Vecina del cuarto piso

Me he convertido en el medico de cabecera de mis vecinos, enfermo que hay tengo que ir a verlo. Hoy es el turno de la vecina del cuarto piso Ximena personalmente la he visto un par de veces esta mujer de 29 años de edad y siete de casada, dos hijos de 5 y 3 años, nunca saciada como manda una buena copulación y deseosa de ser atiborrada por un macho empotrándola y estudiándole sus mañas para un exitoso coito que la lleve a gritar y gemir de una memorable y gloriosa entrega a su semental, esta mimosa y risueña me ha mandado a buscar por estar muy mal con fuertes dolores inguinales, voy a verla y descubro que es su maña de desear que la apareen como Dios manda que la tiene adolorida donde no es copulada como debe por su marido, la examino y me aprovecho de tocarla y manosearla ante mis requerimientos que le hago sus hormonas se sublevaron le gritan, cama con un buen macho, vamos a la cama… estaba tan asequibles a los requerimientos amorosos que sus calzones estaban empapados con los flujos que bajaban desde sus entrañas solicitando ser satisfecha de sexo, necesitaba un macho ahora…el que la examinara tocándola la ha desesperado excitándose con sus calzones inundados la llevo de un brazo y se deja arrastrar a su dormitorio, yo sin empujarla sola se desviste de su cintura para abajo acomodándose en el lecho que compartía con su marido al cual ahora le quería poner los cuernos. Ronroneaba en su cama abrazándome, besándome me dice, sáneme doctor quiero ser suya..., luego abre sus deliciosas piernas en una entrega eminente y como estamos solos en el departamento me saco mis ropas y me recibe entre sus exquisitas piernas a mi deformado y cabezón pene. Se incomoda al sentirlo entrar en su vagina, la abre raspando sus paredes dilatándola y sulfurando sus anhelos ardorosos delirante de ser tratada duramente y por un prolongado tiempo en el juego de entra y sale de el pene en su vagina…como suspiraba y gemía, minutos mas tarde clamaba de pasión moviendo exageradamente sus caderas ante los deliciosas clavadas del pene en su matriz. Sus caderas habían adquirido una destreza en sus movimientos y sentía que ese monstruoso pene la penetraba minutos a minutos con fuerza y no tenía ánimo de capitular. Sentía a ese macho insertar cada vez con mayor fuerza su pene en su matriz ella estaba al borde de gritar y por primera vez en sus juegos sexuales llegar a tener los orgasmos que le habían comentado sus amigas, siente que su cuerpo se estremece, se dobla y se llena de temblores al tiempo que su vagina se encharca inundándose con los efluvios que sus matriz entrega a tan delicioso placer de sentirse encajada hasta el fondo de su caverna sexual. Su boca se abre y grita de emoción y pasión al sentirse por fin mujer poseída por un macho que la satura de sexo en su apareamiento dejándola saciada hasta la locura quedando lacia como un paño estrujado. Así entregada a este macho quien la penetra unos minutos mas antes de llenar su útero con sus sémenes emanados de sus genitales.
Al finalizar este coito Ximena se cuelga de mi cuello y me dice deseo y quiero desesperadamente ser tuya nuevamente, al tiempo que me besa… no nos demoramos mas de dos minutos en estar ambos cuerpos desnudos y acomodados sobre la cama, aprovecho de admirar su figura esos pechos, esa cintura, las hermosa piernas que posee y ella mimosa se revuelca invitándome a que la cubra y me amolde sobre ella… estaba tremendamente ardiente y anhelante de sexo. Su cuerpo estaba excitado, se movía balanceando mientras esperaba que la penetrara…
Me esperaba de manera bien consciente se restregaba con sus desnudas nalgas contra mi pene, y en un abrir y cerrar de ojos, ya la tenía clavada divinamente por su vagina.
Desde ese mismo instante olvido de marido, de que podía quedar embarazada, de que era casada, y de que se suponía que debía ser fiel a su marido. Ella al sentir mis fuertes brazos alrededor de todo su desnudo cuerpo, al tiempo que mi miembro, se fue abriendo paso dentro de su vulva casi destrozándola con esa cabezota, la dejó loca y sin idea, divinamente empotrada. Lo que Ximena deseaba era disfrutar totalmente del placer que le estaba proporcionando plenamente en esos momentos. Mi duro, caliente, venoso y desastroso miembro entraba y salía de su bien depilada vagina, una y otra vez. Yo restregaba mis nalgas contra ya su desnudo cuerpo, y ella buscando sentir más y más dentro de sí toda esa sabrosa y viril verga encorvaba su cuerpo para paladear mejor esos instantes de ardiente placer.
Sin tener sexo durante esos dos meses la habían enloquecido, continuaba dándole con mi miembro..., Ximena del placer que sentía pensé que se iba a orinar. Y algo que hasta esos momentos jamás me había llamado tanto la atención, comenzó a moverse, como nunca antes lo había hecho, vibraba y saltaba. No era para nada doloroso, es más ni me causó preocupación alguna, el sentir que se moviera de esa manera, con tanta energía, era como si estuviésemos disfrutando, del placer de un coito de lo bien que se lo estaban encajando.
En varias ocasiones cambiamos de posición, haciéndolo de pie, de lado, encima de mí, y desde luego que también ella debajo hasta que en un solo grito soltó sus efluvios y se relajo totalmente entregada a mi cuerpo como su amo, por supuesto que la llene de semen. Me fui luego y ella relajada y satisfecha se duerme.
Al día siguiente por estar de turno no la vi, pero al día siguiente a medio día me llama para que la visite, todavía no se mejora me dice y necesita de su medico..., al atardecer la voy a ver sus hijos están mirando televisión, ella les dice el doctor me tiene que examinar en el dormitorio no molesten..., ellos responden si mamá..., y nos encerramos en el dormitorio. Esta mujer era una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además debería tenerla carnalmente satisfecha y no así, sin macho que la monte compensando a ese hermoso cuerpo y estos senos los cuales lo único que piden es “oprímanme, bésenme, acarícienme, chúpenme"… al tiempo que pellizco uno de sus pezones, brinca y se estremece, mirándome a los ojos dice, que haces…, no la suelto de su cintura y la aprieto contra mi cuerpo, con una mano y la otra oprime uno de sus pechos, … oye suéltame …, Durante unos segundos siguió forcejeando pero llegó un punto en ella dejó de luchar.... vuelvo a pellizcar su pezón y suspira…, eres muy joven, dice…, cree eso, le contaré que no soy virgen, dije…, es ¿verdad? …no mientas, no miento comente, al tiempo que la recorría su cuerpo, su boca se abrió a mi lengua y mis brazos rodearon su espalda, mientras ella se afanaba en explorar mis testículos, mi trasero, mi pene... mi mano se metió debajo de su falda hábilmente, llegando a su sexualidad, que para entonces estaba mojada, me di cuenta enseguida de que estaba excitada y mis manos tomaron sus nalgas, acaricie su sexo con una mano…Mm., estaba extasiado, mis labios besaban su cuello, sus hombros, llegaron a sus senos los succioné, los chupé… Mm. que delicia…, apretándolos. Mm., mis labios continuaban succionando, besando, mordiendo sus senos, que delicia de mujer, me permitía la libertad en mis movimientos. Gemía débilmente, diciéndome a media voz, déjame…, déjame…, no me desesperes más de lo que estoy. La tomé de sus nalgas cargándome mientras no dejaba de succiona sus pezones, la lleve al sofá la recosté boca arriba, me dejaba hacer, yo no alcanzaba a articular palabra del asombro y la excitación, tomé una de sus piernas y la subí a mi hombro, al tiempo que rompía su tanga, puse mi pene en sus manos, mientras tomaba uno de sus senos, lo apretaba mientras nos besábamos, la jale y ubique en posición de misionero, colocándola en posición idónea, la reacomodé y bajé mis ropas, fui poco a poco tratando de penetrarla con mi miembro... no fue fácil, todavía no estaba suficientemente lubricada para la tarea, pero poco a poco me encontré que engullía por completo mi miembro, este ingresaba llenando su vagina... me sentía totalmente estimulado. Comencé a moverme. En esa posición ella era una mera espectadora, pero disfrutaba de mi ritmo arrítmico, a veces la metía deprisa, a veces despacio, a veces ligero, a veces profundo... Yo contemplaba absorta donde nuestros cuerpos se fusionaban..., con cada embestida yo me apoyaba en el suelo, que rico .., mis bolas rebotaban con fuerza en sus glúteos, delicioso, oh…, que sensación tan rica sentir mi órgano genital entrar y salir de su matriz ah , jadeante ella grita espérame, y tuvo un orgasmo delicioso…., oh que caliente estaba…, deseaba ser poseída. Esa mujer no le importaba que sus hijos estuvieran en la pieza vecina deseaba sexo y lo tendría como fuera..., pobre marido cada cuerno que le tiene que haber salido.
Seis meses mas estuve en ese departamento, dos veces por semana me visitaba o la visitaba enloqueciéndose por estar penetrada, cundo me cambio de sede por mis becas ella esta gestando en su vientre un bebé fecundado por mi de cuatro meses.