Dianna es una chica de 18 años que esta apunto de perder su virginidad a manos de su vencino, un hombre mayor que abusara de ella y la hara sentir sensaciones que nunca habia sentido.
Relato
Antes que nada me presento, soy una joven de 18 años, delgada, güerita, pelo larguito (a la altura de mis pechos), pechos pequeños pero firmes y algo nalgoncita, pero, lo que más me gusta de mí y que trato de lucir siempre son mis piernas. Estoy en el 6 semestre del colegio y además trabajo por las tardes. Este es mi primer relato y espero les agrade.
Era un lunes por la mañana, cuando desperté el reloj ya marcaba las 9:00 AM, mi madre había salido de compras y mi padre a su trabajo. Yo me encontraba de vacaciones, pero aun así mi madre me hizo despertar temprano para que limpiara la casa. Aun medio dormida baje a la cocina y me prepare un cereal para desayunar. Mientras desayunaba paseaba por la casa (costumbre la mía de caminar cuando como cereal), abrí la puerta corrediza del patio y salí para contemplar el día.
Hacia un día soleado con unas cuantas nubes, el pasto se sentía agradable bajo mis pies desnudos, el calor del sol también me resultaba agradable y el viento movía ligeramente mi cabello. De pronto sentí que alguien me miraba, gire hacia mi izquierda y se trataba de uno de mis vecinos.
Este vecino es nuevo en el vecindario, tenía dos semanas viviendo en la casa de al lado, era un tipo alto, de al menos 45 años, características afroamericanas, ojos de color negro, sin cabello y un poco llenito. Me miraba detenidamente y era algo que me perturbaba. Lo mire unos instantes y lo salude sin querer, el me regreso el saludo con una sonrisa y pude ver que sus dientes eran de un color amarillo.
-Hey niña, buenos días, que linda amaneciste hoy –me decía mientras se acercaba a la cerca que dividía nuestros patios.
-amm hola, buenos días… gracias… jejeje –le devolví el saludo más fingido del mundo. –Era un tipo que no me agradaba en lo más mínimo, no sabía porque, había algo que no me gustaba.
-Veo te vas despertando –me dijo mientras me miraba de arriba abajo –Me gusta tu pijama niña –cuando lo escuche caí en la cuenta que había salido al patio solo en una camisola grande y vieja y que dejaba ver mis piernas además.
Deje caer el plato de cereal en el pasto y me metí de inmediato a la casa roja de vergüenza. Subí hasta mi habitación y me quede recostada un tiempo. Una vez pasada la vergüenza me quite el camisón quedando solamente en pantis, mientras buscaba que ponerme mis pezones comenzaron a ponerse duritos ya que hacia un poco de frio adentro de mi cuarto.
Al final me puse una blusa top negra sin mangas, debajo un bra rosa, un short corto de mezclilla y unos tenis negros. Al fin y al cabo tenía que limpiar la casa y quería andar cómoda.
Cuando bajaba las escaleras escuche que llamaban a la puerta, pensé que era mi madre que regresaba de las compras y necesitaba ayuda, así que abrí la puerta sin preguntar de quien se trataba. Sin embargo, no era mi madre quien tocaba si no mi vecino de antes. Me quede parada en la puerta sin decir nada hasta que el habló.
-Hola vecina, ¿está tu mamá en casa? –me preguntaba mientras me miraba como antes.
-No, lo siento, salió de compras –le conteste casi al instante.
-Me dejas pasar voy a buscar un poco de leche.
-Claro que no puedes pasar –le conteste casi riéndome por la en la que me hablo –si quiere leche vaya al mercado vecino.
-Vecina no seas así, déjeme pasar –decía mientras entraba a mi casa.
-Vecino... usted no puede pasar a mi casa así como así, salgase por favor o tendré que hablarle a la policía –mi vos se escuchaba chillona y asustada.
-Dame la leche y me voy, solo eso, está ahí en la nevera, ve, te espero aquí. –lo mire incrédula y de mala manera fui a la cocina por la leche. Regresé al instante con el galón de leche y se lo acerque para que lo tomara.
-Vecina, está muy linda –no dije nada. –Nos quedamos en silencio.
-Aquí está la leche, retírese por favor –de pronto se me acerco y comenzó a verme los pechos, me tomo de un brazo y me hizo dar media vuelta y me abrazo por detrás.
- ¿Qué... está haciendo?.... ¡suélteme! –me abrazaba fuerte por la cintura y me tenía junto a él.
-Usted me tiene loco vecina, cada vez que sale así la calle hace que me den ganas de… -restregó su pelvis sobre mis nalgas y de pronto sentí que algo crecía y empujaba mis pompis.
Comencé a pelear para zafarme de él, hasta que le di un pisotón. Me soltó y salí corriendo hacia arriba; subí las escaleras y rápido me metí al baño, cuando estaba a punto de cerrar la puerta, este choco con la puerta y me derribó para que no la cerrara.
-Vecina mire como me tiene el pene –se agarraba su entre pierna obscenamente mientras me miraba. –me puse de pie para no mirarlo y tratar de salir del baño.
Cerró la puerta detrás de él y comenzó a desabrocharse el pantalón hasta que se sacó su verga. Sin saber cómo, me tomo de la mano y la llevo hacia su pene.
-¡Que estás haciendo! –grite, al mismo tiempo que trataba de retirar mi mano.
-Solo tócala un poquito, siente como me la pones al verte –decía al tiempo que se acercaba hacia mí.
-¡¡¡ayuda ayuda!!! –comencé a gritar. Cosa que aprovecho para soltarme y colocarse detrás de mí, solo que esta me tomo de los pechos y comenzó a apretarlos suavemente.
-Sácate la blusa vecinita, me gustaría conocer tus tetas – me decía con tono lujurioso.
Como no le hacía caso, se llevó una de sus manos a su bolcillos y de ella saco una navaja.
-Quédate quieta preciosa, no querrás que te haga daño –Me tomo de la blusa y me la rompió por detrás, junto con el brasier.
Instintivamente tape mis pechos con mis manos y lo mire a la cara. –Eres un pervertido.
-¿Quieres salir de aquí, preciosa? –Déjame en paz –le contesto. -¿Quieres salir? –Solo vete.
-Haz lo que te diga y te dejare tranquila o si no –Puso su navaja en mi cuello y con eso capte el mensaje.
-Me tienes loco –Me tomo de la mano y me llevo hasta mi cuarto, cerró la puerta una vez que pasamos y me tiro sobre la cama.
-Ahh… -caí boca abajo y de inmediato me tomo de los pantalones y me los empezó a sacar. Comenzó a sobarme las piernas, a besármelas, después me abrió las piernas y comenzó a tocarme mi conchita.
Comienzo a gritar, cuando siento sus dedos en mis labios vaginales –Cállate, trato de chupártela. -sentía como su lengua húmeda me tocaba por dentro.
En ocasiones la metía hasta dentro, lenta y suavemente. Después comenzó a tocarme los pechos, la cintura, las nalgas, todo lo que quería de mí.
-me gusta… ahh… me gusta la calidez de tu sapito vecina… -decía mientras entraba y salía de mí. –Me gusta con poquito vellitos vecina… mmm… nunca imagine que fueras tan perfecta.
De pronto con sus dedos separo mis labios vaginales –que rico clítoris tienes vecina, me gusta cómo se te hincha hasta parecer un botoncito. -le dio unos ligeros toques con la punta de la navaja y sentí unos ligeros espasmos en mi pelvis.
-¿Te gusto vecinita? –decía al mismo tiempo que pasaba la navaja por mi clítoris, por mis pezones y por todo mi cuerpo.
–¿qué es lo que quieres de mí?
–Quiero follarte vecina, desde que te vi he querido follarte toda.
–Pues hazlo de una buena vez y deja de torturarme.
Me abrió la piernas y comenzó a besar mi conchita, sentía como me la humedecía al pasarme su lengua, después comenzó a chuparme los pechos, primero el izquierdo y luego el derecho, con sus labios apretaba mis pezones mientras pasaba su lengua rápidamente por la punta de mis pezones. Sentí unas cosquillas en ellos a la vez que sentía que se me ponían duritos. En eso el vecino agarro su pene mientras me ponía de rodillas en la cama, me toma del cabello y me mete su pene en la boca.
Puse cara de asco y cerré mis ojos pero me ordeno que los abriera y que lo mirara directamente a la cara.
–mírame la cara y chúpalo… vamos… mmmm… métetelo todo vecinita…
–brbr… brbrb… rbrbrb… –sentía arcadas cada vez que me penetraba y mis ojos comenzaron a lagrimear por lo mismo.
Me tomo con sus dos manos la cabeza y me empujo para que se lo chupara más. Cuando sentía que no podía seguir teniendo su pene, lo saco de mi boca, lo mire mientras tocia y note que estaba completamente cubierto de mi saliva, pequeño hilos de la misma caían sobre la cama y unos cuantos conectaban su pene con mi boca.
De pronto me tomo y abrió mis piernas en la cama, lento y suavemente introdujo su pene aun mojado por mi conchita mientras me miraba a los ojos.
–¡Mírame! –me grito. Sentía como su pene entraba poco a poco y el dolor que me causaba
–Que apretadito está aquí adentro vecinita, nunca imagine que fueras virgen. Creía que alguien más ya te había desflorado antes. –Me tomo de las caderas y de una sola embestida sentí como me desgarro al entrar completamente.
Deje escapar un leve grito al tiempo que me la metía con más fuerza, sentí como la sangre emanaba de mi conchita y escurría por mis piernas.
–hay sí que rico se siente mi pene dentro de tu vagina apretadita –me lo metía con más fuerza con cada embestida, me a garo por la cintura y te empujo sobre él.
Al poco rato el dolor había desaparecido y en su lugar un mar de sensaciones que nunca había sentido me ponía la piel chinita. –mmm… mmm… mmm… mmm… –gemía con cada embestida.
Al escuchar como gemía me puso como una perrita en la cama, me agarro el pelo y empezó a metérmela despacio y al final fuerte hasta dentro. Después me la metía más rápido, más rápido y más rápido.
–mmmmmmm… aaahhhhh… –gemía con cada embestida –ahhh ahhh ahhh… mmmm… –Por la forma en como me trataba sabía que le gustaban mis gemidos.
–Te gusta ehh.. ahh ahhh ahhh… eres una vecinita muy putita… lo sabia… ahh.. ahhh… ¿te gusta que te la meta duro verdad? –me mordí el labio inferior y puse cara de niña buena, me miro y pude ver como lo excitaba mi gesto.
De pronto me carga en sus brazos y me la comienza a meter. Me subía y me bajaba, me subía y me bajaba en su pene solo para escucharme gritar mientras me la metía toda.
–ahhhh ahhhh… dete...nn...tee…ahhh… mmm paraaa!!!
–no puedo… me gustas mucho… no puedo –seguía más y más rápido dándome.
–Ya no puedo maa.... ahhhhhh –siento como llega mi primer orgasmo y como mi cuerpo tenso cada vez que siento llegar un espasmo.
–si…córrete encima de mi… si… ven si… más rápido –me daba rápido mientras me chupaba las teta y me daba chupones largos.
Mis pezones se ponen rojos por causa de los chupones largos que me daba –ya por favor te suplico dejameeeee –en eso mordió mi pezón y me excite más.
–Suplícame, me gusta escucharte pedir piedad –me puso contra la pared y dejo de cargarme para después levantarme una pierna y seguir cogiéndome. Me miro y me besó.
–Dime si te gusta asi… mmm… vas hacer que me corra en cualquier momento… que putita eres y ni querías al principio.
De pronto se salió de mí y me tiro al piso. Caí acostada al tiempo que el se agarraba la verga y comenzaba a masturbarse. –Uiii si… ahh… prepárate vecina… que te bañare toda. –me apunto con su verga y un chorro de esperma blanco y caliente fue a parar a mi cara, después otro y otro. Parecía lluvia y no paraba de gemir y tirar esperma.
–mmmmmmmmmmmmm… uuuuuuuuyyyyyyyyy si toma tu lechita bebe…-me hecho todo su esperma encima, mis pechos quedaron completamente cubiertos, en mi cara unos cuantos chorros escurrían por mis mejillas y mi abdomen se fue cubriendo por el semen que escurría por mis pechos.
–tenia meses sin poder correrme tan a gusto, tenía las bolas llenas y todo eso lo guarde para ti vecinita. ¿Te gusto? –no le conteste, preferí mirar hacia otro lado. Lo cual le dio risa.
–Mira que bien te vez niña. Jajajajajaja. –de su pantalón saco su celular y me empezó a tomar fotografías.
–te tomare unas fotitos llena de leche, si no me das lo que quiero cuando quiera se la enseño a tu mamá, a tu hermano, a tus amigos, a quien me dé la gana. –Se vistió mientras yo seguía en el piso.
Cuando estaba a punto de salir de mi habitación me miro, saco un frasco vacío de su pantalón y se devolvió. Se arrodillo ante mí, me tomo una vez más de las piernas y me las abrió. Comenzó a darme unos chupones en la vagina mucho más extensos que los de hace rato, metia su lengua en los labios menores de mi vagina a la vez que pasaba en círculos su lengua.
–¡¡¡Ya por favor!!!
–Es que me pones caliente.
–Sentí como mis juguitos empezaban a salir de mi conchita, rápidamente coloco el frasco vacío y lo empezó a llenar con mis juguitos.
–Mmmm aquí está mi leche –tomó el frasco mientras me paso la manos y abrió mi vagina para que saliera todo. Metió un dedo hasta dentro de mi vagina y este salio cubierto de mis jugos, se lo llevo a su boca para probarlo.
–mmmmmmmmm que rico sabes –me quito leche de la cara y me lo dio a probar
Tapo su frasco y me dijo. –gracias por la leche vecina fue un placer venir a su casa ajajjajajajjajajjaja…
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247198 veces
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dianna19
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:11) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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