Valentina y Ana. Segunda parte...
En el relato anterior apenas comenzaban nuestras travesuras, después de la pequeña orgía me desperté muy temprano, aún estaba oscuro, con Valentina de 14 años y su hermanita Ana de 8 años, Vale y yo desnudos y Ana con su ropita ligera. Mi cama era tamaño matrimonial, de dos plazas, así que los tres cabíamos perfectamente, yo estaba en una orilla y Valentina estaba junto a mí con las piernas abiertas y una de ellas cruzada con las mías, sus pechitos subían y bajaban rítmicamente con su respiración tranquila, sus pezones no estaban duros en ese momento y se veían como dos puntos más oscuros en su deliciosa piel morena. Ana estaba casi cruzada a lo ancho de la cama, acostada boca abajo. En esa posición pude ver que tenía unas nalgas redonditas y paraditas, bastante desarrolladas para su corta edad. Al ver el reloj me di cuenta que eran casi las 5 de la mañana y no sabía cómo reaccionaría Ana al día siguiente pues la habíamos embriagado ligeramente para que se durmiera y terminó participando en nuestros jueguitos. Decidí llevarla al sillón a dormir, para que cuando despertara no fuera tan extraño para ella, así que la tomé cuidando de no moverla demasiado y la coloqué boca arriba para que siguiera durmiendo, estaba a punto de volver a la cama pero en la penumbra vi a esta pequeña niña con un ligero shortcito que dejaba ver su ropa interior y una blusita pegada a su cuerpecito y no me resistí a acariciarla un poco antes de dejarla ahí, le abrí las piernas cuidadosamente y levanté su short para poder acceder a su vagina, comencé a recorrerla con un dedo sobre su calzoncito y unos segundos después ya había movido su ropita para descubrir su rajita húmeda y sin un solo pelito, lubriqué mi dedo con saliva y comencé a masajearle la vagina despacito, recorriendo entre sus labios mayores hasta llegar casi a su colita y luego volver a subir hasta su clítoris, todo en ella era pequeñito y eso me excitaba muchísimo, nunca se me hubiera ocurrido que una niña pequeña pudiera ser tan rica, con un poco de esfuerzo me incliné entre sus piernas para lamer su deliciosa vagina y noté que aún tenía un poco del sabor de los jugos de Valentina, yo estaba durísimo y de nuevo moría de ganas de coger así que después de darle unas cuantas lamidas más a Ana le acomodé la ropa y regresé al cuarto, esta vez sí cerré la puerta para evitar que nos volvieran a sorprender.
Al ver a Valentina en la cama aún desnuda, tapada a medias con una sábana boca arriba y con las piernas semi abiertas mi erección se puso más intensa en ese momento, me acerqué lentamente, quería jugar con ella mientras estaba dormida, la destapé totalmente y lentamente le abrí totalmente las piernas para después colocarme sobre ella para lamer suavecito desde su ano hasta su clítoris, su vagina estaba tremendamente lubricada, su sabor era delicioso e intenso, de hembrita en celo. Ella comenzó a respirar más agitadamente, aún dormida, me separe un poco y entonces lentamente comencé a masturbarla con un dedo mientras acariciaba suavemente sus pezones que rápidamente se endurecieron, ella se movía suavemente aún dormida, parecía estar disfrutando de un sueño tremendamente erótico, seguí durante varios minutos con este jueguito hasta que yo ya no podía más, mi pene dolía por la erección tan tremenda que tenía, me separé de Valentina con cuidado para no despertarla, me puse otro condón y luego coloqué mi pene en su estrecha vaginita. Al sentir la punta de mi pene entrar Vale gimió y no fue hasta que la tenía todo dentro que se despertó, abrió los ojos un poco desorientada, al principio parecía no saber que estaba pasando, pero a los pocos segundos me reconoció y después de eso abrió más las piernas y comenzó a empujar su cadera hacia a mí para que mi pene entrara más profundo en ella. Esta zorrita de 14 años había resultado ser más caliente de lo que había pensado con nuestros jueguitos previos, pocos minutos después notó que su hermana no estaba, a lo que le dije que la había llevado al sillón para estar más cómodos nosotros dos, ella se relajó y comenzó a disfrutar todavía más. Me separé de ella y la puse en cuatro, ver su culito expuesto y su vagina peludita mojada y palpitante era irresistible, antes de volver a penetrarla le di una tremenda lamida desde el clítoris hasta el ano.
Luego la penetré salvajemente, ella soltó un pequeño gritito pero no de dolor sino de placer, gemía muy rico y el olor que desprendía su vagina era tremendamente delicioso, yo estaba a mil y no podría aguantar mucho tiempo, afortunadamente ella tampoco así que cuando sentí que estaba a punto de acabar ella me dijo que le diera más rápido, no podía creerlo, la muy putita me estaba pidiendo que la cogiera rápidamente, así que eso hice, no pasó mucho tiempo hasta que ella comenzó a gritar en un orgasmo intenso mientras yo descargaba chorros de semen uno tras otro, entre los espasmos de ambos nos dejamos caer en la cama y yo la atraje hacía a mí para besarla muy rico. Cómo la puerta estaba cerrada no nos molestamos en vestirnos y volvimos a dormir, pasaron pocas horas y me desperté de nuevo, eran casi las 9 am así que decidí vestirme y salir a ver cómo estaba Ana. Seguía dormida, así que me puse a preparar algo de desayunar para todos, alrededor de las 10 am, Vale salió del cuarto únicamente con su calzón y blusa puestos, se veía muuuy sexy y de inmediato tuve una erección que tuve que ocultar pues Ana entró detrás de ella y aún no sabíamos que diría de la noche anterior.
Los tres nos sentamos a desayunar y pronto el silencio fue roto por Ana que dijo:
- Hoy también vamos a jugar?
Vale y yo nos miramos y ella le preguntó si le había gustado, Ana dijo que si, que le gustaban las cosquillitas que le hacía sentir. Yo estaba muy entusiasmado con esta nueva posibilidad, así que después de desayunar les dije que teníamos que bañarnos. La más pequeña preguntó si todos juntos, así que Valentina me miró interrogativamente y yo le respondí que si no le molestaba entonces iríamos juntos a tomar el baño. Ya en la regadera comenzamos a desnudar primero a Ana, ella no ponía objeciones de ningún tipo y parecía estar relajada, después Valentina se quitó sus escasas prendas y yo hice lo propio, así desnudos los tres a plena luz del día me parecía un poco raro, así que abrí las llaves del agua para prepararla. Valentina le dijo a Ana que entrara primero, el baño no era muy grande pero los tres podíamos estar en el área de la regadera sin mayor problema que el de rozar nuestros cuerpos constantemente. Ana dijo que quería que le frotara la espalda y Vale también quiso lo mismo, por lo que las dos se voltearon y yo me dispuse a enjabonar sus cuerpos desnudos y darles suaves caricias desde el cuello hasta las nalgas, cuando llegaba ahí procuraba rozar sus culitos y vaginas con los dedos y gracias a lo resbaloso del jabón era bastante fácil, pude notar como Valentina se estaba excitando con la situación y Ana estaba encantada también pero por supuesto no reaccionaba igual que su hermana mayor.
Después ellas me frotaron la espalda a mí, Ana no alcanzaba demasiada altura así que me frotaba en la espalda baja y las nalgas mientras su hermana se ocupaba de mis hombros. Sentir sus manitas resbalando por toda mi espalda hizo que mi pene se pusiera duro, Valentina lo notó y comenzó a masturbarme suavemente, de repente Ana le preguntó que hacía y ella le dijo que me estaba limpiando ahí, yo le dije que se pusiera enfrente de mí y entonces la cargué, no pesaba demasiado así que fácilmente podía sostenerla con el brazo izquierdo mientras con el derecho comencé frotarle todo su cuerpo, desde su carita, bajando por sus pechos y pezones infantiles, y finalmente llegando a su vagina, ahí comencé frotarle suavecito a lo que ella respondió que le gustaba. Valentina miraba con una mezcla de envidia y lujuria a su hermana y noté cómo se pegó a mi espalda y se frotaba contra mi mientras gemía, me di cuenta que se estaba masturbando mientras veía como toqueteaba a su hermanita. Yo estaba en la gloria, mi pene estaba listo para la acción de nuevo pero el baño no era el sitio ideal así que les dije que nos fuéramos a la recámara.
Llegamos bastante mojados todavía pues sólo tenía dos toallas que no habían bastado para los tres, pero las elevadas temperaturas de la región hacían que fuera bastante refrescante salir así de la ducha. Ana se subió a la cama y se sentó con las piernas cruzadas sin aparente intención de hacer nada, así que tomé la iniciativa y le dije que se acostara con las piernas abiertas, ella obedeció de inmediato, entonces le dije a Valentina que le lamiera la rajita a su hermana, ella me miró dudosa al principio pero no dijo nada, así que se inclinó sobre la pequeña niña, se colocó en cuatro y acercó su lengua a la vaginita de Ana, empezó a dar lamidas tímidas y lentas, Ana sólo cerro los ojos y no dijo nada. En esa posición me puse detrás de Vale y comencé masturbarla suavemente, deslizando mi dedo desde su clítoris hacia arriba y metiéndolo de vez en cuando, esto hizo que se mojara rápidamente y comenzara a mover sus caderas pidiendo más, al tiempo que los lengüetazos a su hermana se hacían más intensos también, la masturbé hasta que alcanzó un orgasmo y luego se dejó caer sobre su hermanita, que protestó suavemente.
Después decidí cambiar los papeles, dejé a Valentina recostada y le dije a Ana que le lamiera la vagina a su hermana mayor, al principio dijo que los pelitos de Vale le hacían cosquillas pero después dijo que sabía saladito y que le gustaba, su hermana por su parte ahogaba pequeños gemidos por el placer y el morbo que le provocaba tener a su hermanita lamiéndole el coño. Yo por mi parte trabajaba en la rajita de Ana, usaba saliva y los jugos de Valentina para lubricar mis dedos y hacerle caricias suaves, pocos minutos después me animé a meterle un dedo, estaba muy resbaloso de sus propios líquidos, los de Vale y mi saliva, así que mi dedo entró con facilidad, ella dijo que se sentía raro pero de alguna manera le gustaba, así que seguí masturbándola suavemente y con mucho cuidado, mientras tanto su hermana había comenzado a manosearse las tetitas, se jalaba los pezones al ritmo de los lengüetazos de Ana, todo era una visión increíble, mi verga estaba durísima de nuevo pese a haber eyaculado dos veces en relativamente poco tiempo, pero no iba perder la oportunidad, así que le dije que ahora íbamos a cambiar, me recosté en la cama e hice que Vale montara mi verga que le entró con facilidad, a estas alturas dejé de preocuparme con los condones, ya pensaría en lo demás luego. Con Vale clavada en mi verga y moviéndose deliciosamente sobre mí, acomodé a Ana para poder lamer su vagina mientras su hermana me montaba, todo era increíble, la sensación de poder hacer con ambas niñas tantas cosas era indescriptible.
No tardé mucho en sentir que estaba a punto de acabar así que les dije que cambiáramos, coloqué a las dos de rodillas en la cama y me dispuse a masturbarme para acabar en sus caras y bocas, la visión de dos nenas anhelantes queriendo mi semen fue suficiente para poder eyacular sobre ellas. Sus caras y lenguas estaban manchadas de mi lechita y ellas se lamían una a la otra para limpiarse los restos.
Después de eso tuvimos que volver a bañarnos pero sólo para refrescarnos, al salir nuevamente Ana estaba cansada y dijo que quería seguir durmiendo, cómo era sábado no había ningún problema. Valentina y yo decidimos ver una película mientras su hermana dormía, aunque al final nos quedamos dormidos también, todos estábamos únicamente vestidos con ropa interior, las niñas habían ido por ropa limpia a sus casas, Ana llevaba unos calzoncitos morados con estampado de flores amarillas muy inocentes que la hacían ver muy antojable, Valentina llevaba solamente un calzón tipo bóxer que resaltaba sus nalguitas, color rojo, sin nada más, por lo que podía tocar y admirar sus pechitos y sus deliciosos pezones en todo momento. Cuando despertamos eran alrededor de las 5 de la tarde y todos moríamos de hambre, por lo que decidí pedir comida a domicilio, cuando llegó nos sentamos a comer así, casi desnudos, era un escenario delirante tener una preciosa adolescente de 14 años en mi mesa, con los pechos al aire, una niña pequeña sólo en calzoncitos y yo con una erección casi permanente junto a ellas.
Después de comer nos fuimos al sillón a ver televisión los tres, yo sentado en medio con una niña a cada lado, Valentina a mi derecha y Ana a la izquierda. A estas alturas ya estaba un poco adolorido por tanto sexo pero seguía teniendo ganas de más, así que mi pene estaba duro mientras los tres estábamos ahí, Ana comenzó a tocarme inocentemente, como averiguando que era, entonces me lo saqué y dejé que explorara a gusto mientras comenzaba a manosear a Valentina, mientras la besaba. Ese placentero jueguito duró un par de horas en las cuales mi erección se elevaba al máximo y disminuía a intervalos, Ana de repente pedía atención así que le daba besitos y manoseaba su vaginita que también se mojaba, menos que la de su hermana pero aun así era muy excitante y rico, entre más la manoseaba era más fácil meterle uno e incluso dos dedos, por lo que empecé a considerar tratar de penetrarla, antes no lo había pensado porque no lo creía posible pero viéndolo ahora, me parecía que podría lograrlo.
Le metí dos dedos a la hermana menor y los dejé ahí, podía sentir su himen evitando que pudiera ir más profundo, Ana no se quejaba, incluso parecía acomodarse para permitirme masturbarla, fue entonces que Valentina me dijo pícaramente
- Quieres cogerte a Anita verdad?
- Si no les molesta a ninguna de las dos, si, si quiero – le dije yo, con una sonrisa.
- Qué es coger? – preguntó Ana inocente
- Es cuando metemos esto (dije señalando a mi pene) en tu rajita
- Oh – dijo Ana abriendo mucho los ojos – como lo que haces con Vale, pero me va a caber a mi?
Preguntó con tanta ternura que mi erección se puso tremendamente dolorosa en ese momento, le respondí que lo haríamos con cuidado. Así que me dispuse a dar el siguiente paso con la hermana menor. Estando yo sentado en el sillón la coloqué sobre mí, dándome la espalda, pues tenía planeado que Valentina me ayudara, así fue como le dije a la hermana mayor que le hiciera sexo oral a su hermanita mientras iba penetrándola lentamente y así lo hizo. Se hincó frente nosotros y comenzó a lamer la vaginita de su hermana justo antes de que la punta de mi pene entrara en ella, yo estaba sosteniendo a Ana para controlar la penetración, noté como se tensó cuando sintió mi miembro dentro, así que me detuve mientras Valentina continuaba lamiendo el clítoris, aunque no sé si lo hacía a propósito pero su lengua rozaba mi pene también y era una sensación indescriptiblemente deliciosa sentir mi glande presionado por la vagina de Ana mientras su hermana mayor nos daba lamidas a ambos, decidí avanzar más y le dije a la pequeña que lo metería más al fondo, y que iba a sentir un poquito de dolor pero no por mucho tiempo, ella asintió sin decir palabras y entonces forcé la penetración hasta que sentí como se rompía su himen, mi pene se deslizo más rápido dentro de la niña y entro hasta dos terceras partes más o menos. Ana dijo que le dolía y comenzó a lloriquear, le dije a Valentina que se concentrara en el clítoris de su hermanita mientras pasaba el dolor, fueron unos interminables segundos para Ana pero finalmente dejó de lloriquear y empezó a dar suaves gemiditos, cómo si no estuviera segura de disfrutar, Valentina dejó de lamer su vagina y comenzó a subir dando lengüetazos en sus pechitos y el cuello, cuando la tuve a la altura de mi cara le di un beso con mucha lengua a Vale mientras me cogía a Ana delicadamente, ella empezó a tomar ritmo y yo sentía la deliciosa presión de su rajita en mi pene, entonces Vale volvió a bajar y se dedicó a lamer mis testículos y pene junto con la vagina de su hermanita, se sentía demasiado rico y como no había ningún riesgo con Ana me dejé llevar hasta el orgasmo, en el que acabé dentro de ella muy rico, cuando saqué mi pene había restos de semen mezclado con sangre, Ana se asustó pero le dije que era normal y no volvería a pasar, así que nos limpiamos y les dije que nos fuéramos a la cama.
Para ese momento yo ya no estaba en condiciones de eyacular una vez más pero Valentina aún tenía muchas ganas, verme desvirgar a su hermanita le había excitado mucho, así que me dediqué a masturbarla bajo la atenta mirada de Ana, hice que tuviera un par de orgasmos que la dejaron exhausta y feliz. Al finalizar nos dimos cuenta que ya era hora de dormir, así que esta vez no dispusimos a dormir desnudos los tres en mi cama….y así termina la segunda parte de esta historia.
A mis 12 años, con unas chavas de 12 13 y 14, algo nuevo para mi, mi iniciacion hacia el sexo, practicamente una orgia con ellas y con mis amigos, simplemente algo que recordare por el resto de mis dias.
Relato erótico enviado por Anonymous el 08 de June de 2004 a las 09:55:40 - Relato porno leído 465022 veces
La lleve a su recamara dentro los aposentos de la iglesia, ella repetía que era una locura pero también ya estaba caliente, lo note por su humedad que tenía ya en su vagina, ella me dijo que nunca había estado con un hombre y que no sabía ni como se hacía el sexo más yo le dije, “No te preocupes mamacita yo te guio” le subí totalmente su vestido y le abrí sus sexys piernas.
Relato erótico enviado por reycolegial el 07 de September de 2009 a las 16:44:00 - Relato porno leído 201020 veces