Ya divirciada me cogi a mi suegro

Soy una mujer divorciada de 22 años, delgada, morena, esbelta, sin ser voluminosa, tengo buen frente y trasero (aun, teniendo un hijo de 1 año). Siempre he sido muy, pero muy caliente y me encanta el sexo. El divorcio, fue por dos motivos, el primero es que mi ex no me proporcionaba el placer sexual que necesitaba y el segundo, porque realmente desde antes de que nos casáramos, sin que él se haya enterado, me enamoré y me gustaba más mi suegro, de 48 años de edad.
El problema empieza meses después del divorcio, que como fue de común acuerdo y sin pleitos, mi suegro me visita constantemente para ver a su nieto, sin día ni hora establecida, no así mi suegra, que no le pareció para nada mi separación.
Un día, vestida solamente con un short, playera y sandalias, hacía mis labores cotidianas, pero andaba muy cachonda, tanto que el perro de casa me seguía a todos lados oliendo mi entrepierna o mi trasero, con lo que creí que también estaba cliente, la imaginación voló, con lo ganosa y urgida de verga, pensé en dejar que mi can me montara, pero nunca lo he hecho con un animal y me arrepentí.
Tocaron a la puerta, era mi ex suegro, que preguntando por el niño, le dije:
Pase suegro, pero el bebé esta dormido y no se despierta hasta mañana.
Bueno, entonces le dejo este juguete y vengo otro día.
¡No, pásele!, ¿Ya cenó?
¡Ya!
¿Le invito una copa o un refresco?
¡Te acepto el refresco, para hacer tiempo, ya que el tráfico está muy pesado!
Se quitó el saco, le entregué un vaso con refresco y nos sentamos en la pequeña sala, haciendo preguntas triviales, yo estaba que no me aguantaba y comencé a tartamudear, cuando el me preguntó:
¿Qué tienes?
¡Nada, ando un poco nerviosa!
¡No! que ¿Qué tares, que el perro está huele y huele ahí?
¡No se que tiene, mejor lo saco!
Cuando regresé, le serví más refresco, pero dijo:
Mira, mejor me voy, parece que esperas a alguien o tienes cosas que hacer.
¡No suegro! ¡A nadie y nada! ¿Por qué lo dice?
¡Porque por las mejillas sonrosadas, no estas nerviosa y el perro y tu pantaloncito mojado, dicen otra cosa!
¡Hay suegro, como será, soy mujer y también tengo necesidades y ganas!
Lo sé y no lo tomes a mal, pero tienes que buscar a alguien que te consuele, estás joven y muy bien-
¿Usted cree?
¡Por supuesto!
¡Le parezco bien o buena, y humedecí más mi coño.!
¡Las dos cosas!
¡No! ¡Dígame! ¿Le gusto?
¡Sí! ¡Claro!
¿Si le dijera que tengo a alguien, pero no lo sabe? ¿Que diría?
¡Pues platica con el y dile que quieres y lo que necesitas sin llegar a ningún compromiso!
¡Si se lo dijera a usted! ¿Qué pensaría?
¡Que estás loca! ¿A mi edad y contigo?
La edad no importa y la verdad, se me antoja con usted (noté como crecía el bulto bajo su pantalón), o me va a decir que porque fui su nuera, dejé de ser mujer.
¡No! ¡No es eso! ¡Pero tú estás joven!
Joven o vieja, me gustaría que me viera como cualquier otra mujer, y acercándome le dije casi al oído:
¿Le gustaría que me cogiera cualquiera? o ¿Mejor usted?
Me tomó de los hombros y contestó:
¡No, no me gustaría que cualquier tipo te complaciera, pero debe de ser un joven!
¡Mire, déjese de tarugadas, si me voy a volver puta, que sea con su verga y nada más, si la que encuentre aunque ande en boca de toda la gente!
Pero………..
Ya no dijo nada más, lo callé con un beso y poniendo mi mano sobre su bulto, solamente me abrazó.
Lo llevé a la recámara, boté las sandalias, me quité la blusa y cuando me deshacía del short, él iba a decir algo y poniendo un dedo en sus labios yo dije ¡Ssch!. Cuando le quitaba la camisa y besaba su pecho, él se zafó los zapatos, luego al mismo tiempo, le bajé pantalones y calzones, dejando descubierta una enorme, gruesa y deliciosa polla, que hincándome, me prendí de ella a chupadas y lambidas, dejándola con sus 20 centímetros bien parada. Mientras mamaba, mi coño se dilataba para recibir esa preciosidad, pero no contaba que al acostarme y abrirle mis piernas, en lugar de montarme, se agachó y comenzó a besar mi rajita, mordiendo y estimulando más el clítoris. Me tenía extremadamente ardiente, tomándolo de la nuca, le enjutaba su cara entre mis piernas, para sentir más las delicias que me daba, que con un largo y profundo ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh! me produjo un rico orgasmo.
¡Ya! ¡Ya démelo! ¡Ya lo quiero!

De su pantalón, buscó la cartera y sacó un condón, cuando se lo iba a colocar, casi gritando le dije:
¡Nooo! ¡Lo quiero al natural! ¡Uso pastillas! ¡Cójame sin condón!
Lo botó, se subió a la cama y se acostó sobre mí cuerpo, yo ganosa y aún con las piernas abiertas, apuntó su verga en la entrada de mi cueva y suavemente, me enterró la cabeza, jugando con la punta dentro de mi coño, me estaba enloqueciendo, estaba ansiosa, movía mis caderas para que entrara, pero él no lo dejaba y yo le suplicaba:
¡Ya! ¡Por favor! ¡Súmalo! ¡Mire como me tiene!
¿Cómo?
¡Su putita, ya la necesita! ¡Me urge!
Con pequeños empujones, la empezó a sumir lentamente hasta la mitad y con cada uno de ellos yo gemía: -Oooooooohh- -Oooooooohhh- -Ooooooooohh-
¿Lo quieres todo?
¡Sí, hasta el fondo! ¡Esta puta lo quiere todo!
Y de una arremetida la clavó hasta el fondo, con un fuerte –Auuuuuch- de mi parte, segundos después, con las fricciones entrando y saliendo, sentí sus bolas pegar en mi trasero y con el roce de nuestros vellos pélvicos y los de su pecho sobre mis senos, tuve otro buen orgasmos –Aaaaaaaaayyyy Papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiito-
Frenéticamente y con movimientos de cadera, pasa sentir en su totalidad la divina cogida, lo abrazaba, besaba, arañaba.
¿Quieres mi lechita adentro o afuera?
¡Adentro! ¡Toda adentro!
Apoyando sus manos sobre la cama, se separó un poco de mi cuerpo y sus picadas, se volvieron furiosas, salvajes, delirante y transportada por las nubes, gritaba: ¡Sí! ¡Sí! ¡Duro! ¡Más! ¡Quiero más! ¡Todo! ¡Sí! ¡Así!
Cuando sentí sus ardientes mocos inundar torrencialmente todo el fondo de mis entrañas, cerré mi ojos deleitándome al recibir tan exquisito néctar en mi interior.
Desguanzado, quedó boca arriba sobre la cama, con toda la verga batida de los turbios líquidos enanados mutuamente, que presta me acerqué a limpiarla con mi boca. Paladeando, hasta la última gota de ese sabor agridulce, se volvió a enderezar por completo, con lo que poniendo mis rodillas a sus costados y llevando sus manos a mis pechos, acomodé la verga en mi coño diciendo: ¡Esta puta quiere otra vez!
Él sobando mis senos y pellizcando mis pezones, contestó. ¡Es toda tuya! ¡Úsala!
Y dando pequeños sentones, nuevamente la incrusté hasta su raíz dentro de mi caverna, que con mis contracciones y apretada al máximo, exclamó: ¡Que rico coges, niña!
Subiendo y bajando el trasero, burlona interpelé: ¡No soy niña, soy su putita!
¡Pero a las putas, les gusta por todos lados!
¿Me lo quiere dar por atrás?
-Si tú quieres, pero ¿Ya te lo has comido por ahí?
¡Sí! pero su hijo no tiene este tamaño y zafándome quedé en cuatro patas, con el trasero hacia él.
Sentí que ensalivó mi culo e inmediatamente introdujo dos dedos y jugueteó ahí, hasta abrirlo un poco,
Momentos después, delicada pero firmemente comenzó a enterrar su polla. Entre fuertes dolores, pues sentía que me ardía y me partía en dos, ya me la había zampado toda. Me inclinó la cabeza hasta juntarla en la cama, con lo que noté, que sus duras arremetidas me comenzaban a producir un agradable placer.
No pasó mucho tiempo, cuando volvió a rociar mi interior con otra buena andanada de caliente semen.
En esta ocasión no tuve orgasmo, pero ya había amoldado mi culo a su verga, para la siguiente vez, sin dolor me lo atragantaría con puro placer.
Yaciendo exhaustos en la cama, comenté: -Aún considera que soy una niña-
¡No! ¡Con esas ganas y como coges, eres una experta puta-
¿Va a seguir viniendo a coger!
¡Sí! Con dos condiciones.
¡Las que quiera!
Que te depiles todo tu coñito y que te cortes las uñas, porque rasguñas mucho.