Alicia fue detenida y metida en el furgón. Una vez allí, no paraba de protestar. Que no había tenido nada que ver con esa movida y que la dejaran salir de allí. Ya. Cada vez más nerviosa y repitiendo siempre lo mismo, consiguió que uno de los dos agentes se dirigiera a ella. “Si te relajas, vas a estar mucho mejor”. Ella agradeció la respuesta volviendo a gritar que la dejaran salir de allí. Y el mismo policía resolvió “al final te voy a tener que callar la boca de otra manera”.
Relato
Alicia fue detenida y metida en el furgón. Una vez allí, no paraba de protestar. Que no había tenido nada que ver con esa movida y que la dejaran salir de allí. Ya. Cada vez más nerviosa y repitiendo siempre lo mismo, consiguió que uno de los dos agentes se dirigiera a ella. “Si te relajas, vas a estar mucho mejor”. Ella agradeció la respuesta volviendo a gritar que la dejaran salir de allí. Y el mismo policía resolvió “al final te voy a tener que callar la boca de otra manera”. Alicia contestó como un resorte una bravuconada que acabó con un signo de interrogación. Entonces el policía miró al compañero con un código conocido y procedió a bajar la cremallera de su pantalón impoluto. La sensación de rechazo de Alicia fue seguida por un enorme desconcierto. No había visto algo así en su vida y no pudo evitar abrir la boca de dulce estupefacción ante el miembro de las fuerzas de seguridad, que rápidamente elevó su potencia y pudo mostrar con alegría las apretadas venas y una cabeza brillante, al ritmo que marcaba el vaivén de su ancha mano. Ella se vio de repente despeinada y descolocada, con los ojos ruborizados como en mitad de un sueño, y no pudo evitar que su cuerpo empezara a arder. No hubiera podido saber que, en ese momento, su vocecita solo quiso decir “bueno, visto así, esto ya es otra cosa”. Esbozaba una sonrisa sin dejar de mirar semejante pedazo de carne iluminándola, que ahora pasaba a quedarse tiesa, señalándola, libre de la mano, que se dirigía a su cabeza lentamente, invitándola a acercarse. La mano casi era más grande que su cabeza, que Alicia dejó encomendada al designio del agente. Estaba de rodillas, mirando hacia arriba esa piel que pudo sentir suave, tanto como la necesidad de recorrerla despacio con su lengua desde la base a la cabeza. Su lengua saboreaba lentamente todo el camino, hasta cerrar los labios a modo de beso sobre la misma punta. No recordó haber hecho algo así en las pollas que se había comido antes y eso le hizo humedecerse al instante. Murió de placer mientras volvía a lamer ese jugoso montón de carne caliente sin dejar de mirar la cara de placer del joven agente. La segunda vez se detuvo en el frenillo, moviendo la lengua de lado a lado rápidamente. Dejó escapar un cálido hmmmm mientras cerraba el primer acto de la mamada dejando deslizar sus labios sobre el entusiasmado glande. Pudo aguantar apenas un segundo de mirada pícara al agente, antes de volver a abrir la boca y abordar de un golpe todo lo que pudo meterse en la boca. Encontró una fuerza que chocaba con su lengua, ansiosa de envolver y saborear a su nuevo amigo. Un amoroso volcán en erupción sorprendido en su mano derecha por el otro compañero, que acompasaba sus dedos finos y abandonados a los deseos de otro. Sentía cómo las yemas de sus dedos acariciaban un miembro tan duro y cargado como un rifle de asalto y Alicia se derretía del todo. Arriba y abajo, le parecía decir sin hablar. Pero ella quiso deslizar sus dedos rodeando también la punta de esa enorme polla para conseguir que el agente exhalara de placer. No sabía que dar placer a dos hombres a la vez podía llevarle a esa locura y aceptó gustosa que, con destreza, el agente que disfrutaba de su mano más desatada le bajase sus pantalones, tan cómodos como ella en esta aventura. Ella seguía de rodillas y las braguitas quedaron atrapando sus piernas. Tampoco podía haber opuesto resistencia, porque no quería dejar de babear el jugoso manjar que tenía en la boca del primer afortunado. Le excitaba al máximo sentir toda esa polla dentro de su boca, y mucho más acariciarla con su lengua mientras la tenía bien dentro. Le volvía loca notar los cambios de respiración del agente cada vez que lo hacía. Aunque no hacía falta, sujetaba esa polla con su otra mano, y movía el pulgar para acariciarla y notar el latir acelerado, casi al ritmo del suyo. El gusto se desbordaba con los dedos del oficial acariciando sus preciosas tetas, que no querían perderse la escena y se ofrecían irguiendo los pezones al máximo. Alicia disfrutó al sentir sus pechos libres y a la vista, sabedora de que esas tetas les encantaron a ambos y aprovecharon para tocárselas. Sintió unas tremendas ganas de chupar la polla del compañero, que no perdía el tiempo y empezó a lamer de arriba a abajo el agujero de su culo, que también estaba sin control y donde ya convivían cálidos fluidos. Sin poder articular palabra, solo podía soltar gemidos y pensar cosas como que siempre supo que dos era mejor que uno. Notaba arder sus mejillas y enrojecer sus propias fantasías mientras sentía el calor y otra piel ardiendo entrando poco a poco por detrás. Ofrecía su culo como nunca y notaba centímetro a centímetro recorriendo sus terminaciones nerviosas que parecían besar y morder esa polla. Supo que iba a reventar de placer con la presión que notaba invadiendo su cuerpo y que intentaba soltar rodeando con su lengua la polla que seguía llenando toda su boca. Alicia era dos labios descontrolados y un montón de carne bombeando en su culo encantado de aquel desconocido. Sentía despedazarse en el placer. La polla del chico por delante y la taladradora que abría nuevos horizontes de placer por detrás. Se hubiera comido todas las pollas y todos los coños del mundo, hubiera dejado que todo el mundo disfrutase de sus tetas, hubiera dejado que se la follara cualquier idiota, y también haberse follado al más cabrón de todos... estallando fuegos artificiales y una cabeza ruborizada y ajena, quizás descansar, sonriendo, quiero más, pero no ahora... que esta sensación no acabe nunca...
Y al cabo de unos minutos, la dejaron educadamente irse a su casa, para visitarla en sueños todas las noches durante varios meses.
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131394 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar Alicia.
Kowalski78
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:15) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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