Visitando al dentista… ( CON fotos)

Mi dentista, el que me había tratado por casi toda mi vida, falleció. Por lo que tuve que buscar uno nuevo. Gracias a una amiga que me recomendó al Dr. Julián, rápidamente comencé mi tratamiento de restauración. Yo no me había fijado en Julián, pero al verlo detenidamente, no sé que me pasó, que algo dentro de mí me dijo que pronto me acostaría con él. Aunque durante la consulta, se comportó de la manera más profesional posible, pero al ir saliendo lo escuché como le decía a una viejecita que esperaba después de mí. La veré yo a solas, si no tiene inconveniente, ya que mi ayudante, como todos los días debe ir a buscar a su hijo. La vieja creo que ni se dio por enterada de lo que él le dijo, pero yo sí, así que en mi próxima cita procuré ser la última paciente.

En efecto el trato fue mucho más relajado, su manera de mirarme, era bien diferente a la de esa primera vez. Por lo que cuando posó una de sus manos, para apoyarse sobre mi pierna, yo no hice comentario alguno, y a medida que él continuó trabajando con mis dientes, me fue diciendo que mi caso se pudo haber evitado de haber mantenido la misma higiene oral que antes, y cuando le comenté la brutalidad que había hecho mi esposo por ahorrarse algo de dinero. Me dio toda la razón, y además comenzó alabar no tan solo la blancura de mis dientes, sino que me fue diciendo lo hermoso que era todo mi cuerpo.

Por lo que a medida que él continuó diciendo cosas tan lindas sobre mí, no me quedó la menor duda de que había una conexión entre nosotros dos. En cierto momento, le pedí que me diera un momento para ir al baño, donde en lo que realidad hice fue quitarme las pantis, para regresar de inmediato a la silla. Julián en esa ocasión continuó examinando mi boca detenidamente, cuando nuevamente mientras lo estaba haciendo, volvió a colocar su otra mano sobre mi muslo. Así que a medida que me fue examinando la boca detenidamente, sentí como su mano se fue deslizando sobre mi muslo, hasta que para su sorpresa se topo con mi desnudo coño.

De eso a que pasáramos a la sala de al lado donde tiene una cómoda camilla, según y que para seguir practicándome en examen más profundo y detenido. Yo supe de inmediato a qué tipo de examen se refería, por lo que apenas entramos a la otra sala, de inmediato me despoje de todo lo que llevaba puesto, quedando completamente desnuda, ante él. Ya en cosa de minutos nos besábamos, y acariciábamos. Y por iniciativa propia me dediqué a mamar su verga.

De eso pasó a penetrarme de manera tan y tan sabrosa, que en ese mismo instante, le dije mentalmente, al pobre de Ignacio. Gracias cabrón. Ya que si por el mis dientes no se hubieran dañado, no conocería a mi nuevo amante. Bueno el resto de la tarde, mi dentista y yo seguimos manteniendo un sexo bien salvaje. Hasta que me llegó la hora de regresar a casa. Desde ese momento comencé a ser la paciente, más fiel de Julián. Pero como a los dos meses, me di cuenta de que alguien me estaba siguiendo.

Al principio no le presté mucha atención, pero como mi marido es Jefe de seguridad de una empresa de seguros, se me ocurrió que bien pudo sospechar algo, y seguramente pudo haber contratado a un detective. Por lo que me las arregle, para en un pequeño café al que entré, una vez que el tipo que me estaba siguiendo, entró. Yo me di mi tiempo para abordarlo, pidiéndole que me ayudase buscar una información en mi teléfono. Bueno la verdad es que no tuve que esperar mucho. Para que él se fijara en mis tetas, y a los pocos minutos deslizase su mano dentro de mis piernas. Por lo que de ahí, nos fuimos a un motel, y mi arreglo fue bien simple, me acuesto contigo, pero le dices a mi marido que no tengo ni amantes ni aventuras fuera de la casa ni en mi trabajo. El detective aceptó más rápido que inmediatamente.
Hoy en día Ignacio continua pagándome las visitas a mi dentista, y ocasionalmente, vuelve y contrata al mismo detective, para que le informe que yo le soy muy fiel….