El fin de semana pasado fuimos a tomar unos tragos con unos amigos, la pasamos realmente bien pero en plan tranquilo, sin ninguna pretensión sexual, ya como a las 2 de la mañana y después de tomar muchos tragos de más nos retiramos para seguir la fiesta sólitos en casa.
Relato
El fin de semana pasado fuimos a tomar unos tragos con unos amigos, la pasamos realmente bien pero en plan tranquilo, sin ninguna pretensión sexual, ya como a las 2 de la mañana y después de tomar muchos tragos de más nos retiramos para seguir la fiesta sólitos en casa.
Sabíamos de antemano que ninguno de los dos iba a quedar en condiciones de conducir, ya habíamos planeado viajar en taxi para regresar a casa, afuera de lugar había varios estacionados, nos subimos al primero que vimos, mi esposa andaba muy cachonda en ese momento, me susurro discretamente al oído que le siguiera su juego, ella sabe que esa clase de cosas me pone súper caliente y morboso.
Sin decirme nada ella se había quitado la tanga en el baño del bar desde hace rato, supongo que ya lo estaba planeando, se sentó detrás del conductor que no era un tipo feo pero nada espectacular, sabiendo que él no podría verla se subió el vestido casi hasta la cintura, quedo completamente desnuda desde la cintura para abajo, solo traía unos zapatos de tacón alto.
Apenas arrancamos, ella comenzó el juego haciéndome pasar por un amigo del trabajo, empezó preguntándome por uno de mis amigos con el que supuestamente estaba cogiendo desde hace un tiempo, yo le seguí el juego preguntando las cosas más cachondas que se me ocurrían, ella me decía un montón de detalles morbosos y excitantes de su supuesta cita, pude ver que el taxista había bajado el volumen de la radio para poder oír, yo le acariciaba el clítoris discretamente con los dedos mientras relataba detalladamente como se la cogían en todas las posiciones posibles, al detenernos frente a un semáforo, apareció a un costado una camioneta bastante alta con una visión privilegiada sobre el interior del taxi, pensé en bajarle el vestido para cubrirla pero ella detuvo mi mano, dijo que le excitaba sentirse observada, seguíamos con la conversación mientras ella estaba al borde del orgasmo.
Cuando llegamos a casa, ella fingió invitarme a entrar por un trago de una manera muy sensual, imagino que después de haber escuchado silenciosamente todos los detalles del relato el taxista seguramente tenía la verga tan dura como la mía, inclusive me guiño el ojo mientras le pagaba, supongo que era para desearme suerte mientras me daba mi cambio, para terminar el show de la noche la bese apasionadamente en la puerta de la casa y de un jalón le alce el vestido hasta la cintura, el taxista pudo disfrutar por unos segundos el hermoso trasero desnudo de mi esposa, ella solo se moría de risa, al tipo casi se le salían los ojos, rápidamente entramos a la casa para coger como si no hubiera un mañana.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 218645 veces