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Abre los ojos, Manoli

Relato enviado por : VASCOPAIS3 el 24/02/2005. Lecturas: 10460

etiquetas relato Abre los ojos, Manoli .
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Resumen
Manuela es una atractiva joven heredera, que recluída en su casa por depresión, descubre una forma de salir de la misma, mediante un descubrimiento interior que la convierte en una criada sumisa de un matrimonio de desconocidos y en su propia casa.


Relato
“Huye de las tentaciones... despacio, para que puedan alcanzarte.”

¿Sólo un sueño?


Manoli vivía en una casa lujosa, producto de la herencia familiar que sus padres fallecidos le dejaron como única hija testamentaria. Su situación económica no era muy diferente a la del resto de sus vecinos, acomodada en una urbanización de reconocida alcurnia en las afueras de Bilbao.

Desde la trágica muerte de sus progenitores, Manoli se había dado a la bebida, intentando superar así la pena que le producía el verse sola en el mundo, ya que no tenía familia de ningún tipo aparte de sus ya desaparecidos padres.

Su vida, constantemente encerrada en aquella casa, discurría monótonamente, mientras la cuenta bancaria iba descendiendo inexorablemente al tiempo que su ilusión por seguir viviendo.

Cierta noche, Manoli se encontraba tendida en la cama, en ese estado en el que ni estás despierta ni dormida del todo, el famoso duerme-vela, dónde hay veces que la realidad se confunde con los sueños. En la cama, su imaginación le hizo ver a sus padres, allí en la penumbra bajo el dintel de la puerta. Se sobresaltó y de un bote salió despedida de la cama, dando con sus dientes sobre el frío y descuidado suelo de su habitación. Manoli se llevó dolorosa las manos sobre su boca y al verse sangrando se apresuró a ir hasta el baño para curarse la herida. Más tarde regresó a su habitación y se volvió a meter en la cama, para su sorpresa al poco de estar allí tendida e intentar moverse, comprobó que no podía hacerlo, se asustó mucho e intentó gritar pero tampoco podía hacerlo, era como si todos sus músculos hubiesen dejado de responderle.

Mientras tanto, en la puerta de la casa, un conocido timbre sonaba, Manoli lo pudo oír, pero imposibilitada como estaba, tuvo que dejar que siguiese sonando sin poder ir a abrir la puerta. Al poco rato de estar en esa situación de indefensión e inmovilidad algo sucedió dentro de ella, un escalofrío por todo el cuerpo la invadió y comenzó de un estado de angustia y ansiedad a otro de placer y excitación. Sonó el despertador de la mesilla de noche y Manoli se despertó…



-Buenos días –sonrió el cartero.

-Hola serán buenos para usted –le dijo cansada Manoli.

-Tengo una carta para usted.



Manoli había despedido al cartero y se disponía a abrir la carta. Normalmente no solían haber buenas noticias, y menos desde el fallecimiento de sus padres, pero esta vez la carta contenía la típica propaganda que llega por correo, aunque fue un cartero el que se la entregaba extrañamente en mano. Era el típico catálogo para comprar productos relacionados con el sexo, películas, vibradores, y demás parafernalia, hasta unos anuncios de teléfonos eróticos y contactos.

Manoli comenzó a excitarse cuando llegó a la sección de vídeos sado-maso, y los aparatos que empleaba esa perversión, collares, arneses, bozales con bola, látigos, esposas, y otros muchos que no pudo ni identificar porque no sabía para que servían. El caso es que comenzó a mojar las braguitas, por segunda vez en menos de 8 horas, y es que el sueño de esa noche o lo que fuera la dejó bastante caliente esa mañana. Se imaginaba esposada e inmovilizada, con uno de esos bozales en la boca y siendo dominada por un hombre con un látigo en la mano. Mientras esas escenas rondaban en su cabeza, sus dedos ya jugueteaban con su clítoris y su respiración comenzaba a acelerarse. Entre las escenas que imaginaba, había una que la hacía excitarse más que nunca, ella, postrada a los pies de otra mujer, con las manos esposadas por atrás y lamiendo sus dedos, esa mujer la obligaba a que le fuera lamiendo toda la pierna lentamente desde abajo hasta llegar a sus braguitas con la lengua. Así se lo imaginaba ella, saboreando con su lengua cada curva e imperfección de la piel de aquella mujer, hasta que llegaba a sus braguitas, las mordisqueaba y le introducía su lengua en la rajita depilada, llenándose de flujo vaginal su boca, porque la había hecho correrse de placer. Después imaginaba que la ordenaba ponerse a cuatro patas y ofreciéndole su culito, mientras la mujer le insertaba un vibrador en su mojado coño, haciendo que ella misma llegara al orgasmo al poco tiempo. Mientras imaginaba toda esta escena, Manoli estaba ya a punto de correrse y así lo hizo, justo antes que volvieran a llamar por segunda vez a la puerta esa extraña mañana.



-Hola otra vez, y perdone las molestias –apresuró el mismo cartero de antes- Resulta que el catálogo que le entregué es una promoción especial que se entrega junto a un suplemento que se me olvidó entregarle antes.

-¿A sí? – deseosa Manoli.

El cartero pudo observar que Manoli tenía unos colores de cara muy rojos y que su respiración era como entrecortada, como si le faltara el aliento, además se fijó en su entrepierna y pudo apreciar una mancha oscura en el pijama que llevaba, como si se hubiese orinado encima, aparte de eso, notó que los pezones se le marcaban mucho más que antes.

-Si no le importa, me gustaría saber si ya le ha echado un vistazo al catálogo, porque ahora que estamos de promoción, si hace un pedido directamente al agente de entrega, en este caso yo, le resultará con un descuento del 30% - le dijo el cartero.

-¡OH!, eso es estupendo, y dígame, ¿qué me recomendaría?

-Vaya, señora...eso es muy personal, creo que debería consultarlo con su marido.

-No tengo esposo, vivo sola y además no entiendo mucho de estos temas, aunque creo que el sado-maso me atrae algo.

-¿Sado-maso?, vaya casualidad, como a mí. Si le digo la verdad le recomiendo un kit completo, de juegos de esposas, látigos…

-El caso es que no tengo con quien poder practicarlo – le interrumpió Manoli.

-Bueno…ejem…si no mucha molestia para usted, yo podría concertar una cita en su misma casa otro día, e incluso podría traer a mi mujer si lo desea, que a ella también le gusta el tema.

-Sí por favor, eso sería estupendo.

-Pero antes una cosa señorita – con una sonrisita en la boca el cartero. – ¿Usted será dominante o dominada?

Manoli no se lo pensó dos veces, recordando las escenas de antes y le dijo claramente que ella sería la dominada en el juego.

Se despidieron y quedaron para una sesión en su misma casa al día siguiente, Manoli ya no pudo tranquilizarse en todo ese día, esperando que llegara la mañana siguiente. Algo había sucedido en esas horas, de un estado depresivo y con matices suicidas, se había pasado a otro excitante, con ganas de vivirlo, su vida volvía a recobrar algo de felicidad, aunque fuese en el tema sexual puramente.





La aprendiz





Manoli se levantó temprano esa mañana, sabía que en unas horas llegarían sus compañeros de “sexo”. Se preparó un café muy cargado y se dirigió al baño después de tomárselo. Tenía que depilarse bien para la cita, eso le había dicho el cartero cuando quedaron, además debería llevar una minifalda y sin bragas debajo, y una fina camiseta blanca sin sujetador, marcando pecho.

Como todavía no os podéis imaginar cómo es físicamente Manoli, intentaré describirla en unas líneas:

Manoli es morena, tiene 25 años, de complexión delgada aunque con un buen par de tetas en forma de pera con 2 increíbles pezones puntiagudos cuando se excita. Su culo es redondito y durito, tiene una piernas largas acorde a su estatura, 1,75 metros. Su pelo largo y moreno contrasta espectacularmente con el brillo de sus ojos, de un azul cielo, que envidiaría el mismo firmamento. Sus labios aunque descuidados por la poca protección que usa, son de un tono rojizo muy intenso y no muy ancho, al compás de una boca pequeñita. Efectivamente, aparenta lo que tiene, aunque a veces si no se maquilla demasiado parece una chiquilla, por su cara muy juvenil.

Ahora Manoli está depilándose su coñito, lo hace con mucho cuidado porque nunca se lo ha depilado totalmente.

Cuando terminó de depilarse, se fue a la habitación y se puso la minifalda de lolita que tenía desde el instituto, casi se le veía el culo con ella. Después se puso la camiseta blanca sin nada más debajo y se notó unos pechos muy marcados, porque resulta que la única camiseta blanca que tenía era un par de tallas más pequeña. De esta guisa se miró en el espejo y lo que vio ante ella, le gusto, comenzó a acariciarse las tetas, y a pellizcarse los pezones que ya se ponían duros como piedras, bajó su mano hasta la abertura de su rajita, lo cual fue sencillo porque sin bragas era totalmente accesible y comenzó a acariciarse esa zona, llegando en poco tiempo a un orgasmo. Qué satisfacción, qué gozo…



(Suena el timbre de la puerta)



-¡OH vaya! ya están aquí…-pensó Manoli, mientras se apresuraba a abrir la puerta.



Manoli miró primero por la mirilla y esto es lo que observó:



Primero se fijó en el cartero, que iba vestido con traje gris y corbata portando una abultada maleta de cuero marrón, a su lado una mujer de mediana edad, tendría más o menos como el cartero, unos 35-40 años. Ella era rubia, más alta que él, y parecía estar en buena forma física, delgada como ella, y con una figura envidiable para su edad. Llevaba un conjunto provocador, unas botas de tacón alto negras, una falda hasta la rodilla también negra y una camisa roja sangre, con un escote de infarto, parecía que se le iban a salir esos dos melones que tenía.



Manoli abrió la puerta…



-Buenos días señores – así los llamó, como habían acordado.

-Veo que has acatado todo lo que te dije zorrita –le dijo complacido el cartero.-Te presento a mi mujer, Susana, a la que a partir de ahora llamaras señora o ama.

-Hola putita –le dijo Susana a Manoli. –Espero que te portes como debes, o sea, complaciéndonos en todo y obedeciendo nuestras ordenes.

-Sí señora- Manolo fue a darle dos besos en la mejilla a Susana, pero ésta, la apartó de un guantazo, haciéndola caer al suelo y volviéndole abrir la herida de la pasada noche.

-¡Zorra estúpida!, ¿Acaso crees que vas a besuquear a tu ama? siempre tendrás que lamerme las botas antes de nada, así que vamos, ¿a qué esperas? – Manolo no pudo más que agachar la cabeza y sacar la lengua para después lamer suavemente la puntera de las botas de su nueva ama, ahora comenzó a comprender cual era su nueva situación, la cual le producía una enorme excitación, como nunca la había sentido.



El matrimonio se sentó en el sofá mientras Manolo esperaba alguna orden en el suelo a 4 patas.

-Muy bien zorrita –le dijo el cartero- quiero que queden claras unas normas para que podamos entendernos. Antes que nada, y ya lo sabes, a nosotros dos nos tratarás de amos, y no abrirás la boca si no te lo pedimos. Siempre te postrarás a 4 patas delante de nosotros, no nos gusta verte en pié. Obedecerás todas nuestras ordenes y serás nuestra criada particular en tu casa – Manoli asentía desde abajo con la mirada, aunque sin mirarles directamente a los ojos, lo cual tenía prohibido- Tu ama es muy poco tolerante y te castigará si infringes alguna norma, ¿entendiste putita?

-Sí, amo.

-Eso está muy bien, así nos gusta. Espero que en lo sucesivo te portes como una auténtica señorita a nuestro servicio.

Manoli estaba realizando su fantasía, con la que ya había tenido varios orgasmos anteriores, unos completos desconocidos serían ahora sus señores, y ella, aunque dueña de la casa, sería una vulgar esclava a su servicio.

-Veamos zorrita- le dijo Susana- hemos traído en esta maleta- señalando la maleta de su marido- unas cositas para que comience tu adiestramiento a nuestro servicio.

De la maleta comenzó a sacar diversos aparatos que ella había visto antes en el catálogo, un juego de esposas de acero, una correa para el cuello, una mordaza con bola, unos látigos de cuero, un cinturón de castidad forjado en acero, un aparato para mantener la boca abierta constantemente, unos cuantos vibradores, plugins anales de plástico, y otros más que no supo para qué podrían servir.

Susana se percató de una estancia interior en la casa, una especie de corral. Pensó que allí podría domesticar un poco a su esclava y de paso prepararla físicamente.

-Bien putita- le dijo Susana- veo que tienes un corralito, eso me viene de perlas porque ahora mismo vas a aprender a obedecer de verdad y a comportarte como lo que eres, una puta esclava obediente.

Susana le colocó un collar de acero alrededor del cuello y se la llevó a rastras hasta el corral. Allí hizo que se levantara y le colocó unas extrañas botas con herraduras y mucho tacón. A Manoli le resultaba muy incómoda aquella posición, casi de puntillas y con la dificultad añadida de que las botas encajaban muy justas, apretando los tobillos de mala manera. Después Susana le hizo abrir la boca y le colocó una especie de bocado como los que usan los caballos. Manoli solamente pudo babear y gimotear. Lo siguiente fue esposarle las manos con unas esposas de acero en la espalda, y luego mandó que se agachara para introducirle un plugin anal que terminaba en forma de cola de caballo. De esta guisa solamente le faltaba taparle los ojos, cosa que el cartero no tardó en arreglar, poniéndole una especie de tapa ojos atados por atrás de la cabeza.

-¡Bien putita! –le decía Susana- como comprenderás, no puedo permitirme a una sirvienta en baja forma, por eso y desde ahora, todos lo días entrenarás de esta forma por el corral- diciendo esto, cogió un látigo y le dio en el culo, haciendo que Manoli se moviese, aunque torpemente porque no veía, a la vez que de su boca salían babas- Así zorrita, quiero verte mover, primero levanta una pierna y luego la otra, trota pony estúpida, trota- así iba ordenándole mientras Manoli trotaba cada vez con más ímpetu dando vueltas por su corral.

Su amo tuvo que guiarla al principio estirando de la cadena que salía de su collar, pero al final ya lo hacía sola.

Toda la mañana estuvo entrenando como ponygirl para sus amos, mientras ellos desde dentro controlaban cómo lo hacía y de paso se sentaban en el sofá para disfrutar un rato del coñac de su estúpida criada.



Criada legal



Cuando acabaron con el entrenamiento, El cartero, la libró de su indumentaria y le ordenó que se agachara delante de él, mientras se la sacaba. Manoli al ver ese pedazo de pene erecto quiso chuparlo de inmediato, pero en esto que llegó su ama y de un manotazo la lanzó al suelo. - ¿Acaso crees que así se comporta una auténtica sirvienta?, deberás aprender muchas cosas todavía, antes de poder saborear la verga de mi marido. Eso solamente está disponible para ti si cumples con nuestras condiciones.

Manoli no había pensado postergar aquella experiencia más de un día, pero entre la fatiga y las ganas de sexo que tenía, y más con aquella polla dura delante de ella, accedió rápidamente a los deseos de sus amos. De esta forma, Susana y su marido, le entregaron una especie de contrato especial de sumisión, que debería firmar.



Yo Manuela Pérez Fernández, acepto bajo mi consentimiento, como mayor de edad que soy, y en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, lo siguiente:



-Que estaré bajo el exclusivo servicio de mis amos Susana… y su marido.

-Que mis amos, podrán llamarme putita, zorrita o cualquier otra humillante expresión que consideren.

-Que les serviré como criada particular ataviada como tal siempre que lo deseen. Debiendo llevar una minifalda muy corta, botas de tacón negro, un suéter o camiseta transparente, sin ningún tipo de ropa interior.

-Que puntualmente les llevaré el desayuno a la cama, y realizaré las tareas domésticas, mientras mis amos disfrutan a su albedrío de la casa.

-Que mientras dure este contrato, mi casa les pertenecerá a ellos, pudiendo traer invitados si lo desean y yo teniendo que servirles como si fuesen también mis amos.

-Que podré ser castigada severamente mediante latigazos, descargas eléctricas o inmovilizada si no cumplo sus mandatos.

-Que todas las tardes, entrenaré una hora al menos como ponygirl en el corral de la casa.

-Que tendré que llevar un cinturón de castidad para evitar que me masturbe, siempre por las noches, y que mi estancia para dormir será en el corral, encadenada a la pared mediante collar de perro y sobre una colchoneta.

-Que podré ser anillada en los pezones, en los labios vaginales y ser tatuada por cualquier parte de mi cuerpo, además de poder ser marcada por mis amos si así lo disponen, mediante hierro candente y con la marca de “Esclava de Susana y marido”.

-Que podré ser entregada a cualquier persona que decidan mis amos, así mismo podré ejercer de prostituta particular para sacarme un dinero extra que entregaré a mis amos para mi manutención, puesto que la cuenta bancaria de que dispongo quedará bajo el absoluto control de mis amos desde la fecha en que formalice este contrato.

-Que podré ser usada como water para mis amos o sus invitados y que además podrán obligarme a tragar sus orines, aunque no sus heces.

-Que mantendré una postura de sumisión y respeto con mis amos y sus amigos, siempre sin poder mirarles directamente a la cara, so pena de castigo.

-Que podré ser penetrada por el ano, vagina o boca, por mis amos y sus invitados.



Cláusulas únicas:



-El estado de sumisión y esclavitud es válido para el interior de la casa y sus alrededores del exterior, pudiendo ser mostrada al público en poses vulgares o desnuda, además de poder servir como pony portadora.



-La duración de este contrato entra en vigor desde la ficha misma de la firma con vigencia válida para 3 meses, pudiendo ser prorrogable 3 meses más y de duración fija para siempre a partir de esos 6 meses en adelante.



A 21 de Febrero de 2005 Firma: Manuela Pérez Fernández



Manoli leyó atentamente el contrato, y en algunas cosas tuvo algún que otro reparo, como en lo de ser anillada en los labios vaginales o tatuada, aunque al final acabó por aceptarlo, al fin y al cabo la situación que vivía le era del todo excitante, tentadora, y solamente era para 3 meses, con lo que si no le convencía, podía pararlo definitivamente. De esta forma, firmó sin problemas, mientras sus amos se miraban gustosos.



La primera noche como criada legal de sus amos, sería una experiencia inolvidable para ella.



-Bueno, ahora sí podemos decir que eres nuestra sirvienta – le dijo autoritariamente Susana – ahora ya no eres la dueña de esta casa, tú ya no tienes derechos sobre la misma y podemos hacer contigo lo que deseemos. Como muestra de agradecimiento por habernos firmado el contrato, te voy a permitir que saborees mi coño – agarrándola fuertemente del pelo y llevándole la cabeza hasta su entrepierna. Susana se bajó la falda y se quitó las bragas húmedas y chorreantes, mostrándole a su esclava un coño peludo – come zorra estúpida, aprovecha el regalo de tu ama –Manoli comenzó a comerle el coño a su ama y a juguetear por el interior con su lengua – así zorra, así me gusta, haz que tu ama se corra en tu boca- Manoli iba a meterse los dedos en su propio coño, pero una mano desde atrás se lo impidió, su amo, cogió las esposas y se las puso, impidiendo tal acción. De esta forma Manoli, tuvo la sensación de haber vivido antes esa escena, la recordaba de las fotos y sus ensoñaciones anteriores. Pronto llegó a un orgasmo, casi al mismo tiempo que su ama que se corría espesamente en su boca.

-Lame bien, quiero que me dejes el coño bien limpio y seco – le decía su ama- Manoli tuvo que lamerle hasta hartarse de flujo vaginal.



Después de eso, le ataron una cadena al cuello y Susana le mostró lo que llevaría puesto desde esa noche, todas las demás noches, un cinturón de castidad.



-Mira bonita – le decía su ama- ¿ves esto?, es tu cinturón de castidad. Está hecho en acero de muy buena calidad, haciendo imposible su apertura si no es con la llave- enseñándosela colgada de una cadena de plata en su cuello- una vez puesto se ajusta perfectamente a tu cintura, a tu culito y a tu coñito- riendo al decir lo de coñito- ahora te lo vamos a poner, y hoy por ser la primera noche, te haremos un regalo, te introduciremos un plugin anal – enseñándoles un dildo negro de plástico con el extremo final más ancho- este plugin una vez en el culito, ya no sale por sí solo, además también te vamos a poner un vibrador en el coño- mostrándole un enorme vibrador rojo putón a pilas- lo he programado para que cada 30 minutos vibre por 5 minutos, y así hasta que te despertemos- Susana hizo ponerse en pompa a su esclava y le introdujo mediante algo de vaselina el plugin anal, que quedó realmente parado en su culito, Manoli dio un pequeño quejido. Después vino el vibrador, que entró con más facilidad porque ella iba ya muy mojada. Finalmente le ciñó el cinturón de castidad, ajustándoselo a su cintura, de tal forma que era imposible que pudiese sacárselo, y lo cerró con el candado, uno pequeñito y de acero que permanecía en la parte superior frontal del cinturón.

Después de esto, su amo, la agarró de la cadena y con ella a 4 patas se dirigieron al corral, donde una colchoneta y una argolla en la pared esperaban la llegada de su huésped. El amo le ató la cadena a la argolla de la pared y la dejaron así por esa noche.

A Manoli cada 30 minutos se le encendía el vibrador, gozando como nunca, esa noche tuvo más orgasmos que en toda su vida, y aunque al raso y sin manta, totalmente desprovista de ropa y en pleno Febrero, lo pasó muy bien.



¿Amigos de mis amos?



Al día siguiente Manoli fue despertada por su ama, que la libró de la argolla, le extrajo el cinturón de castidad y el vibrador con el plugin anal. Acto seguido, Manoli tuvo que preparar el desayuno a sus amos, no sin antes haberse vestido como mandaba el contrato y entregándoselo en la misma cama, en su cama, donde antes ella dormía, y donde por lo visto esa noche habían hecho el amor sus amos.



-Querida putita- le dijo su amo- esta tarde van a venir unos conocidos y quieren ver como te entrenamos, así que no nos defraudes.

-Sí mi amo, como ordene el señor- le contestó sumisamente ella.



Susana ya la había preparado para su sesión de doma vespertina, ataviándola con el bocado, las botas, el plugin de cola de caballo, un arnés en acero, esposas por la espalda y una novedad. Habían traído un aparato mecánico al que era enganchada ella por el collar del cuello. El mecanismo consistía en un brazo giratorio por el centro del corral, de tal forma que siempre marcaba un mismo ritmo, y ella era tirada en círculos a completar el circuito constantemente hasta que no parasen el brazo. Era un mecanismo de duro entrenamiento, que la harían poseer unas fuertes piernas.

Para probarlo Susana la enganchó al brazo y encendió el mecanismo a ritmo suave. Manoli no tuvo más remedio que seguir el ritmo marcado, y siempre a trote, porque su ama vigilaba para que no diera una zancada mal. Cuando hubo cogido algo de soltura, aceleró la marcha del aparato y Manoli trotó con más velocidad, respirando cada vez más rápido. Su estampa era de una belleza inigualable, con lo alta que era, y esas botas, la hacían parecer un monumento, trotando en círculos al ritmo impuesto por el brazo mecánico y bajo la atenta mirada de su ama.



Su amo ya recibía en el salón a los amigos, uno de ellos, Marta, resultó ser además una conocida amiga de Manoli, que no sabía muy bien porqué de la invitación en casa de su amiga, siendo el anfitrión su amigo el cartero.

Cuando pasaron todos al corral, Marta se quedó con la boca abierta, allí estaba su amiga, la dueña de la casa, vestida como un pony humano y siendo fustigada por la mujer de su amigo, mientras daba trotes en círculo.



-Tranquila marta- le dijo apresuradamente su amigo el cartero- esto forma parte de un deseo de tu amiga, así lo firmó en el contrato, ahora su casa nos pertenece a mi mujer y a mí, y ella es nuestra esclava y criada, y también te servirá a ti si lo deseas- Marta se hizo cruces y pensó en la situación que se le presentaba, su amiga, una rica heredera, esclava de sus amigos, y encima sería criada también de ella, mientras permaneciera en esa casa, la idea le mojó las braguitas y esperó en el interior del salón para ver si era verdad todo aquello.

Cuando hubo terminado la sesión de doma, Manoli fue llevada ante su amiga Marta, vestida de criada. Se llevó una sorpresa al verla allí sentada en su sofá, mientras ella desde abajo en postura a 4 patas le mostraba obligadamente su coñito depilado.

-Vaya, vaya, que tenemos aquí, pero si es la zorrita de mi amiga Manuela, en que putita te has convertido- Manoli iba a decir algo, pero se cayó, porque no le habían preguntado- veo que ahora estás de chacha, vaya, eso sí que está bien, pero supongo que también harás otras cosas ¿verdad? – Marta comenzó a bajarse la falda y le mostró un coño chorreante y con pocos pelos- a ver que sabes hacer- Manoli comenzó a lamerle el clítoris pausadamente, bajo la atenta mirada de sus amos y demás amigos a la fiesta. Su amiga comenzó a jadear y a gemir de placer, mientras Manoli seguía comiéndole el coño.



-Está bien- dijo su amo- es hora de probar a esta zorrita- él y todos sus amigos se bajaron los pantalones, y se pusieron en círculo frente a ella, mostrándoles sus pollas duras y rojizas. Ella ya sabía lo que tenía que hacer, y comenzó por lamer la polla de su amo, mientras un amigo desde atrás se la metía por el culo, y otro se pajeaba sobre ella. La lengua saboreó toda aquella polla dura, llegando al glande dónde comenzó a succionar con toda la boca, la cual al ser pequeñita, casi le provoca el ahogamiento. Su amo se la metió de golpe, y se la sacaba, metía frenéticamente hasta que se corrió dentro de ella. Manoli tuvo que aguantar la respiración y tragar todo el semen que su amo le había regalado. Mientras, el otro amigo la enculaba a lo perrito, y ella comenzaba a tener un orgasmo. El otro amigo ya iba a correrse sobre su espalda, pero antes la agarró del cuello e hizo que se tragara esta corrida. Ella llena de semen por la comisura de sus labios mientras era enculada, tuvo un orgasmo fabuloso.



Después de limpiar los 3 rabos a fondo, tuvo que lamer el suelo porque cayó alguna gota sobre las baldosas y sus amos no querían suciedad por los suelos.



A su ama le entró entonces ganas de orinar, y se lo contagió a Marta, la cual ya cruzaba las piernas de no poderse aguantar. Susana cogió un aparato de acero que puso en la boca de su esclava, manteniéndole así la boca bien abierta y con la lengua fuera, después la ordenó que se tumbara boca arriba y una después de otra, tanto su ama como su amiga, vaciaron sus vejigas sobre su boca abierta, aproximando a poca distancia sus respectivos coños de su boca. Manoli borboteaba de orina que le discurría por las tetas, el estómago, el pelo, y mucha había tenido que tragársela para evitar el ahogamiento. – Así putita, traga todo cuanto puedas, que lo que quede por el suelo tendrás que acabarlo con la lengua, quiero este piso sin rastro de orina ¿entendido?- ella solamente pudo balbucear, porque el aparato le impedía pronunciar palabra alguna. Una vez evacuadas por completo, le quitaron aquel artilugio de la boca y la tumbaron de una patada boca abajo, para que limpiara con su lengua el resto de orina que quedó por el suelo.





Dominando la situación



Aquel día fue muy cansino para Manoli que acabó en su colchoneta con el cinturón de castidad, totalmente exhausta. Esta vez su amo le proporcionó una manta para pasar la noche.



A la mañana siguiente sus amos decidieron sacarla un poco a la calle, según ellos ya había adquirido un tono físico apropiado para su próxima perversión.



Su ama la preparó de pony girl, pero esta vez la dejó con los ojos descubiertos y le ató un correaje especial al arnés, lleno de cadenas de acero colgando por todos lados. Tampoco la esposó como otras veces, y así vestida, se dirigieron al exterior de la casa.

Manoli estaba realmente asustada, pensando que pasaría si la veían así los vecinos, al fin y al cabo aquella era una urbanización muy recatada y no entenderían esas cosas. De todas formas no tuvo más remedio que salir a trote de su casa.

Para su sorpresa, en el exterior, le esperaba un carromato para dos plazas, enseguida se imaginó que uso tendría.

Su amo la enganchó por las manos a sendas abrazaderas que pendían del carromato, la ató fuertemente sin posibilidad de escape al carro. Después los amos se subieron al carro, y su ama mediante un látigo fustigó la espalda y el culo de su esclava, Manoli levanto el carro lo suficiente para poder llevarlo y tirando con todas sus fuerzas los fue porteando a trote por la acera de su casa.

Por el camino se toparon con su amiga Marta, que al verla de tal guisa no pudo evitar unas carcajadas, gritándole lo putita que era, y lo pervertida y zorrona en lo que se había llegado a convertir. A Manoli no le importaba nada ni nadie, solamente era la fiel sirvienta de sus amos, a los que complacía y a los que amaba cada día más. Llevando el carro con ellos a cuesta se sintió poderosa, a la vez que devota sumisa, había dejado de ser aquella chica depresiva que miraba el mundo desde el pasado.

Ahora se dirigían por en medio de la calle, que a esas horas de la mañana todavía estaba desierta, la fustigaron más fuerte y trotó más rápidamente, llegando a cansarse enseguida. Así se paró en cierto momento del camino, y su amo le quitó el látigo a su ama, para darle él con más fuerza en plena nalga, que ya había enrojecido en demasía. Manoli tuvo que tragarse el poco orgullo que le quedaba y seguir trotando, ya de vuelta otra vez a casa.



Continuará…

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Comentarios enviados para este relato
slaveponis (3 de August de 2016 a las 22:52) dice: Me gusto Para cuando la segunda parte

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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