Mi fantasia era desnudar a mi mujer en una pradera y verla caminar descalza sobre la hierba. De hecho la habiamos hecho ya algunas veces y cada vez me imaginaba nuevas cosa para ponerlas en práctica en una próxima ocasion. A ella le gustaba darme gusto en todas mis ocurrencias. Habiamos visto una colina y pensamos algún día subir a explorarla y hacer el amor en un sitio desolado. El lugar que les estoy contando queda como a unos 30 kilómetros de el lugar donde vivimos. Cogimos un trasporte que nos acercó y comenzamos a trepar, unas niñas se nos sumaron y creín que no podriamos realizar nuestra fantasía por que las chicas nos seguían haciendo una serie de chistes.
Relato
En alguna parte de la cuesta nos dejaron solos y seguimos subiendo hasta un claro rodeado de frondosos arboles y tapizado de fresca hierba. Eran como las cutro de la tarde, estabamos un poco nerviosos pero nos propusimos realñizar nuestro deseo. Le quite la ropa a mi mujer deándola solo en calzoncitos. Doble todas sus prendas y las oculté entre unas ramas. Empezamos a caminar unas veces por la pradera y otra por entre los arboles. La llevaba de la mano y ella disfrutaba del contacto de sus pies con la hierba. Reiamos estabamos nerviosos pero exitados. No nos dimos cuenta cuanto tiempo pasó pero ya estaba oscureciendo. Decidimos tomar el camino de regreso para buscar sus ropas y se vistiera. Cual sería nuestra sorpresa cuando llegamos al lugar donde creiamos que las habiamos escondido y no las encontramos. Buscamos por todas partes pero fue inutil por que no las encontramos. No sabiamos como ibamos a solucionar el problema. Empezaba a hacer frio y ella temblaba un poco cuando de pronto setimos ruido y el susto fué tremendo porque aparecio un tipo con cara de pocos amigos y con una escopeta en una mano y una linterna en la otra. Nos apuntó con el arma y nos obligó a subir las manos mientras nos preguntaba que estabamos haciendo en su propiedad. Miraba a mi mujer al tiempo que la alumbraba. No se que esplicación le di cuando pregunto porque estaba desnuda ella y que era lo que estabamos haciendo. Nos obligó a caminar siempre aputandonos y no tratándonos con buenas maneras. Llegamos como a una cabaña, estaba oscura y practicamente vacia el piso era en tierra y el techo estaba atravezado por unas vigas. Sacó unas esposas me las tiró y me dijo que se las colocara a ella. Como no quice hacerlo me amenazó con dispararme. La miré como preguntándole que hacía y ante las amenasas del hombre que nos apuntaba. Bueno que esperas, espetó otra vez el hombre, coloqueselas ordenó no tengo todo el tiempo que quieran. Ella extendió los brasos, le sujeté las manos y amarré una cuerda a las esposas y la lancé sobre la viga como me lo ordenaba. Me obligo a tirar de la cuerda hasta que ella quedó colgando y en punta de pies. Con mi mujer ya inmovilizada no sabía que era lo que seguiría pero de seguro no era nada agradable para nosotros. Cual sería mi sorpresa cuando me ordenó que me desnudara y como no quice obedecer me disparó y casi me da en un pie. Viendo que el tipo estaba decidido a hacernos daño si no lo hacía no me quedó más remedio que hacer lo que pedía. Me quite la ropa y me dejé los calzoncillos pero gritó que me los quitara. Estaba completamente desnudo y sin sabe que nos iba a pasar. Me obligó a esposarme y quedar como estaba mi mujer colgado de la viga y completamente a su merce. Sacó la ropa de mi mujer que la tenía en una mochila porque el la había encontrado. La junto con la mia, la tiró a una chimenea y le prendió fuego. Ahora si que la situación era bien dificil, atados, desnudos y con tipo que nos trataba como queria. El tipo se quitó la correa y le dió un fuetaso en la espalda a mi mujer, ella gritó y esto lo enfadó aun más. Sacó una cinta de embalar y nos amordazó la boca a cada uno. Están a mi disposición y no quiero que vuelva a gritar. Ya ve lo que le va a pasar a su mujer me gritó y para usted también hay una ración. Comenzó a azotarme fuertemente, yo me retorcia de dolor. No se cuantos me dio pero fueron bastantes. Me dejo el cuerpo ardiendo y mi mujer lo miraba con ojos angustidos, suplicándole que parara el castigo. Nos dejo toda la noche en esa esa incómoda posición solo alumbrados por la tenue luz que brotaba de braza que produjo la quema de nuestras ropas y de algunos maderos que estaban en el fogón.
Al otro día volvió y me repitió la dosis de la noc he anterior. Se folló a mi mujer y cuando se sació nos soltó las ataduras, nos tiró unas ropas y nos ordenó salir de su propiedad.......