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Yo pensaba que él era…

Relato enviado por : narrador el 16/08/2013. Lecturas: 10097

etiquetas relato Yo pensaba que él era…   Infidelidades .
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Resumen
Es la primera vez que tengo el valor de escribir lo que me sucedió, así que les ruego me tengan paciencia. Ya que para mí ya es bastante fuerte lo que me pasó, y todo por culpa mía. Ya que nadie me obligó hacer nada, fui yo dentro de mi estupidez que permití que todo lo que les voy a narrar me sucediera.


Relato
Para empezar soy casada, con un magnifico hombre, que no tiene que envidiarle nada a ningún otro, y eso es lo que más me duele, aparte de también soy madre de una hermosa nena de tres años. Además trabajo para una gran empresa inmobiliaria, en la que soy ejecutiva, y no les diré más detalles en cuanto a mi trabajo.

Desde hace aproximadamente unos cuantos meses, trasladaron a mi oficina a un nuevo secretario, que por su alocada manera de vestir de vestir, y de actuar, a nadie en la oficina le quedaba la menor duda de que Gutierrito, como le decimos cariñosamente, era gay. Desde luego que la mayoría de las bromas, y chistes dentro de la oficina giraban en torno a Gutierrito. Además cuando una de las secretarias nos juró, que una tarde en que la mayoría del personal ya no se encontraba en la oficina, le dio por comprobar si Gutierrito era realmente gay, por lo que se encerró con él en el cuarto de la copiadora. Pero apenas ella comenzó a desnudársele frente a él, insinuándosele, el tal Gutierrito salió corriendo, sumamente asustado.

Así que si la más puta de la oficina aseguraba que el nuevo secretario era gay, quien era yo para poner eso en duda. Bueno eso pasó y la fama de chico iba en aumento, ya que uno de los oficiales de préstamos, aseguraba que una noche, al pasar en compañía de su esposa he hijos frente a un club gay, vio salir a Gutierrito de ese lugar, besándose con otro chico, que más bien parecía una chica. Así que a nadie le quedaba la menor duda de que Gutierrito era gay, por no decir maricón.

Yo por mi parte, me encantaba en ocasiones charlar con él, en la hora del almuerzo, sobre asuntos de belleza, ya que su manera de hablar era como si me hablase mi mejor amiga, además por el mucho conocimiento que tiene al respecto, siempre me parecieron muy acertados sus consejos. Por lo que cuando llegaron las vacaciones de verano, la mayoría del personal de mi oficina se había marchado, y apenas nos habíamos quedado él y yo. Yo una tarde justo antes de cerrar, como no había mucho que hacer, decidí probarme un vestido, y algo de ropa intima que recién había comprado a la hora del almuerzo.

Así que por la confianza que tenía con Gutierrito, le pedí que me dijera que tal me quedaba lo que había comprado. Él gustosamente aceptó, y le modelé el vestido, a Gutierrito le fascinó, y me dijo lo bien que me quedaba, excepto que las pantis que estaba usando se me marcaban en la cadera. En ese instante, quizás por la absoluta confianza que le tenía, le dije que había comprado varios de set de ropa intima, y le pregunté, que si él no tenía inconvenientes en decirme como se me veían.

Gutierrito de inmediato me dijo que si, y yo en lugar de desvestirme en el baño de mi oficina, lo hice frente a él, justo al lado de mi escritorio. Pienso que mi error fue que una vez que me quité el vestido, cuando Gutierrito me vio en pantis y sostén, debí darme cuenta que su manera de mirarme había cambiado un poco, pero no le puse mucha atención a ello, así que como ya les dije en lugar de cambiarme mi ropa intima en el baño, lo hice frente a él quedando por completo desnuda ante sus ojos. Una vez que estuve así, Gutierrito se me acercó, y hasta me ayudó a ponerme uno de los nuevos sostenes, y una vez que yo misma me puse las pantis, modelé para él.

Eso lo hice un par de veces más, en las que él de manera tan dulce y delicada, me fue ayudando. Pero de algo que si me di cuenta fue que me dio la impresión de que el bulto que había entre sus piernas, había crecido un poco. Yo no sé qué fue lo que pensé exactamente, pero el ver que en medio de su condición, Gutierrito se excitó al verme en esas condiciones, eso como que me calentó, y en lugar de darle las gracias y vestirme. De momento como que me provocó sentir sus manos sobre mi cuerpo, y le pedí que me acomodase los tiros del sostén. Hábilmente Gutierrito, no tan solo enderezó los tirantes de mi sostén sino que acomodó mis senos dentro de las copas. Pero agarrando mis tetas de una manera tan especial, que al sentir la yema de sus dedos sobre mis parados pezones, dejé escapar un profundo gemido.

Lo que en parte me hizo sentir un poquito avergonzada, pero sumamente excitada, pero su suave voz diciéndome de manera tan dulce y femenina que no me preocupase, que eso era normal que me sucediera, me tranquilizó, pero de inmediato, continuó diciéndome que debía fijarme en que los bordes de la pequeña, y casi transparente panti que me estaba probando, no se torcieran, al momento de ponérmelas, colocó los dedos de una de sus manos entre los pliegues de la panti, y suavemente comenzó a corregir la manera en que habían quedado.

Yo me quedé en completo silencio, con una estúpida sonrisa reflejada en mi cara, a medida que fui sintiendo como sus dedos se fueron acercando más y más a mi vulva. Al tiempo que él no dejaba de decirme lo linda y bella que me quedaban esas pantis. Así que cuando sentí al principio sus dedos rozando mi coño, no podía creer lo deseosa que yo estaba porque Gutierrito continuase tocándome. Así que cuando comencé a sentir sus hábiles dedos, acariciando por dentro de mis pantis mí caliente clítoris, no aguanté más, y dirigí mis labios a los suyos. Casi de inmediato sentí su cálida lengua enterrándose dentro de mi boca.

Lo cierto es que prácticamente me derretí entre los brazos de Gutierrito, y sobre mi mismo escritorio él me fue recostando, sin dejar de acariciarme y besarme. Hasta que sin más ni más me comenzó a quitar mis pantis, yo estaba que no pensaba, simplemente actuaba como llevada por un profundo impulso, que me obligaba a dejar que él me hiciera lo que le diera la gana, sin que yo opusiera resistencia alguna. Así que una vez que me despojó suavemente de mis pantis, separó mis piernas, y pasando su lengua desde mi boca hasta mi coño, se dedicó a chupar mi clítoris como nunca nadie lo había hecho.

Mis manos se colocaron en su larga y abundante cabellera, y a medida que Gutierrito me fue dando tremenda mamada de coño, yo como una desesperada restregaba su rostro contra mi cuerpo. Hasta que en cierto momento después de disfrutar de cómo su lengua, dientes, y labios, chuparon, lamieron, y mordieron todos los labios de mi vagina, y mi clítoris. Disfruté por primera vez en mi vida de un húmedo, y múltiple orgasmo.

Por unos instantes pensé en mi pobre esposo, pero al seguir sintiendo como la lengua de Gutierrito, me proporcionaba tanto y tanto placer, la realidad es que me olvidé de él. Y hasta tuve el valor de pedirle que me penetrase. Cosa que hizo, casi de inmediato sin misericordia alguna. Y al yo sentir como su instrumento entró de golpe dentro de mí, pequé un grito mescla de dolor y placer, realmente no me esperaba eso. Por lo que a medida que él continuó introduciendo y sacando su verga de mi cuerpo, yo casi de manera automática comencé a moverme bajo su cuerpo, restregando mi coño contra él, para sentir más y más dentro de mi toda su gruesa y larga verga.

En mi vida ni tan siquiera había soñado despierta con serle infiel a mi esposo, pero en esos instantes poco me importaba que alguien nos encontrase así dentro de mi oficina. Yo no tan solo gemía profundamente de placer y gozo, sino que como nunca antes lo había hecho, le pedía a Gutierritoque siguiera dándome más duro, por mi coño. Por su parte Gutierrito, continuaba no tan solo penetrándome divinamente con su verga, sino que al mismo tiempo no dejaba de chupar y mordisquear mis tetas y parados pezones.

Por un buen rato permanecí boca arriba, recostada sobre mi desordenado escritorio, en ocasiones con mis piernas bien abiertas, y en otras rodeando su delgado cuerpo con ellas, disfrutando como una loca sin sentido de todo lo que él me estaba haciendo, hasta que me indicó, que cambiásemos de posición. Pensé que deseaba darme por el culo, y aunque nunca lo he hecho, no me atreví a negarme. Por lo que apenas sacó su verga de mi húmedo y ensalivado coño, yo me di media vuelta quedando recostada boca abajo sobre mi escritorio, deseosa de que Gutierrito continuase penetrándome, aunque fuera por el culo.

Pero no fue así, su sabrosa verga, volvió a penetrar mi caliente coño, mientras que una de sus manos, comenzó apretar mi clítoris de manera única. Yo no podía creer, que el mariconcito de la oficina me tuviera haciendo disfrutar, como nunca antes ni mi propio marido lo hiciera. Yo no dejaba de restregar mi cuerpo contra el suyo, sentía como una y otra vez su verga me penetraba divinamente. Haciéndome disfrutar en cierto momento, nuevamente de múltiples orgasmos.

Cuando Gutierrito comenzó a venirse, y extrajo su gloriosa verga de mi supe satisfecho coño, yo misma sin que él ni tan siquiera me lo insinuase, me dediqué como una loca a mamar su verga, fue cuando al verla de frente a mis labios, me di cuenta realmente de su largo y grueso cuerpo, y a medida que fue eyaculando dentro de mí boca, yo sin control alguno me dediqué a ir tragándome toda su leche. Los dos quedamos extremadamente satisfechos, y agotados. Al rato él entró a mi baño y se aseo, mientras que yo me había quedado completamente desnuda, tirada sobre la alfombra de mi oficina, recobrando mis fuerzas. Gutierrito me ayudó a ponerme de pie, y sin dejar de acariciar mi cuerpo me dijo que había sido la experiencia más linda y gratificante que mujer alguna le había dado.

Ya en el baño, me aclaró que no se acostó con la super puta de la secretaria, porque su coño apestaba demasiado, y cuando le pregunté sobre la persona con que lo vieron besándose en el Pub gay, me dijo que era su mujer, que en ocasiones le gusta usar ropa de hombre. Yo traté de disculparme, diciéndole que en cierto momento pensé que a él no le gustaban las mujeres, y que por eso le había dado tanta confianza. Pero de inmediato me dio un tremendo beso, que me llegó hasta los tuétanos.

Esa noche mi esposo después de que tuvimos una sabrosa sesión de sexo en la cama, me comentó que me sentía algo distinta, como que más caliente, que de costumbre, y cuando sin que él me lo pidiera comencé a mamar su verga, recordando lo bien que lo había pasado con Gutierrito, mi marido se dedicó a mamar coño, para luego pedirme que en una próxima ocasión me dejase dar por el culo. Con Gutierrito ocasionalmente continuamos teniendo un salvaje sexo, aunque para el resto de todos en la oficina, él sigue siendo gay….

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Si te ha gustado Yo pensaba que él era… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Yo pensaba que él era…. narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
Ana Mireya (30 de August de 2013 a las 21:22) dice: Ojala algunas tuviéramos un amigo tan gay como Gutierrito. Gracias me agrado.

katebrown (18 de October de 2022 a las 22:16) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

delicius (17 de August de 2013 a las 09:15) dice: eres toda unaputa mamacita aunque lo dudes


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