Después de que me quedé viuda, comencé a sentir un gran temor, de que a mi hijo Javier, le pasara algo malo. Ya que como Javi, desde que nació, ha tenido problemas para entenderse con el resto del mudo. Bueno la verdad es que tiene algo de retardo mental, no mucho, tan solo un poquito. Por lo que le cuesta relacionarse con otras personas, y quizás yo he contribuido mucho a eso, por ser una madre muy sobreprotectora, según el psiquiatra que lo atiende.
Relato
Cuando mi difunto esposo Esteban vivía, él se encargaba de llevarlo a un prostíbulo, con la idea de que el niño, descargara sus energías. Aunque sospecho que Esteban también se aprovechaba, para descargar las suyas. Pero como les decía, después de la muerte de mi esposo, mi nene tuvo que dejar de ir a ese lugar, además me entró un temor de que a mi hijo le fuera a suceder algo, así que en todo momento lo acompaño desde el fallecimiento de mi esposo.
Pero una noche, justo antes de acostarme, escuché unos raros ruidos que procedían de nuestro cuarto, y temerosa de que no fuera que le estuviera pasando algo, decidí entrar sin hacer ruido. Cual no fue mi sorpresa, me quedé con la boca abierta, al ver el tremendo tamaño de su miembro, muchísimo más grande y grueso que el de su propio padre. Javi estaba completamente desnudo masturbándose, él no se dio cuenta de mi presencia, por lo que salí sin hacer el menor ruido de su habitación. Pero desde ese mismo instante, no pude sacar de mi mente la imagen de su miembro. Aunque al día siguiente lo orienté de que cuando quisiera hacer esas cositas, entrase al baño y ahí las hiciera.
Bueno durante mucho tiempo jamás tuve que volver a decirle nada, se acostaba y ya, mientras que yo me desnudaba, y luego me ponía mi ropa de dormir. Pero al parecer las salidas con su padre, ya le comenzaban hacer falta. Aunque yo me negaba rotundamente a que fuera a ese lugar. Además, aunque recibimos una buena pensión, no nos da lo suficiente como para estar dándole el dinero a mi hijo, para que se lo regale a esas putas.
Algo que si me llamó la atención, era el sin número de veces que Javiercito, dejaba la puerta del baño abierta de par en par, mientras se masturbaba. Cosa que desde luego como su madre, me preocupo y me llamaba mucho la atención. Tanto que se lo comenté a su psiquiatra, y lo que me dijo fue, que no le hiciera caso. Que eso era normal en los chicos como mi hijo. Bueno haciéndole caso al Doctor, procuraba no prestarle la menor atención, pero la verdad es que cuando pasaba frente al baño, y lo veía dándose puños, sobre su verga. Yo no podía hacer otra cosa menos, que verlo fijamente.
En ocasiones Javi se me quedaba viendo cuando me iba a costar. De una manera que me ponía muy nerviosa, al punto que dejé de hasta desnudarme frente a él, y cambiarme de ropa en el baño. Hasta que un día mientras limpiaba el cuarto, me dijo. Mami, quiero que juegues conmigo, como lo hacían las amiguitas de papá. Yo la verdad, es que ni idea tenía de lo que mi hijo me hablaba. Pero cuando se me acercó, y me lo volvió a decir, yo bien nerviosa le respondí que si, sin saber de qué se trataba.
Javi me tomó entre sus brazos, tras abrazarme y apretarme con fuerza contra su cuerpo me dijo. Bueno mamita, ahora quítate el vestido. Yo sin saber qué hacer, me limité hacer lo que mi hijo me decía, por lo que con su ayuda, y frente a él, me quité el vestido. Una vez estando ya en bragas y sostén, mi hijo continuó abrazándome, y pasándome las manos por todas partes, hasta que él mismo me quitó el sostén. Sin que yo me atreviera a decirle nada. Hasta que me dijo ahora tú tienes que tocar la trompeta, y al decirme eso sacó su erecto miembro del pantalón, al tiempo que colocando una de sus manos sobre mi hombro hizo que me sentase en nuestra cama.
De momento al sentir su tremenda verga dentro de mi boca, algo muy raro, casi morboso dentro de mí me llevó a ponerme a mamársela, sin detenerme. Y a medida que yo seguía mama que mama la gran verga de mi hijo, yo mentalmente me regañaba a mí misma, diciéndome como me atrevía hacerle eso a Javiercito. Y como si estuviese manteniendo una conversación con otra persona dentro de mi mente, me decía también a mí misma, pero es que si no lo hago tengo miedo de que se moleste, y me haga daño. Mientras no paraba de mamar su verga. Hasta que mi hijo me dijo. Mamita ahora quiero ver tu cuevita, y sin darme tiempo a responder, me ha dado un pequeño empujón, haciendo que yo de estar sentada mamando su verga, quedase acostada boca arriba sobre nuestra cama, con las piernas colgando hasta el piso.
Javiercito con sus gruesos dedos hecho para un lado mis bragas, y con su rostro bien cerca de mi abierto coño, mi hijo comenzó a irme introduciendo sus dedos dentro de mi vulva. Por un buen rato aunque al principio me negaba a disfrutar de lo que mi hijo me hacía, cuando sentí su boca mamando hasta mi clítoris, como nunca nadie me lo había hecho. Yo casi llorando pero de felicidad le pedí que me penetrase, a lo que él me dijo que luego, luego mamita. Antes debo limpiar la cuevita. Y sentía su lengua labios y dientes mordisqueando divinamente todo mi coño, hasta que me hizo disfrutar de un orgasmo como hacía muchísimo tiempo que no sentía.
Después de eso, cuando retiró su rostro de mi coño, yo estaba exhausta, como hacia muchísimo tiempo no lo estaba. Fue cuando mi hijo me dijo, ahora mamita, ya como el mío está por fuera, y el tuyo está por dentro yo te lo meto, para ver quién gana. Yo en esos momentos, casi ni podía hablar. Pero al sentir la verga de mi propio hijo abriéndose paso dentro de mi coño, dejé de pensar, me dediqué únicamente a disfrutar de todo aquello que mi hijo me estaba haciendo.
Por un largo rato sentí su verga dentro de mi coño, y sus manos acariciando mis grandes tetas, las que le gusta ponerse a mamar, aunque ya no den leche. Yo no podía contenerme, movía mis caderas, con fuerza, al tiempo que la gran verga de mi hijo entraba y salía una y otra vez, produciéndome una gran felicidad. Hasta que nuevamente, entre mis gritos y gemidos de placer, me hizo disfrutar de otro salvaje orgasmo
No podía creer el tiempo que pude haber pasado, disfrutando de mi hijo. Al fin y al cabo, él necesita descargar toda esa energía, y yo también. Además su comportamiento con otras personas ha ido cambiando, tanto que ni se le nota que tuvo un ligero retardo, ya que él solo, hasta consiguió trabajo como barrendero.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 786352 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:55) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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