el clítoris, introducía lujuriosamente su lengua y la movía tan bien que me hacía ver estrellas. Ambos nos extasiábamos y nos volvíamos más intensos. Introducía frenéticamente sus dedos en mi sexo mientras mordía y chupaba mi clítoris. Yo chupaba su pene mientras manoseaba con intensidad sus testículos. ¡Ufff! Estábamos ardiendo de pasión. Él ya no pudo más. No sé cómo lo hizo pero estando en esa posición, me levantó, me colocó en cuatro y me penetró completamente de una embestida. Una embestida muy intensa y deliciosa.
Mmmmm me cogía de una forma tan exquisita, tan intensa, tan feroz. Era un volcán. Seguía bombeándome duro e intensamente. Así en cuatro, me levantó las caderas y con estas, se impulsaba para aumentar la velocidad de las arremetidas. Yo me estaba quemando por dentro. Era muy muy delicioso. Ambos gemíamos de tanta excitación, de tanto placer y de tanta pasión. Siguió aumentando más y más la velocidad hasta que no pude más y tuve mi primer orgasmo, ¡Mmmmmm! Fue algo intenso. Enseguida, él se corrió, gimiendo con ferocidad al expulsar su semen.
Se corrió pero, su miembro seguía erecto. Sin sacarme su miembro, me giró, quedando frente a él. Ser irguió quedando sentado sobre sus pantorrillas. Vi sus ojos, me echó unos ojos que me enternecían y al mismo tiempo me excitaban.
Nos besamos tiernamente, sensualmente. Acariciábamos nuestros rostros apaciblemente. El acariciaba mis senos, los besaba. El seguía dentro de mí yo aproveche para empezar un vaivén suave, lento, sutil, nos estábamos deleitando uno al otro, con todos los sentidos. Pero la calentura tiene mecha corta. Subimos de intensidad, nos devorábamos. El me devoraba las tetas, las mordía, las chupaba, las besaba, las apretaba fuertemente, quería arrancármelas con las manos, con la boca, con los dientes, con los dedos. Yo le comía la boca, le mordía el cuello, los hombros mientras seguía cabalgándolo. Fuimos subiendo y subiendo de tono hasta que otra vez se le disparó la locura extrema, a tal punto que sin soltarme, sin salirse de mí, sin dejar de cargarme. Logró ponerse de pie y me estampó contra la pared. Me aprisionó totalmente, no me soltó las piernas, me tomó de las caderas, me aplastó con su cuerpo y me cogió muy muy intensamente, muy apasionadamente, estaba vuelto una fiera. Cada vez arremetía con más fuerza, con más intensidad, con más pasión. Yo sentí que me iba a desfallecer de tanta intensidad. Era tanto el vigor que yo lo mordía fuertemente, lo jalaba del cabello enérgicamente que creí que se lo iba a arrancar. El seguía así con esa misma fuerza hasta que pegó un gemido seco que sonó feroz el cual anunciaba evidentemente que estaba por correrse. Inmediatamente después del gemido, soltó el primer disparo que fue abundante a más no poder, fue dando varias embestidas por cada disparo que salía de él y no dejó de arremeter hasta que dejó de correrse. También me corrí yo. Besó mi cuello, mi hombro, recargó su cabeza en mi hombro sin salirse de mí. Allí estábamos los dos recargados, el seguía cargándome con la respiración en su máximo poder. Estuvimos así hasta que poco a poco se fue desacelerando. El soltó un suspiro seco y electrizante. Se salió de mí. Me soltó las piernas. Se incorporó, levanto mi cabeza y me beso tiernamente.
José: -“¡Ufffffff! Casi me dejas al borde de la locura”.
-“Y tu casi me dejas sin cadera, jajaja”
- “Jajaja. ¡Ay! Es que se me alebrestaron las bestias. Por cierto, bestias que desconocía.”
-“Jajaja. ¡Uy! Mira ya he dejado de llover.”
José: -“Si jajaja, el tiempo se pasó muy rápido”
-“Si jeje. Creo que ya me tengo que ir”
-“No te vayas. Quédate”
-“¡Ejem! La verdad, no creo aguantar otro”
-“Jajaja sinceramente yo tampoco”
-“Sólo que no me quiero quedar aquí solo. Pudiendo tenerte aquí.”
-“Pues, sólo si me cargas hasta la cama, porque no creo llegar, jajaja”
Y como si fuese una princesa, me cargó, me recostó en la cama y me tapó con una cobija. Él se acostó atrás de mí, tapándose con la misma cobija, me abrazó contra él, me besó un par de veces los labios, una vez en la frente y nos quedamos profundamente dormidos.
Continuará…
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513559 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299797 veces
Si te ha gustado Una tormenta atroz y mi vecino. La combinación perfecta. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Una tormenta atroz y mi vecino. La combinación perfecta..
sexwomen12
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:11) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:39) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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