Dando un paseo por el bosque fui testigo de una brutal violación, y aunque dudé mucho al final decidí intervenir.
Relato
Mi nombre es Recaredo y tengo 45 años. Por las tardes me gusta pasear por un pequeño bosque que hay cerca de la urbanización donde vivo. Es un lugar muy tranquilo, retirado y con poca gente. La semana pasada volvía ya del paseo cuando escuché unos gritos de mujer. Me acerqué rápidamente y vi cómo tres hombres habían asaltado a una chica que estaba haciendo footing y la estaban desnudando. Iba con un pantalón corto y una camiseta, pero en pocos segundos la dejaron completamente en pelotas. La muchacha tenía unos veinte años y un cuerpo espectacular, se notaba que lo tenía muy cuidado con el ejercicio y la alimentación. Yo lo veía todo desde detrás de un árbol, a muy pocos metros. Nadie se dio cuenta de mi presencia; ciertamente los cuatro tenían un asunto importante que requería toda su atención. Pensé que solo querían abusar de ella, y en efecto así era al principio. Mientras uno la amenazaba con un cuchillo los otros dos le chupaban todo el cuerpo: la boca, el cuello, los pechos, las piernas, el culo, el coño... No dejaban un trozo de cuerpo sin chupar y magrear. La niña estaba buenísima, con unas tetas muy levantaditas y un chocho completamente depilado. Los hombres se iban alternando, así que los tres disfrutaban de aquel cuerpazo tan juvenil y sensual. Poco a poco la cosa fue yendo a más, le metían los dedos por el culito y después por delante, acariciando todos sus genitales. La chica parecía que lo estaba pasando realmente mal, sobre todo cuando los tres asaltantes se quitaron los pantalones y calzoncillos y mostraron sus atributos varoniles: unas vergas de gran tamaño, tiesas y listas para penetrar aquel coño tan apetitoso. En ese momento pensé que tenía que intervenir. Dudaba si debía asomarme y meterme en aquella desagrable escena; no sabía qué podrían hacer los tres hombres, posiblemente se enfadarían bastante por mi presencia y me harían daño a mí también. Mientras lo pensaba, uno de ellos le metió la polla sin compasión por el orificio anal y otro la penetró por delante. El tercero le metió la verga en la boca y la obligó a chupársela. No tenían miramientos, las penetraciones eran muy violentas y la chica seguía sufriendo. Yo veía la escena, y aunque no comparto este tipo de agresiones, la contemplación de ese cuerpo tan atractivo y sensual me excitaba enormemente. Estaba buenísima y aunque estaba siendo salvajemente violada, no perdía su carga de erotismo de tal manera que, aunque no fuera así, parecía estar gozando con el ataque sexual. Quería intervenir, pero si los cortaba antes de que eyacularan iban a enfadarse mucho, así que decidí esperar a que se corrieran. Tardaron un buen rato pero los tres descargaron la leche casi al mismo tiempo. Los que la estaban penetrando sacaron sus vergas y desparramaron su semen por el cuerpo y la cara de la chica, a la que obligaron a que les lamiera la polla. Yo ya no aguantaba más y fue cuando me armé de valor y decidí intervenir. La escena me había puesto muy caliente y necesitaba follar, así que le pedí a los chicos que me ayudasen a sujetar a la muchacha mientras la penetraba. Al principio se sorprendieron, pero me comprendieron y la agarraron mientras yo sacaba mi verga y se la metía en su rico y jugoso chochito. La niña era guapísima, con unos ojos preciosos y un pelo moreno, largo y rizado. Desprendía sexualidad por los cuatro costados. Mientras me la tiraba, le acariciaba los pechos y pellizcaba sus excitantes pezones, y al mismo tiempo le comía la boca y restregaba mi lengua con la suya. La muy putita parecía disfrutar, ya que aunque me decía "no, por favor" se movía como una zorra y profería gemidos y gritos ahogados. Con la excitación no me había dado cuenta de que los tres tipos se habían quitado de enmedio, y creo que la chica tampoco. Después de un buen rato de coito acabé corriéndome dentro de ella, aprovechando que tenía el coño limpito. La sorpresa fue mayúscula cuando me pareció que la chica se había corrido también, y después de sacarle mi verga, se puso a cuatro patas y me dijo "no, por favor, por el culito no", ofreciéndome su orificio anal. Me empalmé con la situación y le metí mi enorme tranca hasta el fondo. Tardé un poco más, pero al final volví a eyacular, llenándole el culo de semen caliente mientras ella se frotaba el clítoris y se corría también como una putona verbenera. Después de limpiarme la verga con su lengua la chica se vistió y se alejó del lugar, pero antes de desaparecer se volvió y me gritó "Ah, todas las tardes hago footing por aquí entre las 7 y las 8 de la tarde, pero por favor no abuse de mí" y la muy perra se levantó la camiseta y me enseñó sus ricas tetas.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247437 veces
Si te ha gustado Violación en el bosque vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Violación en el bosque.
Recaredo Rey
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:45) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF cheloro
(18 de October de 2012 a las 07:52) dice:
Falso no tuviste mas idea. culona69
(15 de January de 2012 a las 05:15) dice:
Me excite amor! No sabes como me calento tu relato. Te dejo mi correo para que chrlemos de fantasias jiji montsenena1990@hotmail.com
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