Visitando los Emiratos Árabes… ( CON fotos)

La persona que nos recibió, en su casa, resultó ser uno de los tantos príncipes, del cual me reservo su nombre. La mayor parte del tiempo mi tío, y digamos su socio, se la pasaron habla que habla de negocios. Mientras que yo comencé a sentirme sumamente aburrido, hasta que por recomendación del dueño de la mansión donde nos encontrábamos, me sugirió que fuera a pasear por los extensos jardines de su propiedad.

Fue cuando la vi, una mujer la única que hasta esos momentos había visto, pero ocultaba su rostro bajo esa cosa que llaman burca. Bueno como había escuchado decir que los árabes son sumamente celosos, mantuve mi distancia de aquella mujer, a la que no le podía ver el rostro. Pero al poco rato ella mientras yo observaba una pequeña fuente, de la manera más descarada, y estando a unos pocos pasos de mí se levantó el vestido, y como si yo no estuviese presente se puso a orinar. Lo cierto que me quedé confundido, pero como me han dicho que, lo peor que puede hacer una mujer de ese país es dejarse ver la cara. Quizás el que le vean su coño, no les preocupa para nada, pensé yo.

Luego se me acercó, y preguntándome en un muy claro español, si deseaba acompañarla, al tiempo que me agarró de la mano y comenzó a caminar. Yo me dejé llevar por ella, hasta que entramos nuevamente a la enorme mansión, de manera bien discreta, fuimos pasando por varios pasillos, hasta que no sé ni cómo llegamos a la habitación que nos tenían reservada a mi tío y a mí.

Ya dentro en un abrir y cerrar de ojos, ella me despojó de casi toda mi vestimenta, que aunque no se llegó a quitar la burca del todo, si la retiró de su rostro. Lo cierto es que yo quedé maravillado, no tan solo por su hermoso cuerpo, sino que también por su linda cara. Y como si me conociera de toda la vida, ya una vez que me había quitado toda la ropa ella comenzó a desnudarse frente a mí.

En cosa de segundos, yo me quedé maravillado por la manera en que comenzó a mamar mi verga, y cuando me colocó su coño en mi rostro, no me quedó otra que también mamárselo a ella. Por un largo rato estuvimos jugando, acariciándonos, besándonos, y conociendo mutuamente nuestros cuerpos, hasta que sonriendo, me agarró la verga, y estando acostado sobre el sofá de la habitación se la fue colocando dentro de su coño.

En mi vida había tenido una mujer como esa, si me había acostado con una que otra madurita, como la mujer de mi padrino, pero así de joven y bonita no, lo bueno era que al parecer ella como que sabía más de sexo que yo, ya que en ciertos momentos, cuando yo estaba a punto de venirme, bastó que ella me agarrase los testículos, y tras jalonearlos un poco, prácticamente, volvíamos a comenzar de nuevo.

Por un largo rato hicimos todo lo que pudiéramos hacer, cuando ella disfrutaba de un orgasmo, sentía como clavaba sus uñas en mis espalda, y la manera tan especial de mamarme la verga, era algo único. Yo procuré sacarle algo de conversación, pero se limitó únicamente a poner un dedo frente a mi boca, en señal de silencio. Por lo que una vez que ambos ya no nos quedaban más energía, recogió su ropa, y desapareció, atravesando la puerta.

Yo en principio pensé hasta salir corriendo y decírselo a mi tío, pero algo me dijo, que me mantuviera en silencio. Cuando llegó la noche, mi padrino y yo fuimos invitados, a una cena especial, con el tal príncipe, sus concubinas, y un montón de personas más. Fue cuando me di cuenta que la preferida, de aquel viejo, era la misma mujer con la que yo estuve acostado toda la tarde. Desde luego que no dije, ni hice comentario alguno, apenas y la vi de reojo, cuando me di cuenta de que era ella.

Ya de regreso a casa, mi tío me comentó que una de las preferidas del príncipe, fulano de tal, se había fugado. Yo no dije nada, pero recientemente en la universidad en la que estudio, juraría que vi a una chica con una burca, muy similar a aquella otra….