COMIDA POR DOS NEGROS

Comida por dos negros
Un día, por cosas de arrechera me puse a buscar pornografía en Internet y descubrí esta pagina de relatos sexuales, la primera vez me calenté tanto que sin tocarme ya estaba súper mojadita y sentía como mis jugos empapaban mi tanga, como no podía con mi arrechera llame por celular a mi ex novio y le pedía que viniera verme que estaba recaliente y que quería que me hiciera el amor, el ni tonto ni perezoso, llego a mi apartamento al rato. Y culiamos de lo rico toda lo noche. (Pero no le confesé que había estado leyendo esta página).

He leído muchos relatos y se nota que varios son pura fantasía, pero igual me excita mucho leerlos, y hoy me he decidido a contarles algo que me ocurrió de verdad, ustedes verán si me creen o no. Resulta que soy una chica de 25 años, Me fascina el sexo tanto que me podría considerar una ninfómana. Me gusta ir al gimnasio y cuidar mi cuerpo, por eso cuando salgo a la calle nunca paso desapercibida, no soy alta mido 1.60, cabello negro azabache largo y unas tetas que si bien no son tan grandes son bien firmes, con unos pezones que cuando me excito se ponen súper duritos, un culo grande y bien paradito, y unas piernas que modestia aparte son muy lindas y bien torneadas. Hice la carrera de medicina y antes de graduarme tuve que hacer el internado en un Hospital del choco. (Colombia). Cuando apenas llegue a la ciudad todos los hombres no paraban de mirarme, me silbaban y me tiraban piropos unos chistosos pero la mayoría vulgares, yo pase como si no los escuchara pero me excitaba el hecho de sentirme admirada y deseada.
Ya cuando ya llevaba un mes de internado, ya tenia muchos pretendientes, entre doctores y compañeros, pero ninguno me llamaba la atención.(me encanta que me coman, pero no por eso me voy a meter con cualquiera, pues soy muy exigente) El que mas meritos hacia era Mario un Doctor, que desde el primer día empezó a tirarme los perros (a coquetearme), me agradaba mucho pero solo lo veía como amiguito, pero un mes sin tener sexo ya era algo desesperante, e inaguantable; así que estaba decidida a dárselo a Mario, y darle gusto, además tanta insistencia y perseverancia se merecían un premio.
Pues, una noche los internos hicimos una fiesta en la casa donde vivíamos, estábamos todos bailando y tomando y pasándola de lo bueno, y fruto de mi calentura y de varios tragos en mi cabeza, accedí a las insinuaciones de Mario y después de cada baile nos íbamos al patio y le permitía que me manoseara mi cuerpecito, mientras nos besábamos como locos, yo le sobaba su verga por encima del pantalón, el me agarraba la colita y me decia -huy mamita que rico culo tienes- , yo con cada manoseada me calentaba mas, el estaba igual de arrecho y me dijo que fuéramos a su habitación a seguir con nuestro jueguito. Le dije que esperáramos otro rato que siguiéramos bailando, acepto aunque con mala gana, y entramos de nuevo al salón. Pero para mi grata sorpresa habían llegado nuevos invitados y vaya que invitados, eran dos chicos negros, a uno ya lo había visto en el Hospital, pues era familiar de un paciente y se había hecho amigo de Raúl, un interno. Pero al otro no, pero al verlo quede impresionada de esa maravilla de hombre, era un morenazo altísimo como de 1,95 metros súper acuerpado, unos brazos enormes, y una cara muy masculina, llevaba puesto una camisa negra bien pegadita, que le resaltaba su bien formado cuerpo, y un jean azul igual de apretado. Aquí quiero hacer un paréntesis, pues no les he contado que me fascinan los hombres de raza negra, por su forma de bailar y por ese cuento de que son bien dotados (ustedes me entienden), nunca había tenido un amigo negro y mucho menos haberme acostado con uno, pues nunca se había presentado la oportunidad.
Al rato Raúl y sus dos amigos llegaron donde estábamos Mario y yo, se presentaron y seguimos conversando, el tipo era muy divertido y extrovertido, que al rato ya estábamos riendo y molestando. La noche avanzaba y entre baile y baile las cosas entre el negro y yo iba súper bien, el me decía lo que un hombre le dice a una mujer cuando se la quiere ligar, que estaba muy bonita que tenia un cuerpazo, que era la más linda de la fiesta, etc. Yo le correspondí a su coquetería diciéndole que el también estaba muy bueno. La química surgió al instante, miradas, palabras insinuantes, sabíamos que este jueguito iría mas allá

Mario estaba putisimo me llevo al patio y me reclamo que porque estaba tan coqueta con ese negro, yo me le enoje mas diciéndole que yo podía estar con quien quisiera y podía hacer lo que me diera la gana, me voltee me agarro del brazo y me quiso detener, pero le di una cachetada lo insulte y me fui al salón. El que conoce mi temperamento, no dijo nada y se fue a seguir tomando con sus amigotes

En ese instante empezó a sonar un regeton y el chico negro me vio corrió hacia mi y me saco a bailar. A medida que avanzaba la música el negrazo se me iba acercando mas y mas y yo dichosa, se movía delicioso, su cuerpo se unía al mío, sus grandes manos cogían mi cintura llegaba hasta mis caderas para luego subir por mi espalda. Yo no me quedaba a tras, también bailaba de manera insinuante y sensual, le di la espalda y comencé a mover mi cadera y lentamente me fui acercando hasta su entrepierna. Y ahí note con asombro un gran bulto que rozo mi colita. Me puse a mil y no lo podía creer lo que sentí era un trozo enorme y con descaro seguí rozando mi culo en eso tan grande.
El negro se dio cuenta me cogió de las caderas se pego mas a mi y me hizo sentir mas cerca su trozo, todo esto al ritmo de la música, el negro se agacho y me susurro al oído – huy mamita te mueves muy rico, parece que te gusta esto- después de decirlo acerco su gran bulto a mi culito y sus manos tiraron hacia atrás mis caderas. Nunca había sentido algo tan grande, y se notaba que ese trozo estaba en reposo. Cerré los ojos y me seguí moviendo cada vez con más desfachatez, el negro me volvió a susurrar al oído
-huy me estas arrechando, tanto que mi amiguito se esta levantando, que tal si vamos afuera, aquí la gente ya nos esta mirando mal- , eso me puso arrechísima y solo atine a decirle que si, que termináramos de bailar y nos fuéramos a otro sitio.
Yo estaba excitadísima y mojadisima, cuando llegamos al patio, me cogió de improviso y me empezó a besar, yo le correspondí con mas lujuria. Yo solo pensaba en ese gran trozo, así que mientras nos besábamos fui bajando mi mano hasta su entrepierna y al tocarlo sentí que su pantalón iba a reventar, había algo tan grande que quería salir, mientras me besaba sus manos tocaban mis senos, iban bajando agarro mi minifalda corrió la tanguita a un lado y metió uno de sus dedos en mi conchita, eso me hizo soltar un gemido y cuando quiso seguir metiéndolo mas, yo lo detuve y le dije que ahí nos podían ver, que fuéramos mejor a mi cuarto que estaba en el segundo piso.
Subimos corriendo las gradas llegamos a mi cuarto y sin esperar nada, nos besamos desenfrenadamente sus manos recorrieron todo mi cuerpo y yo el suyo, le quite su camisa, el mi blusa y sostén, le comencé a besar sus pechos y seguí bajando por su abdomen, lo único que yo quería era ver ese trozo gigante que se escondía en sus pantalones, el negro miraba con asombro a una perra ambrienta buscando su comida. Me arrodille y Cogí su pantalón lo desabroche y antes de bajarlo algo enorme salió como mastil, al fin estaba libre y al fin podía verlo. Por lo que sentí cuando bailaba con el, me lo imaginaba grande, pero eso era enorme, gigantesco, tanto que llegue a asustarme, nunca había visto algo tan grande y grueso, y para mayor asombro eso seguía creciendo, mis ojos reflejaban solo lujuria, el negro dijo, siga mamita todo eso es suyo- una verga tan grande iba a ser mía, y comencé a cogerla con mis dos manos, pero era tan gruesa que no alcance a cerrarlas, - pero esto es muy grande- y cuanto mide –le dije,- pues creo que unos 28 cm., y que ¿ no quieres probarla?- no hacia falta que me lo dijera, acerque mi boquita la abrí lo que mas pude y me comencé a tragar ese trozo enorme de carne, no alcance a meterme ni la mitad, así que el resto lo seguí masajeando con mis dos manos, el negro disfrutaba lo que yo le estaba haciendo, después de meterme lo que pude saque mi lengua y comencé a lamer su glande como si fuera un rico cono, luego baje por todo ese tronco hasta llegar a sus huevos, los chupaba, mordía y succionaba, estaba como una verdadera puta disfrutando de eso tan rico. -Eso así, sigue, pareces una zorra desesperada- eso me calentó mas, lo puse en medio de mis tetas, y mi lengua saboreaba la puntica, luego lo cogí con las dos manos y lo pase por mis mejillas, oídos cuello, era todo mío y quería que todo mi cuerpo lo sintiera. El negro, no aguanto mas, me cargo como si fuera una muñeca, y me tiro a la cama, en cuestión de segundos me quito la mini y la tanga, me cogió del cuello abrió mis piernas y con su otra mano acomodo su enorme verga y me la incrustó, yo di un gemido desgarrador y si no fuera por la música de la fiesta, todos hubieran escuchado mi grito, estaba tan mojada que ese mástil se fue abriendo paso por mis entrañas, yo me sentía llena, pero solo había entrado la mitad, el negro quería atravesarme, y seguía avanzando, pero eso tan grande ya no cabía, era una mescla de dolor y placer. -huy papito me vas a romper, le dije- no me hizo caso y me lo metió todo y siguió con su mete y saca, yo me revolcaba de placer, gemía como loca, ahí fue donde tuve el primer orgasmo de la noche. pero no quería que eso nunca se acabar, el negro se seguía moviendo, era todo un experto en esto, yo solo habría mis piernas aruñaba su espalda y le decía que siguiera que me destrozara, el negro gemía y por ratos me insultaba me decía que era la puta mas rica que se había comido, luego puso mis piernas en sus hombros y siguió con su trabajo, yo solo gritaba y pedía mas y mas, luego me volvió a cambiar de posición, ahora estaba en cuatro, el placer se hizo infinito, así estuvimos por varios minutos, hasta que se detuvo, saco su verga, me dijo que me volteara y me recostara y sin mas me vacio toda su leche caliente en mis pechos. Al ver eso tuve mi segundo orgasmo y lo que hice fue coger ese trozo y comencé a chuparlo hasta dejarlo completamente limpio, como quería mas leche mis manos cogieron la leche que había caído en mis pechos y me comencé a chupar los dedos. Ese negro al verme tan golosa se calentó y volvió a colocar su arma en mi boca yo se la comencé a chupar y tan rico que ese monstruo se volvió a desperar. Pero en su malévola mente había algo mas lujurioso, busco su pantalón y saco un celular, llamo a alguien y le dijo – listo hermano ya puedes entrar-. Me dijo que el compartía con su hermano a todas sus perras, - a no papito- yo no lo voy a hacer con otro. Le dije, pero ya era demasiado tarde, su hermano ya estaba golpeando la puerta, el negro le abrió; y su hermano al vernos desnudos solo atino a decir, hoy pero esta vieja si que esta buena, nos vamos a dar un festín. Yo cogí mi ropa pero el negro me cogió me levanto y me puso contra la pared, su verga que hace rato estaba parada, me penetro, y continuo bombeándome, eso me puso de nuevo arrecha y solo le decía que no, pero por dentro me moría de ganas que me siguiera penetrando, ay ay ahhhhhhh ahhhhhh ahhhh, así mi negro, estaba recibiendo eso tan rico cuando mire a su hermano desnudo y con una verga que aunque no era como la de mi negro, era mas grande que el promedio,- ahora lo vas a hacer con los dos al mismo tiempo- me dijo. eso me excito tanto que tuve otro orgasmo, y sentí como mis jugos chorreaban por mis piernas, el negro me tenia incrustada y sin sacarme su verga me llevo de nuevo hasta la cama, pero ahora el fue el que se recostó y yo quede encima de el, voltéate- me dijo- así lo hice quede encima, pero dándole la espalda, y siguió penetrándome. Ahora su gran trozo entro completico y con mas facilidad que la primera vez. yo estaba como loca disfrutando de lo lindo, cuando el hermano acerco su gran trozo a mi boca, y sin que me dijera nada me la comencé a tragar, los tres estábamos sincronizados y moviéndonos al ritmo de la lujuria y la pasión. Mi negro me penetraba duro y fuerte, y su hermano me daba a saborear su deliciosa verga. Quería que ese placer nunca antes sentido jamás se acabara, mi negro me hacia desfrutar de lo rico, no podía gritar porque la verga de su hermano perforaba mi dulce boquita. Después de varios minutos cambiamos de posición, yo quede recostada boca arriba, el hermano ahora era el que me clavaba y mi negrito puso enfrente mio su gran palo y me lo dio a comer, era excitante saborear una verga que estaba completamente empapada de mis jugos. Perdí la cuenta de todos los orgasmos que tuve con esos dos negrazos.

Mi negro sin previo aviso, se estremeció y vacio toda su leche dentro me boca yo que estaba como perra en celo, me trague toda su lechita y como lo hice al principio chupe todo su glande morado hasta dejarlo bien limpito. Su hermano seguía con su mete y saque y me hacia gozar de lo bueno, el negro al igual que su hermano era todo un experto, sus movimientos me hacían gemir y gritar como una completa puta. Me revolcaba de placer y me movia como licuadora, creí que ya podía aguantar mas y después de varios minutos el negro acelero su penetración y me dijo que ya iba a explotar, yo le dije que lo hiciera en mi boquita que quería tomarme toda su leche, el negro así lo hizo, pero fue la descarga mas abundante que había visto en mi vida (y he visto hasta ahora, porque ningún hombre que ha estado conmigo se ha venido como el), una gran parte me alcance a tragar, pero lo demás quedo por toda mi cara, cuello y pechos. Con mis dedos me limpie, para luego chupármelos, pues quería saborear hasta la última gota de leche caliente.
Mi negro que estaba recostado viendo toda la acción, se rio y me dijo que yo era la puta mas golosa que el y su hermano se habían comido. Yo me tire encima de el y lo bese en agradecimiento y le dije que ojala esto se vuelva a repetir muy pronto. Los dos negros se volvieron a reír, y dijeron que por supuesto que esto era solo el comienzo.
Así fue, pues lo hacíamos cada vez que podíamos, pero ya no en mi casa sino en la de ellos, pues no quería incomodar a mis compañeros de cuarto con el alboroto que hacíamos. La gran la mayoría de las veces éramos los tres, pero a veces se turnaban y una noche era con mi negro y la otra con su hermano. O cuando tenia turno de noche, lo hacíamos en cualquier rincón del Hospital, (bueno pero eso son otros relatos, que ojala algún día les contare).

El tiempo paso y yo me gradué, ahora estoy trabajando en Pasto, estoy felizmente casada y tengo un hijo hermoso. Pero jamás olvidare las grandes cogidas que tuve con mis dos negros.

Hasta pronto.
Escribe a mi correo si te gusto. Di.anitaflorez@hotmail.com