Como realiza el coito esta hembra si casi desarma la cama con sus vaivenes y convulsiones deseosas de placer amatorio
Relato
Viajando por unas islas del pacífico conozco a una mujer atractiva, no una belleza, pero tampoco resultaba fea. Poseía unas hermosas tetas, grandes y redondas, y un cuerpo no demasiado delgado. Atraía las miradas y despertaba los deseos.
Se le veían las tetas, a través de su delgada tela de tul, que resultaban grandes con unos pezones que destacaban muchísimo; y al andar le daban unos saltos que excitaban...
Era una mujer maravillosa que al contemplarla despertaba a la vida a mi pene.
Esa noche duermo en una cabaña que he arrendado por la noche, antes salgo de paseo por el barrio y ahí la veo una mujer maravillosa…
Camino por las calles desiertas y me recojo a la cabaña y la vuelvo a ver tratando de acomodarse con un pequeño cuerpo de su hijo en brazos en un rincón de una destartalada y desvencijada vivienda, poco quedaba para protegerla de la húmeda y helada noche.
Me acerco y le pregunto si piensa dormir ahí al sereno con ese pequeño hijo…, me dice que perdió el bus a casa y dinero no tiene para llegar a esta de otra forma, apenas tiene el dinero para el bus de mañana, tratara de cubrir al bebé y dormir ahí entre las ruinas.
La invito a mi cabaña en donde a lo menos estará protegida del frío y de la humedad, me mira con unos ojos curiosos y me dice quien mas esta en la cabaña, que yo sepa le digo nadie.
Y crees que debo ir contigo a pesar de estar solo tu y yo en la cabaña…, bueno digo si no confías en mí te morirás de frío y el chico también además de mojarse.
Me acompaña, entramos y me mira diciéndome donde dormirás, en la cama le digo y tú en esa pequeña cama, tu hijo en el sofá, es pequeño y cabe demás. Apago la luz, pero de afuera la luna ilumina bastante.
Se desnudo lentamente; y al poco tiempo se metió en la ducha. Yo ya no podía más al verla casi desnuda cubierta por una toalla y tuve que hacer un gran esfuerzo para no vaciarme de mis estímulos sensuales o saltar tras ella.
Fue en aquel momento cuando ella tomó iniciativa. Acomodo a su hijo en la cama estrecha y chica acercándose donde estaba yo en la cama mayor y me dice dormiré en esta cama cabemos los dos ya que es matrimonial, córrete más allá. Se recuesta a mi lado, mi pene llegaba a saltar de excitación y yo casi ladraba como un perro caliente. Trato de cubrirme acercándome a ella y esta no escapa sino que mira y me dice quieres que te pague tus molestias… Se abrió de piernas, me cogió el pene suavemente y lo colocó a la entrada de su vagina. Lentamente fui metiéndoselo… abriendo esas deliciosas carnes que protegían su sexo hasta que yo no pude entrar más… Comenzamos un baile en donde yo metía y sacaba mi miembro con desesperación. No tardé mucho en eyacular, pues estaba terriblemente excitado.
Llegamos juntos al orgasmo; y fue verdaderamente maravilloso. Yo no podía imaginar que el placer resultase tan inmenso, ambos abrazados nos besábamos aún excitados por el coito tan bien realizado. Había copulado en el vientre de esa mujer
Traté de aguantarme sin eyacular todo lo que pude, deseando que durara mucho aquel goce. Hasta que llegó el momento y me descargue. Resultó un orgasmo bastante prolongado. Ella jadeaba de placer; mientras, yo creía que me moría de calentura. Fue algo que desde luego no se puede narrar y hay que vivirlo.
Ahora me dice hay que dormir, nos relajamos durmiéndonos, despertó primero, al olor de unos panes tostados abrió mis ojos, ya dormilón me dice desayunemos y luego nos vestimos… desayunamos, pero no la dejo vestirse la atrapo y la recuesto en la cama y nuevamente deseo su cuerpo…, ella sabe que no tiene escapatoria y se deja manosear y acariciar hasta que ambos siseamos ardientes de pasión entregándonos el uno al otro.
La atrapo entre mis brazos arrastrándola a la cama… no se opone, tropieza con la cama cayendo sobre esta atravesada y con su bata abierta mostrándome sus piernas enfundadas en unas deliciosa medias de color negro con ligas de color púrpura que destacan en sus blancas piernas y además nada cubre su entrepiernas mostrándome una vulva enmarañada de pelos rubios con su abertura donde comienza su vagina, un celestial panorama veían mis ojos…, AH le digo, me parece que a mis ojos no pasas inadvertida te deseo ¿quieres que te quite tu pasión?.
Cuando mi pene esta entre sus pliegues vaginales no aguanto y se lo clavo con fuerza empotrándole de un golpe medio pene, ante el ingreso de este intruso gime, patalea y abre la boca buscando aire…, luego en un murmullo me dice suave…., suave que me duele me estas partiendo en dos…., clavo el resto de mi pene y ella ahoga un aullido de dolor, al ingreso. Unos minutos me detengo y luego ella comienza un delicioso meneo de caderas, Dios me acaricia mi pene. Como realiza el coito esta hembra si casi desarma la cama con sus vaivenes y convulsiones deseosas de placer amatorio, no se detiene hasta que en medio de sus gritos y gemidos me entrega sus orgasmos recibiendo a su vez mis irrigaciones de semen en su útero. luego quiero extraerlo con los fuertes movimientos de su vientre y mi pobre pene es aniquilado en esas entrañas buscando extraerle su semen…, diez minutos o mas estamos revolcándonos cada uno desempeñando su rol de antagonista combativo en esta lucha, cinco minutos después esta estremeciendo con las contracciones de sus orgasmos pidiéndome mas..., mas…, y me entrega sus emisiones de fluidos que inundan sus entrañas y recibiendo de mi miembro borbotones de mi leche caliente vaciadas en su vientre. Luego calma y relajada se acomoda en mi cama a descansar. Media hora después se levanta y se va ver su bebé diciéndome espero que seas un gran hombre y de esto ni una sola palabra… ah y además tendrás que comprarle una leche a este mi niño que despertara con hambre.
Salimos de la cabaña en dirección del autobús en el camino compro leche chocolateada al niño y a ella unos pasteles, la dejo en el autobús y le pregunto su dirección me la da diciéndome eso si ahí está mi marido y no se si podré calmarte.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513563 veces