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Valentina Salazar, la sirvienta Cochabambina

Relato enviado por : Anonymous el 05/01/2021. Lecturas: 2633

etiquetas relato Valentina Salazar, la sirvienta Cochabambina   No consentido .
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Resumen
Como una bella cholita llegó a trabajar a mi casa y acabé teniendo sexo total con ella y divorciandome de mi esposa.


Relato
Valentina Salazar, la sirvienta Cochabambina

Hola a todos, mi nombre es Wilfran Hinojosa Tapia, soy de Cochabamba, Bolivia, hoy tengo mas de 74 años y esto sucedió hace mas de 39 años. Yo estaba felizmente casado y con dos hijos, dirigía una ONG llamada FEPADE, vivía en la calle Juan de Dios Torrez Nº 1513, barrio de La Muyurina, Cochabamba. Como mi esposa y yo manteníamos el hogar, a ella se le ocurrió contratar a una persona que ayuadara en la casa y con los niños mientras trabajábamos, en Cochabamba es normal traer campesinas de areas rurales, pues no salen mucho y son mas apegadas a la familia que las contrata, gracias a mi madre, conseguimos a una cholita, joven, natural de Villa Granado, cercanias de Aiquile, cuando llegó a la casa era una muchachita flaca, mal vestida, con 17 años recien cumplidos, ni hablaba bien castellano, su nombre: Valentina Salazar, media 1.66 m, grandes trenzas de cabello oscuro, morena, no tenia buenos pechos ni un cuerpo que llamara la atencion, en Cochabamba las cholitas usan pollera, que es un tipo de falda campesina. Pasaron 3 meses desde que Valentina llegó a casa, para entonces mis hijos le tenían mucha confianza, como la comida le sentó muy bien, se puso mas gordita, el cutis se le blanqueó y se desarrolló bastante, a ratos la miraba y me preguntaba como serian esa chupilita y ese trasero, que por cierto, lo tenía bien levantadito, a veces yo llegaba a almorzar mas temprano que el resto de mi familia, en una ocasión la encontré con una pollera nueva, una blusa apretadita y bien peinada, soy hombre y me asombré del cambio que pasó esa cholita desde su llegada, le dije un piropo inocente y ella se puso roja como tomate, me lanzó una mirada que me puso muy incómodo, se fue a cambiar y a preparar el almuerzo. Desde ese día trataba de llegar mas temprano a la casa, casi siempre la encontraba bien cambiadita, los piropos se fueron repitiendo, así mismo Valentina se puso mas coqueta, en una ocasión me atreví a darle un pellizco en su brazo, se puso muy nerviosa pero no me dijo nada. Yo tenía temor de que le contara algo a mi esposa, pero todo andaba a las mil maravillas. Despues de algunas semanas de coqueteos por ambos, ya los pellizcos eran frecuentes, así como sus risas cuando me escuchaba llegar temprano, un día al salir a mi trabajo por la mañana me olvidé unos documentos, por lo que volví a eso de las 9:30, al entrar se sorprendió pues estaba vestida con su ropa de diario, pero cuando entre a despedirme a la cocina para volver a mi trabajo, se me ocurrió darle un beso en la mejilla, ella se sorprendió y se coloreó, pero su cara era de felicidad, desde ese día, cuando no nos miraba nadie, nos saludabamos y despedíamos con un beso en la mejilla, algunas veces trataba de abrazarla, pero si bien no hallaba rechazo, tampoco pensaba ir muy lejos, yo no sabía muy bien como tratarla pues las campesinas en Cochabamba son de carácter fuerte, yo tenia mi esposa y ella era mi empleada domestica, aunque de una belleza criolla infartante. Conforme pasaron los días la confianza con Valentina se hizo mas fuerte, los pellizcos cariñosos eran a cada rato, también le regalé varias cosas: champú para sus trenzas, aretes de oro, dinero para ropa, sábanas nuevas, un televisor, en fin, traté de que se sintiera mucho mejor en mi casa, pero sin que se enterara mi esposa. Un día al llegar mas temprano de lo normal la encontré saliendo de su baño, acababa de ducharse y solo estaba cubierta con una toalla, al verme se puso a sonreir maliciosamente, yo le dije que vine para ver la ropa que se compró de ultimo, ella se fue a su cuarto, yo dudaba entre seguirla o esperarla, opté por lo ultimo, cuando apareció despues de unos minutos, era una imagen de calendario. Llevaba puesta una pollera de terciopelo azul, bastante corta, una blusa escotada y apretada que dejaba ver el comienzo de sus senos, sus trenzas bien peinadas delataban una cabellera abundante, llevaba unos zapatos muy coquetones, en fin , era una chola deseable, joven y sobre todo, dispuesta, al menos así pensaba yo, pasado mi asombro, me paré a saludarla con un beso en la mejilla, pero debido a mi nerviosismo, el beso se lo di en la boca como un adolescente, retrocediendo al instante me dijo: Waaaaa !!! Don Wilfran, por que me has besado en mi boca ? Acaso soy algo de vos? Yo no sabia como responder a eso, solo se me ocurrio decirle que si era mi cholita a escondidas y que si se portaba bien, plata, ropa y joyas nunca le iban a faltar, despues de unos minutos en silencio, Valentina se fue a su cuarto, tomé los papeles que olvidé y volví a mi oficina muy preocupado, pues si le contaba algo a mi esposa o a mis hijos, tremendo problema se me venia encima. Un par de semanas hablamos solo lo necesario, ya no había despedidas ni saludos con beso en la mejilla, yo tampoco llegaba temprano para almorzar, hasta que una mañana, en el desayuno me dijo : Don Wilfran, sigues enojado conmigo? Yo le contesté que nunca estuve enojado, que solo traté de que ella no se sienta mal con mi comportamiento y que era mejor que todo se olvidara y que debíamos tratarnos como empleada y empleador, nada mas. Valentina cambió inmediatamente de cara, me dio un puñetazo en el pecho y salió corriendo hacia su cuarto, poco después llegaron mi mujer con mis hijos a desayunar,luego subí a mi dormitorio a cambiarme para salir a mi trabajo, los siguientes días la cholita andaba triste, mis hijos y mi esposa lo notaron enseguida y le preguntaron que le pasaba, ella les respondió que su enamorado se había ido a trabajar a otro departamento, muy lejos. Pasaron algunas semanas, Valentina andaba malhumorada, incluso no queria salir en sus días libres, los domingos, se encerraba en su cuarto, sin hablar con nadie. Algunas semanas mas tarde se me presentó un viaje a La Paz por trabajo, por lo que iba a estar ausente todo el fin de semana y algo mas, tambien a mi esposa se le ocurrió viajar con los niños a Oruro, a ver la entrada del Carnaval y se quedaría unos 4 días con su familia, a Valentina se le dio permiso por el carnaval, para que viaje a Aiquile, y regresara dentro de una semana. Con todo dispuesto viajé a La Paz, realicé mis tramites rapidamente, y quedé libre ese mismo viernes en la tarde, dudaba entre irme a Oruro con mi familia o volver a Cochabamba y pasar solo varios días, en la noche me embarqué en bus para llegar por la madrugada a mi casa, tomé un taxi, entré a mi casa y cual no sería mi sorpresa al encontrar a Valentina, muy bien vestida y lista para viajar a su pueblo . Nos saludamos muy friamente, y me preguntó en seguida: “Por que has vuelto tan rapido Don Wilfran? Acaso tu chota en La Paz no estaba? Por que no te has ido a Oruro con tu familia y tu mujer ?” Al principio no supe que responder sus preguntas, pero el inconsciente se me salió y le dije que no podía mas de tristeza, que extrañaba los besos en la mejilla, los pellizcos, los coqueteos y que me gustaba a rabiar y que incluso estaba dispuesto a dejar a mi esposa para vivir con ella. Valentina quedó pensativa un momento, luego me dijo: “Don Wilfran, si yo voy a ser tu chola, nadie debe saber nada, nos veremos en algun lugar donde nadie nos conozca, tampoco quiero tener guagua, debemos cuidarnos mucho, y nadie de tu familia me debe tratar mal !” Al oir aquello me acerqué, la abracé por la cintura y la empecé a besar, ella me correspondia con timidez, poco a poco la arrimé al sofá de la sala, donde di rienda suelta a mi deseo, me saqué la chamarra y la camisa, ya semidesnudo empecé a sobar sus senos descaradamente, ella cerraba los ojos y no decia nada, le desabroché la blusa y el corpiño, al ver sus senos empece a chupar sus pezones, mis manos acariciaban sus muslos y su entrepierna, seguidamente le subí la pollera que tanto me excitaba, quedó a mi vista un calzon con encajes, mi boca bajó hasta sus pies, besaba sus pantorrillas y sus muslos. Valentina gemía de gusto pero estaba inmovil ante mi ataque, con los dientes le bajé el calzon y al fin pude ver esa concha cubierta con poco vello, mi lengua jugaba con ese clitoris de chola ardiente, en su desesperacion me jalaba el pelo y me apretaba la cabeza contra su rajita, pasado un rato la volteé y quedó ante mi su trasero, le separé las nalgas y le lamí el ano, la chola gemia y me decia, “No Don Wilfran, no me hagas así, no quiero !” Pero yo no soltaba sus caderas, la volví a voltear para chupar nuevamente su concha, cuando acabé de quitarme el pantalon, mi pichi era como un asta de bandera, Valentina miró mi pichi un poco asustada y me dijo: “Como me vas a meter tan grande cosa? Seguro me va a doler, pues nunca he estado con ningun hombre ¡” Yo no cabia en mi asombro, pues estaba ante una bella cholita de 18 años, virgen, muy excitada, con la pollera suspendida y el corpiño desabrochado, que mas podia pedir ? Le respondí que la primera vez le iba a doler un poquito, pero que se la iba a meter despacito, para que guardara un buen recuerdo de su primera vez, ella volvió a echarse sobre la alfombra de la sala, muy excitada y lista para todo, me incliné sobre su conchita y nuevamente chupé su clica, pero esta vez mis dedos acariciaban su ano, después de unos minutos y con un gemido de ella, le metí un dedo a su ano, ella gritó y me dijo de nuevo: “No así don Wilfran, no así”, pero yo seguia chupando su raja y moviendo mi dedo dentro su ano, luego le introduje dos dedos a su ano, ahí ya no me dijo nada, pero sus gemidos se hicieron mas fuertes, me separé de ella, abrí sus piernas al maximo y froté la cabeza de mi verga contra su raja, ella me dijo: “Don Wilfran, despacito, despacito”, yo le dije que si no queria que le duela, debia engrasarme con salivita, ella se escupio la mano y me agarró el pichi, le pregunté: por que no le das una chupadita? Valentina me respondió que le iba a dar asco, y que ademas ella no sabia que antes de “tirar”se hacian “esas cosas”, yo le respondí que como yo habia chupado su chupila sin asco, que le habia dado harto placer, y por que ella no podia hacer lo mismo ? Con bastante miedo y vergüenza, acerco mi pichi a su boca, lo beso un poco, yo le animé a que se lo meta dentro su boca, hizo un intento que no estuvo muy bueno, pero al 2ª intento la agarré de sus trenzas y le metí mi pichi en su boca, seguidamente empece a mover su cabeza de atrás para adelante, hasta que despues de un momento Valentina me hacia una mamada de pelicula, me mordia la verga suavemente, mientras yo acariciaba sus pechos, le saque el pichi de la boca, la eché sobre la alfombra, le alcé las piernas hasta mis hombros y empecé a penetrarla muy despacio por la conchita jugosa y colorada, al principio Valentina gemia de dolor, noté como su telita se rompia ante mi ataque, hasta que luego de varios empujones me agarró por los brazos y empezó a gemir de placer, yo metia y sacaba mi pichi lentamente para no lastimarla, despues de un rato encontramos un buen ritmo, le bajé las piernas para poder besar su boca, estuvimos moviendonos bastante rato, hasta que le dije, me voy a deslechar, me voy a deslechar ! Para mi asombro, ella se sacó el pichi de su chupila y me preguntó : Que pasaria si tengo una guagua ? Mi respuesta fue que no iba a pasar nada, que si algo se presentaba, la iba a llevar al médico para que la saque de cualquier problema, ante mi respuesta, ella se volvió a meter de nuevo mi pichi y empezamos nuevamente, pasado un momento ambos acabamos en un orgasmo magnifico. Mi pichi estaba con sangre de su rompe, nos limpiamos con mi camisa, nos sentamos en el sofá, muy sudorosos, ella se arregló, se puso el calzon, se bajó la pollera y se arregló el corpiño, me dijo : “Como ahora soy tu chola, don Wilfran, ya no quiero que me hagas “asi” de nuevo, mi prima Cristina me ha contado que cuando ella tira con el hijo de sus patrones, solo se echa y deja que el joven se desleche dentro, cuando acaban, cada quien se iba para su cuarto”. Yo le respondí que el sexo no es así, que cada quien debe darle mayor placer a su pareja, no importando lo que se haga, siempre que el placer sea grande, que para eso estaban las pornos, para que aprenda la gente, que ya habian fotos y libros sobre las mejores posturas para tener sexo, que la mujer debía disfrutar igual que el hombre y no solo ser un hueco para descargar leche de vez en cuando, Valentina no quiso escuchar mas y se fue a su cuarto, yo arreglé el sofa y todo lo demás, subí a bañarme y dispuesto a quedarme solo varios dias, en la ducha escuché el golpe de la puerta de calle, creyendo que Valentina se habia ido, me puse mi bata y bajé a cerrar la puerta con llave, cuando volvía a subir las escaleras, salió Valentina con la misma ropa elegante, algo llorosa, y me dijo “Don Wilfran, para que has cerrado la puerta con llave ? Acaso me vas a encerrar ¿ Yo quiero ir a pasar carnaval a mi pueblo, dejame salir, por favor !” Le respondí que yo crei que ya se habia ido, que no pensara mal de mi, que podia irse cuando quiera, llorosa me respondió, y no me vas a dar para mi pasaje ? Le dije que mi dinero estaba arriba, en mi mesa de noche, que podia acompañarme para recibirlo, despedirse como gente y luego irse a bailar a su pueblo, empezamos a subir las gradas hacia mi dormitorio, ella con algo de miedo, fui hasta la mesa de noche y saqué 500 Bs, se los entregué y le dije, ahí tienes para que pases un buen carnaval, ella agarró el dinero y dio media vuelta para irse, antes de llegar a la puerta le dije: Y no piensas despedirte de mi? De repente encuentras a un enamorado !! Quien sabe si es la ultima vez que te veo ! Ella se volvió muy rapido, se acercó a mi y puso su mejilla para que se la besara, con una mano la atraje de la cintura y con la otra le volteé la cara, sus labios fueron una tentacion, le di un beso largo, ella poco a poco puso sus manos en mi cuello, acabamos besandonos sin ningún pudor, de su boca pasé a su cuello y a sobar sus pechos, la arrojé sobre la cama que compartía con mi mujer, nos besabamos como desesperados, de nuevo desabroché su corpiño, esta vez se lo saqué completamente, le bajé el calzon, (se había puesto otro), mientras chupaba su cocho, le desamarre los cordones de su pollera, cayendo esta al piso, Valentina quedó completamente desnuda y excitada, chupandole la conchita, de nuevo introduje mis dedos a su ano, logrando que la chola grite de placer, luego le dije, como ahora eres mi chola voy a meter mi pichi por tu potito, te dolerá al comienzo, pero despues te va a gustar para siempre, ella me dijo : “Don Wilfran, haceme lo que quieras, pero despacito, por favor!!” Ante semejante pedido, la volteé sobre la cama, la puse de 4, agarré un frasco de nivea de la mesa de noche de mi mujer y le introduje bastante crema a su ano, yo unté mi pichi con crema, con las dos manos separé las nalgas de Valentina, mis dedos jugaron otro poco con su ano, y luego empecé a empujar para que se abriera ese lindo anito, ella gritaba : “Despacito, por favor, despacito”, cuando hubo entrado la cabeza de mi verga, la agarré fuertemente de las caderas y empujé con fuerza, un grito de dolor salió de su boca, yo le dije: calmate, mi cholita, ahora ya entró, solo hay que moverse poco a poco hasta que halles tu placer , Valentina alzó su cabeza, estaba llorando, yo empecé a moverme muy despacio, cada movida iba hasta a la puerta de su ano y volvía a entrar salvajemente, la levanté para acariciarle los pechos y besarla en el cuello, todo iba acompañado de gemidos de placer de la cholita, quien me hubiera dicho que ese Carnaval iba a desvirgar a mi empleada ! Cuando estaba por deslecharme, la volvi a poner de 4 y acabé dentro ese hermoso trasero, nos quedamos quietos algún rato, luego ella empezó a vestirse, antes de salir del dormitorio, me dijo: “Don Wilfran, quieres que me vaya o quieres que me quede contigo?” Mi respuesta fue: Quedate conmigo, Valentina! Pasamos unos días maravillosos, hicimos el amor en toda forma, Valentina me modeló con los vestidos de mi mujer y me hizo un desfile con todas sus polleras, aprendió bastante sobre sexo en poco tiempo, luego, cuando llamó mi mujer diciendo que llegaba al dia siguiente, y para no despertar sospechas, Valentina salió con sus cosas a la casa donde trabajaba su prima Cristina Hinojosa, por la Plazuela Tarija, ahí estuvo hasta que llegó mi mujer. Despues de ese carnaval el sexo con Valentina fue una maravilla, me la tiraba en la cocina, en la sala, encima de la lavanderia, en el patio, en mi vieja camioneta Volkswagen, mientras dormía mi mujer yo bajaba a su cuarto y el sexo con la hermosa chola era maravilloso, el sexo anal le gustó bastante, incluso una vez me llevé a Capinota, fueron 2 dias donde tiramos como desesperados. Todo estuvo bien hasta que mi vecina, una vieja chismosa apellidada Niño de Guzman, le contó a mi mujer, un día mi esposa volvió de improviso a media mañana y me encontró tirando con Valentina en nuestra cama matrimonial, el divorcio fue rápido, sufrí bastante por mis hijos, con Valentina vivimos como marido y mujer varios meses, tirábamos hasta cansarnos. Despues de un tiempo me avisaron que la chola tenia un amante universitario, al que lo metia en mi casa mientras yo iba a trabajar, no me quedo mas que pedirle que se fuera, después estuvo de empleada domestica en la casa de un militar de aviacion a unas cuadras del puente Cobija, el milico y sus hijos también se la tiraban, meses despues un Ing. Max Vega se la llevó como su empleada a su casa por el barrio Tupuraya, luego se la llevó a La Paz y ahí la tuvo de empleada y amante unos 8 meses en el barrio de Los Pinos, Valentina posteriormente se fue al Chapare con un cocalero llamado Ramiro Mariscal, con quien tuvo una hija, que actualmente vive en España, cuando se separó del cocalero, se junto con un flotero llamado Pichon Meruvia, con el que hacian viajes a Aiquile, con este hombre tuvo un hijo, que creo es oficial de aviación, cuando murió su marido Pichon, se junto con un transportista llamado Walter Camacho, viven en Aiquile, tienen dos hijos, tiene una casa en Cochabamba y una tienda de jugos en la calle donde venden ropa americana, la veo de vez en cuando, sigue siendo una chola hermosa, mas gordita y llena de joyas, por mi parte, tuve que contratar varias empleadas para que me cocinen, limpien la casa y tiren conmigo, siempre me gustó la mujer de pollera, tuve muy buenas campesinas en mi casa, pero ninguna como Valentina Salazar, la Aiquileña.






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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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