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V.I.P.

Relato enviado por : Anonymous el 24/09/2016. Lecturas: 4198

etiquetas relato V.I.P.   Maduras .
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Resumen
Marta, mujer madura de 55 años visita a su amiga Laura en su hermosa residencia. Laura simulaba ser una dama de la Sociedad, cuando en realidad era una pervertida de bajos instintos, cosa que su amiga desconocía. Esa, era una tarde mágica y sobrevino una feroz tormenta luego de un momento en que Laura le confiesa tener apetencias sexuales con alguna mujer con las características de Marta cosa que no le disgusta a ésta. Simultáneamente al relato de las dos amigas, se desarrolla otro que se remonta a 30 años atrás cuando comenzaron las perversiones de Laura en Las Vegas.
Man Trake



Relato
VIP
Autor: Man Trake

Dos amigas estaban conversando de cualquier cosa, pero poco a poco se fueron adentrando en un terreno peligroso que tomó desprevenida a una de ellas.

―Lo que no entiendo, Laura, cómo puede quedar protegida tu identidad sin que ni siquiera ellos se enteren.
―Te explico, Marta. Tu identidad quedará protegida a través de un sistema digital, tendrás una clave para entrar al programa VIP. Una vez que entras, aparece el menú de ofertas donde encontrarás sin duda alguna algo que vaya con tus apetencias.
― ¿Como pago los servicios?, ¿el lugar?, ¿cómo se que no hay cámaras ocultas o micrófonos?
―Ven, te lo mostraré con la Compu―Laura va al programa y pone su clave, aparece un menú de opciones―Vamos a suponer que quieras sexo anal, entonces vas acá y enter―aparecen las medidas de los penes: chico, mediano, grande y King size ―acá aparecen las razas, ¿ves? ―Si eliges el último, te recomiendo un negro, por experiencia.
―No me vengas con perversiones, Laura, pon mediano, veremos que sale.
―No sabía que eras tan fina―Le dice con sorna― ¿raza?
―Anglosajona, por supuesto―dijo con la barbilla levantada.
―O sea, raza blanca, pene mediano…veremos qué sale―teclea enter y aparecen fotos de hombres desnudos de todas las edades con el rostro tapado―Acá te tengo que explicar algo, todas estas personas que aparecen acá son personas que tienen realmente tus mismas preferencias, algunos de ellos cobran un dinero extra, otros pagan y la mayoría lo hace por placer. Si pagas, lo haces generalmente a un profesional que sabe lo que hace.
―Si tú fueras a elegir, ¿con cuál te quedarías? ―preguntó sorpresivamente Marta.
―Como no tengo tantos prejuicios como tú, te diré. Yo pagaría por el servicio. Veamos las opciones que tenemos para los prepagos….¡mira este ejemplar, por el físico parece un joven de 18 años..
―Pero, ¡qué dices!, ¿Cómo se vería una mujer mayor como yo con un joven que puede ser mi nieto, ¡por favor!
Laura aparta la vista del monitor y la mira fijamente.
―Escúchame, Marta, conmigo puedes tranquilizarte y hablar sin inhibiciones. Sé que tú al igual que yo estás casada y que eres feliz con Alberto como yo lo soy con Roberto, pero lo que estamos haciendo acá es algo que sale de normal en la esfera sexual. Muchísimas personas aprovechan está oportunidad de incognito para lograr sus fantasías. Una de mis fantasías sería alguna vez tener sexo con una mujer de nuestra edad y te lo digo en forma muy confidencial. Pero si sigues con tu “finura” podríamos mentirnos mutuamente y entonces te diría que lo que estoy buscando es algo muy parecido a mi esposo. Así que a partir de ahora tú eliges o te sinceras o las dos actuamos….y otra cosa, eso que tú dices maliciosamente “Perversiones” yo las llamo “fantasías”.
Ambas amigas se miraron intensamente unos segundos, luego Marta agachó la cabeza y dijo:
―Esa fantasía de estar con una mujer de nuestra edad es algo que lo podríamos conversar pues creo que en algo de eso coincidimos, sin llegar al lesbianismo total desde luego.
―Esa es una experiencia bisexual, Marta. Me gustaría hacerlo alguna vez pero no me arriesgaría con cualquiera…―Laura dejó flotando la frase.
―En eso también coincidimos. En cuanto a mis otras apetencias, no te niego que alguna vez me pasó por la mente el King size de un moreno oscuro.
Ambas amigas estaban sentadas juntas en el taburete doble del piano frente al monitor. Laura le tomó la mano izquierda a la que aplicó un suave beso, luego se volvieron a concentrar en la página VIP, con la promesa tácita de volver a abordar el tema bi.
―Entonces cambiaremos el anglosajón por negro y mediano por King size y veremos qué nos sale.
―Antes de seguir con esto, Lauri, dime qué pena que ahora recién nos sinceramos en el tema bi, como lo dices, cuánto tiempo desaprovechado con ese cuerpo escultural que aún tienes.
―No te niego que tu nunca me fuiste indiferente, sin bien tu cuerpo no es escultural tienes unos pechos que…¡mammamía! Y unas nalgas que no te cuento.
―Que suerte que congeniamos, amiga. Creo que es el comienzo de algo muy lindo.
―Incluso en esa relación ya veremos otras fantasías que podemos agregar.
De repente un trueno anunciaba lluvia inmediata, lo cual aconsejaba apagar la computadora.
Laura se pegó un largo bostezó y desperezándose su brazo derecho descansó sobre el hombro de la amiga, mientras se largaba una lluvia torrencial. Un tremendo rayo sobresaltó a ambas amigas que quedaron abrazadas justo al momento que se iba la luz. Sin embargo ninguna protestó y seguían ambas abrazadas.
―Ven, Sentémonos en el sofá―le dijo susurrándole al oído y llevándole de la mano.

Por un lado la lluvia de verano y por otra la oscuridad, Laura contaba con dos aliadas para seducir a su inocente amiga. Si conociera su otra personalidad entonces, se escandalizaría.
Laura no era la inocente amiga, ama de casa ni fiel esposa tampoco, aunque lo disimulaba muy bien.
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20 años atrás Laura era la dama respetable que hoy solo aparenta serlo. En aquellos días su cariñoso marido tuvo que hacer un viaje de negocios que incluía China e India y estaría un mes afuera. Pero hubo algo en ese viaje que le indignó, se llevó a su exuberante secretaria y él nada dijo al respecto.
Laura no pensó en venganza a través de los cuernos, solamente veía en esto una oportunidad de salir de su prisión, a partir de entonces se consideraba libre de hacer lo que le plazca. Si él le fue infiel o no era secundario, aprovecharía los 30 días para pasarla lo mejor posible.
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Marta sentía el aliento de su amiga en la oreja, eso la excitaba y lo demostró apretando la mano de Laura que vio en ello la oportunidad de dar un pasito más, a su aliento acompañó la lengua, necesitaba su mano derecha atrapada en la mano izquierda de la amiga que la apretaba con fuerza.
A pesar de la lluvia, la falta de corriente les había dejado sin aire acondicionado y el calor se hacía sentir. Ambas estaban empapadas de calor. Tirarse a la piscina con esta lluvia eléctrica era muy peligroso por lo que le propuso a Marta.
― ¿Qué te parece si nos damos una ducha?. Eso le tomó de sorpresa y mostró ciertas dudas.
― ¿Estás segura que no vendrá tu marido o las empleadas?
―Puedes estar tranquila, las chicas volverán el lunes recién y mi marido viajó, así que estamos las dos solas. Ven, solo déjate llevar, no haremos nada que no te guste―le dijo estirándole de la mano―Lo único que quiero es quitarme toda esta ropa sudada.
―Sí, yo también―dijo por contagio
Fueron despacito caminando en la oscuridad hasta el baño. Laura inmediatamente se estira la remera y se quita el corpiño y todo el resto.
―Ya estoy desnuda
―Yo todavía.
―Déjame ayudarte, Marta, yo sé lo que es estee tipo de ropa. Ven siéntate acá y te quitaré el pantalón, mientras tú te encargas de la parte de arriba.
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Laura, en aquella oportunidad que su marido viajó, se pagó un viaje a Las Vegas. En la Empresa de Turismo le propusieron una semana gratis, siempre y cuando que comprara un combo de 10 mil dólares, que incluía juegos de ruleta, bacará, espectáculos y servicios varios entre los que se incluía una sesión privada de striper o striptease, según las apetencias.
De acuerdo al combo adquirido le tocaba una habitación maravillosa, la TV de 50 pulgadas traía programas en vivo de sexo explícito y había otros canales de películas pornográficas inéditas.
Al llegar se tiró a la cama y se quedó planchada por el viaje. Se despertó a las 11 de la noche y tenía un hambre voraz. Luego de un reparador baño con jacuzzi, se vistió y se colocó el escudo identificador para poder usufructuar sus beneficios. Bajó al restaurante, luego de la cena con un buenísimo vino francés se dirigió a una de las mesas de ruletas, se colocó en la más vacía pues estaban todas abarrotadas de jugadores. Decidió jugar a los números que corresponden a las fechas de su marido, nació 18-06-40, al 40 lo transformó en 04. Solamente esos tres números jugaría. El combo le permitía 1000 dólares de fichas por día, si perdía sus 1000 dólares debía esperara a las 9 de la noche del día siguiente y lo debía retirar de la administración, claro que si tenía dinero extra propio podía jugarlos sin problemas.
Cambió su ficha de 1000 por 20 de 50. Dejó pasar una vuelta y apostó a sus tres números, una ficha por Nº… Negro el 13 y adiós sus primeros 50 dólares. No le preocupaba perder incluso la totalidad porque todo el resto lo tenía gratis. Vuelve a jugar a los mismos números… Rojo 36. Decidió darse un descanso, guardó sus fichas que servían en cualquier mesa del casino y comenzó a recorrer. Se le acercó una muchacha que cargaba paquetes de cigarrillos, todo gratis para los huéspedes. No todos eran huéspedes del hotel-casino, la mayoría eran jugadores que recorrían casinos y para ello tenían las 24 horas del día. La joven le dijo guiñándole un ojo:
― ¿Cigarrillos, linda?
―No, gracias preciosa―dijo devolviendo el coqueteo
― ¿Tal vez otra cosa, ahora o después?
―Depende de lo que ofreces
― Yo soy parte del combo, después de las 4 de la madrugada podrás disponer de mi en tu habitación para lo que gustes.
Laura se quedó sorprendida y no supo que responder, solo atinó a decir:
―…y bueno…
― Entonces estaré por tu habitación a esa hora, no te fallaré.
―Ok―respondió con una sonrisa estúpida―Le dio una ficha de 50, que ella agradeció con un beso prometedor, si bien en la mejilla pero con lengua.
Fue a una sala de espectáculos, a las 2.30 empezaría el espectáculo: “Las delicias del negro Simón” la sala estaba repleta, especialmente por mujeres de la tercera edad. Miró por todos lados, pero no había ninguno libre. Sin embargo de uno de los palcos alguien hacía señas hacia su dirección, como no vio a nadie detrás, pensó que era para ella. Se dirigió al palco y una niña de 13 o 14 años le invita a pasar. Era un palco que tenía dos cómodas poltronas y Laura le pregunta:
―No te molesta si me siento a tu lado.
―No, para nada.
―Ya debe estar por empezar, ¿verdad?
―Sí, ya es la hora.
― ¿Sabes de qué trata el espectáculo?
―Sí, lo sé de memoria, el negro Simón es mi padrastro, me trae y de contrabando me ubica acá porque si los inspectores del gobierno me pillan, cierran el casino y apresan a mi padrastro. Pero acá, nadie viene y si alguien se acerca, desaparezco destrás de esa cortina que me lleva al camerino de Simón.
― ¿Pero cómo Simón te permite ver?
―Desde que me siento que veo esto, para mi es normal. Crecí entre vergas y vaginas.
―Pero… ¿mantienes tu…?
― ¿Virginidad?... ¡por favor!, en este ambiente es imposible
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Mientras bajaba su pantalón sintió el aroma esperado y acercó el rostro apoyando su cara a sus calzas, luego la fue bajando con mucha parsimonia, su cara ahora acariciaba sus bellos púbicos que los había en abundancia pues su amiga no era dada a esas afeitadas. Su mano derecha ascendió como masajeándola hasta llegar a uno de los senos, recorrió con las gemas de los dedos haciendo círculos suaves hasta llegar al pezón y comprobar que lo tenía erecto. Su boca recorrió el mismo camino y sustituyó a la gema de los dedos. Sutilmente su lengua traviesa se apoderó de la fresa y lo saboreó cual si fuera su mejor manjar….pero llegó el momento de parar.
El calor era insoportable, Laura abre la canilla de agua fría pero ésta sale caliente consecuentemente al día que estaba muriendo. Seguía la lluvia torrencial y excitante y Laura propone a la amiga:
― ¿Qué te parece si nos animamos a salir a mojarnos con el agua de lluvia?
― ¿Así desnudas?
―Claro que sí…ven ¡anímate!―dijo mientras la empujaba hacia afuera con una botella de whisky en la mano.
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Se terminan de apagar las luces del ya semi oscuro teatrillo. Aparecen en el escenario dos rubias, una madura despampanante con un desabillé negro, dos tallas menos, donde rebozan dos exuberantes senos y la otra joven pero insulsa sin muchos atractivos. Helga, la madura toma el celular y disca un número:
― ¿El negro Simón?―pregunta autoritariamente
―Su Servidor―Responde el negro
―Quiero sus servicios, inmediatamente, no me gusta esperar y traiga la factura por toda la noche.
―Lo siento, pero tengo comprometido la madrugada. Hasta las doce puedo.
―Me calienta un huevo que no tengo. Ud. hace lo que le ordeno y suspenda sus otras citas, yo asumo todos los gastos y agréguese una buena propina.
―Está bien, señora, Ud. manda.
―Exacto…. Y veremos en qué consiste su “famoso” gourmet sexual.
―Ya lo verá Ud. En una hora estaré ahí, Señora
Seguidamente se dirige a su esclava:
― ¡María prepárame!
Cuando estaba próxima alguna actividad sexual, todo el cuerpo de Helga se volvía vulnerable y necesitaba de cierta preparación que su esclava Marta conocía muy bien. Si bien Helga hacía casi dos días que no se higienizaba, María debía absorber todos los olores que demandaban las partes íntimas de su dueña. Helga ya estaba a mil. Lo quería así pues consideraba que el placer era solo para ella, lo que menos le interesaba que los otros gocen también…¡pero faltaría más, con lo que pago!
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Marta sale al patio empujada por Laura que últimamente había incluido la violencia y el dolor a sus necesidades sexuales, necesitaba dar dolor a su pareja para llegar al orgasmo, pero no deseaba asustarla de entrada, iría poco a poco como ya había acostumbrado a sus víctimas, ya desaparecidas.
El sexo inocente al que estaba acostumbrada Marta era ya un juego de niños para Laura que desde aquel viaje a las Vegas comenzó a desarrollar. Pero al principio debía empezar de manera tradicional para confiarlas.
No obstante, para Marta estar con una mujer desnuda ya era lo máximo que podía suponer.
Marta estaba excitada, Laura estaba atrás de ella, con una mano tomando uno de sus senos y con la otra incursionando en la raya de las nalgas, mientras caía la lluvia sobre ellas, que lejos de enfriarlas, las calentaba mas.
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Rosita, la niña del palco, se acurrucó a lado de Laura.
― ¡Qué bien hueles, hermana!
―Me alegra que te guste
―Me debo recostar en tu regazo…¿puedo?.. porque se supone que no debo ver esto. Es una parte escabrosa, de las tantas que tiene la obra.
―Sí, adelante Rosita―Ella, sin embargo alzó todo lo que pudo la minifalda de Laura.
―Pensaba que ya no existían mujeres que usaban bragas.
― ¿Y cómo se supone que debemos andar con estas mini?
―Sin nada y mostrando la peluda cada vez que lo desees..¿Porque la tienes peluda, verdad?
―La verdad que si, hace años que no me afeito, no necesitaba hacerlo para ligar de vez en cuando el tallarín de mi marido.
―De tu marido ya te olvidarás, eso te lo prometo. El menú que te tienen preparado acá no te dará tiempo para que pienses en tu marido y ya te reirás de su tallarín. Bueno te dejo mirar la obra. A mi déjame que acá abajo tengo trabajo que hacer.
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Si bien Marta iba adelante, era Laura la que la conducía donde quería que llegue.
―Párate acá Marta, te mostraré algo que suelo practicar―le dijo, a pesar de la poca luz que había se podía ver muy bien todavía―Mira esa agarradera que tiene la piscina es toda de goma, yo la hice hacer y solía disfrutar cuando estaba sola.
La agarradera era oblicua y tenía la forma de un gran pene. Laura se sentó sobre él con una facilidad que asombró a su amiga, siguió con unos movimientos rítmicos.
―Por ahora lo utilizo como gimnasia, ven te enseñaré―dijo la astuta mujer que traía un tarro de vaselina― ¿Cómo lo tiene de grande tu marido?
―Más o menos 12cm―respondió inocentemente.
― ¿Y nunca tuviste relaciones con otro hombre?
―Nunca.
―Acércate, te haré probar lo que te daría el negro de tus fantasías..
― ¿No me va a doler?
― ¡Claro que te dolerá!―dijo con malicia, pero luego agregó―pero es el dolor más agradable que podrás sentir, ya lo verás―Sus palabras iban acompañadas con la acción de embadurnar la manopla con vaselina y sin aviso previo se lo metió en su ano hasta el fondo y comenzó a agitarse―¡Agáchate, ven acerca tu cabeza!―Marta obedece.
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El negro Simón aparece en otra escena cuando llega a la casa de Helga. Toca el timbre. María abre la puerta y aparece cuan alto era con su vaquero chupín que marcaba un bulto de temeroso tamaño. Ahí estaba Helga con toda su exuberancia a flor de ropa.
―Veamos el famoso menú―dijo con cierta ironía.
El negro, sin decir una palabra armó su camilla y la levantó con pasmosa facilidad, cual si fuera una pluma y la instaló en la camilla y como si fuera un bebé la desnudó y la colocó boca abajo. Sus delicadas manos comenzaron a hacer su obra maestra sin tocar un pelo de su anatomía mas íntima, cuando pensaba que sus dedos se acercaba hacía sus ansiosas partes, estos se alejaban. Su relax no era completo porque su ansiedad no estaba satisfecha y Simón sabía cómo hacerlo.
Rosita, mientras tanto estaba feliz recostada en el regazo de Laura que acariciaba sus cabellos, una manita minúscula rozaba sus muslos.
― ¿Te quitarías tus bragas? ―preguntó la niña.
― ¡Claro que no!
―Bueno, tú te lo pierdes―Dijo Rosita, contrariada, irguiéndose.
―De qué es lo que me podría perder de una niña tan pequeña que debería estar jugando con muñecas todavía
― ¡Ja, para que sepas nomás, hay noches que me gano mis buenos dólares haciendo cositas que te encantarían.
―Mira, Rosita, podríamos ser buenas amigas pero no debes insistir en este tipo de provocaciones porque suponiendo nomás que yo acepte tus caprichitos prohibidos y alguna autoridad se diera cuenta, sabrías donde iría a parar. ¿o es que no tienes conciencia de tu edad?
―Claro que sé en el lío que te podrás meter y también sé la manera de hacerlo sin que nadie se dé cuenta y te advierto, amiguita, que la próxima vez que me recueste en tu regazo sería conveniente que te encuentres sin bragas y luego te haré una muestra gratis de lo que te podrías perder. Ahora me iré un ratito al baño.
Laura estaba asustada especialmente ante la posibilidad que la pillen con una menor permitiéndole licencia para ejecutar sus bajezas. Tenía dos opciones: quitarse las bragas o salir volando…optó por lo segundo. Paciencia por el espectáculo, ya lo vería otro día, tenía tiempo de sobra. En todo el casino sabía que estaba segura de esa niña. Miró el reloj eran las 3, faltaba aún una hora para su cita en la suite.
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Laura tenía el manubrio metido hasta el fondo, ante el asombro de Marta.
― ¡Te lo metiste todo!
―Sí, Marta―dijo con un suspiro―ven agáchate y mira de cerca, después será tu turno, no sabes lo bien que se siente. Una vez que lo pruebas ya no lo puedes dejar, es un vicio.
Marta estaba agachada y la cabeza muy cerca para ver el espectáculo del” mete y saca”, Laura acarició la cabeza de la amiga y de a poco fue acercándola hacia su parte íntima que ardía en ese instante. Marta no era tonta y sabía muy bien lo que le sugería su amiga y la complació con el mayor placer. Deseaba probar la agarradera pero por delante, sentir algo más grande que el lastimero miembro de su marido pues nunca se compró tan siquiera un dildo para autosatisfacerse.
―Ahora es tu turno, Marta―Sin embargo ella seguía absorbiendo los jugos de su amiga mezclados con agua de lluvia. Finalmente se irguió y le dijo:
―Deseo probarlo, primero por delante y tu agáchate, ahora es tu turno.
Complacida Laura con su amiga que se iba entonando poco a poco. Hizo bien en traer la botella de whisky, que ambas le daban sendos tragos entre pose y pose. Se agachó y mientras Marta se introducía el manubrio por delante, ella comenzó a trabajar por atrás.
Luego de perder la última ficha de la noche, miró el reloj y ya era las 4.10, se apresuró para llegar a su suite. Por suerte la moza estaba ahí esperando.
―Pensé que no me esperarías… ¿Silvia? ―lo leyó en su uniforme
―Sí, Laura
―Adelante, Silvia.
―Esta suite tiene jacuzzi, ¿verdad?
―Sí, préndelo me quiero pegar un baño.
― ¿Me dejas enjabonarte, Laurita?
―Sí, si es solo eso…
―que más podría ser―respondió la astuta moza.
Ambas se sacaron sus respectivas ropas y Silvia tragó saliva al ver el hermoso cuerpo de Laura y viceversa, pues Laura a su vez se impresionó de los enormes pechos de la amiga.
―Tienes un hermoso cuerpo, Laura
―Te diré un secreto, me encantan tus tetas.
―Gracias y las tengo bien duritas, tócalas―Ella las tocó y las sobó con ganas―Después que te enjabone, podrías hacérmelo tú.
―Bueno. Dime, le conoces a una niña llamada Rosita.
― ¡Rosita!, ¿estuviste en la función del Negro Simón?
―Sí― ¿la conoces?
―La conozco, es una niña tremenda, gana mucha plata, se diría que es rica, el dueño del hotel le abrió una cuenta porque no confía en Simón y su mujer. Tiene más de 30 mil dólares depositados
― ¿Tanto?
―Es una pequeña zorrita, no sabes las cosas que hace con esa poca edad que tiene.
―Pero ¿acaso no es peligroso meterse con una niña tan pequeña…y las autoridades que hacen?.
―En este hotel, no hacen nada, acá la ley no tiene nada que hacer, es más, la ley tiene sueldo y cierra los ojos. Eso sí, si deseas hacer algo con esa niña, puedes hacerlo en su palco o en tu suite. Pero ella no está en el combo. Te costará unos buenos dólares, pero debe ser una experiencia maravillosa. Hay personas que vuelven año tras año solo para estar con ella.
― ¿Pero ella no te podría meter en ningún lío?
―Jamás lo haría, ese es su principal negocio, además el dueño del hotel se hace pagar muy bien por las personas que van con ella.
―Rayos, ¿pero desde que edad hace esto?
―desde los 8 años, ella sabe que después de este año ya será considerada vieja para los gustos de sus clientes.
― ¿Crees que valdría la pena aventurarse?
―Yo le invité una siesta a dormir conmigo y me pidió 100 dólares por hacerlo, desde luego le dije que no y me quedé con las ganas.
Mientras hablaba Silvia, sus manos enjabonadas se deslizaban en los hombros de Laura, que estaba delante de ella Bajó suavemente hacia uno de los pechos cuyos pezones se encontraban erectos, no sabía si era por el relato o la enjabonada o por ambas cosas.
Acercó su boca al oído de Laura y le dijo a sottovoce con mucho aliento:
―Pero una clienta me contó lo que le hizo a ella. Era una mujer madura de unos 65 años y Rosita ya venía recomendada por una amiga que ya había estado con ella.
―Cuéntame.
―Mejor que eso, te lo demostraré, cuando vayamos a la cama, donde te haré mi famoso masaje, pero primero te limpiaré bien, ahora te enjabonaré acá, dijo llevando ambas manos abajo, esta parte debe estar muy bien lavadita. Ahora sal para que te seque y te podré tu rico perfume.
Se secaron mutuamente y Laura seguía impresionada por sus voluminosos pechos mientras los secaba con la toalla le preguntó.
― ¿Ya estuviste con el negro Simón?
― ¡Noo! Lastimosamente no, le está prohibido por el dueño de meterse con el personal ni siquiera con su esposa puede estar. Todo para los huéspedes, ellos son los que pagan, él no está en ningún combo. Los que quieren tenerlo, los podrán tener después de las 4 hasta las 12, pero te costará 1000 dólares extras.
― ¿Le puedo pagar con mis fichas extras del día?
―No, muchas y muchos trataron de hacerlo pero no está permitido. Hay que ir a Gerencia y solo debes decir “quiero una ficha de 1000”, entonces ahí lo pagas y a las 4 lo tendrás al negro Simón hasta las 12. Yo muero por hacérmelo.
― ¿Has dicho muchas y muchos?¿ Lo hace también con hombres?
―Esos son sus principales clientes, los gays se pelean por él, especialmente cuando hay varios en el hotel. En ese caso hay remate de fichas. Una vez hubo un congreso gay y concursaron cinco millonarios por llevárselo a la cama. El remate comenzó en 1000 y terminó en 20.000 dólares que se lo llevó un director de cine. Durante dos días no salieron de la suite.
―Dicen que la tiene enorme.
― ¿pero, es que no l viste en el teatrillo?
―No, salí asustada por la niña.
― ¡Qué tontita, yo pagaría hasta 100 dólares para que me la haga como le hizo a la vieja que trataré de imitarle pero creo que es un don que solo ella tiene.
―Veré si la encuentro mañana y según le propondré para que tú te sumes a nosotros y haremos un lindo trío. Tú pagarás tus 100 dólares.
―Ojalá acepte.
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Marta tenía toda la manopla metida hasta el fondo y hacía movimientos lentos y acompasados, disfrutando cada acometida. Mientras tanto abajo la lengua de Laura incursionaba toda la raya que separaba ambas nalgas, su lengua comenzaba en la parte alta y terminaba lamiendo la agarradera cubierta de los bellos púbicos de Marta, No veía la hora de que se lo saque para irrumpir también por ahí. Se paró y le dio un largo trago y pasó la botella a la amiga que ya estaba entonada como para hacer locuras. Se juntan ambas bocas y se entrelazan las lenguas saboreándose mutuamente.
―Luego adentro tengo un dildo doble enorme y es negro, como te gusta.
―Esperaremos que venga la maldita luz y podamos prender tu aire.
―En todo caso, lo traeré y nos metemos en la pileta. Toma―le pasa la botella, entre las dos ya se habían liquidado la mitad, pero Laura era buena bebedora, no así Marta, a la que debía cuidarla que no se le descomponga en pleno sexo. Este sería el último trago. Entró y se dirigió a su dormitorio en su mesita de luz estaba el monstruo negro con dos cabezas. Ella lo utilizaba por lo menos dos veces por semana sola y también cuando ligaba una que otra chiquilina o jovencito. A veces se traía a dos, le gustaban los tríos, pero era vital que ellos no se conozcan.
Vuelve y ve que Marta le estaba dando al trago nuevamente, se apresuró a quitarle la botella.
―Basta de Whisky ahora, o si no nos quedaremos dormidas.Mira―le muestra el juguete.
― ¡Rayos!―se zafó de la agarradera y le arrancó el dildo sin ninguna inhibición.
―Mira, Marta, haremos de la siguiente manera, te iniciaré por atrás, eso me dará un poco de trabajo, eso no lo podremos hacer sin…. ―se interrumpió para gritar alegremente― ¡ya volvió la luz, viva!, ahora verás lo que es bueno. Nos iremos a la ducha a quitarnos esta agua de lluvia y a secarnos y a la cama. Tú entra en la ducha, yo voy a prender el aire.
----------
Boca para abajo Laura disfrutaba del masaje que le estaba haciendo Silvia, comenzó por los pies y estaba usando un aceite para masajes que proveía el hotel. Era un aceite especial que absorbía la piel en pocos minutos dejando a su paso un aroma exquisito. Sabía los puntos más sensibles de Laura, especialmente que se moría por sus tetas, que la pensaba utilizar.
―Laurita, cuando me excito a veces me pongo un poco violenta, si eso ocurre y te molesta dame una bofetada.
―No creo que sea necesario, no me disgustaría, para variar, salir un poco de lo normal.
―Como quieras.
―Pásame el neceser
― ¿Qué neceser?
―El del hotel, que está en tu mesita de luz, abajo debajo de una franela verde.
Laura se agacha y hace lo que le pide.
― ¿Qué contiene?
―Creía que lo sabías, ya lo verás
Silvia lo abre y exhibe varios tipos de consoladores.
―Este se llama el monstruo negro de dos cabezas. El hotel te lo regala, o sea que te lo puedes llevar, pero solamente este.
― ¡Rayos, realmente monstruoso, pero ¿quién se metería algo así?
―Que ingenua eres, mujer, no tienes idea lo que hacen estas cremas dilatantes que me pedirás a gritos que te lo meta.
― ¿Estas cremas?―preguntó tomándolas.
―Sí son afrodisiacas y hace su efecto casi instantáneamente. Prepárate que en seguida te la aplicaré en los lugares específicos―decía mientras embadurnaba sus pechos con otra crema, a punto de iniciar una de sus especialidades que consistía en masajear con sus enormes senos, pero antes de empezar tomó la crema afrodisiaca y se colocó en los pezones y en el clítoris y lo mismo hizo con Laura que acusó un pequeño espasmo.
La maestría de Silvia no se hizo esperar y sus pechos incursionaban en zonas eróticas de Laura que gritaba de placer
―Tenias razón cuando decías que te rogaría que me lo metas al monstruo.. ¡Hagámoslo ya, por favor!
―Sí, Laurita, espera que primero me meto mi cabeza y luego te lo encajo como si fuera un gran pene―el monstruo debidamente lubricado con crema afrodisiaca comenzó a penetrar lenta y acompasadamente. Laura sufría la peor calentura de su vida,mientras Silvia ya tenía la mitad del monstruo adentro a Laura le había suministrado solamente la mitad que rogaba con dificultad:
―¡¡¡Métela toda, Silvita!!!
―Te la meteré con una condición, que luego me lo hagas por atrás
―Sí, te lo haré, pero por favor sigue metiendo…ah… estoy por acabar.
Ahí paró Silvia, no deseaba que acabe aún.
― ¿Por qué paras, carajo? … ¡sigue..
―Ya, ya, no quiero que acabes aún.
―Mete mas, puedo tener otros orgasmos, no te preocupes.
―Bueno, allá voy― y le encajó todo hasta el fondo al grito de gran satisfacción de Laura.
―¡¡Ahhh, Silvita!!, que gusto… te quiero!.
―Y yo a ti― le dijo mientras extraía el monstruo de su vagina. Ahora hazme acabar a mí, por favor métemelo por atrás.
―Si, después quiero probar también yo, nunca lo hice por ahí.
― ¡No puedo creerlo!, será el comienzo de una nueva vida, no sabes lo que te estás perdiendo. Mira, me pondré de cuatro y ponte esta crema en dos dedos y métemelo despacio por atrás y luego lo harás con el monstruo muy despacito al principio y cuando yo te digo me lo metes hasta el fondo.¿ok?
―Ok―respondió mientras hacía lo que le pedía.
―Mete los dedos todo lo que puedas y muévelos adentro y si puedes meter otros dos dedos con la otra mano, hazlo―Laura obedece.
Bien, ahora quita los dedos y mete el monstruo despacito..así..ahh… eso es… mete un poco más… ahh que gusto..¡mas!.. ahora métemelo todo… ahh..esto es vida, ahora muévete…así, muy bien Tesoro, te adoro.. muévete mas..si …¡siii, así! Finamente llega al orgasmo también Silvia. Luego ambas fueron al hidromasaje y al rato ya estaban que ardían las dos
Ahora te la meteré por atrás, pero por ser la primera vez, tendré media hora de agrandamiento. Le colocó una gorda almohada bajo la barriga levantando las nalgas.se embadurnó todos los dedos con crema afrodisiaca y metió el primero, un poquito y luego hasta el fondo y lo movió rítmicamente, luego metió el segundo y así hasta meter la mano completa. Ya estaba lista para el monstruo.
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Marta, mientras se duchaba pensaba en lo ya acontecido con su amiga y las cosas que todavía podrían hacer y eso la ponía muy cachonda. Se olvidó de todas las cosas pendientes que debía hacer y …¡de su marido!, le llamaría ahora mismo por teléfono para tranquilizarlo.
Tomó su celular y llamó a su marido:
―Hola, Alberto, te llamo para que no te preocupes, me encuentro en lo de Laura y por acá está lloviendo torrencialmente y si no escampa me quedaré a dormir ya que su marido se encuentra ausente.
―Bueno, mi amor, aprovecharé para invitar a unos amigos para hacer una mesa de póker. ¿te parece bien?
―mmm..bueno, pero con una condición que no beban y que ganés…ja ja.
―Ok, te prometo, puedes quedarte a dormir.
―Eso haré. Un beso.
― ¡Laura! ―grita a la amiga que estaba preparando la habitación.
― ¿quee? ―dijo llegando al baño
―Tenemos toda la noche, llamé a Alberto y le dije que me quedaré toda la noche. ¿Estás segura que no vendrá, Roberto?
―Segurísima―respondía Laura, mientras miraba a su amiga que se estaba masturbando con la ducha manual, sin darse cuenta―Estás que vuelas, amiga.
― ¿tú no?
―Si te tengo que decir la verdad… estoy como nunca lo he estado.
―Lo único que nos faltaría sería un pendejo bien dotado…digo, para completar la noche.
― ¿Te animarías, Marta?
―….y….no se…. ¡Sí!... pero donde lo conseguiríamos.
―Bueno, no se si será un bien dotado, pero lo podríamos intentar con la pizzería Napolitana, que tienen delivery, casi todos son muchachitos negros. De cualquier manera debemos comer algo. ¿qué te parece?, ¿Llamamos?
―Ok, hagámoslo, ¿Cuánto le pagamos?
―¿tienes 100 dólares en tu cartera?, yo pondré otros 100.. ¿te parece bien?
―Sí, si hay que poner más, tampoco hay problemas.
―Veremos si lo arreglamos con 100 dólares. Ahora llamo…
----------
Silvia comenzó a meterse una cabeza del monstruo negro que en este caso oficiaría como si fuera su propio pene que deberá introducirlo en las postrimerías de Laura, que estaba asustada por semejante tamaño. Embadurnó también con crema afrodisiaca, la misma que había utilizado en los dedos introducidos. Su trasero estaba en llamas y sentía una urgencia de penetración. Silvia, con su mitad adentro sujetaba el resto con la mano y le introdujo despacio unos cinco centímetros.
―¡Ayyy…que dolor más agradable…sigue..¡sigue..métemela!. Silvia le metió hasta el fondo y comenzó un acompasado movimiento que le hizo llegar al orgasmo.
―Ahora me mostrarás el secreto de Rosita.
―Estaba pensando, pero prefiero que te lo muestre ella, realmente yo no podría, no se por qué te lo dije, fue un alarde, Laura.
―Está bien, ahora dormiremos y quiero que me despiertes con alguna sorpresa.
―Ja ja ja, eres insaciable, te hace falta una sesión con el negro Simón.
―No sé, Silvia, 1000 dólares, es mucha plata.
―Pero para cuando la vida. Si dispones de ese dinero, te lo recomiendo.
―Tengo el dinero, pero me parece mucho.
―Te pediría, si te decides, me gustaría que me invitaras, solo colaboraré y serás solamente tú la penetrada por Simón.
Lo tendré en cuenta, si me decido, por ahora trataré de contratarla a Rosita, veré si puedo incluirte. De cualquier manera puedes llegarte a las 4 y veremos.


La noche siguiente volvió a la sala de juego a gastar su ficha de 1000 dólares que debía destinarlo en juegos. Volvió a la ruleta, pues los demás juegos no los entendía. Volvió a jugar a los números 18-06-40, sin suerte alguna. Se le fue 400 dólares, guardaría el resto para Rosita. Se apresuró porque estaba por empezar la función. Fue a la toilette a sacarse las bragas, pues era una condición de la niña.
Las luces ya estaban apagadas, fue directo al palco, pero no estaba nadie. Bueno, como sea, le esperaría mientras vería el espectáculo que estaba bastante adelantado pues el negro Simón llegaba a la casa de la exigente y depravada sueca que comenzó a hacerse la exigente con el buenazo de Simón, que la tomó en sus brazos y la colocó boca abajo en una mesa de masajes como si fuera una muñeca de cristal. Con gran delicadeza la desnudó y comenzó un masaje que la llenaba de ansiedades. Las manos del negro, recorrían todas las zonas menos las íntimas que las pasaba de largo con apenas tocarlas. Ya relajada la volvió a levantar y la depositó en la cama. Mientras ella lo miraba con ansiedad el negro comenzó a desvestirse, camisa, pantalón…ahí vio el bulto y la sueca hizo un ademán de susto.
―Oh, dios mío, ¿todo eso es suyo?
―Sí, pero aún lo tengo blando―dijo, al momento que se bajaba el ajustado bóxer, a medida que lo bajaba, la sueca paró la respiración. Ya lo había bajado hasta la rodilla y seguía bajando
Se sintió un silencio expectante en la sala abarrotada de público ante la perspectiva de ver el miembro más grande del mundo y de repente un clamor generalizado cuando finalmente termina de bajarse y aparece el monstruo.
Laura queda gratamente impresionada, ojalá venga Rosita y a través de ella podría a lo mejor conseguir un mejor precio.
En ese momento una pequeña sombra se apareció:
― ¿eres tú, Rosita?
― ¿Eres tú, señorita bragas?―pregunto, irónica, la niña, mientras se sentaba a su lado.
―Ya no mas, Rosita, me llamo Laura.
― ¿me permites comprobar?
―Adelante― dijo al momento de abrir las piernas.
La niña se arrodilló en el suelo y deslizó una manita por el muslo izquierdo que causó un pequeño espasmo. La suave mano se deslizó hacia el fondo y luego metió la cabeza, lo hizo en forma lenta esparciendo su aliento por la pierna izquierda, mientras un dedito de la manita rozó un labio vaginal, sin embargo el otro dedito fue más atrevido y penetró suavemente, mientras iba ascendiendo la cabeza. De repente sintió que algo, que no era un dedito le penetraba….¡dios!, estaba a punto de gritar, esa cosa le penetró hasta las entrañas. Súbitamente la extrajo. Sacó la cabeza y se sentó.
― ¿Te gustó?
― ¿Gustarme?...¡me encantó!...cómo lo hiciste
―Te lo diré luego, ¿te gustaría estar conmigo, en tu suite?
―Sí.
―Tendrás que pagarme con una ficha de 100 dólares.
―Te daré dos fichas si permites que esté también Silvia, ella te dará otros 100 dólares.
―Esta Silvia hace tiempo que está caliente conmigo, dile que venga pero que traiga 200.
―Está bien, no habrá problemas.
―Mira, ves aquel matrimonio que de vez en cuando mira para acá.
―Sí, los veo perfectamente.
―Es un matrimonio recomendado de una clienta, me quieren contratar por una noche. Veníamos los tres al palco para hacer el trato, cuando te vi, entonces les dije que me esperen un ratito que debía hablar contigo. Ellos están esperando que te retires para venir a cerrar el negocio.
―Bueno, me retiro entonces, ¿te esperamos, entonces?
―Sí, estaré para las 4 en punto.
-----------
Laura y Marta seguían desnudas a la espera del delivery pizzero, la verdad que ambas tenían un gran apetito. Desde luego que no le recibirían desnudas. En ese instante suena el timbre, señal inequívoca de la presencia del muchacho. Laura observa por la mirilla y exclama.
― ¡Es un negrito!.. ya sabes le haremos entrar, ponte la toalla―dijo Laura mientras ella se cubría a su vez.
Laura le abre la puerta, era un muchacho de unos 18 años, delgado y alto.
― ¡La pizza!―exclama―pase. mi hijo. ¡Marta, llegó la pizza!
―Ya vengo
―Siéntese, joven
Ambas se sentaron frente al muchacho y se dieron un atracón de pizzas que comieron con las manos.
―Disculpe, mi hijo, pero parece que está todo mojado.
―Sí, cuando venía con la moto un coche me salpicó y me empapó.
―Venga, quítese la ropa que la pondremos bajo el ventilador para que se seque.
―No quisiera molestar, señora.
―Ningún problema―dijo Marta llevándolo del brazo al baño―Ven, hijo entra y te quitas toda la ropa mojada y me la pasas.
―Bueno, muchas gracias―al rato le pasa toda la ropa, quedando desnudo dentro del baño.
―Espera un rato, pondremos bajo un ventilador que larga aire caliente, en seguida estará seco. Si quieres aprovechar, puedes bañarte.
―Está bien.
Ambas amigas se colocaron frente al ojo de la cerradura a observar, la primera en mirar fue Laura y le transmitía:
―Tiene unas nalgas que están para morderlas.
― ¿Y adelante?
―Todavía nada.
―Déjame mirar
El negrito mientras tanto observa el lujo del baño, se mete a la ducha y el chorro de agua fresca que salía de la manguera se lo distribuye en todo el cuerpo. Luego tomó el jabón y se enjabonó la cara y luego las nalgas. Estaba por darse la vuelta cuando se va la luz nuevamente.
―Otra vez esta porquería de la luz.
Se acerca Laura al oído de Marta y le dice:
―Apagué yo la llave principal, veremos qué sale.
― ¡Genial!
Laura se acercó a la puerta del baño y le dice al negrito:
―Joven, si quiere puede salir sin ropa, de todos modos con este calor quien aguanta algo puesto encima. Nosotras también estamos sin ropa.
―Bueno, salgo entonces.
―Sí, mi hijito, no se preocupe que somos como su madre.
―Está bien señoras, gracias.
Se abre la puerta del baño y las dos mujeres estaban al acecho
―Estamos aquí, joven, venga que no se vaya a tropezar, venga que yo lo acompaño, Marta le tomó la mano y le dijo:
―Póngase detrás mío porque esta pieza está llena de muebles y cosas que se pueden romper. Ven tómame de la cintura y camina junto a mí―El joven era tan alto que le tomó de las tetas en vez de la cintura―Esa no es mi cintura, mi hijo, pero esta bien lo mismo.
Laura festejaba el ingenio de su amiga.
Marta mientras tanto sentía una estaca en la espalda muy arriba de donde terminaban sus nalgas.
― ¿eso duro que siento en mi espalda es lo que sospecho que es?
―Disculpe, señora, pero no lo puedo evitar.
―Bueno, no se preocupe, mi hijo, es lo más natural―El negro tenía el miembro aplastado en la espalda de Marta, comenzaba arriba de las nalgas y llegaba casi donde empezaba su cuello. No lo podía creer, eso hacía por lo menos 25 centímetros.
Laura se colocó detrás del negro, también pegada a las nalgas y comenzaron una lentísima caminata hacia el patio.
―Vengo del dormitorio y me llevé una sorpresa.
―¿Qué ocurrió?.
―Qué estamos en toda la casa sin luz pero el aire funciona perfectamente.
―Eso ocurre―explica el negro―porque los aires acondicionados tienen un cableado aparte.
―Por lo visto Ud. entiende, joven.
―Sí, es parte de mi oficio, hay que saber un poco de todo.
―Vayamos al dormitorio, entonces―pidió Marta
―Sí, vayamos allá, quiere venir joven.
―Lo que pasa que ya me debo ir, me pueden despedir si no distribuyo todas las pizas que tengo en la moto. Como mínimo me harán pagar las pizzas, que ya estarán frías y además la multa.
―Mira, mi hijo, su ropa está toda mojada todavía, así no podemos permitir que se vaya, ¿verdad, Laura?
―Claro que sí, se va a resfriar, mi hijo.
―Además por el dinero no te preocupes, aparte de pagarte la pizza te daremos 100 dólares.
―Eso es más o menos lo que tengo que pagar..no sé, mejor nomas me voy―dijo el negro que se estaba avivando ante la calentura de las dos mujeres.
―Espera, veremos si te podemos ayudar con algo más, Marta, ven un momento.
Las dos se retiraron y comenzaron a hablar en voz baja, Marta le dijo:
―La tiene enorme, paguémosle los 200 creo que vale la pena y si pide más le puedo dar otros 100. Déjame hablar a mí.
―Mira mi hijo, te daremos 250 dólares pero hará lo que nosotros le ordenemos y con esto acabamos la comedia. Ud. se habrá dado cuenta que las dos estamos con mucha calentura, por lo tanto decídase, acepta o puede irse todo mojado. Si acepta, acá tiene una parte del dinero. Si se porta bien tendrá la cantidad acordada y si se porta muy bien tendrá 300 dólares.
―Por 300 dólares me tendrán aparte de todo el resto de la noche, toda la semana.
―Lo que queremos es que te conviertas en nuestro esclavo sexual por esta noche―dijo Marta y agregó―y nunca se aparezca en ésta casa si no lo llamamos, ya nos dejará su número de celular. Somos dos señoras casadas y muy serias, estamos algo loquitas esta noche porque tomamos unos tragos de Whisky. Dicho esto, vayamos al dormitorio a divertirnos.
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Continuará a pedido de los lectores…

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Si te ha gustado V.I.P. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar V.I.P.. te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:13) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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