Cuando mi madre me dijo. Despues no te quejes si tú abuelo no te deja nada en la herencia. Nada más eso bastó para que yo decidiera visitarlo, aunque aun en contra de mi mayor agrado. No es por nada, pero el viejo siempre me había caído mal.
Relato
Así que decidí visitarlo, por aquello de que no fuera a morirse, y no dejarme nada. Por lo que cuando llegué a su casa, me sorprendió que se levantase para recibirme en la puerta.
Ya dentro de su casa, antes de que yo le preguntase por su salud, el viejo sacó una botella de wuisqui. Sin tan siquiera preguntarme, sirvió un par de copas, y como si fuera agua nos lo bebimos, y eso lo seguimos repitiendo como tres o cuatro veces más, mientras comenzamos a charlar.
Fue cuando, recostado nuevamente en su cama, dándome un fuerte abrazo y un efusivo beso en mi frente, me dijo, que gracias a Dios yo había llegado, ya que necesitaba un masaje con urgencia. Yo inocentemente me ofrecí a darle el condenado masaje, ignorando que el viejo, definitivamente buscaba algo más que un simple masaje.
Aunque debí sospechar algo, cuando apenas le dije que si, mi abuelo se ha quitado toda su ropa frente a mi, sin vergüenza alguna. Luego quizá, como yo me sentía algo alegré, no le presté mucha atención, al hecho de que se hubiese desnudado frente a mi, sin ningún reparo, en lo que si me fijé fue que su miembro estaba erecto, pero como me distrajo un momento al entregarme una crema, con la que la que le debía aplicar el masaje, no dije nada.
Así que cuando él se recostó en su cama, yo comencé a pasarle la crema por la espalda, cuando al poco rato, mi abuelo me comentó, que si me montaba sobre la cama, me sería mucho más fácil, aplicar el masaje. Cosa que yo hice al mismo tiempo que me tomé otra copa de wuisqui que mi abuelo me había vuelto a servir.
Nuevamente comencé a darle el masaje, cuando él viejo sinvergüenza me dijo, que debía tener mucho cuidado, ya que la crema podía manchar mi ropa. Y casi de inmediato me propuso que me quitase la ropa para que no la manchase.
Yo no se en que estaría pensando yo en ese instante, pero como era mi abuelo, quien me lo estaba diciendo, no dudé nii un segundo en hacerlo, al fin y al cabo no quería que se me manchase mi ropa con la condenada crema, que de paso olía muy fuerte.
Pero cuando iba a comenzar a continuar con el masaje, mi abuelo me dijo que me colocase sobre él, para que pudiera masajearle las piernas. Ya me disponía a seguir masajeándolo, cuando sentí su boca mamando mi coño. Fue una sensación tan rica, tan loca, y tan morbosa, que de inmediato y sin que él me dijera nada, me dediqué a mamar su erecto miembro.
No podía creer que mi propio abuelo, el padre de mi madre, me estuviese mamando el coño de manera tan rica, sentía su lengua hurgando dentro de mi vulva, sus labios chupando deliciosamente todo mi clítoris, y sus dientes mordisqueando divinamente, los labios de mi vagina.
Al rato de estar en eso, el viejo me dijo que me colocase sobre su verga, y la sentí como iba entrando dentro de mi caliente, y bien lubricado coño. Yo no lo podía creer, el viejo me lo estaba metiendo, y lo mejor de todo era que yo a medida que movía mis caderas, lo disfrutaba un montón.
Así seguimos, mi abuelo diciéndome que hacer, y yo dejando que él me hiciera, lo que le daba su real la gana. Al grado, que hasta por el culo me lo ha encajado, sin que yo lo esperase. Yo la verdad es que aparte de que disfruté de no se cuantos orgasmos, el que mi propio abuelo me follase, me encantó.
Así que al siguiente día al despertarme, lo primero que encontré frente a mis ojos, fue nuevamente su verga, la que sin oposición alguna de mi parte me dediqué nuevamente a mamársela.
Ya hoy por hoy, visito a mi abuelo por lo menos una vez a la semana. Y de algo que estoy plenamente segura es que al que al fin y al cabo se ha de quedar con su casa, seré yo….
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 310778 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:08) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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