Xavier 3 y Tina

Tina la vecina descubre con su amiga Griselda en sus contubernios con Leo y reclama sus derechos como solo tú te vas a saciar con este chico siendo su amante, yo también deseo ser de este macho.

Esta nada alega y permite que Tina se atraviese en el camino de ellos dos, Tina golosa desea saber que se siente estar siendo penetrada por un joven y potente macho por lo que trata de interesar a este para que la lleve a la cama.

La oportunidad llegó cuando Tina debe quedarse un día de cama por estar con un fuerte catarro debiéndolo cuidarse con días de cama, Leo la visita y esta dice estar a calorada y retira su ropa de cama mostrándose a este macho.

Los ojos de Xavier se iluminaron al verla solo cubierta por es débil camisola de dormir. Bajó sus labios y la besó. Tina abrió las piernas, dispuesta a recibirlo. Él mira la acción de la dama y se recuesta en la cama, se puso en medio de ellas, se cogió su pene y la acercó esa vagina. Las pasó arriba y abajo, haciendo gemir una y otra vez a su vecina.

El mundo se paró. Sólo existían ellos y el placer.

Coquetamente se quita su camisola sonriéndome, luego se la saca quedando en bragas y saco las mis ropas acomodándome entre sus piernas con suavidad, luego froto sus pezones con mis gruesos dedos. En ese momento gime para demostrarme que me gustaba lo que le estaba haciendo.

No pudo imposibilitar mis movimientos y alce mis manos hasta llegar a su vagina, manoseándole esta. Luego me arrodillé y comencé a besársela mientras mi mano se acariciaba su entrepierna. Pasé por encima mis dedos. Notaba la humedad de su vagina. Recorrí su abertura de arriba a abajo hasta llegando nuevamente a su vagina donde me entretuve y metí mi dedo corazón hasta el fondo. Ella lo dirigía lo sacaba y metía para posteriormente llevarlo hacia su clítoris, donde me hacía moverlo de manera circular. Gruñía y se afligía al sentirse acariciada por mis dedos.

Separó sus piernas hasta dejar sus labios vaginales a mi vista con su clítoris abiertos y jubilosos a mi vista. Sus manos apresaron mi cabeza y tomándome de mi nuca se la pega a su sexo. “Chúpamela, me decía…, chúpamela… mi marido no sabe hacérmelo ahora hazlo tú.

Comencé a mover mi lengua de forma distinguida en su sexo, la oía gemir sin tapujos, no quiero quedarme embarazada, y mucho menos de un jovencito. No tomo protección me dice. Te vacías a fuera por favor…

Guié mi miembro hacia su vagina. Quedé extasiado al sentirme dentro de ella, por lo que fue ella misma quien moviéndose lateral y de arriba hacia abajo ejercía el movimiento que me hubiera correspondido a mi.

Me esforzaba en aparearla. Eso si conseguía a veces pensar en otras cosas para intentar evitar vaciar mi leche tan pronto.

Aceleré mis movimientos y ella sin disimulos me abraza y gime en mis oídos soy tuya…, oh…, ah…, estremeciéndose su cuerpo mientras me decía, tuya…, tuya y se abraza a mi cuerpo atracándome de mis muslos le estaban llegando sus orgasmos… vienen los espasmos de sus orgasmos, y tomándome fuertemente entre sus brazos me atraca a su cuerpo mi miembro encontró la vagina abierta y muy mojada deseosa de este apareamiento, entrando de profundos golpes en su matriz sacándole gritos de pasión y aullidos de placer, al tiempo que se contoneaba moviendo en círculos sus caderas ante la llegada de sus orgasmos que no fue uno, sino fueron dos seguidos me apretaba y succionaba con su vagina mi pene que casi me lo arrancaba de mi pelvis, me apretaba con sus brazos desesperada, no me soltaba, pude moverme hasta vaciar mis líquidos sementales en su útero. Se estremeció cuando mi leche caliente regó sus entrañas… luego se relajó… No me dice… que no me cuido y te vaciaste dentro de mí, puedes preñarme… y no deseo más hijos todavía… oh, ah…quiero ser tuya otra vez. Cuidémonos para poder ser tuya más veces, me dice… luego si quieres tenemos hijos.