Mi nombre es Ximena, y soy la mayor de mis cuatro hermanos, tres hembras y Juan el único varón. Nuestro padre falleció en un accidente de aviación, no bien había nacido Juan, y nuestra madre quizás por no hacerle falta no se volvió a casar. Por lo que en nuestra casa, aparte de nosotras y Juan, también vivían mi abuela y mi tía la loca, hermana de mi mamá, de la que no quiero hablar más. Les digo todo eso para que se den una ligera idea de por qué durante un buen tiempo no dude que Juan iba a ser gay.
Relato
Para empezar al nacer Juan, realmente lo que recuerdo es que mis padres esperaban otra nena, pero llegó Juan que desde la muerte de nuestro padre, digamos que se convirtió en el único hombre de la casa, pero en realidad fue la muñequita mía y de mis hermanas menores. Les digo eso porque al pobre lo vestíamos desde bien pequeño, con toda la ropa que había sido de nosotras. Además mi abuela por muchos años se opuso que le cortasen el cabello, y que porque se veía tan lindo, que según ella era una maldad cortarle el pelo.
Bueno, Juan se crió entre mujeres a lo que seguramente se acostumbró. Pero a medida que fue creciendo, parecía más una niña que un niño, ya que sus juegos eran los que fue aprendiendo de mis hermanas y yo. Y cuando le tocó el momento de ir a la escuela, fue bien difícil convencerlo de que debía cortarse el cabello, y ponerse pantalones y camisa en lugar de los lindos vestidos que usaba en casa.
En la escuela desde el Kindergarten, hasta que terminó sus estudios, siempre estuvo envuelto en problemas, ya que la mayoría de sus compañeros de clases, se burlaban de él, llamándolo afeminado, marica, pato, y hasta homosexual. Juan en lugar de defenderse, todo eso le daba sentimiento, y en lugar de ponerse a pelear se ponía a llorar. Yo ya me había independizado de mi madre, y vivía aparte, pero no por eso dejaba de visitarlas, para esos momentos Juan estaba finalizando la secundaria, cuando un día que pasé por casa de mi mamá, vi en la esquina a una linda chica que me pareció bien familiar, iba acompañada por un chico que a todas luces, por la manera en que la agarraba y besaba, para mí era su noviecito.
Al principio no le di mucha importancia, hasta que tarde en la noche regresé a mí apartamento, encontré al pobre Juan llorando sentado en la escalera frente a mí apartamento, esperando que yo llegase, me sorprendí al ver que estaba usando el mismo vestido con el que lo había visto aquella linda chica que me pareció tan familiar, solo que el vestido estaba roto y muy sucio. Al preguntarle qué era lo que le sucedía, me confesó que ese chico con el que yo lo había visto, y otros compañeros de clase, lo habían obligado a mantener sexo con todos ellos.
Yo me indigné y me sorprendí al escucharlo, y cuando le dije que íbamos a ir a la policía, lloró más fuerte, pidiéndome que no se lo contase a más nadie, en especial a nuestra madre. Bueno entre sus lagrimas y ruegos me convenció de que guardase silencio, pero yo le pedí que me narrase todo lo que le había sucedido. Yo sabía que Juan ocasionalmente salía vestidito de nena para la calle, lo que ignoraba yo era que cuando hacía eso, se cambiaba el nombre y le gustaba que le llamasen Jenny.
Bueno el chico con quien lo vi, según Juan el chico, tras verlo un día en la calle vestidito de nena, le pidió que fuese su novia, lo que Juan aceptó gustosamente, siempre y cuando lo tratase como a una chica, y le llamase Jenny. Al parecer en ocasiones se iban al parque donde caminaban agarraditos de mano, se besaban, y quizás hasta se acariciaban mutuamente. Hasta que su noviecito, comenzó por pedirle que le diera una prueba de su amor, y la primera prueba fue que le pidió a Juan que lo masturbase, cosa que mi hermanito hizo, mientras los dos estaban escondidos entre los arbustos del parque.
Después de eso, en otra ocasión lo pidió que le mamase la verga, y aunque al principio se negó, finalmente de igual manera Juan aceptó hacerlo. Por lo que poco a poco su novio lo fue obligando hacer otras cosas, hasta que una tarde mientras paseaban por el parque, el chico le dijo a Juan que sus padres habían salido y que su casa estaba sola. Ya en la casa comenzaron a besarse, acariciarse, y cuando Juan se vino a dar cuenta, ya su novio le había quitado el vestido, y entre los besos y caricias lo fue penetrando por el culo.
Juan se sintió como que había perdido la virginidad, definitivamente su novio se aprovechó de la inocencia de mi hermanito, al grado que a los pocos días lo invitó para que asistiera a una fiesta con otros compañeros de clase, en la que después de hacerlo beber hasta emborracharse, le ordenaron al pobre Juan que mientras bailaba se quitase la ropa, bueno finalmente entre su novio y el resto de sus compañeros de clase aparte de darle por el culo, le obligaron a mamar, y hacerle la paja a varios de ellos.
Así que cada vez que ellos querían, hacían con mi hermano lo que les daba la gana, hasta que él trató de negarse, y fue cuando aparte de golpearlo, digamos que lo violaron, e hicieron con el pobre lo que les dio la gana. Pero cuando Juan me confesó que eso que le obligaban hacer, lo mismo que comportarse como una niña, le gustaba más que vestirse de varón, fue cuando pensé que definitivamente mi hermano era más que gay transexual.
Antes de seguir hablando entre nosotras, le dije que fuera a dar un baño, ya que apestaba a sexo, sudor, y hasta orine. Yo acompañé a Juan al baño y hasta lo ayudé a desvestirse. Fue cuando me di cuenta de que en mucho tiempo, no lo había visto completamente desnudo. Ya que su miembro definitivamente era bien desarrollado, pero quedándome en silencio no le dije nada.
Así que lo ayudé a bañarse, pasándole el jabón por casi todo su desnudo cuerpo, fue cuando en uno de esos momentos, en que por la confianza que le tenía comencé a enjabonar sus nalgas y testículos, que me sorprendí al ver que su miembro comenzó a ponerse erecto. Y su rostro estaba rojo de vergüenza. Yo haciéndome la tonta continué enjabonándolo, y me dije para mis adentros, quizás no todo este perdido. Y haciéndome la distraída, le dije que iba a provechar para yo también darme un baño junto a él.
Juan no dijo nada, y apenas terminé de quitarme toda mi ropa, sin vergüenza alguna, me introduje bajo la ducha a su lado. Para de inmediato pedirle que me pasara el jabón por la espalda. Así que Juan comenzó por enjabonarme la espalda, y bajo mi dirección continuó enjabonándome hasta las nalgas. Luego di vuelta colocándome frente a frente a él, así que mientras él me enjabonaba mi coño, yo le comencé a enjabonar su erecta verga a mi hermanito. De manera lenta me fui pegando más y más a su cuerpo, su erecto miembro apuntaba directamente a mi depilado coño.
La tibia agua bañaba nuestros cuerpos desnudos, y aunque noté que Juan se debía sentir algo avergonzado, sin importarme mucho lo que él pensara, continué enjabonando su erecto miembro. Hasta que luego de quitarle todo el jabón, sin soltar su verga salimos de la ducha, llevándolo conmigo hasta mi cama, en la que lo obligue a que se acostara boca arriba, luego yo me acosté a su lado, ambos nos encontrábamos completamente mojados.
Yo sin decirle nada y sin soltar su erecto miembro, coloqué mis labios sobre la cabeza de su verga, y lentamente comencé a pasar mi lengua sobre ella. Ya a los pocos segundos, yo mamaba su verga, y poco a poco me fui acomodando hasta que mi coño se encontró frente a su rostro. Juan no tuvo necesidad de que yo le dijese nada, voluntariamente comenzó a pasar su lengua a lo largo de todo mi coño, al tiempo que yo separaba mis piernas para sentir su lengua bien dentro de mí.
Al poco rato tanto mi hermano como yo nos encontrábamos completamente excitados, al grado que cuando le sugerí que me penetrase, no lo dudó ni por un segundo, fue cuando sentí como se deslizaba dentro de mi toda su erecta y caliente verga. En esos momentos la voz y la manera de actuar de Juan cambiaron radicalmente, había dejado de ser esa niña sumisa, para convertirse en todo un hombre. Por lo menos en la cama. Por un largo rato mi hermanito hizo conmigo lo que le dio la gana, al punto que luego de que se vino por primera vez, fue él quien después de un corto rato, comenzó a besarme de manera ardiente, y su miembro volvió a ponerse duro y caliente.
Yo estaba más que satisfecha, pero cuando Juan se colocó tras de mí, y separando mis nalgas, me penetró por el culo, hasta las lagrimas se me salieron por el dolor que sentí, pero al poco rato yo misma movía mis caderas como una batidora, al tiempo que una de sus manos, se enterraba profundamente dentro de mi coño. En mi vida ninguno de mis novios o amantes, les había dejado hacerme eso, pero creo que me descuidé y Juan se aprovechó de la ocasión para clavar su verga dentro de mis nalgas.
No bien terminamos, Juan y yo nos volvimos a dar otro baño, pero al momento de vestirnos, él sin vergüenza alguna me pidió que le prestase uno de mis vestidos, el que después de que se lo puso, tengo que reconocer que le quedaba mucho mejor que a mí. Traté de convencer a Juan de que no siguiera vistiéndose de nena, pero me confesó que aunque había disfrutado mucho estando conmigo en la cama, lo que realmente le encantaba era ser tratado como una mujer. Aunque en ocasiones a sus amigos se les fuera la mano, como sucedió ese día.
Bueno yo no le dije a nada a nuestra madre, pero al igual que yo mis otras hermanas fueron descubriendo, que era lo que realmente le gustaba a Juan. O mejor dicho a Jenny como ella prefiere que le digan.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 786351 veces
Si te ha gustado Yo descubrí que mi hermanito no era completamente gay. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Yo descubrí que mi hermanito no era completamente gay..
narrador
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Comentarios enviados para este relato
josepalmogavar2804
(20 de June de 2013 a las 13:22) dice:
Buen relato. Confío que tu hermano encuentre al fin ser feliz. katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:09) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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