visite a mi tío 1ª parte

Esta historia se remonta a algunos años pasados, cuando ascendí de alférez a Teniente que gracias al entrenamiento en la Fuerza Aérea, me trasforme de un flacucho, de 1,90 de altura, a tener un físico excepcional. Por razones de gustos pedí mi pase al grupo elite de comandos paracaidistas. En materia sexual, recuerdo entre mis aventuras, ya estando en la Fuerza. Por ejemplo una de las más salvaje que Mientras estuve como cadete en la escuela de Aeronáutica, tuve muchas amantes gracias a mis atributos físicos como en especial, la esposa de mi Comodoro Juárez, y la hija del mismo Comodoro, muy putas ambas, aproveche que el como pedido especial me mando a su residencia por un tiempo a realizar, unos trabajos de mantenimiento. Por una indiscreción de ambas me vieron saliendo desnudo de una casucha que yo habitaba, al dirigirme a darme un baño, en un arroyito que había a la vera, lugar desértico, pensé que no era visto y bueno como
tengo un pene que mide 23 cm, ojos pardos, cabello castaño oscuro, esto fue al regreso que realizar mi curso de comando de en la zona montañosa, de extrema preparación , el cual duró 22 meses y la abstinencia era total, así que aproveche, y las dos sucumbieron por separado, a las delicias de mi garrote y de mi fuego acumulado, a las que deje, totalmente satisfechas.
Cuando a mi ciudad, donde habito me entere que mi tío Humberto en el tiempo de ausencia, sin que me enterase se había casado con una chica que al conocerla cuando lo visite (cosa que hacía en tiempo normales, por ser el que había influido mucho en mi formación) era muy bonita, con cinco días de franco como premio por obtener el Asenso por mi destacado esmero y en los dos cursos que realicé.
Mi sorpresa al ver a mi nueva tía era tan grande, que de primera sus atributos me dejaron casi sin habla, y darme cuenta que estaba mas con su edad, para ser novia mía que esposa del tío, ante mi casi impávido silencio y ojos libidinosos, rompió el hielo, con una voz muy dulce y tierna” hola, el sobrino, predilecto, de mi papucho” mi tío como un veterano reblandecido, le festejaba sus dichos, me invitaron a tomar algo fresco, y a primera vista note que ella me relojeaba de arriba abajo, y su voz melosa, era muy atrayente, tenía una forma, muy atrapante de dirigirse, cosa que me llevo a ver hasta donde llegaba, todo esto, astutamente empecé a seducirla mientras mi tío, salía entonces, sin neteder por que pero en una ocasión ella como que me freno, y me dijo que era la señora de Humberto y que yo debía ser su sobrino, entonces yo pedí disculpas y le dije no se podía saber lo que puede pasar entre un hombre y una bella mujer, entonces ella me dejo con la boca abierta y se retiró.
Como restaban 7 días para presentarme en la Base, no quería problema con ella y con mi tío, así que cambie la estrategia y me comporté.
Una tarde, estábamos con el tío, calando mate en mano, llega Patricia, y la hermana de ella llamada Soledad, que para la edad estaba bastante desarrollada, tenía como quince años, pero unas tetitas armadas, que debajo de su remera, algo traspirada aparecían, unos pezones que apuntaban al alto cielo, un culito paradito, el short de licra, que levaba puesto le marcaba la raya y dada una forma a la conchita que parecía dos hemisferios dispuestos a ser explorados. En esa ocasión Patricia lucia un vestido tipo solera con gran escote, que traslucía, sus dos hemisferios, muy bien puesto que al momento nunca había percibido, tan claramente, con unos pezones marcados, que parecían ser virginales, se le marcaba el culo, hablar del culo, este era hermoso de buena puesta bien formado, vestido que podía hacer notar un papo en forma de fruta es decir en mi mente lista para comer, ya que tan sólo al andar se comía el vestido que estaba puesta, al momento de saludar a la chiquilla, disimuladamente le bajé la mano por todo el abdomen hasta llegar casi al culito sin reacción me besó en la mejilla.
Después, de los saludos se sumaron a la ronda, fuimos intimando, la sorpresa vino cuando Patricia nos dice, que Soledad se quedaba el departamento en el que vivían, tenían tan solo dos dormitorios, un baño, una cocina comedor y una sala, pero como Soledad estaba de visita, tío Humberto me pidió, que duerma en la sala, que nos acomodábamos, yo dije que no había problema para mi hasta el suelo, podía llegar a ser, una suite de lujo, comparados con los lugares que dormí en mis entrenamientos, esto causo la risa de todos, distendió el clima, con Patricia, se hizo la hora de que el se marcho para su trabajo, dejándome a solas con esas dos muñecas a las cuales, quería culiarles hasta que no pueda respirar, entonces empecé la operación conquista, primero a Soledad, ya que mí "tía", ya que había frenado en los primeros intentos.
Entonces me fui a cambiar de habitación, donde tenia las maletas, deposite todo en el diván de la sala, y me saqué la camisa que tenía puesta y fui hacia la cocina en donde estaban las dos conversando, antes de abrir la puerta, pregunte si podía usar la ducha y cuando me vieron con el torso desnudo, marcando bien mi musculatura, las dos como en coro respondieron es toda tuya, cuando entré al baño, cerré la puerta la que tenía una parte de vidrio, esfumada que no permitía ver a través, sí dejaban ver la silueta, al empezar a desnudarme noté que había espectadores tras la puerta, cuestión que estaba clara, mi mente imaginaba quienes podían ser los espectadores le puse al tronco a mil por hora jugué a propósito con mis manos muy lento, la silueta iba a ser inconfundible, cuestión de deleitar a través del vidrio esfumado cuando de repente escuché unos gemidos que llegaban a ser como gritos entonces de puro maldito entré a la ducha.
Luego de ducharme me cubrí sólo con una toalla y salí a la sala, estaba sólo Patricia ya que Soledad había desaparecido. Ella estaba sentada en un sillón y a no era aquella mujer recatada que me parara a mis insinuaciones, era una mujer, con cara de necesidad que no podía sacar los ojos del paquete que estaba bajo de mi toalla, cuando pregunté en dónde podía cambiarme de inmediato contestó que en su dormitorio.
Y le dije ¿nadie sabe lo que puede pasar?
De puro desgraciado, a propósito hice que como de forma accidental que se me caía la toalla y ella empezó a gritar como loca, me acerqué a ella la tomé de la mano, como que elevé hasta que la lleve a tomarlo quedara palpando a mí pene, le hice besarla mientras le acariciaba con una mano las tetas y la otra su cabello, para que sienta el gran paquete casi en dentro de su garganta.
Ella me dijo que le era imposible con semejante aparato que se haga respetar en su calidad de mujer casada, poco a poco, me deleitaba mas, que ella combinara una mano me estaba masturbando, y de a rato se la engullía con desesperación esta acción me dejaba en un estado de relajo, por que mientras ya dedicada a mamarme, se iba quitando sus prendas, hasta quedar casi desnuda, se quedó sólo con una tanga, con las senos al aire, seguía en plena faena de mamar, yo de inmediato la apoyé en el filo del sofá, le quita la pequeña tanguita . me ubique de forma que procedí a succionar esa conchita y la masajearle las tetas, cada metida de lengua decía, se empalmaba de gozo, y llegó a susurra “Por qué Humberto no sabe hacer esto?”, ya sentí la necesidad de perforarla, mi verga que estaba tan erguida y caliente, por primera vez la elevé tomándola en posición de sillita, coloque mi pedazo, en su empapada, vagina, con furia la llevé hasta la pared, le inicie una penetración implacable, mis brazos, le marcaban el ritmo, de su cabalgata, ella delirarla, sintiendo cada embate, a forzado, como le golpeaba en el fondo de su cueva con toda la fuerza que tenía, hasta que su vagina estrecha, pero muy lubricada, se dilataba a medida que seguía el metisaca dentro de ella, pude sentir algo extraño que me hizo preguntarle, que era eso que me rozaba la punta de mi pene, que tenía puesto, ella en mi oído, apenas, murmuro “es el diafragma en el cuello de útero” los gritos de placer que ella emitía, hacía que mi excitación avanzo para terminarle, acabando dejarle todo mi semen, que la dejo retorciéndose en un orgasmo, que parecía interminable.
El epilogo nos encontró debajo la ducha, que nos hizo,, relajarnos bajo el agua caliente y quedarnos, los dos mudos, con toallas tapando algo de nuestros cuerpos, por pudor nos vestimos para no dar indicios a la llegada de Soledad, pero la sorpresa fue mas estresante cuando de improviso entro tío Humberto que se había sentido mal y se había venido del trabajo, la prudencia nos salvo de haber sido sorprendidos infragantes, los otros días con Patricia, y acompañar a Soledad a un recital de rock en el parque central de se las cuento en otro