Abriendo las piernas por dinero

Me llamo Maribel tengo treinta y siete años de edad, soy una mujer caucásica, piel blanca, pelo negro largo, mis ojos son semi cafés, tengo pestañas remangadas y luzco unos labios carnosos muy sensuales. A pesar de que soy madre soltera aun me cuido, por ello me conservo en línea, poseo unos senos muy deliciosos, mis piernas son sensuales muy bien cuidadas y gozo de unas nalgas de puta, cabe mencionar que tengo una leve similitud física con la actriz mexicana Lucero aunque si desearía ser ella jaja. En fin como ya dije soy madre soltera desde hace ya un poco más de cinco años, no quiero decir que nunca tuve esposo pues lo tuve pero él se fue para los Estados Unidos a trabajar y sin embargo después de años no supe nada de él ni siquiera una carta y mucho menos recibí ningún centavo de él, ignoro totalmente su destino si murió y vive con otra la verdad no me importa ya, debo reconocer que al principio me dolió muchísimo pero luego con el paso del tiempo y gracias a mi madre comprendí que no valía la pena sufrir por un desgraciado como él, así que lo supere y por ello inicie a enfrentarme a la vida sola, comencé a buscar trabajo hasta que lo encontré de mesera en un pequeño restauran de mi ciudad, no es muy lujoso pero si entran personas respetables ahí, mi madre mientras me iba a trabajar cuidaba a mi niña en todo, en ese restauran ya había durado casi dos años mis compañeros de trabajo hombres y mujeres me respetaban mucho, era muy bienvenida en ese lugar pero lamentablemente el salario no era de lo mejor y pues conforme iban pasando los años el pago se redujo un poco más y con el alza de los precios aquí en México ya no me alcanzaba para casi nada y eso que mi madre igual me ayudaba con su pensión pues fue maestra de escuela, ella ya casi alcanza sus sesenta años de edad.
Llegaron momentos en que no nos alcanzaba para casi nada, tuvimos que suspender teléfono entre otros servicios pero sin duda lo más difícil fue cuando mi niña enfermo, yo me suplique casi a lagrimas con mis patrones que me dieran un préstamo pero ellos se negaron y tal vez no porque no quisieran sino porque no podían tampoco, con forme pasaban los días me preocupaba mas pues el médico le receto a mi niña medicinas bien caras y aparte le quedamos a deber al doctor que por ser buena persona comprendió y acepto que le pagáramos después. Fue así donde tome esa decisión, no me queda otra que vender mi cuerpo aunque esta idea me daba ganas de vomitar pues no soy esa clase de mujer y debo confesarles que mi esposo era el único hombre que me hacía el amor y desde que se fue ningún otro me había tocado sexualmente, pero no tenia opción. Ese día martes fui a trabajar como siempre en el restaurante, todo el día estuve pensando muy bien en eso y aunque no quería hacerlo tenía que, todos los caballeros que entraban los iba analizando en busca de alguien con dinero y que no fuera muy desgraciado, muchos entraron muy bien vestidos se notaban que tenían mucho dinero pero tenían cara de pervertidos y eso mismo me hacia desertar en eso, además no sabía qué hacer nunca en mi vida me había ofrecido a un hombre y no tenía ni la menor idea de cómo actuar, llegando la noche entraron unos tres hombres que eran amigos y pidieron una mesa, todos estaban muy bien vestidos, se notaba que como ejecutivos, licenciados o algo parecido. Entre ellos estaba uno de traje azul marino muy varonil y con cara de buen hombre.

Una compañera quiso atenderlos pero yo sabiendo lo que iba a hacer le quite el lugar. Yo estaba vestida en ese momento con una blusa blanca, tenia puesta una falda a las rodillas color negra y portaba un delantal rojo. Al llegar donde ellos les dije que ordenaran y no pidieron más que sólo café todos ellos, estaban trabajando con una laptop en la mesa, fue así como inicie a insinuarme con el hombre guapo pero por más que trate que los otros dos no me vieran no lo logre. Desde cierta distancia comencé darles miraditas coquetas, jugaba con mi cabello y me chupaba los dedos, aunque de manera torpe pero intentaba seducirlos, poco a poco con nervios e inexperiencia muy discretamente inicie a enseñarles mi culo e incluso muy cuidadosamente me levantaba la falda enseñándoles mis muslos, fue donde otro hombre entre ellos comenzó a verme sin que lo notaran los otros dos pues estaban muy entretenidos trabajando, con mis dedos le hice señas que me acompañara y me dirigí hacia el sanitario. Al entrar estaba asustada y confundida pues no sabía si me iba a seguir o simplemente me ignoro pero no paso ni dos minutos cuando entro el ahí mismo encontrándome retrancada en la pared del baño, se acerco a mí sin palabras con una mirada llena de lujuria y pude notar como ya tenía una erección en su pantalón Así que… ¿Cuánto cobras putita? Tartamudeando le dije ¡Da-dame todo lo que tengas y seré tuya en ese preciso momento! El con brusquedad inicio a besarme en mi boca mientras coló su mano derecha entre mis piernas tocándome directamente mi zona vaginal, subió mi falda completamente y me despojo de mi delantal ¡Uy mamacita! Dijo muy complacido, en ese momento fue cuando tomo mis calzones y violentamente no me los bajo sino me los rompió totalmente tanto que me dolieron mis muslos, me sentó en el lava manos con mis piernas totalmente abiertas, yo sólo cerré mis ojos y trate de pensar en otra cosa pero fue imposible pues estaba a punto de ser penetrada por un completo desconocido. Libero su pene y sin ninguna delicadeza me la metió de un solo golpe hasta dentro mi vagina tan fuerte fue el golpe que me dolió pues además no estaba lubricada aun, sentí clarito como su pene entro completamente en mi vulva e inicie a metérmela y sacármela con fuerza.

La fuerza de penetración era tanta que se oía el sonido del chocar su pene contra mi vagina, yo no podía dejar de sentirme como una cualquiera en ese momento y aparte de eso estaba con el miedo que alguien entrara al sanitario en ese momento y nos viera ¡Puta, puta, puta! No se cansaba de decirme obscenidades en ese momento, fueron minutos eternos para mí siendo penetrada por un desconocido, pasaron casi diez minutos en cuando sentí como se tenso y soltó todo su semen en mi vagina, clarito sentí como todo ese liquido caliente entro hasta el fondo de mi vulva, al instante retiro su pene y gran parte del semen de desparramo de mi vagina, el a prisa se vistió y sacando su billetera me dio varios billetes y no antes de meterme sus dedos en mi panocha empapada de su semen el asqueroso y se fue del lugar. La verdad debo reconocer que si me dio una sema considerable de dinero. En fin yo con lo que quedaba de mis calzones rotos me limpie mi zona intima y salí de ahí fingiendo naturalidad aunque por dentro me estaba quemando y desgarrándome pues me sentí sucia, destrozada y toda mi autoestima tirada por los suelos, al llegar a casa no hice otro cosa que bañarme de inmediato y no pude evitar llorar de impotencia pero gracias a ese dinero pude ayudar a mi hija, aunque si debo confesarle que a pesar de que me dio asco también sentí placer en ese momento.