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Vanesa me desvirgó

Relato enviado por : JCPopeye el 16/03/2009. Lecturas: 15481

etiquetas relato Vanesa me desvirgó .
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Resumen
En esta ocasión quiero relataros como mi vecina Vanesa me quitó la virginidad.


Relato
En esta ocasión quiero relataros como mi vecina Vanesa me quitó la virginidad.
Tengo que deciros que Vanesa era una jovencita muy guapa, de piel morena, una carita muy mona, nariz pequeñita, ojos color marrón claro, con una mirada muy intensa. Tenía una larga melena, que le llegaba hasta la mitad de la espalda, de un color negro en consonancia con su morena piel. Su cuerpo era muy sensual, con unas caderas bien proporcionadas, un ombliguito pequeño, un monte de Venus con una poblada mata de pelo negro y un culito respingón, todo en ella eran curvas que invitaban a perderse en la lujuria. Sus pechos eran pequeños pero bien proporcionados, con unos pezones oscuros, como oscuros eran también los labios de su sexo. Su cuerpo era pequeño, su estatura estaría sobre 1,60 pero aquella pequeña chica me iba ha demostrar lo fogosa que puede ser una mujer cuando se deja llevar por sus instintos. Vanesa era una chica que además de ser guapa tenía una personalidad fuerte, inteligente y muy segura de si misma. Todavía mantengo una amistad con ella y se que ha tenido éxito en su carrera profesional como doctora. La muy tremenda sabía que podía conseguir a cualquier hombre que se le antojase. Recuerdo que yo era muy tímido en aquella época y cuando me miraba me sonrojaba y me ponía nervioso, eso a ella le hacia mucha gracia y yo me sentía un poco ridículo, supongo que debí despertar en ella una especie de interés o morbo por verme tímido ya que nunca he sido un chico guapo, mas bien del montón, pero Vanesa era tres años mayor que yo, sabía que era virgen y quiso ser ella la que me estrenase.
La oportunidad de intimar con ella surgió cuando mi madre hablando con la madre de Vanesa le comento que yo no iba muy bien con las matemáticas, enseguida se ofreció para que Vanesa me diera unas clases. Hasta entonces yo solo la conocía de forma superficial, nos veíamos en el portal o en la calle, yo me limitaba a saludarla con cierta vergüenza ya que me gustaba mucho y además hacia algún tiempo que por las noches cogía algunas braguitas usadas suyas, ya que al ser los vecinos contiguos, el tendedero nuestro estaba al lado del suyo y se podía acceder fácilmente porque solo había una pequeña barandilla que hacía de separación. Yo por aquella época en mi calentura adolescente me masturbaba oliendo las bragas de mi hermana y pude ver la posibilidad de jugar con la braguitas de mi vecina y no dude en hacerlo. Así que por las noches hacía incursiones al tendedero de mi vecina y cogía alguna de las prendas íntimas de Vanesa. Retomando el tema os diré que tenía la paranoia de que podía saberlo y esto unido con la vergüenza hacia que estuviera muy cortado con ella.
Empecé a recibir sus clases y al principio se limitaba a darme las explicaciones oportunas y hacerme ejercicios de cálculo. Pero al cabo de unas cuantas clases yo fui cogiendo confianza y me fui relajando, ella era muy amable y con ese trato fui cada vez sintiéndome mejor a su lado. La verdad es que estaba cada vez más colado por Vanesa no pasaba un día en que no me masturbase pensando en ella.
Un día que jamás olvidaré me dio clase vestida con una camiseta de tirantes que le iba un poco holgada. No pude evitar hacer miradas hacia sus pechos, se los podía ver en los momentos que ella se acercaba a mí para corregirme los ejercicios.
Vanesa se dio cuenta de mis miradas y en vez de molestarse lo que hizo fue ponerse a reír, fue cuando me pregunto si le gustaba, yo al momento me ruboricé y la leve erección que tenía se me fue de golpe. Avergonzado le confesé que me gustaba mucho. Ella me preguntó si era virgen a lo que yo le contesté que sí y al momento Vanesa acercó sus labios a los míos y empezó a besarme, primero con suavidad y luego cada vez con mas fuerza y pasión. Yo en aquel momento alucinaba con la situación, tenía la impresión de que aquello no me estaba sucediendo y que era alguno de los sueños húmedos que algunas noches tenía. Pero era bien real lo que estaba ocurriendo.
Vanesa al mismo tiempo que me besaba empezó a acariciarme todo el cuerpo, primero la cara, luego fue bajando por el pecho y más tarde empezó a palparme el pene que yo ya tenía duro. Al ver que yo solo me limitaba a besarla me cogió la mano derecha y me la puso en su pecho, entendí al momento que debía tomar más parte activa en el juego y empecé a masajear sus pechos. La respiración de los dos era cada vez más profunda y podía sentir los latidos de su corazón mientras la palpaba por debajo de la camiseta. Luego me acerque más a ella, le desabroché el sotén dejándolo caer en el suelo. Empecé a palpar sus senos, eran muy suaves, contrastaban mucho con sus pezones y la aureola que los rodean, que al tacto eran rugosos. Los iba masajeando, mi mente iba a mil por hora, había tantas sensaciones placenteras en aquel momento que me sentía embriagado de placer.
Mientras yo estaba ocupado con los besos y las caricias, ella me desabrocho el pantalón me bajo la cremallera de los tejanos y me metió su mano por debajo de mi slip acariciando mi miembro erecto. Al momento este se salió del slip todo empalmado al máximo, ella empezó a moverme la piel del pene con un movimiento rítmico que me sabía a gloria. Estaba todo mojado pues hacia rato que mis jugos pre-seminales ya brotaban de mi miembro. Ella seguía acariciando mi poya con suavidad pero con firmeza al mismo tiempo. Le quite la camiseta y pude ver todo su torso desnudo, estaba preciosa con su melena suelta que le bajaba por los hombros tapándole un poco los senos, pero podía ver sus pezones totalmente abultados y duros. Ella con rapidez me bajo los pantalones y después los slip, luego los dos nos acabamos de quitar cada uno la ropa que nos quedaba y nos quedamos desnudos juntos el uno enfrente del otro. Nos fundimos en un fuerte abrazo y continuamos con los besos y las caricias.
Vanesa cogió la iniciativa y me llevo al sofá, hizo que me estirara allí y salto encima de mí, yo me dejaba guiar, sabia que ella era la profesora en aquel momento y no me refiero a las matemáticas precisamente.
Empezó a besarme en la boca y luego fue bajando por mi cuello hasta llegar a mi pecho, se puso a besar y chupetear mis pezones que se pusieron bien duros, la verdad me sorprendió que los hombres tuviéramos tanta sensibilidad en los pechos, pensaba que solo se daba en las mujeres. Vanesa estaba como loca lamiendo y besándome los pezones, yo notaba que estaba totalmente entregada al acto sexual y quise comprobar con mi mano como tenia de mojado su sexo, primero deslicé mi mano derecha desde su nalga hasta su pubis y pude comprobar como lo tenia de espeso, no es que tuviera una mata de pelo muy larga pero si un pelo rizado y compacto por todo su monte de Venus, seguí bajando hacia su sexo, ella al notar que me acercaba a su vulva abrió un poco más sus piernas para que yo pudiera acceder más fácilmente, nada más palpar sus labios mayores empecé a notar como los pelos que los rodeaban estaban totalmente mojados de flujo vaginal, pase mis dedos por la entrada de su vagina y pude comprobar que sus labios menores estaban también totalmente mojados y bien abiertos dejándome acceder con facilidad al interior de su vagina. No dudé un instante en penetrarla con los dedos, primero fui palpando las paredes mojadas de su vagina, tenia mis dedos totalmente impregnados de sus jugos y empecé a foyarla con ellos.
Vanesa no paraba de emitir pequeños gemidos que me ponían cada vez más cachondo, llego un momento en el que ella no pudo aguantar más y se levanto de golpe, se fue rápidamente a su habitación a buscar una caja de preservativos. Al momento volvía a estar a mi lado y con una rapidez que me sorprendió me puso un condón en mi tieso miembro. Luego se puso en cuclillas encima mío cogió mi poya con su mano y la guió hacia la entrada de su mojado coño, se agacho de golpe y mi poya entro toda entera dentro de su hambriento sexo. Como una posesa empezó a montarme, parecía una amazona cabalgando encima de su corcel. No paraba de moverse de forma rítmica y sus movimientos se hacían cada vez más violentos. Su coño mojado y ansioso no paraba de tragarse mi poya, parecía que quería succionarla hacia lo más profundo de sus entrañas. Sus nalgas mojadas de flujo chocaban con mi pubis produciendo unos chasquidos, me parecía que a cada chasquido me iba a explotar la polla. Aquello era demasiado para mi, note que mis huevos no podían aguantar por mucho más tiempo aquel frenético coito y me sobrevino un fuerte orgasmo que me hizo gritar de placer. Durante unos segundos me convulsioné y expulse todo el semen que había en mis testículos. O eso pensaba yo, ya que Vanesa no tardo nada en quitarme el condón y ponerme uno nuevo en mi todavía miembro erecto, volvió a sentarse encima mío pero esta vez dándome la espalda y continuó montándome de forma violenta. Esa jovencita era todo un volcán en erupción, no paraba de cabalgarme, yo note que debido a la fuerte corrida mi miembro estaba aflojando y en un momento dado ella coloco uno de sus dedos en la entrada de mi ano y moviéndolo circularmente fue introduciendo su dedo cada vez más dentro de mí. En cuanto ella empezó a estimularme el ano y la parte que va de este hasta los testículos, mi miembro recobró nuevas energías y de forma casi mágica me encontré con mi pene otra vez totalmente tieso y duro. Esta chica era toda una caja de sorpresas, empezaba a comprender que estaba muy curtida ya en el arte del sexo a pesar de su juventud.
Siguió montándome y me dio instrucciones para que me incorporase y le acariciase sus senos, así lo hice, también le iba besando el cuello mientras ella no paraba de jadear y mover sus caderas encima mío.
De repente note como su vagina empezó a palpitar con una serie de contracciones que empezaron a mover mi poya con fuerza, se estaba corriendo de lo lindo y no paraba de gemir de placer, también el resto de su cuerpo se convulsionaba yo la abracé con fuerza mientras le besaba el cuello y los hombros y al momento a mi también me sobrevino un fuerte orgasmo que me hizo caer en el sofá, ella también se desplomo encima mío.
Pensaba que aquí se acababa todo, pero Vanesa seguía totalmente excitada era como una potra en celo, parecía que no tenía fin su apetito sexual. Rápidamente me dijo que me levantase, ella se sentó en el sofá con las piernas bien abiertas mostrándome todo su coño bien abierto y mojado, ya solo con esa visión cualquier hombre empalmaría al instante, guardo esa imagen en mi mente como si tuviera una fotografía dentro de mi cerebro. Me dijo que le empezara a lamerle la puntita del hinchado clítoris y todo el capuchón que lo protegía. Luego me dio instrucciones para que con mis labios empezará a chupetear y succionar su clítoris, así estuve un rato, luego me dijo que la penetrase con dos dedos y que los doblara un poco hacia arriba para que estos acariciaran la parte superior interna de su vagina. Yo obedecí fielmente a todas sus instrucciones y estuve un buen rato foyandómela con mis dedos y mis labios, ella no paraba de gemir y cada vez se abría más de piernas para que pudiera jugar con su sexo de una forma más fuerte. Le acabó por llegar su orgasmo con fuertes convulsiones y para mi sorpresa me roció la cara y el cuello con varios chorros de flujo vaginal, a cada convulsión le seguía un chorro de liquido transparente un poco blanquecino yo volvía a alucinar con ella, no tenía la mas remota idea que las mujeres pudieran tener corridas en sus orgasmos. Lo más fuerte fue que después de correrse al sepárame de su coño ella me cogió con fuerza la cabeza con sus manos y me amorró de nuevo a su sexo y me dijo que todavía no habíamos acabado que siguiera comiéndole el coño y penetrándola con mis dedos hasta que ella me dijera que parase. La obedecí y seguí jugando con su sexo sin haberme podido limpiar la corrida que me había dejado en todo el rostro. Se volvió a correr a los pocos segundos y empezó a tener una serie de orgasmos seguidos, a cada orgasmo se convulsionaba y me echaba chorros de flujo. Estaba con el rostro todo empapado y llegue a tragarme parte de su flujo, tenía un gusto como a yogurt salado. Después de esta serie de orgasmos acabó por tumbarse en el sofá yo me puse a su lado y la abracé con fuerza. Así estuvimos más de media hora, los dos juntos, relajados.
Esta fue mi primera vez y fue todo un éxito gracias a que pude estrenarme con una chica ya experimentada, recomiendo a todos los que lean esta historia y todavía sean vírgenes que busquen una chica con experiencia, seguro que todo saldrá de maravilla como me sucedió a mi. A partir de entonces Vanesa estuvo dándome clases de matemáticas y de sexo durante mas de un año, jamás lo olvidaré. Debo confesaros que ha sido la mejor amante que he tenido hasta el momento, ni mis novias, amantes y exmujer han sido nunca tan fogosas, apasionadas y entregadas en el acto sexual como Vanesa. Ella esta casada felizmente, me alegro por ella y solo mantenemos un contacto de cariño y amistad, ahora no hay nada de sexo y la verdad es que envidió la suerte que tiene su afortunado marido.
Si encuentro otra vez a una Vanesa no dudaré en entregarme a ella totalmente, mujeres así hay pocas. Hasta pronto amigos.

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Comentarios enviados para este relato
yesod2006 (22 de January de 2021 a las 11:23) dice: De verdad muy buen relato, escrito con mucho detalle y buena redacción, es uno de esos relatos que te lleva a recordar como fue tu primera vez en el sexo, felicito al autor, que siga así, antes de este leí también los anteriores y muchos recuerdos de juventud llegaron a mi mente, cuando éramos unos adolescentes nerviosos y calientes...saludos.

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:35) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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