Primer día de instituto tras la dominación de Carlota
Relato
7:15 am. Sonó el despertador: “Deep down Louisiana close to New Orleans / Way back up in the woods among the evergreenss / There stood a log cabin made of earth and wood / Where lived a country boy named...” Un manotazo silenció a Chuck Berry de golpe. “Otro día la misma mierda” me dije a mi mismo, como odiaba madrugar. 6 horas de clases aburridas y profesores pedantes, pero, claro, hoy no sería el típico día aburrido de instituto, hoy iba a ser el primer día con mi perrita, el primer día de Carlota la perrita.
Me levanté de la cama. Mi habitación es pequeña, casi todo el espacio lo ocupa una cama y el escritorio. Bostezando caminé hasta el baño, me desvestí y abrí el agua caliente al máximo. Mis poros se habrían y el vapor inundó todo el baño. “¿Irá Carlota hoy al insti como le dije?” - me pregunté - “Seguro, después de lo de ayer la tengo aún más pillada”.
Salí de la ducha, me vestí y bajé a la cocina. Mi madre me había dejado servido el desayudo, tostadas con queso, trabajada desde las diez de la mañana hasta las 6 y media de la tarde y siempre me prepara unos desayunos geniales. Eran las siete y media, iba a perder el bus, comí todo lo rápido que puede y salí disparado hasta la parada del autobús del colegio. “Hoy no falto a clase por nada del mundo”
Mi instituto no tenía nada en particular, era el típico instituto de barrio, con sus persianas en las ventanas y su fachada repintada cada pocos años de algún color pastel. El interior no trae ningún sorpresa. Las paredes estaban forradas de cerámica marrón para “evitar daños” ,en palabras del director, con grandes ventanas que daban al patio.
Entré a mi aula, dejé mi mochila en mi silla y salí al pasillo. Carlota aún no había hecho su espectacular entrada aunque aún quedaban quince minutos para que empezaran las clases. Mientras esperaba llegó el profesor de historia.
-Buenos días, profesor- saludé
-Buenos días
-¿Qué toca dar hoy?
- Bueno, hoy vamos a comenzar con el tema seis- dijo mientras se rascaba la cabeza- sobre los grandes conflictos del s. XX. Hoy empezaremos por las causas de la Primera Guerra Mundial, ya sabes, la muerte del Archiduque Francisco Fernando y...
Seguía hablando, pero yo no lo escuchaba. Al fondo del pasillo venía mi querida perrita Carlota. Llevaba el uniforme tal cual le había ordenado. Una camiseta tipo top verde con un buen escote pero apenas se veía, se intentaba tapar con una libreta que llevaba bien firme sobre el pecho, y unas mallas, o leggins, negras que dejaban intuir el fino tanguita rosa que llevaba. No llamaba demasiado la atención y aún así los veinte metros que la separaban de la puerta de la clase los hizo con la mirada fija en el suelo, no es lo mismo ser una perra delante de una webcam que ir al colegio con pinta de guarra.
Entró en la clase como un tiro y se sentó en su sitio. Ella se sentaba casi en el fondo de la clase, en la penúltima fila, justo delante de mi. Decidí que me iba a divertir un poco, saque el móvil.
-Hola perrita
-Hola
-Es “Hola, señor”, recuerdalo
-Vale
-¿Vale qué?
-Vale, señor – la perrita iba aprendiendo
-He visto que has obedecido mis ordenes y has venido hoy a clase con tu uniforme. Pero no como me gustaría. Te he visto al entrar y llevabas una libreta tapándote tu precioso escote y eso no me ha gustado
-Si, es cierto, señor, pero es que me da vergüenza.
-A las perras no les da vergüenza mostrar que son unas perras.
-Si, señor.
-¿Qué eres?
-Una perra y las perras mostramos el escote.
-Muy bien. Quiero que te saques una foto del escote, que se vean bien las tetas.
-¿Ahora? Estoy en clase.
-Si, ahora.
Delante mío Carlota miro a su alrededor. Aún no había sonado el timbre, así que tenía vía libre. Se hecho hacía atrás y arqueó la espalda sacando el pecho y sacó el teléfono de debajo del pupitre. En mi teléfono saltó una notificación. La foto mostraba perfectamente su escote completo. Me empalmé al instante.
-¿Te gusta, señor?
-Así me gusta. Ahora quiero que calientes a todos los tíos de tu clase durante la primera hora.
-Si, señor- contestó mientras sonaba el timbre.
Entró el profesor al aula y colgó un gran mapa que señalaba el antes y el después de las fronteras europeas tras la Gran Guerra. Carlota sutilmente se subió el tanga para que se viera bien. Algunos chicos de la clase miraban de reojo hacia ella. Que zorra era.
-La Primera Guerra Mundial fue un evento importantísimo para Europa, tanto es así que muchas de las fronteras que se establecieron tras la misma nos recuerdan a la Europa actual...
Carlota continuaba atrayendo miradas aunque no hiciera nada, todos los que estábamos sentados detrás de ella mirábamos, sin cortarnos un pelo, a su culo. Que culo. La clase continuaba tan aburrida como siempre.
-Bueno, ahora quiero que realicen un par de ejercicios – terció el profesor – el 4 de la página 109 y el test que tienen en la página 114.
Busqué los ejercicios y mientras sacaba la libreta de la mochila le envié un mensaje a Carlota.
-Perra, ¿Qué tal va la clase?
-Muy bien, señor -me respondió – tengo a la mitad de la clase mirándome el culo.
-¿Tienes a algún tío cerca para que lo calientes? - no quería que, de momento supiera que estoy en su clase.
-Si, detrás mía se sienta un chico que siempre me molesta.
-Perfecto, haz que esta noche se corra pensando en tus tetas.
-Si, señor, encantada.
Guardé el teléfono. Carlota parecía que sacaba su libreta y comenzaba a escribir, yo hice lo mismo. Cuando llevaba la mitad del primer ejercicio hecho ella se giró hacia mi mesa. Que cara de zorra tenía, su pelo teñido de rubio y rapado por el lado derecho la hacían aún más zorra. Se reposó sobre mi mesa, poniendo las tetas casi apoyadas sobre mi mesa, dejandome una visión descomunal de su escote y sus tetas.
-Hola- me dijo
- Esto ho-hola- tenía la polla a punto de estallar, no podía parar de mirarle las tetas
-¿Sabes cual es la respuesta de la C?
-Creo que es “28 de Julio de 1914” - le dije, embobado mientras ella acomodaba sus tetas sobre mi pupitre, parecía que se le iban a salir.
-¡Gracias! - me dijo guiñándome un ojo.
La muy zorra se superaba, me había puesto la polla a punto de estallar. Que ganas tenía de follarmela.
La clase termino y la mañana prosiguió en la misma tónica. Carlota seguía calentando a todos los tíos de la clase: tiró un bolígrafo al suelo y se puso casi a cuatro patas para recogerlo, dándole una vista perfecta de sus tetas al tío que estaba sentado en el pupitre de su derecha y una visión de su culo brutal al resto de la clase; en la segunda hora cambiamos de aula y ella se sentó con otro chico de clase, no paró durante toda la clase de volverse hacia el para que le viera las tetas.
-¿Qué tal te ha ido la mañana, perra?
-Muy bien, señor. No solo he calentado a uno sino que les he puesto el pene enorme a por lo menos 5. Me ha encantado
-¿El pene? - le pregunté – ¿Una calientapollas dice “pene”? Las calientapollas llaman a las pollas: pollas.
-Lo siento, señor.
-Ahora perrita va a tocar el timbre. Quiero que te metas en un urinario de los baños de la segunda planta, en el de los chicos.
-¿En el de los chicos?
-Si, perrita, en el de los chicos. Cuando estés dentro quiero que te desnudes entera te sientes en el urinario y te masturbes sin que llegues a correrte. Quiero que todo lo grabes con el móvil y me lo envíes. Cinco minutos antes de que acabe el recreo quiero que te vuelvas a vestir, sin ropa interior y que vuelvas a clase con el tanga y el sujetador en la mano en la mano, no la puedes guardar en ningún sitio. ¿Entendido?
-Joder... Si, lo haré.
- “Lo haré, …?
-Lo haré, señor
-Así me gusta.
Sonó el timbre. Carlota salió de la clase con sus amigas pero les dio esquinazo y vi como subió las escaleras para cumplir mis ordenes. La seguí de lejos, algunos alumnos subían a la sala de estudio de la tercera planta así que no sospecharía. El segundo piso estaba casi vacío a excepción de la escalara. Carlota sacó su teléfono móvil entró por el pasillo que daba al baño de los chicos grabando disimuladamente.
Que bien se portaba la zorrita. Seguramente el vídeo no lo tendría hasta la siguiente hora de clase. No todo pueden ser ventajas. Tenía unas ganas tremendas de verla venir por el pasillo con el tanga y el sujetador en la mano. Bajé las escaleras y esperé por fuera de mi clase. Que lento pasa el tiempo cuando esperas algo interesante.
Sonó el timbre. Una multitud comenzó a subir las escaleras al primer, segundo, tercer y cuarto piso, una marea de cabezas. Si yo hubiera sido Carlota me habría metido entre algún grupillo que bajara de la sala de estudio para pasar desapercibida y llegar lo antes posible al aula. Pero ella no llego de las primeras a la clase.
Carlota entró en el pasillo con paso ligero. La vista era descomunal. Sus tetas estaban libres y se balanceaban al ritmo de cada paso, sus pezones estaban duros como clavos marcandose en su top. Los pocos centímetros de piel que se dejaban ver entre sus leggins y el top mostraban que efectivamente se había quitado también el tanga. Su coño quedaba totalmente marcado, parecía que succionaba la malla. Tenía los leggins, por la zona de la ingle, más oscuros, como si estuvieran mojados. “¿Se ha orinado? Joder, claro que no, la muy zorra está empapada”. En su mano derecha agarraba fuertemente su sujetador y su tanga rosa, eran, para el que se fijara, inconfundibles. Menuda perra.
-Perrita
-Dígame, señor
-Has cumplido mis ordenes – ya sabía que sí.
-Si, te estoy mandando el vídeo, pero es bastante largo, va a tardar un buen rato.
-¿Te ha gustado?
-¡¡Si!! Estoy empapadísima, tengo todos las mallas mojadas, se está mojando hasta la silla. Mientras estaba en el baño han entrado varios tíos, dos hablaban sobre mi, me ha dado mucho morbo estar allí encerrada masturbándome.
-Como una buena zorra
-Si, señor.
-¿Dónde has metido tu ropa interior?
-La traje en la mano- me dijo- y cuando llegué la metí en la mochila.
-Abre bien la mochila, que se vea bien el tanga y el sujetador, que cualquiera que de un vistazo lo pueda ver. Mándame foto.
Inmediatamente vi como abrió su mochila , rebuscó un poco y la abrió de par en par. Cualquiera que mirara hacía allí vería su llamativo tanga rosa saliéndose de su mochila. Me llegó la foto, el vídeo aún se descargaba, pero no me hacía falta, lo estaba viendo en directo.
-Así te gusta, señor- me escribió
-Si, está perfecto, que todos sepan que eres una zorra. Bien, hasta que termine el insti quiero que hagas lo mismo que las tres primeras horas. ¿Qué clases te quedan?
-Economía, Literatura y Griego, aunque en Griego vamos a ir a audiovisuales a ver una película – sabía nuestro horario, pero aún no quería que supiera quién era yo.
-En Griego siéntate lo más apartada que puedas, sobre la mitad de la clase, sin que sea descarado. Avísame cuando lo hayas hecho.
-Entendido, señor.
El vídeo seguía sin bajarse. Que basura de velocidad. Tardó toda la clase de Economía y la mitad de la clase de literatura en terminar. “Bueno, así podré ver una buena peli en vez de lo que nos ponga el profesor”. Sonó el timbre, la clase se levantó. Muchos tíos caminaban detrás de Carlota mientras subíamos al aula de audiovisuales, se notaba que todos los tíos de la clase llevábamos un calentón que no era ni medio normal.
La clase de audiovisuales era muy parecida al resto de aulas del instituto, solamente era un poco más alargada y tenía proyector. La mayoría de los alumnos se sentaron desperdigados por todo el aula, en pequeños grupos o solos. Carlota entró de las últimas y se sentó, como le ordené, sola y un poco separada del resto. Yo me senté justa en la fila de detrás a un lado.
-Ya estoy, señor. ¿No se te ha descargado el viseo todavía?
-Si, lo voy a ver ahora. ¿Ya empezó tu película?
-No, aún no.
-¿Sigues con el coño mojado?
-Si, mucho.
-Cuando empiece la película quiero que cojas tu tanga y cuando termine el insti quiero que el tanga esté totalmente empapado de tu flujo.
-Si, señor.
El profesor apagó las luces y puso la película. Yo saqué el estuche donde guardaba los bolígrafos, lo vacié y metí el móvil dentro, conecté los auriculares y me los metí por debajo de la camiseta y me enchufé uno a mi oído. Quedaba perfectamente oculto. Carlota sacó el tanga de su maleta y se lo metió en la zona de la ingle y se empezó a tocar muy sutilmente por encima de los leggins.
Le di al play al vídeo. Carlota se grababa como entraba en el baño de los chicos, abrió la puerta despacio y dentro no había nadie. Se metió dentro de un urinario y colocó el móvil apoyado en la papelera, viéndose todo el urinario desde abajo. Se descalzó, después se quitó la camiseta y el sujetador. Menudas tetas, ya tenía duros los pezones. Después se bajó los leggins con el tanga y se sentó en el váter. Se abrió de piernas y se reposó contra la tapa. Su coño estaba húmedo y completamente depilado. Menuda pinta de zorra. Miraba a la cámara del móvil como una verdadera zorra. Mi pantalón ya tenía un prominente bulto. Bajó su mano y se empezó a masturbar. Se acariciaba su coño de arriba a abajo y de izquierda a derecha, dándole un masaje completo. Se acariciaba las tetas y se pellizcaba los pezones. Intentaba no gemir. Oí que la puerta del baño se abrío y entraron dos personas.
-¿Has visto como ha venido hoy a clase Carlota?- dijo uno
-Joder, menuda pinta de puta, llevo un calentón del carajo.
Cuando los chicos entraron Carlota se paró, pero inmediatamente continuó con su labor. Menuda zorra. Se comenzó a masturbar con su otra mano mientras que la que tenía lleva de flujo la limpió a conciencia con la lengua. Menuda zorra. La Carlota del vídeo continuo masturbándose un par de minutos más. Acabando el vídeo Carlota se levantó del váter y se comenzó a vestir: primero se puso la camiseta, se colocó bien las tetas y se pellizcó los pezones; se agachó para coger las mallas y se las puse, se acarició el coño dejando que su coño se “tragara” a los leggins; se dio la vuelta y se colocó la malla para que le marcara bien el culo. Se calzó, cogió el tanga, el móvil y el sujetador y se fue.
Tenía la polla a punto de reventar. Abrí la aplicación de mensajes.
-Excelente el video zorrita.
-Gracias, señor- dijo Carlota tras para de masajear su tanga contra su coño en la clase de Griego.
-¿Cómo llevas tu tarea?
-Está muy empapado.
-Así me gusta. Cuando toque el timbre espera a que salga todo el mundo de clase, incluso el profesor. Cuando todo el mundo esté fuera quiero que te cojas tu tanga y te lo metas en la boca, quiero que succiones todo el flujo, que lo mastiques. Quiero vídeo corto.
-Si, señor.
Sonó el timbre por última vez. Toda la clase salió en masa de la clase incluso el profesor. Salí del instituto y dos minutos después vi a Carlota salir. Mi móvil vibró. Lo saqué. Abrí el vídeo, duraba apenas dos minutos: Carlota se grababa en plan selfie. “Me voy a comer mi tanga lleno de flujo por que soy una zorra” dijo a cámara. Se sacó el tanga de las mallas y se lo llevó a la boca, se lo metió entero, parecía que masticara un chicle demasiado grande. Menuda cara de zorra que ponía. Sacó el tanga agarrándolo por un extremo con los dedos y lo mostró a cámara mientras lo lamía y succionaba con los labios el flujo que quedara.
-Muy bien zorrita- le envié
Que zorra que era la Carlota.
Pero era mi zorra.
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