Compartí a mi esposa

Y estando yo en la playa vi que alguien coqueteaba con ella y ella no hacía ascos.
Era un mozo joven , musculoso y con traje de baño de marcahuevos , vamos, un ligón de playa.
Pero ya se sabe , la playa, el sol, el caribe y las ganas se juntaron y allí empezó mi pesadilla.
Ella mientras tonteaba me miraba recelosa un poco y luego cariñosa.
Se apartó un poco del mozo y se vino hacia mi y me dijo que le había visto al mozo el tamaño descomunal que tenía entre las piernas y deseaba catarlo.
Yo sé que ella siempre ha soñado con algo parecido y hemos hecho fantasías con ello.
Por eso ahora me reprochaba que no admitiera la idea . Que todo quedaba entre nosotros y que en nuestra casa nadie sabría de ello y que seguro que a mi me gustaría , que pondría empeño en ello .
Y así fue , tras la playa caminamos y entramos . En el camino ya se habían tocado suficiente y nada más entrar , él ya estaba dispuesto a entrarle a ella.
Se marcharon a la ducha los dos y esperé el desenlace.
Al salir los dos desnudos comprobé con mis ojos el aparato tremendo del mozo.
Y ella iba a probar y luego haría comparaciones conmigo y saldría perdiendo.
Pero ya estab todo en marcha y la sesión empezó .
Ella estaba feliz y él parecía un buen amante . La respetó , no la violentó y la hizo suya por donde quiso.
Tres horas más tarde se iba y allí nos quedamos a solas.
Me comió a besos y me hizo saber que me iba a estar eternamente agradecida y como muestra me hizo una mamada de escándalo como nunca.
De vuelta a casa ella se ha comprado un pene aproximado al del mozo y se sacude con él en mi presencia.