Vicky y el paseo en bicicletas.

Me invitan unos familiares de Mamá aun paseo en bicicletas hasta llegar a una cabaña que tienen en la sierra a unos 40 kilómetros de la ciudad, me dicen eso si es trabajoso el recorrido por las subidas, partimos. En verdad era agotador el camino íbamos en la mitad y varios de los seis miembros paseábamos agotados. Por fin luego de casi cuatro agotadoras horas llegamos. Como habíamos partido tarde por el sol, llegamos casi al anochecer. Tiramos al suelo los colchones por que solo había dos camas de dos plazas y nos atravesamos en ellas ubicándonos, la tía y sus hijos adolescentes de mi edad en una cama y en la otra sus amigas madre e hija junto a mí.

Nos servimos un café con emparedados que traíamos y a dormir, agotados. Creo que había dormido como dos horas cuando un cuerpo se apareaba ajustándose al mío, sentía los ronquidos de los amigos mientras una mano ingresaba entre mis piernas manoseaba mis genitales creyéndome dormido. Era la madre una morena de grandes caderas y generosos senos, una señora de 38 años, que venía con su hija de 13 años, la mano solapadamente recorría mi entre piernas acariciando mi distintivo de macho, sabía recorrerlo lo hacía exquisito, mi miembro comenzó a responder al tratamiento, y lentamente crecía y endurecía, apareciendo mi glande chato y grueso que entusiasmo a la dama quien lo apretaba ahora sin ninguna escrúpulo.

Cuando veníamos en bicicleta miraba a esta dama por su hermoso culo y sus fantásticas tetas, sobre todo como se movían con el esfuerzo, prestaba toda mi atención hacia esa dama al pedalear, su mirada se dirigía a mí quien serenamente la miraba y con la vista le decía que culo señora mía y esos senos son de devorárselos. Ana era un poco mas alta que yo, pero eso no sería impedimento para acomodarme a ella, pensaba, ahora era ella la que se acomodaba y apareaba a mi cuerpo. La mano seguía en sus maniobras de de manoseo.

Durante el viaje Ana había notado mi interés en su cuerpo, ella se había pensado que a lo mejor este muchacho pudiera apagar su incendio que ya traía por más de dos meses que su marido no la acariciaba ni la solicitaba en la cama y sus hormonas estaban revolucionadas pidiendo apareamiento con su macho. Este no se daba por enterado.

Se entusiasmó con la posibilidad y entonces se dijo que tal vez aquel chiquillo pudiera ser quien apagara su gran incendio...sin pensarlo dos veces y haciendo como que no había pasado nada continuó pedaleando, pero ahora intencionalmente dejaba que su pollera subiera y mostrara su buen par de muslos sabía que el chico tenía los ojos clavados en ella y procurando que los otros notaran su atrevimiento le sonreía. Pensó en jugársela. Mostraba cuando podía a este muchacho sus piernas y hasta sus rojos calzones y su tremendo culo ella notaba los ojos de este semental puesto en ella devorándola con su mirada.

Mientras Ana manoseaba mi sexo, su celebro organizaba una idea, como lograr tenerlo sin que el resto de los viajantes se enterara y menos su hija. Se dedico a calentarme sin tomar en cuenta que podía despertar, cuando noto ese miembro desarrollado y ese glande grotesco se elevaban al cielo y sintió mis dedos acariciar su vagina. Ana comenzó a jadear al tiempo que la mano palpaba suavemente los soberbios glúteos y recorría una y otra vez el profundo canal que se formaba entre ellos. Antes de que pudiera darse cuenta tuvo un orgasmo que la hizo estremecer, tal era su calentura que este muchacho estaba proporcionando a su hormonas que estas se lo agradecían en un apasionante orgasmo.

La escena era morbosa ese chaval de apenas 18 años no muy fastuoso y de apariencia pálida apuntando con su verga bien erecta al cielo esta hermosa señora de 38 años no pudo soportar mas y sabiendo que este joven semental se había despertado se acomoda de tal manera que elevando su magnífico culo se lo entrega y lleva ese pene hacia la entrada de su vagina... Ana se babeaba con sólo sentir la cabeza rozar la entrada, y con ambas manos separó sus blancos muslos invitándolo a la penetración. Estaba energizada, estaba en plena faena de coito, su vagina se abría y cerraba con desesperación necesitando un pene entre sus pliegues. Por lo que tomo el que tenía entre manos y se entrego a este…, Dios como se excito y se acomodo a lo perrito para facilitar a su semental la entrada en sus entrañas…, metió su mano por debajo de mis nalgas mientras me penetraba y las abrió tanto como pudo, como queriendo partirme en dos, era un loco amando, y yo gemía de placer … ya no me importaba entregarme a ese muchacho…, olvidé todo y el aprovecho de esto,, me hizo terminar dos veces mas, luego se corrió dentro de mi, que rico sentir como terminaba dentro de mi, era inundada por su semen, sentía un gusto en mis labios de mi clítoris que seguía palpitando … y sentí como lo saco dentro de mi, yo no quería que lo sacara deseaba quedarme pegada allí, horas y horas, pero el lo saco me miro la cara, mareada de tanto placer, con los labios enrojecidos por tan ricos orgasmos, pero que rico es esto… y supe que me había entregado sin inhibiciones a este macho…, a mi alrededor solo sentía ronquidos de mis amigos durmiendo mientras mi pareja me consolaba acariciándome mis senos… este muchacho estaba recuperando su respiración y fuerzas para nuevamente penetrarme…, no sabía como oponerme estaba entregada a este semental, arremete contra mí nuevamente, me penetra con mucha fuerza, me siento de mil maravillas, mi batín esta recogido, mas parece chalina en mi cuello, me siento deseada, estoy despeinada agitada, gimiendo, casi gritando de placer, me mordía para no gritar, me penetraba por mi vagina, me excita, sus embestidas eran mas fuertes, me sentía fantástica, me clavaba contra el colchón. Como me coge mi amante, rico, mi hija en medio de su sueño incomoda rezonga, las embestidas eran mas fuertes sentía el placer y con los orgasmos que comenzaba a sentir, como me inunda el pene de mi macho, pues no riega mi sexo, son tan poderosos sus chorros de semen, que inunda mi sexo y yo entrego mis líquidos vaginales con las llegada de mis nuevos orgasmos. Quedamos abrazados sobre la cama sin aire y agotados del esfuerzo realizado. Que muchacho si era una maravilla sentirse empotrada por este semental. Relajada nos dormimos.
Al día siguiente despertamos y nos levantamos a desayunar, mientras preparamos el desayuno los hombres en la bicicletas van a comprar el pan y huevos para recuperar fuerzas y volver a pedalear hasta la vuelta a la ciudad.
Volvemos después del medio día y en casa propongo a este semental que tenía casi pegado a mi cuerpo si deseaba almorzar con nosotros antes de irse, acepta y las papas fritas con huevos y carnes preparadas rápidamente desaparecen, mi hija solicita permiso para visitar a sus amigos y nos deja solos.

Aún mi hija no cerraba la puerta cuando Leo me atrapa entre sus brazos y me lleva al dormitorio, mi amante esta como toro de fuerte y arremete contra mi delicado cuerpo, mi vagina nuevamente siente que es penetra con mucha fuerza, me siente como la mujer más deseada, miro hacia el espejo de la pared y el verme despeinada, demacrada, agitada, gimiendo, gritando de placer, que el camastro sube y baja con la penetraciones profundas que mi macho arremete contra mi vagina, haciéndolo crujir me agobia y me exalta aún más mi enajenado arrebato por satisfacerme con este tronco duro como el metal que con unas embestidas poderosas me la destroza y incrusta contra mi lecho matrimonial, me hacia sentir un goce fantástico, Como me cogía mi amante, rico, como me inunda, pues no riega mi sexo, son tan poderosos los chorros de semen que inundan mi sexo y me excitan de mil maravillas. Pensaba en mi pobre marido, él no era capaz de satisfacerme así, este juvenil macho era inusitadamente placentero para mí. Me había convertido en una fogosa, apasionada y ardiente amante de este juvenil macho.