Sobre las rodillas de la jefa recibió un buen castigo en las nalgas, pero no era un niño sino un hombre joven muy bello.
Relato
Ya les conté mi experiencia en el establecimiento minero aislado en las montañas, donde a
algunos nos ofrecieron aceptar un tratamiento muy especial a cambio de bonos importantes. Los
que aceptamos tuvimos que pasar por un tratamiento sin condiciones con castigos y humillaciones.
Un día, con el autobus en el que llegaban las provisiones llegó un nuevo empleado. Era un chico
de unos 25 años, extraordinariamente guapo. Alto, atlético y muy velludito.
Debía ocuparse de tareas de contabilidad. No era muy comunicativo, asi que costaba conversar con
él Y en el primer mes solo habia intercambiado con los demás apenas algun saludo y los diálogos
que requería el trabajo.
En el restaurant no conversaba con nadie, se sentaba en un rincón solitario, comía y se retiraba
a caminar afuera fumando un cigarrillo.
Por eso me sorprendió cuando en un almuerzo se sentó a mi lado. Traté de iniciar una
conversación con frases circunstanciales, que respondía mecánicamente. Se lo veía preocupado y
sumido en sus pensamientos.
Terminado mi almuerzo, me levanté dispuesto a retirarme, cuando me preguntó: "Disculpa, puedo
preguntarte algo ?".
"Si, dime", le respondí.
"Sabes algo de los bonos "especiales" en la paga ?".
"Si, claro, sé de qué se trata. Te lo han ofrecido a ti también ?."
"Si, me han hablado de que tengo que aceptar ciertas condiciones pero te dan bonos muy
grandes".
"Te han explicado ?".
"Si,me han dicho que tengo que aceptar castigos y un trato duro".
"Y qué piensas?".
"Si puedo aguantar me vendrian muy bien porque estoy pagando mi casa".
"Nadie te obliga,lo aceptaste ?".
"Es que necesito ese dinero y no creo que sea tan malo".
"OK, luego me cuentas".
Me agradeció y me fui.
Habían pasado unos quince días, cuando escuché que la jefa lo llamaba a su despacho.
Detras de la puerta sus gritos tremebundos hacían temblar las paredes.
Al rato, el chico salió con las mejillas rojas.
"Qué pasa ?", le pregunté.
"He cometido un error grave con la contabilidad que ha causado una pèrdida importante en los
impuestos que le han descontado a la empresa".
"De cuanto estamos hablando ?", inquirí.
"Hay un descuento de 120.000 dólares".
"Uff, No hay manera de arreglarlo?".
"No, ya es imposible", dijo muy triste.
"Qué te ha dicho la jefa ?".
"Que tendré mi castigo".
"Bueno, es lo que has aceptado, hermano".
"Si, espero que no sea tan grave".
Cuando ya estábamos por terminar el horario de trabajo, recibi un mail citándonos al chico y a
cuatro mas, para las 22 horas en el despacho de la jefa.
Todos habíamos aceptado el bono a cambio de recibir castigos no convencionales y sabíamos lo que
le esperaba al chico inexperto.
Estaba muy serio y preocupado a la hora de la cena en el restaurant, donde no habló con nadie.
Terminamos de cenar a las 21 y esperamos la hora de la cita.
Fuimos entrando al despacho de la jefa guiados por un secretario y una secretaria.
Nos sentamos en sillas colocadas contra la pared y a las 22 en punto entró la jefa.
"Esto no puede ocurrir en esta empresa", dijo fuera de sí, y le ordenó al chico que se sentara
adelante mirando al grupo.
"120.000 dólares de pérdida por un error contable cometido por este señor!", gritó señalando al
pobre chico.
"Este joven ha aceptado el sistema de bonos?", preguntó a su secretaria.
"Si, aquí está su firma", dijo la chica.
"Muy bien, lee por favor", dijo la jefa.
La secretaria leyó en voz alta: "Autorizo a las autoridades a propinarme los castigos que crean
convenientes cuando cometa algún error en mi trabajo, a cambio del bono extra."
"OK, Diego, ahora te vas a reclinar sobre el escritorio", le ordenó.
El chico obedeció y se puso de bruces sobre el escritorio.
De una patada le abrió las piernas.
"Bájate los pantalones", le ordenó.
Cuando Diego escuchó eso, rogó: "No, aqui no, por favor !".
"Tu te callas, no te he preguntado nada!".
"Es que tengo mucho pudor, Sra.", rogó.
"Nada, aqui nadie tiene pudor cuando acepta los castigos pagos".
El secretario le abrió el cinturón y le bajó los pantalones.
El chico quedó en boxers y se mordía un brazo para no gritar.
"Cuántas palmadas se merece ?", preguntó al grupo.
Nadie respondió.
"Uds. están necesitando algunas también, no oigo la respuesta!".
Uno dijo tres, otro cinco, otro 15, yo dije 10.
"Vamos a empezar con diez!. El secretario empezó a propinarle palmadas en las nalgas.
"No creo que sea suficiente!", dijo la Jefa,"Lo quiero con el culo desnudo sobre tus rodillas"
"No, por favor, no, tengo mucho pudor!", dijo el chico y las lágrimas se le saltaban de los
ojos".
"Pudor?, qué es eso?", "Aqui nadie tiene pudor cuando acepta el sistema de castigos por bonos,
quítale ese boxer de una puta vez!".
La secretaria se lo bajó hasta los tobillos y se los quitó.
El chico quedó a la vista de todos reclinado sobre el escritorio. Sus nalgas estaban muy rojas y
debajo le colgaban las hermosas bolas grandes e infladas y detrás el grueso pene, no estaba
circuncidado.
La jefa tomó una rama de sauce y le dió un golpe en los glúteos.
El chico no pudo contener un ataque de llanto como un niño.
Ella seguía dándole su merecido.
"Basta se lo ruego", dijo en una forma casi ininteligible mezclado con el llanto.
"Nada, lo quiero sobre mis rodillas", ordenó a su secretaria.
La chica lo tomó de los brazos lo condujo hasta la jefa que estaba sentada y lo reclinó sobre
sus rodillas.
Era tratado como si fuera un niño pero tenía el cuerpo velludo de un hombre muy guapo.
Le aplicó varias palmadas mas con la mano abierta.
"Di que no lo vas a hacer de nuevo!", le ordenó.
Entre sollozos dijo "No, no, no lo haré mas Sra.!"
"Ahora te paras", le dijo.
El chico se paró desnudo frente a todos bañado en lágrimas y mocos.
"Te quedas asi hasta que te ordene".
Se notaba que sufría mucha verguenza porque escondió su cara entre sus manos.
Pasaron cinco minutos de un silencio sepulcral.
No volaba una mosca. La jefa salió de la oficina.
En eso el secretario le dijo:
"Puedes vestirte y retirarte, disculpa, ordenes son ordenes".
El chico se secó llas lágrimas y tuvo un acceso de llanto prolongado.
Al dia siguiente le pregunté en el restaurant si pensaba irse.
"No puedo", me respondió sin mas.
Lo que indicaba que iba a tener que continuar recibiendo castigos a cambio de dinero fresco.
La semana siguiente vimos por la puerta abierta del despacho que la Jefa le propinaba un reto y
un bofetón por otro error que acababa de cometer en su tarea.
Volvió a la oficina con la mejilla roja y sollozando.
Dias después vimos que cobraba el bono como todos.
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88114 veces
Si te ha gustado Castigado desnudo como si fuera un niño vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Castigado desnudo como si fuera un niño.
jorgegu
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
coronelwinston
(22 de July de 2009 a las 18:36) dice:
Buen relato. Un consejo, si separas los párrafos, algunos podremos leerlo mejor. Vista cansada. Un saludo. Y unos votos. katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:08) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
Registrate
y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Castigado desnudo como si fuera un niño.
Vota el relato el relato "Castigado desnudo como si fuera un niño" o agrégalo a tus favoritos