La mayoría de los hombres sabemos que las modelos, vedettes, actrices porno (tanto hembras de nacimiento como travestis) son chicas inalcanzables para nosotros.
Sin embargo, yo, un abogado del montón, de 45 años, cogí con dos pendejas bellísimas, una de ellas trava. Y sin poner un peso.
Relato
Con dos escort de lujo
La mayoría de los hombres sabemos que las modelos, vedettes, actrices porno (tanto hembras de nacimiento como travestis) son chicas inalcanzables para nosotros. Para tener chances con ellas hay que tener poder, fama y mucho dinero. Entonces, nos resignamos a pajearnos mirándolas en la televisión, revistas o internet. También nos pasa que, mientras cogemos con nuestras novias, esposas, amantes o amigas, nos imaginamos que estamos gozando con alguna de estas preciosas.
Sin embargo, yo, un abogado del montón, de 45 años, cogí con dos pendejas bellísimas, una de ellas trava. Y sin poner un peso.
Así me pasó en ocasión de un seminario para abogados. Un jueves a la mañana llegué a un caro hotel de la ciudad de Buenos Aires, el cual me había sido asignado por los organizadores. Al presentarme en la recepción, el conserje tenía mis datos pero, apesadumbrado, me dijo que por error de ellos, mi cuarto había sido entregado a otra persona. Además, no quedaban más habitaciones libres, salvo las suites.
Para tranquilizarme, me dijeron que al atardecer encontrarían como satisfacerme. Guardaron mi equipaje, me facilitaron el baño de la gerencia para asearme, y como compensación me entregaron un pase libre para el restaurant y el bar. Quedé conforme.
Alrededor de las 21 volví al hotel. Fui recibido por el gerente, quien se deshizo en disculpas, pero informó que no habían encontrado como hospedarme. Sin perder la calma, dije:
- Soy abogado, y no tengo otra alternativa que demandarlos…
El gerente me estudió y expresó:
- No va a ser necesario. Haremos una excepción y lo alojaremos, sin costo extra, en la suite del último piso, la mejor del hotel, hasta el domingo a las 10. Y con todos los servicios propios de la suite…
- ¿Puedo ir ahora mismo?
- ¡Por supuesto!
La suite ocupaba completamente el último piso. Era un departamento lujosamente decorado, de 180 metros cuadrados, con living, dormitorio con cama de tres plazas, jacuzzi, bar, jardín, una terraza abierta y otra cerrada y tres baños.
Era tanto el lujo que decidí quedarme allí en lugar de salir. Lo único que faltaba era compañía sexual. Me dije que, aunque estuviese solo, sabría cómo disfrutar.
Una hora después, tras un baño de rey, fui a la cama con la notebook, decidido a mirar videos porno. Recordé que tenía servicio libre de bar, por lo que pedí un vino Cobos Malbec y un champagne Don Perignon Vintage 2003. Entre las dos botellas superaban los cinco mil pesos. Para picar algo, un tabla de fiambres y bombones.
Ya estaba desnudo en la cama y con la verga parada cuando sonó el timbre. Me cubrí con un toallón, el cual se levantaba debido a la erección, y abrí la puerta. Esperaba un camarero, pero el pedido lo traía una camarera, lindísima.
Al verla quedé petrificado. Era una piba veintiañera, pelo negro, delgada, de hermosas tetas que se advertían en el extraño uniforme que tenía. La chica no sólo se dio cuenta de mi sorpresa, sino del bulto bajo el toallón. Sonrió.
- Señor, le traigo su pedido; ¿en dónde se lo dejo?, ¿en su dormitorio?
- Ehh…, bueno, discúlpame, recién salgo del baño… -dije torpemente.
- Por favor, no se disculpe; estamos para servirle, estoy para atender lo que usted quiera… - sostuvo ella, con un tono que me pareció sugerente, mientras caminaba hacia el dormitorio.
- Y no se preocupe por su… situación –expresó, bajando sus ojos rápidamente a la carpa que delataba mi calentura- Los clientes habituales nos reciben, a veces, desnudos, estamos acostumbradas, y si lo desean, una vez que entramos, los atendemos desnudas también… agregó.
Me parecía increíble lo que estaba escuchando. La camarera dejó la bandeja con las bebidas sobre la cama y vio la computadora en donde aparecían las imágenes de una orgia entre dos pendejas y un maduro. Me miró y sonrió.
Animado, le pregunté:
- Ya que me encontraste de este modo, y por lo que dijiste, ¿qué debo hacer para pedir tu compañía?
- Pensé que lo sabía, que le habían explicado… Tiene que llamar a conserjería y decir que quiere el servicio de cuarto completo… - explicó.
- No, no me dijeron nada; subí hace un rato. Y servicio completo, ¿es todo lo que yo me imagino?
- No sé qué imagina usted, pero completo quiere decir compañía sexual, siempre de acuerdo a lo que indica cada camarera en el book. Yo soy Abril, tengo 22 años, mido 1,75 de altura y mis medidas son 92, 63, 92…
- A mí no me dieron ningún book; Abril, hermoso nombre, como vos; ¿me contás que ofrecés?
- Todo, todo lo que ve y se le ocurra hacer, excepto orgías, violencia, zoofilia, pedofilia y suciedad.
- ¿Y cuánto cuesta?, digo, estar con vos…
La camarera me miró extrañada, tras lo cual sonrió.
- Señor, me gusta su humor. Usted sabe que los huéspedes de esta suite tienen todo incluido, salvo las propinas...
Quedé con la boca abierta. Si era cierto lo que decía la piba, en lugar de acabar en mi mano, cogería con una pendeja rica.
- Entonces, llamo a la conserjería para que te quedés conmigo… ¿puede ser?
- Señor, gracias por la elección, pero ya le dije que no me prendo en orgías; si usted sigue con ganas, después de que se vayan las chicas que invitó esta noche, vengo con gusto…
- No entiendo, ¿de qué chicas me hablás?
- De las dos que esperan su llamado, en el hall. Debo reconocer que tiene usted excelente gusto. Y mucha plata. Son las chicas más caras de la ciudad; las conozco, y sé que cobran cinco mil dólares la noche. Yo, por esa plata, estoy con usted una semana entera… - dijo la camarera, mientras me arrancó el toallón y dejó al aire mi polla parada.
- Señor, ¡tiene una hermosa pija!; Es gruesa, larga, venuda; si no fuera por las trolitas que tiene que atender, ya se la estaría chupando… mejor me voy…- exclamó.
Me dejó con la pija mojada. Seguramente todo era una confusión, o alguna broma de mis colegas, por lo que fui al teléfono para hablar con la conserjería. Confirmaría la humorada y volvería a la cama, bebería, miraría pendejas cogiendo y me masturbaría rico.
- Buenas noches muchacho, hablo de la suite del último piso; ¿tengo mensajes? – consulté.
- ¡Buenas noches caballero! – me respondió una agradable voz femenina. Esperaba la contestación del conserje que me había atendido.
- Perdone, pensé que atendería un hombre – dije.
- Despreocúpese; a las 22 es el cambio de turno. ¿Está satisfecho con todo señor?; le informo que no tiene mensajes, pero las señoritas que usted solicitó esperan su orden para subir. ¿Qué les digo señor? – consultó la empleada.
Si todo era una broma, estaba muy bien hecha. Decidí seguir el juego. Con tono despreocupado pregunté:
- ¡Si, menos mal que me hizo acordar!; soy muy distraído; por favor, dígame quienes son y el aspecto que tienen…
- Entiendo caballero; son las jovencitas de la agencia, las únicas autorizadas en nuestro hotel. Le recuerdo: son Yamila y Melina, la chica trans. Usted dígame si las viene a buscar, les permito subir a las tres o prefiere a alguna en particular… - describió la conserje.
¡Era de locos! Fui a fondo:
- Dígales que suban las dos. Pero antes confirme si saben que vienen a un servicio completo y sin horario…
- Señor, las señoritas, al presentarse en la conserjería, ya me aclararon que debían ir al último piso para ponerse totalmente a su disposición. O sea, completo y sin horario – contó la conserje.
Pensé en los colegas que podrían haber montado la joda. Se me ocurrieron cuatro. Bien, entonces seguiría la cargada: fuese o fuesen quienes fuese o fuesen, contestaría del mismo modo. Me quité el toallón y quedé en bolas. Miré en la computadora pendejas desnudas y logré una aceptable erección. Así atendería.
- Señorita, dígales que las espero, que entren sin llamar pues les dejaré la puerta abierta, las luces estarán apagadas, pero que antes de ir a mi dormitorio, pasen por el vestidor y se pongan cómodas, sin nada encima… usted me entiende… ¿Les puede dar este mensaje?
- Por supuesto caballero.
Saqué mi cámara de video y la puse encima de una mesita al costado de la puerta de entrada de mi dormitorio. Filmaría a los bromistas. Prendí el automático y, desnudo, con las luces apagadas, me tendí sobre la cama.
A los cinco minutos escuché pasos.
- ¿Quién es? – pregunté desde mi cuarto.
- Nosotras, Yamila y Melina – respondió una voz de nena
- Ya vamos amorcito, nos sacamos la ropita y estamos con vos… - expresó otra voz sensual, algo grave.
Quedé helado. Y antes de reaccionar, apareció en la puerta una belleza descomunal. Inmediatamente detrás de esta, vi otra preciosa increíble para mis ojos.
La primera era una hermosísima pendeja rubia, alta, ojos celestes, tetas deliciosas, conchita depilada apetecible. Estaba con lencería fina blanca. La chica de atrás, otra preciosa, travesti rubia tetona y pija grande.
Mi sorpresa se sumó a la de ellas.
- ¡Pe…, pero…!; ¡vos no sos Rubén…! – exclamó Yamila, la hembrita.
- ¡No!; ¡el viejo no tiene esa hermosa verga! – dijo Melina, sonriendo. - ¿Quién sos vos papi?
- Parece que hubo una confusión… Yo soy…, abogado, estoy alojado en esta suite y me dijeron de conserjería que vendrían dos chicas… Si entraron al lugar equivocado, consultemos abajo y van adonde las esperan… -atiné a decir, apenado.
- ¡Esperen!; pregunto… - sostuvo Yamila.
Fue al living, regresó con un coqueto bolso, sacó un celular y hablo:
- ¿Hola?, ¿agencia?, sí, soy Yami; mirá, estamos acá en la suite presidencial del hotel… Si, si… todo bien… Decime, ¿está pagado todo, tenemos cargada la plata para Meli y yo?
Tras escuchar del otro lado, continuó:
- ¡Genial!, entonces, si está pagado, ¿eso que me decís significa que es hasta cuándo?
Nuevo silencio. Y volvió Yami, riéndose:
- Y si…, ¡por esa plata lo hacemos gustosas!… Chau, chau…
La hermosa travita me miró con lujuria, guiño el ojo a su amiga y dijo:
- Confirmado: es acá, con vos papi; y hasta el domingo a la mañana… Ahora veremos si te da el cuero… Pero antes contanos, ¿querés todo con las dos o sos de los que sólo quieren mirar y pajearse?
- Nena, decime cuanto nos cargaron… -preguntó la pendeja rubia.
- Diez mil para cada una…
- Esa cantidad me excita…
- Chicas, me alegro de que hayan resuelto sus cuentas, pero todavía no me han dado ni siquiera un besito… -reclamé.
- ¡Ay mi amor!, yo te voy a dar besitos… - exclamó Yamila y me empujó sobre la cama y dirigió su boquita a mis labios.
Al ver a tremenda belleza encima mío me sentí el más afortunado de los hombres. Me estaba besando una piba hermosa, apoyándome sus tetas, sus muslos…
Diez minutos después decidió que tenía suficiente de mi boca y comenzó a deslizarse hacia abajo. Con su lengüita inquieta, húmeda y caliente fue rozando mi cuello y pecho logrando ponerme piel de gallina. Y así, entre mordiscos repartidos por mi vientre, continuó descendiendo hasta darle un piquito a mi pene erecto.
Empezó a lamerlo de arriba abajo, lentamente, inundándolo de saliva. Estaba bajo su control. Metió el glande en su boca. Salté sobre la cama. Su lengua recorrió el frenillo y una de sus manos en mis pelotas.
- ¿Te gusta cómo te beso? – preguntó la putita.
- ¡Nunca me besaron como vos!, respondí.
- ¿Podés aguantar?; no queremos que acabés todavía… - pidió.
- Puedo…
- Porque todavía no te besó mi amiga… y ella está solita… dijo la nena.
Miré al costado y vi que la travesti se masturbaba, mirándonos. Pero de inmediato la pendeja me hizo estremecer: pasó su lengua por mi perineo, me lo empapó de baba, tragó mi glande entre sus jugosos labios y lengua, y apoyó sus dedos en la entrada de mi ano.
El efecto sobre mi polla fue inmediato: una palpitación la puso más dura de lo que ya estaba, si es que eso era posible, y en ese momento vi la pijaza de Melina rozándome los labios. Ni siquiera lo pensé. Abrí mi boca y la tragué.
Yamila dejó de mamarme y se colocó al lado de la travita. Ambas estaban en cuclillas sobre mi pecho.
- Lamenos a las dos, chupanos, hacenos acabar; después de comernos te toca a vos, papi…
EL ESPOSO DE LETICIA ESTABA FUERA DE LA CIUDAD LO QUE APROVECHAMOS PARA FORNICARLA TODA AQUELLA NOCHE, LE DIMOS POR ELCULO BAÑANDOLE EL ROSTRO DE ESPERMA.
Relato erótico enviado por Anonymous el 28 de October de 2008 a las 00:14:11 - Relato porno leído 97981 veces