Una nocher cálida en acapulco, una reunión a la que todos quisieramos ser invitados...
Relato
- Bájale a la música, está fuerte y los vecinos se van a molestar. – dijo Lorena, mi esposa.
Solo quedábamos ella y yo en el departamento de Acapulco que unos amigos nos habían prestado. La reunión había terminado como a las 3 am. Los dos estábamos cansados y con sueño. Habíamos invitado a varias parejas amistades de los dos a cenar y eso había terminado bailando unos con otros, con la música a todo volumen; sin embargo ahora que comenzamos a recoger mi esposa me pidió le bajara al sonido. Lo hice, sin embargo decidí apagar el estéreo mejor.
Ella traía puesto un bikini, pues habíamos nadado todos antes de cenar. Ahora que se habían ido, se quitó la parte superior y anduvo por la casa aseándola con los senos al aire. Era excitante verla barrer con sus tetas moviéndose conforme ella lo hacía. Verla semidesnuda me provocaba una erección, la cual también era visible. Cuando más o menos ya habíamos recogido suficiente como para que se viera limpio, no pude más y la tomé por la cintura, la abracé y la besé. Ella pegó sus carnosas bolas de carne sobre mi pecho y pude sentir la rigidez de sus pezones rozarse con los míos.
Introduje mi lengua entre sus labios, besándola con frenesí. Esto me causó que la erección fuera mayúscula y ella al sentirla entre sus piernas, las abriera para sujetar mi verga entre ellas y luego apretarlas para asir mi lanza de carne. Como pudo deslizó mi short hacia el piso, atorándose en mis rodillas; sin dejar de besarme, flexionó una de sus piernas y con el pie pisó mi prenda y la jaló hasta mis tobillos. Al sentir en libertad mi verga, esta tiró un latigazo que la llevó a colocarse entre sus piernas justo donde yo quería meterla. Pude sentir el calor de su entrepierna y la humedad que corría por sus labios vaginales; pero aun tenía puesta la parte inferior del bikini. Con mis manos busqué por sus caderas buscando el nudo que detenía su única prenda de vestir que le quedaba puesta. Jale primero uno, luego el otro, liberando sus nalgas y dejando a la vista su concha apenas cubierta de vello púbico pues le encantaba depilarse el monte de Venus. El bikini quedo detenido por mi erección que era aprisionada por sus piernas, cuando se sintió libre, las abrió y entonces este cayó al suelo sobre mi short. Ahora los dos estábamos completamente desnudos.
La cargué y la llevé al comedor, colocándola sobre la mesa en una de sus orillas. La cubierta que era de cristal templado, le trasmitió el frio a su espalda y la hizo estremecerse. Mi miembro quedó justo sobre la abertura de su cavidad completamente mojada y dispuesta para recibirme. Tome entre mis manos sus dos grandes tetas buscando frotar sus endurecidos pezones. Esto la excitó y la hizo pedirme más. Mientras se las frotaba, comencé a hundirle mi lanza entre sus piernas, penetrándola sin dificultad. La humedad que tenía era suficiente para permitirme meterle toda mi verga de un jalón. Tomé sus piernas y me las subí a los hombros, esto hizo que mí entrar y salir fuera más profundo. Mis bolas golpeteaban en sus nalgas al ritmo de mis embestidas. Era un sonido que enardecía los sentidos, el clap-clap se oía en constante aumento de velocidad, como avisando estar próximo a derramarme en el interior de aquella caverna rosada.
Cuando sentí que mi eyaculación estaba por llegar, aumente el ritmo de mis bombeos para culminar de una manera apoteósica mis embistes; ella logró primero el orgasmo, se derramó por completo gritando que la estaba partiendo, justo en ese momento saltó mi primer chorro de semen en su interior, haciendo más prolongado su éxtasis, ella se movía toda, oprimiendo sus nalgas contra mí ingle, buscando que la penetrara hasta fondo. Me quedé estático, descargando mis jugos en su interior, ella jadeaba, agotada por el efecto de mis constantes embates. Terminamos.
La ayudé a incorporarse y nos fuimos a sentar a la sala, los dos desparramados en sendos sillones; pasamos a nuestra habitación para asearnos en la regadera, juntos. Salimos y sin vestirnos, completamente desnudos nos dormimos al calor de la noche.
Cuando nos amaneció eran las 11 de la mañana, desperté primero, ella permanecía como se había acostado, no se había movido en toda la noche. Pude admirar su bello cuerpo de 40 años, torneado, ligeramente lleno de carnes sin caer en excesos. Encendí el ventilador del techo para calmar el calor que comenzaba a sentirse. Se despertó.
Ella preparó el desayuno para los dos sin vestirse, solo se colocó un mandil que cubría su zona púbica, dejando al descubierto sus nalgas y senos. Así desayunamos. Nos volvimos a bañar y nos vestimos. Cuando estamos en la playa ella acostumbra a usar sus blusas o playeras sin ropa interior, esta vez escogió una t-shirt la cual remarcó sus pezones aun sin estar erguidos. Un short tipo hot pants y sandalias; me encanta ver sus pies pues los tiene hermosos, delicados y arreglados. Salíamos para ir a la calle, justo en la puerta del ascensor nos encontramos con unos vecinos, amistades de los que nos prestaron el departamento, eran de nuestra edad; vivían en el departamento de al lado. Nos saludaron y se presentaron. El se llamaba Darío y ella Vania. Subimos los 4 al elevador; las puertas se cerraron y comenzamos a platicar, ellos decían que como nos había ido de fiesta porque escucharon la música y el ambiente que hacíamos, nos apenamos pensando que les habíamos incomodado; nos dijeron que ellos con los dueños del departamento que ocupamos nosotros también han hecho fiesta en el de ellos.
Nadie apretaba el botón para hacer descender el elevador, lo hice yo. Mientras bajábamos nos dijeron que esa noche tendrían fiesta en su departamento, a las 9 pm. Y esperaban no molestarnos. Lorena les dijo que no se preocuparan que justo era que ellos se divirtieran como lo habíamos hecho nosotros. Llegamos a la planta baja, las puertas se abrieron, salimos los 4 y nos despedimos. Ellos y nosotros tomamos diferentes caminos.
Lorena y yo comentamos que eran agradables y muy sociales “nuestros” vecinos. Paseamos por todo el día y comimos fuera. A las 7 pm regresamos a nuestro departamento, para descansar y nadar desnudos en la piscina del departamento. Yo fui directo a nuestra habitación para desvestirme por completo. Lorena pasó a la cocina para beber un poco de agua por el calor que tenía. Cuando salí hacia la sala, me encontré a Lorena platicando con Vania. Mi primer instinto fue cubrirme con las manos y regresar a la recámara. Cinco minutos después escuché cuando Vania se fue. Lorena entró y le dije que porque no me informó que había entrado Vania, pues yo no la oí tocar la puerta y me había visto desnudo. Me dijo que como ella nos había visto entrar prefirió no tocar el timbre y tocó con la mano, por ello no se había oído. Lorena se rió de la cara de sorpresa que yo había puesto. Me comentó que Vania dijo que qué agradable recibían a las visitas en casa.
Lorena comenzó a desnudarse para nadar conmigo, se quitó toda su ropa. La puerta sonó nuevamente, esta vez fue el timbre. Me enrollé en una toalla y fui a abrir. Era Darío y Vania, que al abrir, se pasaron sin preocuparse por cómo estaba vestido. Tomaron asiento, cerré la puerta y me fui a sentar con ellos. Me informaron que venían a invitarnos a la reunión que tendrían esa noche, pero que era una reunión muy especial. Lorena salió de la habitación envuelta en una toalla, sus muslos se podían ver resaltados por el blanco de la toalla, se sentó a mi lado. Darío no perdió la oportunidad de mirarle las piernas a mi esposa, que cruzó la pierna para evitar dejar ver lo que apenas podía cubrir con la toalla. Vania nos dijo que era una reunión como la que tenían con los que nos prestaron el departamento. Que si sabíamos algo al respecto. Dijimos que no.
Darío tomo la palabra:
- Es una reunión solo de parejas, no hay más invitados, normalmente somos tres parejas, y si ustedes nos quieren acompañar seríamos cuatro.
- Nos daría gusto que nos acompañaran, -dijo Vania- solo que hay un pequeño detalle.
- ¿Cuál? –preguntó Lorena.
Darío y Vania se miraron uno al otro y él respondió:
- No es cualquier reunión; es intima. Somos parejas que tenemos cierta mentalidad abierta y disfrutamos de estar juntos en esa intimidad.
- No entiendo, -dije- creo que toda reunión íntima es intima, o me equivoco.
- Cuando digo íntima, -dijo Darío- me refiero a que hay intimidad, hay un trato como parejas pero no común, sino interactuamos como si fuéramos solo dos, es decir en otras palabras, participamos todos de una misma intimidad.
Iba a hacer una pregunta porque no me quedaban en claro algunas cosas pero Lorena se me adelantó.
- Se me hace algo interesante, no comprendo del todo pero me gustaría asistir para entender mejor lo que dices.
- Por ello vinimos a invitarlos – dijo Vania- creemos que les interesará, pero solo viendo pueden comprender, creo que explicar no sería suficiente. Vengan esta noche y si no les agrada, pues pueden retirarse sin mayores problemas.
- Será formidable si asisten, aunque solo acudan por conocer, -dijo Darío-.
- Ok, si Ian está de acuerdo ahí estaremos, -dijo Lorena-.
Lorena descruzó su pierna para pararse, cosa que Darío no dejo pasar por alto y clavó su mirada entre las piernas de mi esposa. Vania me sonrió y me guiñó un ojo. Se puso en pie y ambos salieron. Cuando Lorena cerró la puerta se quitó la toalla y me dijo:
- Creo que nos vamos a divertir esta noche.
- ¿Por qué lo crees? No les entendí bien. Creo que una reunión íntima es para allegados y conocidos, ellos apenas nos conocen…
- Lo mejor será que vayas con la intención de divertirte. Vamos a nadar y a vestirnos.
Se acercó hasta mí y de un tirón me quitó la toalla, la aventó al sofá y salió corriendo hacia la piscina, corrí detrás de ella. Lorena se arrojó al agua, le seguí.
Media hora después nos encontrábamos en nuestra recámara vistiéndonos para la reunión. Lorena puso mucho cuidado en arreglarse. Al salir de la alberca, pasó al baño y se enjabonó su concha, tomó un rastrillo y se arregló los vellos de su vagina. Luego se perfumó por sobre el monte de Venus y se vistió. No se puso bra, sino una blusa top ceñida, que cubría cada uno de sus senos, marcando la areola suavemente y su pequeño pezón. Una tanga dental negra, y un pareo casi transparente. Pensé que quería impresionar a nuestros vecinos con sus ropas. Yo use una bermuda y una playera de tirantes.
A las 9:15 tocamos a la puerta de Darío y Vania. Ella abrió la puerta y nos saludó de beso a los dos. Pasamos. Ya estaban todos, éramos 8 personas en total. La luz era difusa e indirecta, la música moderna pero suave. El ambiente olía a perfume de una de las mujeres que estaba con ellos. Y nos presentaron. Carlos y Lia, Mario y Elena, y Darío y Vania. Dimos nuestros nombres y nos sentamos. La plática se tornó sobre el futbol, pues era tiempo del mundial de Sudáfrica. Las mujeres se sintieron delegadas y formaron su grupo para hablar de modas y actrices. Darío nos ofreció de beber, aceptamos.
Después de 3 horas de conversaciones aisladas, nos juntamos para cenar, pero Vania nos pidió a todos que nos sentáramos separadas las parejas para conocernos mejor. Lorena se sentó entre Carlos y Mario y yo entre Vania y Lia. Darío lo hizo entre Elena y Lia. Mientras tomábamos los alimentos, la plática entre todos se hizo amena. Todos parecíamos viejos conocidos. Supe que Lia era prima de Elena, y que su esposo Carlos era gerente de un banco. Vania comentó que su esposo es contador y ella dentista, que tienen 1 hijo de 3 años; Lia y Carlos dos hijos de 4 y 6 años. Yo les dije que nosotros una de 8 años que estaba con sus abuelos.
Las horas pasaron. Las copas se siguieron sirviendo. Después de cenar, Darío dijo que nos mostraría un video de su viaje con Vania a Cancún, pero que era un viaje especial. Todos nos sentamos en la sala y el video comenzó. Vimos desde su llegada al aeropuerto, su recorrido al hotel y su registro en él. Luego la habitación que les tocó. Nos informó que ahora venía lo interesante.
El video mostró como ella y él se desvestían en la habitación y se filmaban ante un espejo, desnudos. Lorena se sorprendió al ver a Darío desnudo en la pantalla, yo a Vania. Lorena se me acomodó bajo el brazo y seguimos viendo el video, en el cual Darío abría la puerta y salían los dos desnudos por los pasillos del hotel. Eso nos sorprendió aún más. Se escucharon otras voces, venían hacia ellos otra pareja también desnuda. Era un hotel nudista nos explicó Vania. Al llegar ellos a la piscina eran por lo menos 40 personas totalmente sin ropa. Incluyendo niños.
Lorena preguntó a Vania que qué se sentía estar desnudo ante otros. Ella respondió que la verdad, nada. Que era tan común el verse entre todos desnudos que los raros ahí eran los que estaban vestidos. La película seguía. Elena preguntó a Vania que si eso no provocaba erecciones entre los hombres, a lo que ella dijo que sí, pero que era tan natural que solamente o se cubrían con la toalla o esperaban a que se pasara. Vimos en el video cómo le ocurrió a Darío cuando vio a una alemana, y que él andaba cubriéndose con la toalla hasta que pasara. Luego miramos que en la piscina todos estaban desnudos, asoleándose.
La reunión se volvió cachonda. Carlos puso su mano sobre uno de los pechos de Lia, Elena su mano en la ingle de Mario. Vania y Darío se besaban. Desde que vi a Vania desnuda en el video, tuve una erección. Me atraían sus amplias caderas y grandes nalgas. La veía desnuda en el video y vestida enfrente de mí, me excitaba verla de las dos maneras a la vez. Lorena sintió mi erección con su brazo y sonrió. Disimuladamente me tomó el miembro y lo apretó con sus dedos.
El video nos mostró la piscina, el comedor, la sala de juegos y la playa, todos desnudos. En la reunión ya se sentía la excitación de tanta desnudez. El video terminó. Darío puso una música más relajada, y otro CD de video, esta vez era otro día en el hotel nudista. Mientras, Carlos besaba a Lía en tanto metía sus manos debajo de su blusa y tomaba uno de sus senos. Mario y Elena también se besaban, ella tenía su mano sobre la ingle de su esposo y la acariciaba. Lorena miró a Vania, quién le dijo en voz baja que esa era la intimidad que se compartía en esta reunión. Que era momento de decidir si permanecíamos o deseábamos retirarnos. Lorena me miró esperando que yo dijera algo. El video mostraba a Vania desnuda tirada en la arena de la playa, de frente a la cámara, podía ver su rajadura sin vello, y un monte de Venus protuberante. Lorena sintió mi excitación en su mano y dijo:
- Creo que podemos quedarnos.
Vania sonrió. Darío se sentó junto a su esposa y comenzaron también a acariciarse. Lorena me miró como preguntando “y ahora qué”. Yo la tenía abrazada por el hombro. Baje mi mano y tomé el seno que me quedaba a la mano y se lo acaricié. Desabotoné el único botón e introduje mi mano por debajo de su top. Su pezón estaba duro, erguido. Seguimos viendo el video y haciéndonos parte de la reunión intima de esa noche.
No supe en qué momento Darío bajó la intensidad de las lámparas dejando todo a media luz. La pantalla seguía mostrando el video, pero ahora nadie miraba el video, solo Lorena y yo. Nos miramos y vimos a todos disfrutando de intimidad con su pareja. Podíamos oír la respiración de Lía y la excitación de Elena. Vania se puso de pie y se fue. No supe adonde. Regresó momentos después. Miró a Darío y le hizo una seña con la cabeza. Darío toco a cada pareja en su hombro, incluso a nosotros y nos hizo una seña para que lo siguiéramos. Nos pusimos todos de pie y fuimos tras de él. Llegamos a una recámara que tenía 3 colchones sobre el suelo únicamente. La luz era mínima pero suficiente para vernos unos a otros. Cada pareja fue tomando un sitio sobre los colchones y continuó acariciándose como lo hacía momentos antes. Lorena y yo buscamos un lugar entre las tres parejas y nos besamos. Elena se hincó y se quitó su blusa, dejando ver sus senos. Mario los tomó entre sus manos y los acarició y besó. Luego fue Lía, se sacó el top y dejó a nuestra vista sus tetas que eran más grandes que las de Elena. Lorena y yo nos acariciábamos y mirábamos que más iría a pasar.
Carlos se quitó su playera y dejó su torso desnudo, el cuál Lía comenzó a acariciar. Darío hizo lo mismo; él quedó solo en slip. Lorena se mostró nerviosa al ver bajo el slip de Darío una gran erección. Como la que había visto en el video, pero esta vez en vivo. Vania se quitó toda la ropa, quedando completamente desnuda. Cuando la vi así mi erección aumentó. Luego fueron Carlos y Lía los que quedaron totalmente desnudos. Cuando Lorena vio el miembro de Carlos erecto, se sacudió y me miró como queriendo preguntar que qué hacíamos. Me acerqué a su oído y le recordé lo que ella me había dicho antes: “vamos a divertirnos”. Me saqué la playera y me quité el short quedando en slip. Mi erección no podía disimularla. Vi a Vania mirarme entre las piernas y volvió a guiñarme un ojo, sonriendo. Tomé el top de Lorena y se lo saqué por encima de sus hombros. Ella cubrió instintivamente sus senos, los cuales eran los más grandes de todas las presentes. Elena y Mario fueron los siguientes en desnudarse. Nadie hablaba, el ambiente estaba envuelto en la música que se escuchaba apenas desde la sala. Tomé el pareo de Lorena y comencé a desatar el nudo para quitárselo. Ella se protegió tomando mis manos, para que me detuviera. Solté su pareo y me quité el slip quedando desnudo con mi erección frente a ella y los demás. Ya solo faltaba Lorena para que todos estuviéramos desnudos. La sensación era mucho mejor que la de ver un video de un hotel nudista. Me sentía a gusto porque los demás estaban igual que yo, desnudos. Lorena me miro y ella sola se quitó el pareo; mientras lo deslizaba fue sacando su tanga y quedó desnuda. Los demás miraban de reojo pero estaban más metidos en lo suyo con su pareja.
Carlos mamaba los pechos de Lía, mientras ella tomaba entre sus dedos su verga erguida; Mario besaba las nalgas de Elena, buscando meter su boca entre las dos masas de carne para encontrar lo que buscaba. Darío y Vania se hacían sexo oral uno al otro. Oler el sexo de los cuerpos presentes, verlos y escuchar los gemidos de ellos hicieron el ambiente más que excitante. Recosté a Lorena entre dos parejas, Carlos y Lía y Darío y Vania. Metí mi boca entre sus piernas y comencé a lamer su concha. Ella puso sus manos sobre mi cabeza hundiéndola para que enterrara mi lengua dentro de su orificio. Carlos se giró y recargó su cuerpo desnudo en Lorena, esto hizo que mi esposa buscara evitarlo, pero yo me metí entre Lorena y Darío y Vania para que nuevamente Carlos y Lorena se tocaran. Me excitaba ver el cuerpo de mi esposa entre otros cuerpos teniendo sexo. Carlos sacó su mano y la colocó sobre el muslo de Lorena sin pretender nada; cuando la tocó inmediatamente la retiró. Vania me quedaba frente a mí, podía ver como la verga de Darío entraba y salía de su boca mientras yo seguía lamiendo el coño de mi esposa. Sin dejar de mamar a Darío, extendió uno de sus brazos y con su mano tomó mi verga. Comenzó a acariciarla y a masturbarme. Eso me prendió. Lía que estaba ahora sobre Carlos, tomó uno de los senos de Lorena y lo acarició sutilmente. Lorena creyó que era yo y se dejó hacer. Vania seguía masturbándome, mientras le hacía sexo oral a su esposo.
Mario y Elena estaban cogiendo ya. Las nalgas de Elena me quedaron al alcance de mis ojos a escasos 20 centímetros, podía ver como entraba la verga gruesa de Mario en el interior de su esposa. Podía oír el clap clap de los jugos de Elena y el miembro de Mario. Lía soltó a Lorena del pecho y se sentó sobre Carlos montándole a horcajadas Vania me soltó mientras me dirigía una sonrisa, Lorena se incorporó y me pidió que me recostara en su lugar. Lo hice. Ella me hizo sexo oral. Mientras lo hacía, Vania le tomó de una de sus manos y la llevó hasta el miembro de Darío que mamaba para que Lorena le detuviera la verga. De momento quiso soltarse pero Vania insistió; ella se lo agarraba a Darío mientras Vania lo chupaba. Lorena aumentó las lamidas que me daba, quizás excitada por tocar a Darío. Yo podía ver como mi esposa detenía la verga que Vania tenía dentro de su boca. Y del otro lado podía ver como la verga de Mario entraba y salía de Elena. Carlos acomodó a Lía de tal manera que su espalda quedó pegada a mi cuerpo mientras él mamaba sus senos. Sus nalgas se pegaban a mis caderas. Extendí mi brazo y toqué las nalgas de Lía, eran firmes, duras, y tersas. Las acaricié mientras Lorena me seguía mamando.
Vania dejó de chupar el miembro de Darío y se giró quedando sobre de él para ser penetrada, por su esposo. Vania intentaba meterse la verga de Darío en su vagina pero no podía por lo el poco espacio entre los cuerpos. Lorena tomó la verga de Darío y la llevó hasta la vagina de Vania para ayudar a metérsela. Darío agradeció la ayuda de mi esposa acariciando la mano de Lorena. Lorena dejó que el miembro de Darío entrara en el orificio de su esposa y ella tomó los huevos de Darío y los acarició mientras estos se sacudían entrando y saliendo empujándolos para que entraran con la verga de Darío. Con la otra mano, tomaba mis huevos y los lamía.
Mario y Elena se acercaron a Lorena y cambiaron de posición, ahora ella estaba recostada junto a mi esposa mientras Mario la penetraba de pie. Las nalgas de Lorena quedaron a nivel de las manos de Mario, quien comenzó a acariciárselas a mi mujer. Esto excitó a Lorena, que respingó su culo para que Mario pudiera hacerle. Él le introdujo un par de dedos en su concha y se los metía y sacaba, como penetrándola con ellos frotando su clítoris. Esto le encanta a Lorena que comenzó a jadear.
Carlos recostó sobre la espalda a su esposa y le levantó las piernas para colocarlas sobre sus hombros, mientras se la metía. No tenía espacio para apoyarse Carlos sobre el colchón, por lo que bajó una de las piernas de Lía y esta cayó sobre mi muslo, ella la iba a quitar, pero yo la tomé y le dejé allí, Lía la dejó sobre de mí. Vania que estaba a mi izquierda, se colocó a cuatro patas para que Darío la penetrara desde atrás, ella tuvo que colocar uno de sus brazos del lado derecho mío para apoyarse lo que hizo que sus senos quedaran colgando frente a mi cara. Los embistes de Darío sacudían las tetas de Vania frente a mis ojos para arriba y para abajo.
Lorena se subió sobre de mi y se sentó sobre mi verga para que la penetrara. Ahora era Darío quien acariciaba las nalgas de mi esposa, alzándolas para que fuera más profunda mi penetración en la vagina de Lorena. Carlos comenzó a jadear, al igual que Lía recostada mi lado. Los gritos de ella daban señal de que se vendría en unos momentos. Lorena le besaba los senos mordiéndole el pezón con los labios, yo lo podía ver, esto hizo que Lía se viniera más pronto y gritó mientras se vaciaba en el palo de su esposo quien cerró sus ojos y se vino dentro de su mujer. Lía tomó los pechos de mi esposa y se los maceró entre sus dedos. Esto la excitó e hizo que se viniera sobre de mí.
Yo saqué mi lengua y comencé a dar lengüetazos a los pechos de Vania; Elena tomó mis huevos y los empujaba para que yo penetrara a Lorena. Elena estaba mamando la verga de Mario y este anunció venirse; mientras Mario masturbaba a Elena. Cuando se venía Mario, Elena dejo de chupársela y se la sacudió a Mario de tal manera que comenzó a eyacular sobre la espalda de Lorena. Vania se vino junto con Darío que llenó a su esposa de leche en su vagina escurriendo por los lados. Vania tomó mis huevos y los sobaba acariciándolos para que me viniera dentro de Lorena; pero mi esposa se movió y me salí de ella, sin querer. Vania que sabía que estaba por venirme, me cogió la verga y me masturbó hasta que brotó mi leche salpicando a Lorena y cayendo sobre la mano de Vania. No dejó de hacerlo hasta que ceso de salir semen de mi verga.
Todo como pudimos nos recostamos, unos sobre de otros. Lorena quedo sobre de mi y Darío, Lía con su pierna sobre de mi, Elena sobre Carlos y Mario sobre Vania. Permanecimos así por espacio de 10 minutos, solo descansando.
Al cabo de ese tiempo nos fuimos sentando en los colchones recargados sobre las paredes en pareja nuevamente, platicando todos. Continuará…
EL ESPOSO DE LETICIA ESTABA FUERA DE LA CIUDAD LO QUE APROVECHAMOS PARA FORNICARLA TODA AQUELLA NOCHE, LE DIMOS POR ELCULO BAÑANDOLE EL ROSTRO DE ESPERMA.
Relato erótico enviado por Anonymous el 28 de October de 2008 a las 00:14:11 - Relato porno leído 98143 veces