Mi nombre es Hugo, trabajo en un en un estudio de abogados de Capital, y una de mis fantasías tiene que ver con mujeres maduras con grandes tetas, y muy putas. Entré y allí estaba ella, una increíble rubia de unos 53 años con una cara de puta terrible que inmediatamente provocó en mí que se me pare la pija. Rápidamente cambié de opinión sobre el lugar donde atenderla, y le pedí que me acompañara a mi despacho, a lo que ella accedió sin presentar objeción alguna.

En el recorrido hasta mi despacho tuve tiempo de apreciar con todo detalle a ese pedazo de hembra que me estaba poniendo recaliente. Llevaba un traje negro cuya pollera, mas bien corta, dejaba ver unas hermosas piernas macizas y bien formadas y un culo delicioso que la muy puta movía estupendamente, zapatos con taco y debajo de la chaqueta un top negro que dejaba al aire su enorme escote como anticipo de lo que debían ser dos tetas enormes, lo cuál debo confesar es de las cosas que mas caliente me pone.

Una vez en el despacho estuvimos como una hora tratando sus temas legales, sin que en ningún momento yo dejara de admirar ese espectáculo de mujer, imaginándome como sería chuparle las tetas, algo de lo que ella se daba perfecta cuenta a juzgar por sus constantes contoneos.

A las dos de la tarde, cuando estábamos terminando de tratar los temas por los que había acudido a nosotros y hora en que todo el personal de la oficina sale a comer, la secretaria entró en mi despacho para decirme que salían todos de la oficina para ir a comer.

Mi excitación iba cada vez en aumento al pensar que estaba allí a solas con ese monumento de mujer, y creo que ella también se estaba calentando, porque a los pocos minutos de quedarnos a solas, se quitó la chaqueta dejando a la vista un par de enormes tetas que su top apenas podía contener. Mi verga estaba a punto de estallar.

En ese momento, la conversación cambió de rumbo; ella empezó a decirme que mi jefe no le había comentado que la atendería un pendejo tan atractivo, y que de haberlo sabido se habría arreglado un poco más ( sus contoneos iban en aumento, prácticamente podía ver el final de su media y el inicio de la liga que la sujetaba; ya no podía mas), yo le dije que era muy bonita y que el traje que llevaba la favorecía enormemente, cuando de repente su chaqueta cayó de la percha en la que la había colocado; rápidamente me levanté a recogerla pero ella estaba justo al lado y llegó antes. La muy puta se agachó a recogerla de forma muy parsimoniosa dejándome ver su tremendo culo bien parado, a lo que ya no pude resistirme y me acerque a ella poniéndome justo detrás de tal forma que el bulto de mi pija en el pantalón rozaba su enorme orto.

Ummmm, parece que mi joven abogado está excitado - dijo incorporándose. Ella apretó su culo contra mí, lo que hizo ver claramente que ella también estaba para la joda.

Te voy a cojer como nunca te cogieron antes perra, que par de tetas que tienes mami. – le dije mientras manoseaba sus tetas y besaba su cuello.

Pendejo me estas calentando demasiado, déjame ver ese pija que tienes entre las piernas.

Ella me empujó hacia la mesa y sentándose en la silla comenzó a chuparme la pija mientras se pellizcaba el pezón de una de sus tetas que había sacado con dificultad de su top.

Ummmm... que pija mi vida, que pija, quiero que me la metas por todos los agujeros de mi cuerpo!! – se relamía de gusto la muy puta.

Chupamela, chupamela – gritaba yo, hasta que no pude más - Métetela entre las tetas puta.

Dicho y hecho, se metió mi verga entre sus enormes tetas, y empezó a masajearlas hasta que acabe por primera vez. Dios, la bañé con mi leche, lo cuál hizo que ella se calentara mas todavía.

- Chupame la concha turrito, chupamela estoy muy caliente. No hacía falta que lo dijera, su conchita estaba empapada, y yo deseando chuparsela bien chupada. La recosté sobre la mesa y empecé a chuparle esa linda conchita. Mientras introducía la lengua en su agujero, con una mano le manoseaba una parte de sus tetas, eran enormes, y con la otra le metía un dedo en el culo.

- Aaaaah, hijo de puta que bien lo haces, seguid, seguid, quiero tu pija, por dios métemela, cojeme, garchame. No le hice caso y continué chupandole esa concha que empezaba a chorrear líquidos como una fuente, mientras ella ya no sabía donde agarrarse de placer, gritaba tanto que temí que la oyeran los vecinos, pero yo no podía parar, mi verga se había vuelto a parar con dureza y pedía más.

- Mi vida, no puedo mas chúpame las tetas y mete ese pija en mi cooncha, cojeme, por dios cojeme, aaaaah que caliente estoy, estoy chorreando -. No lo dudé, me incorporé y me lancé por sus tetas, mientras mi pija taladraba su concha - Ahhhh que rico, que rico, puto me vas a partir en dos, seguid, mas fuerte, mas fuerte guacho, acabo, ay, acabo papito -. La muy puta tuvo un orgasmo memorable, sus espasmos me ponían más caliente cada vez, y yo estaba a punto de acabar otra vez, entonces ella después de chuparme los huevos como una auténtica viciosa, me dijo:

- Ya solo falta que me rompas el culo cariño. Uff! Esa puta me estaba recalentando. Ella se puso de rodillas y volvió a chuparme la pija como una loca, se la metía hasta el fondo y mientras lo hacía podía ver como se masajeaba las tetas junto a mis huevos. Cuando mi verga estuvo lo suficientemente lubricada ella se incorporó y poniéndose de rodillas en la silla en la que habíamos tratado sus problemas legales, puso a mi disposición ese tremendo culo,

- Ahora taládrame el culo abogado. Se lo chupé durante unos minutos, mientras ella volvía a gemir, la muy perra estaba otra vez dispuesta. Yo ya no podía más, así que de una fuerte envestida, y mientras la sujetaba esas enormes tetas, metí toda mi pija en su orto

- Ayyyyyy – gritó, mientras giraba la cabeza; que cara de puta tenía aquella mina. Yo le cacheteaba el culo mientras la cogía, lo cuál parecía gustarle.- Siii, siiii, siiii, así mi vida así, empuja, empuja – decía mientras me miraba y se metía un dedo en la concha.-

Las envestidas eran cada vez más fuertes y ella disfrutaba como una loca- Quiero tu leche pendejo, lléname el culo, acabaaa, acabaaa... cariño. No pude más, llené todo su agujero con mi leche y caí exhausto sobre la silla. Pero ella quería más, limpió mi pija de leche, y para mi sorpresa consiguió que no se quedara flácida, lo que aprovechó para montarse sobre ella, mientras yo le mordía las tetas, hasta que alcanzó otro orgasmo.

Sin duda, fue la mejor hora de comer de mi vida. Espero que ella vuelva todas las semanas a consultarme todos sus problemas.

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