La verdad es que había escuchado ese dicho desde niña, y lo más que me molestaba era que se referían a mí, por ser de talla pequeña. Pero fue en la universidad que finalmente comprendí, la profunda verdad que esas palabras encierran.
Relato
Yo estaba ya cursando mi tercer semestre, cuando mis padres se divorciaron, mi papá se fue a Miami, con su joven amante, Rodrigo, el mismo que durante los últimos años, había sido su asistente en su oficina. Mi mamá quedó traumatizada, y tan impactada que buscó refugio en la religión, convirtiéndose en una fanática evangélica. Mientras que yo estuve a punto de perder mis estudios por falta de dinero, ya que no tenía quien me pagase la residencia en la cual vivía.
Por lo que tuve que trabajar, en servicios de comida rápida, limpiando oficinas, y cuidando niños. Aunque siempre desde el principio en todos los trabajos que conseguía, al principio no me querían contratar supuestamente por ser menor de edad, y no era hasta que les mostraba varias identificaciones, en las que se veía mi fecha de nacimiento, que entonces me daban trabajo.
Ya que no tan solo soy de estatura pequeña, delgada, sino que también para colmo, pensaba yo en esos momentos, tenía cara de niña pequeña. Pero un día, mi compañera de habitación, la vi arreglándose mucho, y preparándose para salir como quien va para una fiesta. Que le pregunté ¿a donde iba? Me dijo que estaba trabajando de dama de compañía, para una empresa.
Lo que más me llamó la atención que ella salió como a las ocho de la noche, y como me quedé despierta estudiando, cuando regresó casi a las once me sorprendió el verla un poco desarreglada, pero muy contenta. Fue cuando se le escapó decirme que se había salido con un cliente, y que este aparte de pagar por el servicio recibido, le dio una buena propina.
Yo le pedí a mi compañera de habitación, que me presentase a su jefe, para ver si yo podía correr con algo de suerte, y quizás me dieran algún trabajo. Fue cuando mi amiga, me confesó que la compañía era una tapadera, que lo que realmente hacían era conseguirle mujeres a hombres sumamente ricos, que no podían estar perdiendo el tiempo buscando a una puta, para que se acostase con ellos.
Yo a pesar de lo que mi compañera de habitación me dijo, insistí que me llevase a ver a su jefe, que luego resultó ser una jefa. Apenas llegamos a sus oficinas, la jefa le reclamó a mi amiga que me hubiera traído, que ese no era un sitio apropiado para niñas de mi edad. Mi amiga casi se orina de la risa, y cuando le dijo a la señora que yo era un año mayor que ella. La dueña del negocio de damas de compañía, no lo podía creer, estaba maravillada conmigo.
Fue cuando me preguntó si yo sabía a qué se dedicaban las chicas que trabajaban con ella, y yo haciéndome la inocente, le respondí que eran acompañantes, o mejor dicho damas de compañía. La señora después de escucharme, me dijo lo que te voy a decir, es algo muy serio, si quieres trabajar con nosotros te acepto en el acto, pero si no quieres ganar mucho dinero, por las razones que sean, no voy a insistir.
Para de inmediato seguirme diciendo, todas mis chicas son putas, putas caras, pero putas al fin y al cabo. ¿Qué me dices? ¿Aceptas? A lo que yo sin dudarlo por un segundo le pregunté cuanto pagaba. Al escucharme la señora puso una cara de felicidad tremenda, ya que de inmediato me dijo que tenía un cliente que buscaba una chica con mis características.
Luego me llevó a una habitación donde me cambié de ropa. Cuando terminé de vestirme, ni yo misma me reconocía, siempre había procurado para aparentar una mayor edad, pero en ese momento parecía mucho más joven de lo que realmente soy, ya que aparte de ponerme, zapatos colegiales, medias tobilleras, y una falda de cuadros escoses, con un jumper de la misma tela, en fin parecía una toda una colegiala, además me hizo un par de clinejas, y hasta me quitó todo el maquillaje, y únicamente me pintó par de pecas en mi cara, aparte de ponerme unos lentes sin aumento, por lo que cualquiera que no me conociera, seguramente pensaría que yo era una estudiante, de grado intermedio.
No fue sino cuando nos montamos en su auto, con rumbo al hotel que me preguntó si yo todavía era virgen, estuve a punto de decirle que sí, pero la verdad es que entre mis primos, y alguno que otro vecinito, así como con varios compañeros de la universidad, hacía mucho tiempo que había dejado de serlo.
Cuando llegamos al hotel, la señora me pidió que me comportase como una buena niña, mientras esperaba en el lobby del hotel a que llegase mi futuro cliente. Yo hice todo según, y ella me aconsejó. En la pequeña cartera que yo cargaba, tenía un pequeño juego de maquillaje de fantasía, con escarchas, y lápices labiales con sabor a uva, fresa, y frambuesa, además de unos cuantos condones..
El cliente apenas me vio en el lobby, quedó gratamente sorprendido, y de inmediato tras la señora presentarme a quien supuestamente era mi padrino, me llevó a comer pizza, y luego helados. Para finalmente llevarme a su habitación. Yo en todo momento actué como si realmente fuera una colegiala, riéndome como una tonta, celebrando las cosas lindas que decía sobre mi persona, así como dejando que ocasionalmente, su mano se deslizase por entre mis piernas, y muslos, de manera discreta.
Hasta que finalmente subimos a su habitación, supuestamente para esperar a mi tía, que no era otra que la dueña del negocio. Ya en la habitación, mi padrino, como él quiso que yo le llamara, hizo que yo me sentase en sus piernas, y al tiempo que él me contaba un cuento, que no tenía ni pies ni cabeza, sus manos fueron acariciando lenta, y suavemente todo mi cuerpo. Sin que yo opusiera la más mínima resistencia.
De esa manera me comenzó a quitar toda la ropa, hasta que me dejó con mis pequeñas pero bien formados senos al aire, únicamente me dejó puestas las blancas pantis de algodón, que la señora me había suministrado para que me las pusiera. Ya desde ese momento en adelante, actuó como si yo me hubiera portado mal, y como castigo, me recostó sobre sus piernas, me bajó un poco las pantis, para darme unas cuantas nalgadas, luego como parte del castigo supuestamente por no haber comido, me puso a mamar su verga.
A medida que yo le fui mamando su miembro, él estuvo a punto de venirse dentro de mi boca. Pero se detuvo, él deseaba enterrarme toda su verga en mi depilado coño, que según él era el de una niña traviesa. Así que a medida que él me fue penetrando, yo comencé a mover mis caderas, restregándolas contra su cuerpo, diciéndole entre gemidos, dame más duro papacito. Palabras que la señora me recomendó que le dijera en caso de que llegásemos a mantener relaciones, como las que estábamos teniendo.
Yo no les voy a negar que disfruté, y disfruto un montón hacer el papel de colegiala, pero lo que más me ha encantado desde ese primer día es la cantidad de dinero que me pagan por mis servicios. Bueno así comencé a trabajar de puta para la señora, que es la que cuidadosamente escoge mis clientes.
Aunque no les voy a negar que me haya llevado más de un susto, como el día en que estando en la habitación de un lujoso hotel, entró la policía, justo cuando mi cliente me enterraba sabrosamente toda su verga. Se formó un gran alboroto, un tremendo corre, y corre. A mi cliente lo querían acusar de corruptor de menores, hasta que yo abrí la boca, y les mostré tanto a los agentes de la policía, como al fiscal, mi identificación. Diciéndoles que yo era su novia. Al principio no quisieron creerme, pero finalmente no tuvieron más remedio que salir de la habitación, y hasta disculparse con mi cliente, y conmigo.
En otra ocasión el viejito que regularmente solicitaba mis servicios, cuando nos encontrábamos en la cama en plena relación, murió de un ataque al corazón, y la verdad es que me llevé tremendo susto, además no murió como dicen, con una sonrisa en su cara, sino con una fea mueca de dolor. Pero cuando llegaron los paramédicos, la verdad aunque yo al principio, estaba súper asustada, pero bien deseosa de seguir, jodiendo. Por lo que nada más me bastó, aclararles mi situación, y medio insinuármele a los paramédicos, para que estos antes de llevarse al viejo, se metieran en la cama conmigo. Así que mientras uno me daba sabrosamente por el coño, el otro me enterraba su tremenda verga por mi apretado culito.
En una ocasión uno de mis clientes trajo a su hijo, un chico como de 18 años, que según me dijo el papá, jamás se había acostado con ninguna mujer, ya que lo único que le llamaba la atención eran los juegos de video. Yo estaba usando un uniforme escolar, pero que bien corto, y mientras supuestamente su papá y mi jefa charlaban de negocios en otro cuarto, yo me puse a jugar un video juego. Al Principio el chico, ni me puso atención, estaba más interesado en el video juego. Pero a medida que seguí jugando, distraídamente le fui dejando ver mis muslos, mis nalgas, y hasta mis pantis, a medida que descuidadamente me sentaba al mismo tiempo que jugaba. Ya eso bastó para que me pusiera atención, y como supuestamente yo era menor que él, quiso darme unas clases, de cómo jugar y como agarrar el control. Pero al mismo tiempo comenzó a tocarme por todas partes, hasta que me propuso que jugásemos un partido, y el que perdiese haría lo que el ganador quisiera. Desde luego que perdí, y comencé por agarrar su verga, luego volví a perder, y lo dejé que me agarrase mi depilado coñito, y así sucesivamente, hasta que termine acostándome con él, y mamando su verga.
Y así he seguido estudiando, y trabajando, ganándome el pan con el sudor de mi coño, y en otras ocasiones con el de mi culo, o de mi boca también.
me tocaba el culo y me morreaba, mientras yo miraba a mi novio, estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos...mientras ponía cara de cachonda, aun mas de lo que estaba, mientras miraba a mi novio, abriendo mi boquita y jadeando
Relato erótico enviado por culona69 el 20 de September de 2012 a las 00:19:31 - Relato porno leído 156123 veces
Hola me llamo lupita y como lo dice el titulo soy una madura cachonda y muy puta, me encanta el sexo, me gusta que me traten como a una verdadera puta, me encnta que me la metan por el culo y me coman todo mi trasero.
Relato erótico enviado por madura cachonda el 11 de September de 2013 a las 01:05:30 - Relato porno leído 154100 veces
Desde hace más de seis meses, que Antón mi marido, se encuentra preso, y la verdad es que con tres cadenas perpetuas en sus costillas, la única manera de que yo lo vea es, o a través de las rejas, los días de visita, o que él se llegue a fugar, lo cual es un poco menos que imposible. Por lo que comencé a arreglarme para salir a buscar trabajo, en algún restaurante de comida rápida. Fue cuando mi primo, mi hermano, y Darío el hermano de Antón, pasaron a visitarme a casa…
Relato erótico enviado por Narrador el 05 de February de 2015 a las 00:20:40 - Relato porno leído 70436 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:33) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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