Al principio no lo podía creer, pero cada vez que yo salía de fiestas con mis amigas, y regresaba a casa bien borracha, al día siguiente al despertarme, tenía la clara sensación de que me habían follado.
Relato
Yo por aquello de prevenir, y no lamentar, la primera vez que tuve esa sensación, de haber sido follada. Apenas pude me di una buena ducha, y me lavé bien mi coño, por lo que me sorprendí al encontrarlo todo lleno de semen. Lo malo de todo eso era que no me acordaba de nada, de lo que había sucedido. Por lo que aparte de lavarme extremadamente bien, seguí tomando mis pastillas anticonceptivas, por si acaso.
En otra ocasión que llegué a casa bien borracha, fue mi hermano Luis, quien me abrió la puerta. Me despidió de mis amigas, y me ayudó a llegar a mi cuarto. Luego no se, de donde se me ocurrió a mi, en medio de mi borrachera, pedirle que me ayudase a desvestir.
Luis sonrió, y creo que me dijo. Vas a volver con el mismo cuento. Yo la verdad es que no comprendí a que se refería. Pero cuando se me acercó, y comenzó ayudarme. La verdad es que no me interesaba en lo más minimo, a que se refería él con esas palabras. Por lo que no le pregunté.
En su lugar, lo dejé que me fuera quitando, toda la ropa, cosa que por lo visto para él no era problema alguno. Ya mi hermano me estaba quitando los vaqueros, que cargaba puestos yo esa noche, cuando a medida que me los fue jalando. Me preguntó ¿Hoy no te las pusistes? O ¿las has perdido? Yo ni idea tenía de que me hablaba, cosa que Luis se dio cuenta de inmediato, señalando con sus labios mi ya desnudo y depilado coño.
En ese instante recordé que cuando fui a orinar en el Pub en que me encontraba con mis amigas, tras bajarme los pantalones para orinar, comencé hacerlo, pero sin bajarme las bragas. Por lo que las meé todas, y cuando me vine a dar cuenta, lo único que me quedó por hacer fue quitármelas, subirme los pantalones, y seguir caminando.
Yo en medio de mi borrachera, riéndome le dije. Fue que me oriné, a lo que mi hermano me respondió. Si ya veo lo mismo que lo de la otra vez. Al él decir eso ya me había terminado de quitar los vaqueros, y me encontraba totalmente desnuda frente a él. Fue cuando me di cuenta de que esa no era la primera vez.
Luis ya estaba por salir de mi cuarto, cuando le pedí que se detuviera. Y de inmediato se me ocurrió preguntarle. ¿Tú me follastes la semana pasada? A lo que él algo incomodo, me respondió. Dejate de tonterías, si quieres volverlo hacer, solo me lo dices, y ya.
En medio de todo para mi fue otra gran sorpresa, ya que recordé de inmediato, que una vez que él me ayudó a desnudarme la pasada semana, yo me le tiré encima. Cosa que impulsivamente volví hacer.
Luis en ese instante me repitió. Ya sabes, si quieres tener sexo, solo pídemelo. Y deja de estar jugando conmigo. Yo la verdad es que no dije nada, lo tomé de la mano, me agaché, y comencé a bajarle los pantalones. Luego hice que se sentase, primero en un sofá, y luego en mi propia habitación. Para de inmediato dedicarme a mamar su parada verga.
Luis no dejaba de observarme, a medida que yo seguía mama que mama toda su parada verga. Al mismo tiempo que con mis propios dedos acariciaba mi depilado coño.
Mi hermano sonriendo me dijo, estás bien borracha, igual que la semana pasada. Pero si tú quieres, por mi no hay problema alguno. Las cosas que Luis me decía a medida ue seguí mamando su verga dejaron de importarme, lo que deseaba realmente era que me follara.
Pero en cierto momento, sacó su verga de entre mis lasbios, y recostándome sobre el suelo, separó mis piernas. Y comenzó a lamer y luego a mamar todo mi coño, diciéndome en cierto momento. Hay Marisol que rico huele y sabe tu coño. Yo tirada en el piso, con mis piernas bien abiertas, no hacía otra cosa más que disfrutar lo que mi hermano me estaba haciendo. Y hasta las cosas que me estaba diciendo.
El sentir sus labios, lengua, y hasta sus dientes mordisqueando divinamente mi clítoris, me hacía sentir loca de placer, al grado que me hizo disfrutar de un orgasmo tremendamente salvaje. Y apenas retiró su boca de mi coño, le pedí que me lo metiera.
Luis no se hizo de rogar, y fui sintiendo como su colorado glande, fue abriéndose paso dentro de mi mojada vulva. El solo roce de su parada verga, con el tejido de mi vagina, me hacía temblar de placer. Eso sin contar lo morboso de la idea de que mi propio hermano me estuviera follando.
Estaba tan excitada, que en ciertos momentos, sentí unas ganas incontenibles de mearme encima. Así que mientras mi hermano me penetraba una y otra vez, yo como una alucinada, no dejaba de pedirle que me diera más y más duro. Al mismo tiempo que restregaba mi cuerpo contra el suyo, buscando un mayor placer.
No se cuanto tiempo estuvimos tirados en el piso de mi habitación, disfrutando mutuamente, él de mi y yo de él. Si me acuerdo que me puso a cabalgar divinamente, sobre su verga, y de muchas otras cosas más.
Al dspertarme al día siguiente, nuevamente sentí esa grata sensación de haber sido follada. Pero casi de inmediato me acordé de todo lo sucedido. No podía creer que mi hermano se hubiera aprovechado de mi de la manera en que lo hizo. Pero casi al mismo tiempo, recapacité o mejor dicho me acordé que yo fui la que dio el primer paso. Por un buen rato mientras me duchaba y lavaba profundamente todo mi coño, no dejaba de pensar en lo que mi hermano diría de mi. Y como se sentiriá, por haberme metido toda su verga hasta el cansancio.
Pero al salir de la ducha, dirigiéndome a mi habitación, me encontré de frente con Luis, se me quedó viendo como si nada pasara entre nosotros, se sonrió. Para decirme, los viejos están llegando, les dije que anoche llegastes temprano y nos pusimos a ver la tele, Ok.
Yo la verdad, después de que Luis, me dijo eso. No vi razón para decirles a mis padres, que mi hermano y yo habíamos estado follando como locos. Aunque ocasionalmente cuando salgo con mis amigas procuro regresar a casa un poco más temprano, y menos borracha, para poder acordarme de todo lo que él y yo hagamos..
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 310777 veces
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