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Vannessa, la esposa del profesor Emil

Relato enviado por : learcu el 07/10/2014. Lecturas: 8338

etiquetas relato Vannessa, la esposa del profesor Emil   Estudiantes .
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Resumen
En las vacaciones el profesor fue por dos días de visita a su familia fuera de la ciudad, llevándose al que el decía su hijo y me dejó a su mujercita a mi disposición


Relato
Transcurre el año escolar y estoy por finalizar mi permanencia en este colegio ya que el próximo año a la enseñanza superior.
Un día iba con la camioneta de don Blas a buscarle leña a la quebrada del río y en el camino encuentro averiado un coche y es el coche de uno de los profesores del colegio que iba con su señora Vannessa una mujer baja de un metro 60 mas menos y habían por segunda vez pinchado sus neumáticos. La mujer de este estaba que se lo comía de violenta reacción por la avería, es una mujer como dije no muy alta, pero con un busto digno de admirarse y un trasero que llamaba a admirarlo dándose vuelta cuando pasaba, sus ojos eran de un verde casi castaño, claro que ahora por la furia eran rojos por las llamaradas que salían de ellos.

Me detuve y miraba a la hembra enojada, pero revoleteaba su falda furiosa mostrando algo de sus muslos, le ofrezco al profesor mi rueda de repuesto si es que calzaba en su coche y tuvo suerte le calzaba, de ahí nos fuimos en caravana hasta el pueblo donde repararía su llanta y me devuelve la mía, le ofrezco a la dama llevarla a su casa y así no tiene que esperar la hora en que le reparen a su marido sus ruedas, acepta y se encarama en mi camioneta…, llevando unos bultos que tira atrás.

Camino a su casa y bajamos por unos sinuosidades del camino y en el movimiento de la camioneta esta se aferra a mi cuerpo para no moverse tanto, siento el calor del cuerpo de ella al igual que su aroma y sin disimulo lo aspiro, que me dice estoy de mal olor, no digo.., todo al revés estas de un delicioso aroma, si me dice aroma a que…, sin titubear y molesto por el tono brusco que hablaba le contesto … a mujer caliente deseosa de sexo y se nota que el pilluelo de tu marido no te sabe calmar en la cama…, me mira sorprendida y dice, esas palabras fueron duras para mi marido, pero tienes razón no me saca orgasmos de satisfacción.

Llegamos a casa y bajamos los bultos llevándolos hasta la despensa, luego voy a continuar mi camino y ella me dice no quiere unas cervezas o bebidas, bebidas le digo estoy manejando. Y ella sonriente me sirve una bebida al pasármela me dice cuando manejas no piensas en nada mas que manejar o haces otras cosas…, a veces me equivoco en buscar la palanca del cambio y entro entre las piernas de mi acompañante ganándome besos o cachetadas dependiendo de la dama si le intereso o no. De ti espero ganarme besos digo metiendo mi mano entre sus muslos, que haces dice…, pero no se aleja…, aun mas se entreabre de piernas para que mi mano se acomode en su vulva manoseándosela, me mira a los ojos diciendo mi marido llegara luego…, alcanzamos digo tiene para una hora…, y la acomodo sobre un sofá, no aquí no dice vamos a la cama y me lleva a su dormitorio…, se recuesta diciéndome pobre de ti que me dejes ansiosa… caliente, te acuso al profesor, si me sacias volverás mañana a calmarme nuevamente.

Se arremanga su falda y baja sus calzones mientras yo saco su blusa colgándome de sus senos lamiendo uno y luego el otro, gime desesperada…, me saca mis pantalones y ropas par dejar libre mi campeón que lo mira y dice diantre es mas grueso y grande que el de mi marido tu profesor…, me harás daño despacio, métemelo y no me hagas sufrir mas esperándolo ya estoy loca por tenerlo en mis entrañas…, tomándolo lo lleva hasta la entrada de su caverna este entre los dedos de su dama se estremecía y vibraba, ella lo sentía y mas enloquecía…, ya métemelo de una vez estoy loca por sentirlo menearse en mis entrañas. Ante tales suplicas mi conciencia dio una sola orden y violentamente se introdujo de un solo golpe hasta el fondo de la matriz… ¡ay!… se escuchó un grito de suplica ante tan desesperada penetración… luego silencio solo se escuchaba la agitada respiración de ambos cuerpos en una frenética entrega hasta la llegada de los orgasmos por parte de Vannessa…, quien gemía…., sollozaba, suspiraba ante cada penetrada a fondo del macho…, luego lo atrapa con sus piernas subiéndolas y entrelazándolas por detrás del culo de su macho que tan frenética y deliciosamente la encajaba…., lloraba silenciosamente ante tan deliciosos orgasmos como jamás Emil su marido lo hacia. Era feliz y recibió a lo menos dos empujones más ante de sentir su matriz regada por las espermas del macho, como la regaba si parecía una manguera regándole su matriz, sentirse así de inundada daba las gracias a este macho, si un alumno d su marido, pero un súper macho en la cama. Que felicidad sentirse inundada en su vagina hasta excederse como estaba sintiendo en ese momento entre sus espasmos sexuales, como corría el semen por sus piernas. Su marido apenas unas gotas en su sexo.

En el momento debes irte por que puede llegar Emil, pero mañana este tiene ocupado todo el día, no viene ni almorzar por tener clases, te estaré esperando machito, mi semental, he gozado como no me hacían gozar años, cuando le puse los cuernos a mi marido con mi compadre hoy en Canadá, de ahí quede esperando mi hijo hoy de doce años. Te estaré esperando, me dice despidiéndome con besos y abrazos apasionados, esta mujer estaba insatisfecha sensualmente y me provocaba…

Al día siguiente apenas salí de clases a mediodía, me traslade a su casa llamando a mis padres no recuerdo con que escusa que almorzaría afuera.

La llegada fue frenética, enardecida y incontrolada apremiada por los deseos de esta dama por sentirse encajada en un deliciosa cópula, como me abrazaba y me desnudo apenas entre, ella vestía solo una delgada bata de levantar de tul, no demoramos nada en estar en su cama matrimonial donde mi profesor la embutía por las noches de pasión y ella sufría al no llegar a los orgasmos. Hoy no sufrió, como gemía ante mis duras penetradas en sus entrañas, delirante y entusiasmada por sus avaricias lujuriosas lloraba y gritaba descargándose de sus ardores fogosos, como se estremecía y ondulaba en la cama exigiéndome más…, más. Por favor decía, dámelo todo ¡ah! Sus piernas las había ubicado sobre mis hombros para sentirse más profundamente penetrada y saturada de semen. Soy tuya, eres mi macho, soy tu esclava. Era una mujer ambiciosa de sexualidad y de mi secreción de esperma. Cuando descargaba mis chorros de semen en su matriz me enterraba sus uñas enloquecida por las descargas de mi pene en su vagina. SI, así ¡ah! que delicia soy tuya… Como gozaba…, llegaba a susurrarme en mis oídos hazme un bebé, quiero un hijo tuyo, soy tu puta, soy tu mujer. Esas palabras más me estimulaban a parearme con mayor ímpetu en ella embutiéndole en su sexo mi pene rellenándola de semen. Por esa tarde cuatro veces fue mía, descansábamos lo justo para alimentarme con emparedados y leche chocolatada, el resto del tiempo en la cama. Cuando me fui alrededor de las seis de la tarde iba despedazado y consumido de tanto sexo.

Dos días más tarde tuve clases con el profesor Emil y lo miraba pensando que su mujer era mi amante puta, eso me desesperó y cuando él solicitó si podía llevarle unos documentos en camino a mi casa por que el llegaría al anochecer a la suya, encantado me ofrecí…, llegue a su casa y ahí estaba el ardor de mi pene, no me esperaba, estaba vestida para salir hermosa con una falda corta, mostrando sus divinas piernas enfundadas en unas medias oscuras y calzado de tacón alto, la falda pronto fue arremangada y enrollada en su cintura, sin calzones, embutida su vagina por mi miembro en un sofá del recibidor, como sufría ese sofá con mis penetraciones, chirriaba al ser arrastrado por el suelo con mis perseverantes copulas, ella solo se habría mas sus piernas para no ser tratada tan duramente por las apareadas de este macho. Gozaba y gozaba, al levantarse finalizado después de las dos veces que descargue mi leche en su matriz este semen escurría por sus piernas mojándole sus medias con el semen al escurrir de su matriz, me sonreía feliz de ser tratada tan duramente por mi miembro, esto lo que deseo, me decía un macho que me sature de semen. Cada semana la visitaba y esta mujer a penas entraba me llevaba a su cama donde soltaba sus ardientes pasiones saciándose su ego de placer.

En las vacaciones el profesor fue por dos días de visita a su familia fuera de la ciudad, llevándose al que el decía su hijo y me dejó a su mujercita a mi disposición, los dos días lo pasé en su casa y esa noche su mujer no durmió gimiendo y llorando ante mis fieras penetraciones en su matriz fecundándola de un hijo que llamaría padre al profesor, pero sería hijo fecundado por mi semen.

Gemía Vannessa feliz en la cama, eres mi amo me decía en mis oídos soy tuya…, destrózame mi sexo quiero que mi machito me goce a su máxima pujanza, quiero que mi machito me fecunde estoy en mi ciclo positivo…, papito fecúndame déjame preñada…. ¡a!...., ¡oh, ah, Mm!, eso mi amorcito sigue…, sigue eres un salvaje en la cama…, esas palabras me exasperaban y aumentaban mis penetraciones en ella.

Cuando volví a mi casa agotado dormí casi todo el día para recuperarme, estaba feliz a mis 17 años, había satisfecho nuevamente a mi amante ocasional la esposa de mi profesor Emil, su mujer Vannessa, toda una mujer de 37 años y además según ella la había embarazado. Recordaba esa tarde, noche y día en mi mente, y entre mis recuerdos aparece uno que me dice que ella me traerá a su casa a mi profesora de historia Sara, una mujer mayor creo que tenía 44 años, para que la preñara ya que su marido en quince años de matrimonio no le había logrado embarazar.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:24) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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