Vendí a mi mejor amiga

Por fin llegó el día acordado. Inocetentemente invité a Noe a mi casa antes de salir y empezamos a tomarnos unas copas. Esa noche se vistió con una camiseta bastante escotada y mallas. Noe es una chica gordita, por lo que con esa ropa resaltaban mucho sus curvas. Sus pechos, aunque pequeños. siempre me han parecido muy juguetones y apetitosos. Tal como acordé con el cliente, empecé a suministrarle la burundanga que me había proporcionado en cada una de sus copas. No había mucho problema, pues cada copa la rellenaba a solas en la cocina que era donde tenía el vodka que tanto le gustaba fresco. Eran apenas las 23 horas, el segundo copazo, y ya noté que Noe estaba totalmente abstraída. Aún pasaría otra hora hasta que llegó el cliente.

A las 23.58, puntual, llamó al timbre. Abrí y subió. Era un hombre normal, de rasgos árabes, unos 35 años. Me dio el dinero acordado y pasamos al salón, donde estaba mi amiga. Tal como acordamos yo sólo sería un mero espectador. Gracias a la droga Noe era totalmente manipulable, y estaba bastante colocada ya, por lo que al verla la sensación era de una chica que no se enteraba absolutamente de nada. Apenas saludó al cliente. Al entrar, yo procedí a sentarme en la mesa de donde no me movería en toda la noche. Noe estaba medio tendida en el sofá. La verdad es que a pesar de sus vuluptuosas curvas daban ganas de hacerle el amor de cualquier manera. Él llegó y se sentó a su lado. Tras hacerle unas preguntas para ver que efectivamente la droga había hecho efecto, la puso de pie y comenzó el examen físico. Con su mano empezó a recorrer su cuerpo, sopeso sus pechos, bajó por todo su cuerpo, metió la mano entre sus mallas y palpó su coño. Tras ver que estaba en condiciones, comenzó a hacerle todo lo que habíamos hablado.

El trato era dejar que tratara a mi amiga como una auténtica perra, y por mi necesidad económica yo accedí sin más. Así, él cogió y le empezó a quitar la ropa. Apenas tardó dos minutos en dejarla desnuda. Jamás pensé que podría ver a mi mejor amiga desnuda ante mi, pero allí estaba. Sus pechos, aunque pequeños, estaban tersos, con unos pezones duros y muy visibles. Su coñito rasurado aparecía ricamente entre sus gorditos muslos. Él introdujo su dedo en todos sus orificios. Desconozco si Noe había hecho alguna vez anal, pero desde luego aquella noche iba a quedar servida por lo que vi. Él ya estaba también desnudo ante ella, y dándole una bofetada la tumbó en el suelo. Sin más miramientos, empezó a follársela en el mismo suelo. Una de las condiciones era que no usaría ningún tipo de protección. Yo sabía que Noe usaba anticonceptivos, por lo que no había problemas al respecto.

Tras follarla durante unos 5 minutos por su coño, le dio la vuelta y se la metió de golpe por el culo. Por el grito que soltó Noe, deduje que no estaba muy acostumbrada a hacerlo. Tras otros cinco minutos le volvió a dar la vuelta y la puso sentada en el sofá. Tuve que poner una toalla para evitar que Noe lo manchará con las gotitas de sangre que salían de su culo. Una vez sentada, le metió sin más miramientos la polla en la boca y empezó a follarla por ahí. Apenas pasó un rato ya se veía que Noe tenía arcadas, él la levantó y la sentó en el suelo, y de rodillas ante ella siguió follándosela por la boca. Al poco Noe ya no pudo aguantar más el empecinamiento con que se la metía y sus arcadas, y empezó a potar. Era un poco asqueroso, pero muy morboso, ver cómo Noe potaba sobre su cuerpo. Él le volvió a pegar dos bofetadas y la tumbó del todo en el suelo. Noe yacía recubierta de sus propios vómitos, fuera de sí, extasiada. Él no pudo resistir las ganas de escupir en su boca entreabierta. La quería hacer toda suya. Después la llevó a la bañera. Allí tendida la roció con su orina, desde la cabeza hasta los pies. Cuando terminó, abrió la ducha con agua fría y comenzó a limpiarla.

Noe estaba otra vez tendida en el saló, cabeza abajo. Él le puso el culo en pompa y comenzó a follársela. Noe soltaba al principio gritos de dolor, pero poco a poco comenzaron a transformarse en gritos de placer. Al mismo tiempo, le iba dando cachetes en su pomposo culo. Cuando terminó, le dio la vuelta y, otra vez tendida en el suelo, comenzó a follársela hasta que se corrió en su interior, La corrida fue abundante y se salía por su coño. Al terminar, le propinó dos bofetadas más en la cara.

Sin más miramientos, él se vistió y se fue, adivirtiéndome que una hora se pasaría el efecto de la burundanga, por lo que sin perder tiempo metí de nuevo a Noe en la ducha y la limpié. Luego la sequé con la toalla, pero la carne es débil, y al estar secándola y en esa situación, no pude resistir las ganas de follármela, así que poniéndola a cuatro patas en el borde de la bañera la follé. Volví a limpiarla, el tiempo se me echaba encima, y la vestí. Como si nada hubiera pasado, la senté en la mesa y serví unos cubatas. Al poco rato Noe empezó a volver en sí, pero ni comentó nada ni noté nada raro en ella, y de esta forma conseguí el dinero que me faltaba para poder pasar el mes.