Después de tantas pajas y espiadas a mi tía y vecina cuando era adolescente, que me lancé a culiármela.
Mi primera madura y rica. Me deja hacerle muchas cosas, pero las más ricas no.
Relato
Hola a todos.
Me llamo Martín y tengo 23.
Me mantengo bien saludable y físicamente, estudio Kinesiología en la U y me va súper.
En general estoy muy bien. Lo único malo, es que mis padres se separaron ya hace 5 meses. Cada uno siguió sus vidas a parte, y me dejaron la casa para mi solo.
Vivo en un condominio de 10 casas, y justo al lado tengo unos tíos vecinos muy amigos de mis papás, que por años compartíamos algunas vacaciones y algunas juntas acá en las casas. Y al ver la situación de mis padres, la vecina (que yo le digo tía Faby, porque me conoces de los 3 años) como siempre bien atenta y preocupada, me ofreció cualquier ayuda que necesite, que solo le avisara, al igual que el tío Andrés, su marido.
Ella trabaja en una empresa en la misma ciudad, de lunes a viernes. El tío Andrés, publicista y diseñador, por su pega, a veces le toca viajar fuera de la ciudad, hasta más de una semana. Y en verano estas salidas son más seguidas.
La tía Faby es una mujer muy simpática, entretenida y muy buena moza, tiene sus cosas muy bien puestas. En traje de baños se ve estupenda. Yo me masturbé muchas veces pensando en ella, hasta la he espiado unas cuántas veces en las vacaciones, claro, cuando tenía entre los 15 y 18 años. De todas las veces, una de las últimas me anduvo pillando, con todo mi pene al aire y erecto. Momento bochornoso para ambos. Pero no fue más que eso.
Mis fantasías con ella eran muchas. Cuando salíamos las dos familias juntas de vacaciones, en carpas y en cabañas, la veía salir o entrar al baño con poca ropa o toalla.
Cuando la espiaba en la carpa o cabañas, siempre me las arreglaba para entrar a su pieza y dejar la cortina semi abierta. Esas fueron las mejores vacaciones. Nunca logré verla completamente desnuda, pero sus tetas y su culo son de miedo.
También varias veces me pasé a su casa por el patio, pero no por mi cuenta, sino con la autorización de mi tía Faby. Unas porque se le quedan las llaves adentro, para que le revisara si había dejado todo bien cerrado, o que le entrara la ropa cuando se ponía a llover. Todas estas cuando no había nadie adentro. y, aquí abusé de esa confianza. Porque dos o tres veces, me metí a su pieza y le trajiné su ropa interior.
Una gran cantidad de prendas, de todos colores y formas. Pero lo más impresionante, es ese tremendo closed de pantymedias. A ella muy pocas veces la he visto con pantalones, casi siempre con faldas, vestidos y pantymedias, Es fanática de estas prendas.
Bueno, después de mis 20 años, me fui perdiendo de los eventos y salidas con este grupo, los estudios eran más importantes.
Pero con la separación de mis padres, empezó a cambiar la cosa, las reuniones de estudio, con mis compañeros, ya podían ser en mi casa. Y que hablar de las fiestocas. Siempre fueron piola y no muy seguidas.
En estos 5 meses viviendo solo, yo he necesitado más a la tía Faby que ella a mi. A mi, con los estudios, se me ha olvidado de comprar las cosas esenciales para comer, llego muy tarde. Entonces, tengo que molestar a la tía Faby.
Ella igual a venido a verme, me ha ayudado a hacer algunas comidas para la semana.
Pero esta historia, se reactivó en el momento que ella me pidió una noche, que estaba sola, que le ayudara con las cámaras de seguridad del condominio.
Por su puesto que corrí a ayudarla.
Ella aún andaba a media ropa de trabajo; pelo y blusa suelta, una falda a los muslos, pantymedias y sin zapatos, y quejándose de dolor de pies.
El problema de las cámaras lo solucioné en pocos minutos. Y luego le ofrecí masajes de relajación a sus pies.
Por su puesto que me dijo que no. Pero fui tan catete que aceptó solo unos minutos.
Efectivamente mis masajes tenían doble intención: tocarle las piernas y de verdad relajarla.
Se sentó en el sillón grande y yo le pedí que se recostara, y boca abajo.
Los masajes fueron solo 5 minutos, pero me dejó súper caliente. Ella se cuidó bastante de no descuidarse de mostrar más de lo debido, como siempre lo hace.
Esa noche no pasó nada más. Pero fui alabado por mis manos.
A penas volví a mi casa, me corrí una tremenda paja. No pude hacer nada más que pensar en esas piernas.
A los días siguientes, nos cruzamos en el condominio, y le pregunté por sus pies, y me dijeron que anduve muy bien, que fueron espectaculares y mágicos. Yo le volví a ofrecer más masajes, y que me avisarían muy luego.
Ese día nunca llegó. Pero ya el fin de semana se venía y con eso mi cumpleaños.
Mis papás me invitaron por separado. Luego mis amigos me esperaron en un pub.
Ese día llegué pasado de las 12 de la noche, y bien valentonado.
La tía Faby me escuchó llegar y me vino a dejar un obsequio. La hice pasar y se lo agradecí. Le ofrecí un pisco sour, porque ella ya conoce mi mano. Mi padre le queda muy bueno, y yo aprendí.
Conversamos un buen rato de todo. Cuando tocamos el tema de mis papás, no aguanté y me quebré, y bastante.
La tía sin pensarlo me prestó su hombro abrazándome y yo igual. Creo que logré llorar solo unos segundo más, pues al escuchar sus latidos a 5 cm de mi cara, se me paró todo. Nos quedamos así un buen rato. Yo ya no tenía nada de pena, sino medio pene.
Conté hasta tres y sin pensarlo más, bajé mis manos y se las metí bajo el vestido. Toqué todas sus nalgas y muslos sobre sus pantymedias, suaves y duritas. Al no rechazarme, seguí con mis manoseos, y me fui derecho a su chorito.
Ella no decía nada, solo respiraba sin ritmo y suspiraba. Pero se quedó inmóvil.
Estaba claro que este regalito era el mejor de todos, y lo estaba empezando a disfrutar.
Estiré un brazo y apagué la luz, nos quedamos solo con la música.
Ella seguía ahí paralizada, en cualquier momento me podrían mandar a la cresta. Y mientras no pasara eso, seguí con lo mío.
Su vestido se lo tenía todo arremangado en su cintura. Sus piernas tiritaban más que las mías. Yo sobaba mi pecho con sus tetas para que reaccionara algo, pero seguía inmóvil.
La agarré de la cintura y le pegué una empujada hacia atrás y, sin soltarla, la dejé caer al sillón. Y seguí manoseándola en sus piernas, las recorría de arriba a abajo, y solita se fue abriendo de piernas. Cosa que me calentó de una.
Le bajé los tirantes del vestido y aparecen las mejores tetas del mundo. Su sostén era casi transparente, dejaba ver sus pezones duros y rozados.
Ella solo resoplaba y gemía, pero no hacía nada,
Cuando le desabroché el sostén, y besos sus tetas, mi tía Faby reacciona y empieza a mover sus manos como buscando algo. Levanto un poco mis caderas y me bajo solo el pantalón, esperando que ella hiciera el resto. Pero aún nada. Tomé una de sus manos y me la puse sobre mi boxer, y seguí chupándole sus ricas tetas, Cuando sintió que mi pico estaba que reventaba, solita metió su mano y empezó a recorrerlo.
Ahí estábamos, sentados semi desnudos y enredando nuestras manos.
Por fin mi tía atinaba a mostrar interés en mi, o a responder mis calenturas de años.
Yo lo único que quería era culiármela a toda costa. Y esta no la iba a perder.
Mi mejor regalo de cumpleaños.
Me arrodillé frente a ella, y quise bajarle las pantymedias, pero ella se las sujetó. Y me volví a sentar al lado de ella. Y solita me buscó el pico y siguió acariciándomelo.
Yo aproveché de bajarme completamente boxer y pantalón, y empecé a echarme encima de ella, empujándola a que se acostara en el sillón. Quedamos como de cucharita, y tratando de metérsela entre las piernas, aún con sus pantymedias. Me balanceaba suavemente y ella cuidaba que no se saliera.
Yo ya no daba más de caliente, y le agarro de las caderas y pelié para bajarle las pantymedias todo lo que pude y traté de metérsela por donde fuera. Y ella me calentó más cuando me lo agarra por delante de ella y se lo sobaba por sus hoyos. Yo me quedé inmóvil para ver que ella se la chantara solita.
Estuvo así casi un minuto.
En esa espera que se lo metiera sola, tocan el timbre y golpean la puerta.
Todo se terminó ahí. Ella, al más estilo fórmula 1, se paró, se vistió y se escondió en mi patio.
Hice como que venía bajando del segundo piso y abrí.
Era uno de los amigos que habíamos estado recién en el pub, y que quería seguir tomando. No le podía cerrar la puerta.
Salí al patio y le dije a escondida a mi tía Faby que iba a salir a comprar con el amigo una botella y hielo, y que aprovechara de salir o esperarme, y le tiro la broma-enserio, o que si quería continuar con los dos.
Solo me dijo "me voy, esto no debía haber pasado nunca!!".
Salimos a comprar, yo con todo el dolor de mi corazón y de mi pico que, aún estaba hinchado.
Después de ese día, pasaron más de un mes, sin noticias ni cruces con mi tía Faby, sólo con el tío Andrés.
Como buen educado, le preguntaba por ella, y respondía lo de siempre, "trabajando".
No lograba sacarme de la cabeza que estuve a punto de culiarme a mi tía vecina. Y ella estaba entregada 100%.
Hasta el día de hoy molesto a mi amigo por cagarme la onda. Pero nunca le he contado esa verdad.
Ya un poco más liberado de mis estudios, a todo esto, ya estábamos en principio de diciembre, terminando el año escolar, y me vuelven las imágenes de aquella noche, y empecé a maquinar como poder terminarla.
Me pasé 3 veces a su casa cuando nadie estaba, me pajié varias veces con sus pantymedias y calzones. También me pasé sus almohadas por mi cuerpo y mi pico, para volverla loca con mis olores y así pensara en mí.
Después de una semana, me liberé completamente de mis estudios, y me decidí a terminar de culiármela.
Cuando el auto del tío Andrés no estaba, le enviaba mensajes a él, pidiéndole que me imprimiera un poster. Y así saber su itinerario.
Cuando supe que el tío Andrés estaría 6 días fuera, me la iba a culiar.
Me quedaba del martes al domingo para culiármela.
Durante la semana no pude porque tuve visitas y otras una salida al pub y llegué demasiado mareado.
Ya me quedaba jueves al domingo.
El jueves no me atreví.
El viernes ella recibió visitas y estuvieron hasta cerca de las 12 de la noche.
Era el viernes o sábado.
Escuché la batidora, que sé que la usa para copiarme el pisco sour. Así es que esperé que se fueran las visitas, y que se durmiera.
De mi patio se ve si tiene luces o el TV encendido.
Cuando se apagó todo, esperé media hora más.
Me puse una remera y un pantalón buzo sin boxer y sin zapatos, solo calcetas, y agarré un pack de condones y me lancé a cruzar por su patio.
Logré entrar como siempre, pero esta vez, había gente, mi tía Faby.
Me demoré demasiado, pero tenía que llegar lo más cerca de su cama.
Logré acostarme detrás de ella, pero el salto que dio no fue tanto por el susto, sino por mis manos heladas que se las había puesto en su cintura. Cuando pegó el grito, al tiro le dije que era yo, y que venía a terminar lo que habíamos empezado.
Poco me escuchó y quiso zafarse. Hubo algo de forcejeo, pero nada que no pudiera controlar. Estaba decidido a terminar lo empezado.
La tenía agarrada de las tetas y de las caderas. Pero al momento de meterle la mano en su entrepiernas por atrás, empezó a ceder lentamente. Y cuando le cambio mi mano por mi pico, se empezó a abrir de piernas, levantando la que tenía más libre. Me agarró el pico y se lo empezó a sobar, como la primera noche.
Esa noche, ella no volvió a hacer mucho, me dejó hacer casi todo lo que yo hiciera, casi todo, NO me aguantó sin condón, NO me aguantó por el chico, NO me aguantó que me lo chupara, NO aguanta besos en la boca y tampoco aguanta fotos o videos. Pero todo lo demás SÍ.
Esa noche, el segundo encuentro, yo me la culié hasta el amanecer. Ella solo lo disfrutó, lo sintió y me dejó que me desahogara.
Su chorito es tan rico, se preocupa de tenerla limpia, suave, ordenada y bien peinada.
Ya estamos en enero 2023, exactamente noche del martes 24, y ya me he pasado 4 veces más.
Entro como siempre, por el patio.
La última vez fue recién este viernes 20 enero, llegué a las 1 am y salí el domingo 6 am, o sea, 53 horas encerrados. No solo culiamos las 53 horas, sino me atendió con desayuno, almuerzo, once, cena y sexo. Hicimos varias pausas. También culiamos en el living, le volví hacer masajes, pero me caliento mucho y terminamos culiando.
El otro día, o la otra noche, me tuve que volver a pasar a mi casa para salir a comprar, porque me faltaron condones.
Aún la tía no se me suelta del todo, sigo yo haciéndolas todas y ella se queda quieta.
Ella nunca me ha llamado o enviado algún mensaje, siempre llego yo, con o sin avisar, siempre soy bienvenido, hasta me han esperado muy arregladita.
De las prohibiciones, solo me liberó una, ahora me la chupa, tímidamente pero me la chupa, sin acabar dentro, NO me la aguanta. Pero ya veremos.
He gastado más condones que despedida de solteros. Pero ella me los compra.
Seguiré con ella mientras pueda, ojalá sean años más.
Cualquier cosa o dudas me escriben a: Martinkine2000@gmail.com
Y el no perdió ni un segundo de el momento, me dijo con mucha morbosidad ¡Ahora puta súbete la falda y retráncate en la pared! Yo con rabia fui subiendo lentamente la falda de mi vestido hasta mi cintura, el se alejo unos metros deleitándose con mis piernas, yo vi clarito como su verga creció dentro su pantalón, tomo una cama fotográfica sacándome varias fotos en esa pose tan humillante para mí.
Relato erótico enviado por Anonymous el 11 de September de 2009 a las 23:52:41 - Relato porno leído 161089 veces
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